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domingo, 27 de febrero de 2011

Semblanza de una emperatriz errante

La última Emperatriz de Austria y Reina de Hungría fue Zita de Borbón-Parma (Zita María delle Grazie Adelgonda Micaela Raffaela Gabriela Giuseppina Antonia Luisa Agnese). Era la 17ª hija (de un total de 24) de Roberto I, Duque de Parma. Su madre fue la segunda esposa de éste, la Infanta María Antonia de Portugal, hija del rey Miguel I. El inusual nombre Zita le fue dado por de un popular santo italiano que vivió en la Toscana en el siglo XIII.

Roberto trasladaba su numerosa familia entre Villa Pianore (una gran propiedad situada entre Pietrasanta y Viareggio) y su castillo en Schwarzau en Baja Austria. Fue sobre todo en estas dos residencias que Zita pasó sus años formativos. La familia pasaba la mayor parte del año en Austria, trasladándose a Pianore en el invierno y regresando en el verano. Para moverse entre ambos destinos, tomaban un tren especial de dieciséis coches para acomodar a la familia y sus pertenencias.

Zita y sus hermanos fueron criados hablando italiano, francés, alemán, español, portugués e inglés. Ella recuerda: “Hemos crecido internacionalmente. Mi padre pensaba de sí mismo, ante todo, como un francés, y pasaba unas pocas semanas al año con los niños mayores en Chambord, su principal propiedad en el Loira. Una vez le pregunté cómo nos deberíamos describir. Él respondió: "Somos príncipes franceses que reinaron en Italia". De hecho, de los veinticuatro niños sólo tres, incluyéndome a mí, nacimos en realidad en Italia.


Villa Pianore, su lugar de nacimiento


Educada en Alta Baviera primero y en la isla de Wight después, recibió estricta instrucción religiosa. Tres de sus hermanas se convirtieron en monjas y, por un tiempo, ella consideró seguir el mismo camino. Pero en 1909 se reencontró con el Archiduque Carlos de Austria-Este, segundo en la línea sucesoria al trono de Austria y a quien la unían lejanos lazos de sangre.

El archiduque estaba bajo presión para casarse (Francisco Fernando, su tío y primero en la línea de sucesión, se había casado morganáticamente, por lo que sus hijos fueron excluidos del trono) y la joven tenía una adecuada genealogía real. Zita recordaría más tarde: "Estábamos por supuesto encantados de reunirnos de nuevo y nos convertimos en amigos cercanos. Por mi lado mis sentimientos se desarrollaron gradualmente en los siguientes dos años. Él parecía haberse adelantado en su mente mucho más rápidamente, sin embargo, y se hizo agudizó aún más cuando, en el otoño de 1910, se extendieron rumores acerca de que yo me había comprometido con un pariente lejano español, Don Jaime, Duque de Madrid. Al oír esto, el archiduque bajó apresuradamente desde la base de su regimiento en Brandeis y buscó a su abuela, la archiduquesa María Teresa, que era también mi tía y la confidente natural en estos asuntos. Le preguntó si el rumor era cierto y cuando ella le dijo que no lo era, respondió: "Bueno, lo mejor es darme prisa en cualquier caso o ella se comprometerá con otra persona”.


Zita, archiduquesa (1911)


Esposa del heredero al trono de Austria

El archiduque Carlos viajó a Villa Pianore y pidió la mano de Zita. El 13 de junio de 1911 su compromiso fue anunciado en la corte austriaca. Años más tarde Zita recordaría que después de que su compromiso había expresado a Carlos sus preocupaciones acerca del destino del Imperio Austríaco y los cambios de la monarquía. Se casaron en el castillo de Schwarzau el 21 de octubre de 1911, ante la presencia del viejo emperador Francisco José. La archiduquesa Zita pronto concibió un hijo y Otto nació el 20 de noviembre de 1912. Siete niños más seguirían en la próxima década.

La boda


En este momento, el archiduque Carlos estaba en sus veinte años y no esperaba convertirse en emperador durante algún tiempo, especialmente porque Francisco Fernando se mantenía en buen estado de salud. Esto cambió el 28 de junio 1914, cuando el heredero y su esposa Sophie fueron asesinados en Sarajevo por nacionalistas serbios de Bosnia. Carlos y Zita recibieron la noticia por telegrama ese día. Ella dijo de su marido: "A pesar de que era un hermoso día, vi su rostro tornarse blanco bajo el sol."

