Vittoria Colonna, Marchesa di Pescara (1490-1547)
Con el establecimiento en el Medioevo de las ciudades-estado italianas, el patriciado se definió formalmente como una clase de familias gobernantes que pertenecían a la burguesía. Esta élite gobernaba en Venecia, Florencia, Génova y Amsterdam, así como en varias de las ciudades imperiales libres de Alemania y Suiza: Basilea, Worms, Maguncia, Ratisbona, Estrasburgo, Espira y Colonia.
La calidad de pertenecer a un "Patriciado" se inició en el mundo antiguo, donde las ciudades como la Antigua Roma tenían una clase social de familias patricias que eran las únicas que podían ejercer funciones políticas. En el desarrollo de pueblos europeos en los siglos X y XI, el patriciado era un limitado grupo de familias con una especial posición constitucional que constituía la fuerza motiva.
Con el establecimiento en el Medioevo de las ciudades-estado italianas, el patriciado se definió formalmente como una clase de familias gobernantes que pertenecían a la burguesía. Esta élite gobernaba en Venecia, Florencia, Génova y Amsterdam, así como en varias de las ciudades imperiales libres de Alemania y Suiza: Basilea, Worms, Maguncia, Ratisbona, Estrasburgo, Espira y Colonia.
Guidobaldi II Della Rovere, Duque de Urbino (1514-1574)
Vincenzo I Gonzaga, Duque de Mantua y de Montferrat (1562-1612)
Consecuentemente, “patricio” se convirtió en un término vago usado para miembros de la aristocracia y la élite burguesa de varios países.
Cardenal Camillo Massimo (1620-1677)
Sebastiano Venier, Dux de Venecia (1496-1578)
En 1816 la nueva constitución de Frankfort abolió el privilegio de oficio hereditario para los Patrizier. En Nuremberg, sucesivas reformas redujeron primero los privilegios patricios (1794) y luego efectivamente los abolieron (1808), aunque retuvieron algunos vestigios de poder hasta 1848.
Como en Roma, el estatus era heredado (muchas veces a través de la línea femenina tanto como la masculina) y solo patricios varones podían tener la mayoría de los cargos políticos o participar en elecciones para ocuparlos. A menudo, como en Venecia, los que no eran patricios no tenían derechos políticos. Aquellos que tenían el estatus figuraban en determinadas listas, de las cuales la más famosa es el Libro d’Oro de la República Veneciana.
Desde la caída de los Hohenstaufen en 1268 las ciudades-república se convirtieron en principados, como Milán y Verona, y las más pequeñas fueron absorbidas por estados monárquicos u otras repúblicas –Pisa y Siena por Florencia-. Cualquier rol especial para los patricios locales fue restringido a asuntos municipales. Las pocas constituciones patricias que permanecieron, tal como en Venecia y Génova, fueron barridas por los ejércitos conquistadores franceses del período posterior a la Revolución Francesa, aunque muchas familias patricias permanecieron social y políticamente importantes hasta la actualidad.
Vincenzo I Gonzaga, Duque de Mantua y de Montferrat (1562-1612)
Aunque a menudo erróneamente se definían como tales, las familias patricias de las ciudades italianas no eran en sus orígenes miembros de la nobleza territorial, pero sí eran terratenientes menores, alguaciles y administradores de señores y obispos, contra cuyos poderes residuales lucharon para establecerse en las comunas urbanas. En Génova los primeros registros de asociaciones comerciales figuran en documentos de principios del siglo XI; allí un miembro de la pequeña nobleza local se asociaba con un individuo con capital para invertir, y la expansión de roles comerciales era llevada por hombres que ya ocupaban posiciones rentables en la época feudal, que recibían ingresos procedentes de rentas, peajes de aduanas o deudas de mercado.
Luego, en los siglos XII y XIII, a esta primera clase patricia se agregaron las familias que habían prosperado a través del comercio, los Doria, Lercari y Cigala. H. Sapori encontró que los primeros patriciados de las ciudades italianas usurparon las funciones públicas y financieras del señor supremo que habían sido extraídas de aquellos pequeños vasallos, titulares de arrendamientos hereditarios que mantenían el trabajo agrícola de sus explotaciones. En un cierto punto era necesario para obtener el reconocimiento de la independencia de la ciudad y, a menudo, su constitución, ya sea del Papa o del Sacro Emperador Romano, en las ciudades libres del Imperio, siguió debiendo lealtad al emperador, pero sin gobernantes intermedios.