En la guerra que siguió, Carlos fue ascendido a General en el ejército austriaco, tomando el mando del 20º Cuerpo para una ofensiva en el Tirol. La guerra fue personalmente difícil para Zita, ya que varios de sus hermanos lucharon en bandos opuestos en el conflicto (El Príncipe Félix y el Príncipe René se habían unido al ejército austríaco, mientras que el Príncipe Sixto y el Príncipe Javier vivían en Francia antes de la guerra y se alistaron en el ejército belga). También su país natal, Italia, se unió a la guerra contra Austria en 1915 y así los rumores de la 'italiana' Zita comenzaron a correr. Incluso tan tarde como 1917, el embajador alemán en Viena, el conde Otto Wedel,escribiría a Berlín diciendo: "La Emperatriz es descendiente de una casa principesca italiana. La gente no confía del todo en la Italiana y su nidada de familiares".



A petición de Francisco José, Zita y sus hijos abandonaron su residencia en Hetzendorf y se mudaron a una serie de habitaciones en el Palacio de Schönbrunn. Aquí, Zita pasó muchas horas con el anciano emperador en ocasiones formales e informales, donde Francisco José le confió su temor por el futuro. El monarca murió de bronquitis y neumonía a los 86 años, el 21 de noviembre 1916. "Recuerdo la querida figura regordeta del Príncipe Lobkowitz dirigiéndose a mi marido", relataría Zita más tarde, "y, con lágrimas en los ojos, haciendo la señal de la cruz en la frente de Carlos. Mientras lo hacía me dijo: 'Que Dios bendiga a Su Majestad". Fue la primera vez que oí el título imperial usado en nosotros".


Armas de Austria-Hungría

Emperatriz y Reina

Carlos y Zita fueron coronados en Budapest el 30 de diciembre de 1916. Después de la coronación hubo un banquete, pero luego terminaron las festividades, puesto que el emperador y la emperatriz consideraban que era reprobable tener celebraciones prolongadas en tiempo de guerra. Al principio del reinado, Carlos no iba más lejos de Viena, por lo que tenía una línea telefónica instalada de Baden (donde se localizaban los cuarteles militares de Carlos) a la Hofburg. Llamaba varias veces por día a Zita cada vez que se separaban. La emperatriz tenía alguna influencia en su marido y discretamente asistía a las audiencias con el Primer Ministro o reuniones militares; ella tenía un interés especial en la política social. Sin embargo, los asuntos militares eran del dominio exclusivo de Carlos. Enérgica y tenaz, Zita acompañaba a su marido a las provincias y al frente, así como se ocupaba de las obras de caridad y las visitas a los hospitales para heridos de guerra.


Zita Imperatrix Austriae et Regina Hungariae et Bohemia


Dos años después, la guerra se acercaba al asediado emperador. Una Unión de Diputados checa había jurado ya un nuevo estado de Checoslovaquia independiente del Imperio Habsburgo, el 13 de abril de 1918, el prestigio del ejército alemán había dado un duro golpe en la Batalla de Amiens y, el 25 de septiembre de 1918, el rey Fernando de Bulgaria se separó de sus aliados en las potencias centrales y pidió la paz de forma independiente.Zita estaba con Carlos cuando recibió el telegrama del colapso de Bulgaria. Recordó que "hacía aún más urgente iniciar conversaciones de paz con las potencias occidentales, mientras que todavía había algo de qué hablar. El 16 de octubre, el emperador emitió un ‘Manifiesto del Pueblo’ proponiendo el imperio reestructurado en líneas federales con cada nacionalidad ganando su propio estado. En su lugar, cada nación se separó y el imperio efectivamente se disolvió”.


La última Reina consorte de Hungría


Dejando atrás a sus hijos en Gödöllő, Carlos y Zita viajaron al Palacio de Schönbrunn. En ese momento los ministros habían sido nombrados por el nuevo estado de "Austria Alemana" y el 11 de noviembre, junto con el portavoz del emperador, prepararon un manifiesto para que Carlos firmara. Zita, a primera vista, lo confundió con una abdicación e hizo su famosa declaración "Un soberano no puede nunca abdicar. Puede ser depuesto... Está bien. Es la fuerza. Pero abdicar ¡nunca, nunca, nunca! Antes caería aquí a tu lado. Entonces allí estaría Otto. E incluso si todos nosotros fuéramos asesinados, habría todavía otros Habsburgo". Carlos dio su permiso para que el documento fuera publicado y él, su familia y los restos de su Corte partieron para el pabellón de caza en Eckartsau, cerca de la frontera con Hungría y Eslovaquia. La República de Austria Alemana se pronunció al día siguiente.


Con la Emperatriz de Alemania, Augusta Viktoria, en Laxenburg, 1917

Exilio

Después de unos meses difíciles en Eckartsau, la familia imperial recibió la ayuda de una fuente inesperada. El Príncipe Sixto se había reunido con el rey Jorge V del Reino Unido y apeló a él para ayudar a los Habsburgo. Jorge se había comenzado a mover por el requerimiento (pocos meses después de que su primo Nicolás II de Rusia había sido ejecutado por los revolucionarios) y prometió “Haremos inmediatamente lo que sea necesario”. Varios oficiales del Ejército británico fueron enviados a ayudar a Carlos y, con alguna dificultad, lograron que el Emperador abandonara el país con dignidad y sin tener que abdicar. Carlos, Zita, sus hijos y su Casa partieron el 24 de marzo.

La primera casa de la familia en el exilio fue el Castillo de Wartegg en Rorschach, Suiza, una propiedad de los Borbón-Parma. Sin embargo, las autoridades suizas, preocupadas por la implicación de Habsburgos viviendo cerca de la frontera con Austria, les obligaron a trasladarse a la parte occidental del país. Al mes siguiente, por lo tanto, se mudaron a Villa Prangins, cerca del lago de Ginebra, donde reanudan una vida familiar tranquila. Este abruptamente terminó en marzo de 1920, cuando, después de un período de inestabilidad en Hungría, Miklós Horthy fue elegido regente. Carlos seguía siendo técnicamente Rey (como Carlos IV), pero Horthy envió un emisario a Prangins aconsejándole no ir a Hungría hasta que la situación se hubiere calmado. Después del Tratado de Trianon la ambición de Horthy creció. Carlos intentó dos veces recuperar el control el poder en Hungría, una vez en marzo de 1921 y de nuevo en octubre de 1921. Ambos intentos fracasaron, a pesar del firme apoyo de Zita (ella insistió en viajar con él en el dramático viaje final a Budapest).

Carlos y Zita con sus hijos en Herstenstein, Suiza, 1921

Carlos y Zita residieron temporalmente en el Castillo de Tata, la casa del conde Móric Esterházy, hasta que fuera encontrado un adecuado exilio permanente. Malta fue planteada como una posibilidad, pero fue rechazada por Lord Curzon y el territorio francés fue descartado debido a la posibilidad de que los hermanos de Zita intrigaran en nombre de Carlos. Finalmente, fue elegida la isla portuguesa de Madeira.El 31 de octubre de 1921, la pareja imperial tomó por tren de Tihany a Baja, donde el navío británico HMS Glow-worm estaba esperando. Llegaron a Funchal el 19 de noviembre. Allí se encuentran únicamente con lo puesto y con muy poco dinero. Por otro lado, de la no muy importante suma que tienen depositada en un banco suizo, no pueden disponer de momento, porque su administrados también ha sido expulsado de allí y Carlos ni siquiera conoce el número de la cuenta. Tampoco saben nada de sus siete hijos. Los niños estaban siendo atendidos en el Castillo de Wartegg, en Suiza, por la abuela de Carlos, María Teresa, aunque Zita logró verlos en Zurich cuando su hijo Roberto se realizó una operación de apendicitis. Los niños se unieron a sus padres en Madeira en febrero de 1922.

La Quinta do Monte, residencia de los exiliados en Funchal


Un rico portugués puso a su disposición una villa que él solo habitaba durante el verano. Aunque el invierno no es riguroso en Madeira, la casa no estaba acondicionada para esa época. Pero la familia real se encontraba feliz (con todos los inconvenientes que debían soportar) porque estaba reunida.