Marchesa Brigida Spinola-Doria, 1606
En el Medioevo tardío y principios de la época Moderna, los patricios también adquirieron títulos nobiliarios, muchas veces simplemente al obtener dominios en los alrededores que traían consigo un feudo heredable. Sin embargo, en la práctica el estatus y la riqueza de las familias patricias en las grandes repúblicas eran mayores que los de los nobles; como la propagación de la economía monetaria y la rentabilidad y prerrogativas de la propiedad de la tierra aumentaron, ellos fueron aceptados como de similar estatus.
La República de Génova tenía una clase separada de nobleza, más pequeña, originada en los magnates rurales que unieron sus intereses con las incipientes ciudades-estado. Algunas ciudades, como Nápoles y Roma, que nunca habían sido repúblicas, también tenían clases patricias, aunque la mayoría de sus miembros eran poseedores de títulos nobiliarios.
Consecuentemente, “patricio” se convirtió en un término vago usado para miembros de la aristocracia y la élite burguesa de varios países.
Cardenal Camillo Massimo (1620-1677)
Transformaciones
En algunas ciudades italianas un primer patriciado se produjo a partir de la nobleza menor y oficiales feudales tomaron un directo interés en el comercio, en particular el comercio de productos textiles y el de especias y sedas, siendo transformados en el proceso. En otros, la inflexibilidad del patriciado haría que las poderosas fuerzas quedaran excluidos de sus filas, y en un golpe urbano los grandes intereses mercantiles derrocarían a los grandi, sin derrocar el orden urbano, sino simplemente llenando sus órganos formales con miembros de las nuevas filas, o reescriturando la constitución para permitir más poder al popolo.
e las grandes repúblicas, solo Venecia logró mantener un gobierno exclusivamente patricio, que sobrevivió hasta Napoleón. En Venecia, donde el exclusivo patriciado reservaba para sí todo el poder de dirigir la Serenissima Repubblica y erigió barreras legales para proteger el estado, se incrementó el control sobre la composición de su patriciado en la generación posterior a la Batalla de Chioggia. Los venecianos que disputaban un reclamo al patriciado estaban obligados a presentar al avogadori di commun establecido para juzgar dichas reclamaciones una genealogía llamada prova di nobiltà. Esto era particularmente requerido a la élite colonial de Venecia en las regiones periféricas de la talasocracia veneciana como en Creta, una de las principales colonias de la Serenissima (entre 1211 y 1669).
Sebastiano Venier, Dux de Venecia (1496-1578)
Reclutamiento
Algunos patriciados más flexibles reclutaban activamente nueva sangre, sobre todo rica, lo que atrajo a miembros de la élite mercantil a través de alianzas ad hoc en los negocios y más permanentemente a través de alianzas matrimoniales. En tales casos surgiría una clase superior, en parte feudal y aristocrática, en parte mercantil, un grupo de naturaleza mixta como los “magnates” de Bolonia, formados por nobles hechos burgueses por el comercio y burgueses ennoblecidos por decretos municipales, ambos fusionados por la ley. En otros casos, como Venecia, cuyo patriciado restringía el ingreso al punto de cerrarlo en 1297, aunque algunas familias, las case nuove, recibieron permiso para ingresar en el siglo XIV, después de lo cual la membresía se congeló.
Los Patrizier
Comenzando el siglo XI, una clase privilegiada que más tarde se llamó Patrizier se formó en las ciudades imperiales de habla alemana. Además de ricos comerciantes burgueses, fueron reclutados en las filas de caballeros imperiales, de la administración y los ministerios; estos dos últimos grupos fueron aceptados, incluso cuando no eran libres. Los patricios alemanes medievales no se refieren a sí mismos como tales. Por el contrario, apuntan a su pertenencia a determinadas familias o "casas", como aparece documentado en Colonia, Frankfurt am Main y Nuremberg, entre otras ciudades.
Los Patrizier eran considerados iguales a la nobleza feudal (la pequeña nobleza de la tierra). De ahi que la Genealogisches Handbuch des Adels (“Manual Genealógico de Nobleza”) siempre incluyera familias sin título de nobleza si hay prueba que sus progenitores pertenecieron a los consejos hereditarios de las ciudades imperiales alemanas por el siglo XIV. Como en los Países Bajos, muchos patricios se burlaban al hablar de ennoblecimiento.
En 1816 la nueva constitución de Frankfort abolió el privilegio de oficio hereditario para los Patrizier. En Nuremberg, sucesivas reformas redujeron primero los privilegios patricios (1794) y luego efectivamente los abolieron (1808), aunque retuvieron algunos vestigios de poder hasta 1848.
No hay comentarios:
Publicar un comentario