Carlos estuvo mal de salud por algún tiempo. Caído un día con ataque de bronquitis, esto derivó rápidamente en neumonía, ayudado por la inadecuada atención médica disponible. Varios de los niños y el personal también cayeron enfermos y Zita (en aquel momento de ocho meses de embarazo) se convirtió en la enfermera de todos. Carlos se debilitó y murió el 1 de abril, sus últimas palabras hacia su esposa fueron: "Te amo tanto". Después de su funeral, dijo un testigo de Zita que "esta mujer realmente es digna de admiración. Ni por un segundo perdió la compostura... saludó a la gente en todos los lados y luego habló a los que habían ayudado con el funeral. Todos quedaron prendados de su encanto". Zita llevó luto en memoria de Carlos durante los 67 largos años de su viudez.


Zita y sus hijos en el momento de su partida de Madeira (19 de mayo de 1922)

Viudez

Después de la muerte de Carlos, la familia imperial austríaca pronto se mudó de nuevo. Alfonso XIII de España se había acercado a la Oficina del Exterior británica a través de su embajador en Londres y acordó permitir a Zita y sus siete (que pronto serán ocho) hijos su reubicación en España. Alfonso debidamente envió el buque de guerra Infanta Isabel a Funchal para que los llevara Cádiz. Fueron escoltados hasta el Palacio de El Pardo en Madrid, donde poco después de su llegada Zita dio a luz un hijo póstumo, la archiduquesa Isabel. Alfonso XIII ofreció a sus familiares Habsburgo exiliados el uso del Palacio Uribarren, en Lekeitio, en la Bahía de Vizcaya. Por los próximos seis años Zita se instaló allí, donde se dedicó a criar y educar a sus hijos. Vivían con estrecheces, sus ingresos provenían principalmente de la renta de propiedades en Austria, de un viñedo de Johannesburgo y donaciones de carácter voluntario. Otros miembros de los Habsburgo en el exilio, sin embargo, reclamaban mucho de este dinero y no había peticiones regulares para la ayuda de ex funcionarios imperiales.


Zita y sus ocho hijos en la Bahía de Vizcaya


En 1929, varios de los niños se acercaban a la edad de asistir a la universidad y la familia trató de mudarse a algún lugar con un ambiente educativo más agradable que el de España. En septiembre de ese año, se trasladaron a la localidad belga de Steenokkerzeel, cerca de Bruselas, donde estaban más cerca de varios miembros de su familia. Zita continuó con su cabildeo político en nombre de los Habsburgo, incluso desarrollando vínculos con la Italia de Mussolini. Había una posibilidad de restauración de la dinastía bajo los cancilleres austríacos Engelbert Dollfuss y Kurt Schuschnigg, con el Príncipe Heredero Otto visitando Austria en numerosas ocasiones. Estas aperturas se terminaron abruptamente con la anexión de Austria a la Alemania nazi en 1938. Como exiliados, la familia Habsburgo tomó la iniciativa de resistencia a los nazis en Austria, pero esto se fue a pique debido a la oposición entre monárquicos y socialistas.

Con la invasión nazi de Bélgica el 10 de mayo de 1940, Zita y su familia se convirtieron en refugiados de guerra. Al estar a punto de morir a través de un golpe directo en el castillo por bombarderos alemanes, huyeron al castillo francés del Príncipe Javier, en Bostz. Con la toma del poder del gobierno colaboracionista de Philippe Pétain, los Habsburgo huyeron a la frontera española, alcanzándola el 18 de mayo. Se trasladaron a Portugal, donde el gobierno norteamericano les concedió visado de salida el 9 de julio. Después de un peligroso viaje llegaron a Nueva York el 27 de julio, donde tenían familiares en Long Island y Newark, Nueva Jersey. Zita y varios de sus hijos vivieron, como invitados a largo plazo en Tuxedo Park, Suffern, Nueva York.
La familia en Bélgica. De pie, detrás: Felix, Adelheid, Rudolf y Elisabeth. Sentados, al frente: Carl Ludwig, Otto, Charlotte, Emperatriz Zita y Robert

Los refugiados imperiales austríacos finalmente se establecieron en Quebec, que tenía la ventaja de ser de habla francesa (los niños más pequeños aún no hablaban con fluidez en inglés). A medida que fueron separados de todos los fondos europeos, las finanzas se estrecharon más de nunca. En un momento, Zita se vio obligada a hacer ensalada y platos de espinaca con hojas de diente de león. Sin embargo, todos sus hijos estaban activos en el esfuerzo bélico. Otto promovió el papel de la dinastía en la Europa de la posguerra y se reunía regularmente con Franklin Roosevelt, Roberto era el representante de los Habsburgo en Londres, Carlos Luis y Félix se unieron al Ejército de Estados Unidos, sirviendo con varios familiares de la línea Mauerer; Rodolfo entró a Austria de contrabando en los días finales de la guerra para ayudar a organizar la resistencia. En 1945 la emperatriz Zita celebró su cumpleaños el primer día de la paz, 9 de mayo. Fue a pasar los próximos dos años recorriendo Estados Unidos y Canadá para recaudar fondos de ayuda a las devastadas Austria y Hungría.

Post-guerra

Después de un período de descanso y recuperación, Zita pudo regresar regularmente a Europa para las bodas de sus hijos. Finalmente decidió regresar definitivamente al continente, en 1952, más precisamente a Luxemburgo, con el fin de cuidar a su anciana madre. Maria Antonia died at the age of 96 in 1959. María Antonia murió a la edad de 96 años, en 1959. El obispo de Chur propuso a Zita que se mudara a una residencia que él administraba (antiguamente un castillo de los Condes de Salis) en Zizers, Suiza. Como en el castillo había suficiente espacio para recibir visitas de su numerosa familia y se encontraba cerca de una capilla (una necesidad para la devotamente católica Zita), aceptó con facilidad.


Zita con sus ocho hijos. De pie, detrás, izquierda a derecha: Carl Ludwig, Rudolf y Robert. En el medio: Adelheid, Elisabeth, Charlotte y Felix. En el frente la Emperatriz y el Archiduque Otto, 1962


Zita ocupó sus últimos años con su familia. A pesar de que las restricciones a los Habsburgo para entrar en Austria se habían levantado, esto sólo se aplicaba a los nacidos después del 10 de abril de 1919. Esto significó que Zita no pudo asistir al funeral de su hija Adelaida en 1972, lo que sería muy doloroso para ella. También se involucró en los esfuerzos para que su difunto marido, el "Emperador de la Paz", fuese canonizado. Para 1982, las restricciones se habían suavizado y Zita regresó a Austria después de haber estado ausente durante seis décadas. En los siguientes años, la emperatriz hizo varias visitas a su tierra natal, incluso apareció en la televisión austríaca. En una serie de entrevistas con el diario vienés Kronen Zeitung, Zita expresó su creencia de que la muerte del príncipe heredero Rodolfo de Austria y su amante la baronesa María Vetsera, en Mayerling, en 1889, no fue un doble suicidio, sino un asesinato por parte de agentes franceses o austríacos.


La Emperatriz con sus hijos, nueras y yernos, 1987


Después de un memorable cumpleaños número 90, donde estuvo rodeada por su ahora vasta familia, la fuerte salud de Zita comenzó a fallar. Desarrolló inoperables cataratas en ambos ojos. Su última gran reunión familiar tuvo lugar en Zizers en 1987, cuando sus hijos y nietos se unieron en la celebración de su 95º cumpleaños. Mientras visitaba a su hija, en el verano de 1988, desarrolló neumonía y pasó la mayor parte del otoño y el invierno en cama. Por último, llamó a Otto, a principios de marzo de 1989 y le dijo que se estaba muriendo. El archiduque y el resto de la familia viajaron a su lado y se turnaron junto a su lecho para acompañarla, hasta que falleció en la madrugada del 14 de marzo de 1989. Tenía 96 años de edad.


Zita nonagenaria


Su funeral se celebró en Viena el 1 de abril. El gobierno permitió que tuviera lugar en suelo austríaco mientras el costo fuera sufragado por los propios Habsburgo. El cuerpo de Zita fue llevado a la Cripta Imperial de Viena en el mismo carruaje fúnebre tras el cual ella había caminado durante el funeral del emperador Francisco José en 1916. Sesenta y siete años después de la muerte de su esposo, volvió a repetirse la extraña ceremonia fúnebre que tenía lugar en los Capuchinos de Viena con cada Habsburgo:
- ¿Quién quiere entrar?
- Zita, emperatriz de Austria, reina de Hungría, princesa de Borbón-Parma…
- No la conocemos.




Fue acompañada por más de 200 miembros de las familias Habsburgo y Borbón-Parma y asistieron al servicio unas 6.000 personas, entre líderes políticos, funcionarios estatales y representantes internacionales, entre ellos un legado del Papa Juan Pablo II. Siguiendo una antigua costumbre, la emperatriz había pedido que su corazón, que fue colocado en una urna, permaneciera en el monasterio de Muri, Suiza, donde el corazón del emperador había descansado durante décadas. De este modo, Zita se aseguró que, en la muerte, ella y su marido se mantendrían uno al lado del otro.


Títulos y tratamientos
  • 1892 - 1911: Su Alteza Real Princesa Zita de Borbón-Parma
  • 1911 - 1916: Su Alteza Imperial y Real Archiduquesa Zita de Austria
  • 1916 - 1918: Su Majestad Apostólica, Real e Imperial La Emperatriz de Austria, Reina Apostólica de Hungría
  • 1918 - 1989: * Su Majestad Apostólica, Imperial y Real Emperatriz Zita de Austria, Reina Apostólica de Hungría (utilizado fuera de Austria)
    * Zita, duquesa de Bar (inscrito en su pasaporte)
    * Zita Habsburgo-Lorena (utilizado en Austria)


Solo recuerdos: abanico y guantes que pertenecieron a la última Emperatriz consorte de Austria-Hungría


lunes, 21 de febrero de 2011

El Principado de Transilvania

El Principado de Transilvania (en húngaro: Erdéyi Fejedelemség) fue un Estado independiente de idioma y cultura húngara, con una monarquía electiva, que existió en los territorios de la actual región de Transilvania, dentro de las fronteras de la moderna Rumania. El Principado de Transilvania mantuvo viva la cultura húngara durante el periodo de crisis y decadencia que siguió a la derrota en la batalla de Mohács en 1526 contra los turcos.

El Príncipe de Transilvania era electo de entre la nobleza húngara por la gran asamblea de los altos órdenes. En muchas ocasiones el sultán del Imperio Otomano intervenía directamente en la política interna del Principado, removiendo o colocando en el cargo superior a aquel noble húngaro que le conviniese, pues si bien este Estado era independiente pagaba tributos a los turcos por sus privilegios. El Principado desapareció cuando el reino húngaro fue reunificado después de 1686 por los Habsburgo y el título de Príncipe fue disuelto, siendo entonces el emperador germánico el monarca supremo sobre todos los territorios húngaros.

El surgimiento del Principado

La región de Transilvania siempre formó parte del Reino de Hungría. San Esteban de Hungría, al formar las diócesis y arquidiócesis en el nuevo reino, estableció una en Transilvania. A la cabeza de ésta colocó a la figura del Voivoda de Transilvania, cargo vitalicio y no hereditario que era asignado por el propio Rey húngaro a altos nobles, a los cuales tenía la potestad de remover cuando lo considerase.


San Esteban de Hungría


En 1526 los ejércitos húngaros fueron derrotados por los turcos otomanos en la batalla de Mohács, donde también murió el rey Luis II de Hungría. El trono quedó vacío, pues el monarca no tenía hijos herederos, y de inmediato comenzó la carrera por apropiarse del título de rey. Primero el conde húngaro Juan Szapolyai, voivoda transilvano se hizo coronar como Juan I, mientras que, por otra parte, el hermano menor del emperador, Fernando I de Habsburgo, reclamó sus derechos sobre Hungría, pues había tomado por esposa a la hermana del fallecido rey. Haciéndose coronar un año después, tras la intervención de su hermano, el emperador Carlos V y rey Carlos I de España, Fernando se convirtió entonces en uno de los dos anti-reyes húngaros de esa época. Conflictos armados se sucedieron y Juan I se replegó a la región de Transilvania, donde se hallaba más seguro ante los ejércitos imperiales que habían ocupado los territorios occidentales y centrales del reino húngaro.

Acudiendo ante la ayuda del sultán turco Solimán el Magnífico, Juan I consiguió que los ejércitos otomanos avanzasen hacia occidente en 1529 y expulsó a las fuerzas imperiales del reino, tras lo cual el nuevo rey húngaro arribó a la ciudad de Buda, donde fijó su corte. Fernando I continuó conspirando y actuando para obtener el control del reino, hasta que finalmente convino en secreto en 1538 con Juan I que, ya que éste no tenía hijos, luego de su muerte el Habsburgo se convertiría en rey. Sin embargo, en 1540, pocos días antes de la muerte de Juan I, su esposa Isabela Jagellón de Hungría dio a luz a un hijo varón, Juan Segismundo Szapolyai, quien, faltando al acuerdo secreto, fue electo rey inmediatamente.

Molesto, Fernando de Habsburgo decidió reclamar sus derechos por la fuerza, pero el sultán, al enterarse de que los cristianos conspiraban y hacían pactos a sus espaldas, decidió que ningunos, ni germánicos ni húngaros, eran dignos de su confianza, por lo cual movilizó sus ejércitos y ocupó la ciudad real de Buda en 1541. Pronto el reino húngaro se vio dividido en tres partes, una occidental bajo el control de los Habsburgo (donde Fernando I seguía siendo rey), una central bajo ocupación otomana y una oriental, Transilvania, donde la reina Isabela actuaba como regente junto al arzobispo Jorge Martinuzzi, mientras el recién nacido Juan Segismundo alcanzaba la edad apropiada para gobernar.


Juan Segismundo Szapolyai ante el sultán Suleimán el Magnífico (1556).


Con el paso de los años, la posición independiente de Juan Segismundo se reforzó cada vez más; se convirtió en un monarca culto y amante de los idiomas y de la historia y también caracterizado por una gran tolerancia religiosa. Juan Segismundo Szapolyai, de confesión protestante, promovió que en 1568 se firmase el Edicto de Turda donde se estipulaba que se debía respetar las cuatro tendencias religiosas cristianas principales de Transilvania: catolicismo, luteranismo, calvinismo y unitarismo. Este edicto fue el primer tratado de tolerancia religiosa en el mundo, convirtiendo a Transilvania en el primer Estado donde se pudo practicar libremente cualquiera de las confesiones religiosas protestantes.

La independencia de Transilvania, la cual llegó a ser conocida en este tiempo como "El Reino de Hungría de Oriente", pronto se concretó cuando Juan Segismundo se vio forzado a llegar a un acuerdo con el hijo del fallecido Fernando I, el nuevo emperador Maximiliano II de Habsburgo, quien también era rey de Hungría. Los dos monarcas firmaron entonces en 1570 el Acuerdo de Speyer donde Maximiliano reconoció a Juan Segismundo como Príncipe de Transilvania y consideró el principado como una unidad político-administrativa independiente. A cambio, el hijo del fallecido rey Juan I de Hungría debía renunciar a sus pretensiones sobre el trono húngaro. A partir de este momento, los siguientes monarcas Habsburgo fueron reyes de Hungría y en Transilvania se instauró una monarquía electiva, pues Juan Segismundo murió sin herederos, por lo que la gran asamblea nombró al conde Esteban Báthory como su sucesor en 1571.


El rey Esteban I (Báthory) de Polonia, Príncipe de Transilvania, frente a la ciudad asediada de Pskov durante la Guerra Livona.


La Guerra de los 15 Años

Esteban Báthory reinó con habilidad; el Principado fue elevado paulatinamente a un alto nivel cultural, y adquirió más importancia aún, cuando en 1576 fue electo como Rey de Polonia. El conde húngaro no renunció al título de Príncipe transilvano, sino que por el contrario mudó la sede a Cracovia, desde donde gobernó dejando a su hermano mayor Cristóbal Báthory como regente en Transilvania. Esteban Báthory, de confesión católica, se esforzó por fortalecer la fe de Roma trayendo a jesuitas a Transilvania, la cual se había convertido mayoritariamente al protestantismo después de la reforma de Lutero. En 1581 murió Cristóbal Báthory y fue electo como su sucesor su hijo Segismundo, de 9 años de edad, ya que Esteban Báthory deseaba que existiese cierta continuidad familiar en el reinado. Segismundo asumió el trono transilvano a su edad adulta en 1588, dos años después de la muerte de Esteban.

Por otra parte, Rodolfo II de Habsburgo, rey de Hungría, deseaba extender sus influencias sobre el Principado para reunificar el reino húngaro bajo su figura, por lo cual surgió un confuso período de conflictos sucedido entre numerosas firmas de paz, donde Segismundo Báthory se vio forzado a renunciar cuatro veces al trono del Principado. Esta época fue conocida como la Guerra de los 15 Años. La nobleza húngara no aprobaba la política pro-Habsburgo de Segismundo, por lo Rodolfo II tuvo que enviar a su general mercenario Giorgio Basta en 1598 para que apaciguase a los húngaros. El resultado fue aún peor, en marzo de 1599, Segismundo llamó a su primo Andrés Báthory para que ocupase su cargo y posteriormente el voivoda de Valaquia, Miguel el Valiente, forzó a la asamblea de nobles húngaros en Gyulafehérvár a que lo eligiesen Príncipe tras invadir la ciudad aprovechando la situación caótica.



Escudo de armas de Segismundo Báthory de 1597, incluyendo las armas de Transilvania


Pronto las fuerzas de Giorgio Basta se unificaron con las de Miguel el Valiente y derrotaron a las de Segismundo Báthory, pero tras haber conseguido su victoria, el mercenario germánico mandó a matar al voivoda de Valaquia en 1601. Teniendo el control sobre el Principado, parecía que lo único que restaba era que fuese investido con el cargo oficialmente, pero la asamblea transilvana eligió en mayo de 1603 al noble Moisés Székely para ocupar la silla Principal, ya que Segismundo Báthory había huido al exilio a Bohemia. Pero durando solo dos meses como Príncipe, Székely dejó la silla vacía nuevamente. El tío de Segismundo Báthory, el barón húngaro Esteban Bocskai (hermano de su madre Isabel Bocskai) derrotó a Basta, quien huyó dejando el control del Estado en manos del noble húngaro. Bocskai fue electo Príncipe oficialmente en 1605 y fue considerado una de las figuras más relevantes, pues su objetivo fue honrado por todos los húngaros por igual: reunificar las tres partes del Reino de Hungría, arrebatándole la suya a los Habsburgo.



Corona de Esteban Bocksai. Otorgada por el sultán turco al noble húngaro en agradecimiento por su colaboración en su lucha contra los Habsburgo.


Pero Bocskai murió envenenado en diciembre de 1606 y a comienzos de 1607 la asamblea transilvana eligió a uno de los nobles más influyentes del Principado para ocupar el puesto: Segismundo Rákóczi.

La época dorada

Si bien Segismundo fue popular al comienzo de su gobierno, pues otorgó muchos privilegios a la nobleza húngara y székely en Transilvania, pronto los soldados campesinos hajdú que habían luchado para Bocskai comenzaron a alzarse y a generar problemas. Para evitar derramamiento de sangre, Rákóczi firmó un pacto con Gabriel Báthory, quien estaba aliado con los rebeldes y así, para marzo de 1608 quedó vacío el cargo de Príncipe transilvano. Desde luego, ante esta situación, la asamblea transilvana eligió entonces a Gabriel Báthory como el nuevo Príncipe, quien casi de inmediato movilizó sus ejércitos contra el Estado vecino de Valaquia, de etnia rumana. Esto generó la ira del sultán turco, quien desaprobaba este tipo de acciones militares promotoras del caos dentro de Estados que se hallaban bajo su poder.

Báthory finalmente fue derrotado en 1613 por un ejército germánico comandado por el conde húngaro Gabriel Bethlen. Consiguió escapar, pero fue asesinado en su huida por un székely en octubre de 1613. La asamblea transilvana eligió ese mismo mes a Gabriel Bethlen como el nuevo sucesor del trono, quien tenía también la bendición del sultán otomano.


Gabriel Bethlen reunido con científicos y sabios


Gabriel Bethlen no en vano fue considerado uno de los Príncipes transilvanos más importantes. Fue gran mecenas cultural, promotor del arte y las ciencias, llenando su corte de extranjeros traídos de Italia, España, Alemania y otras naciones. Pronto el Principado se convirtió en una pequeña potencia que mantuvo viva la llama cultural húngara, pues los territorios centrales del reino se hallaban ocupados por los otomanos y despoblados en su mayoría y los territorios occidentales se hallaban en manos de los Habsburgo. Viendo el estallido de la Guerra de los Treinta Años como una oportunidad factible de enfrentar frontalmente a los Habsburgo, Gabriel Bethlen (de religión calvinista) manifestó su desaprobación a las sanciones anti-protestantes tomadas por el emperador germánico Fernando II en 1618 contra Bohemia. Al ensamblarse la liga de países protestantes que enfrentaron a los Habsburgo, Bethlen fue uno de los primeros en unirse, pues si el emperador católico Fernando II era derrotado, Hungría podía ser reunificada y el Príncipe de Transilvania colocado a su cabeza.

Las campañas de Bethlen fueron al comienzo en su mayoría exitosas y en 1620 una asamblea de nobles húngaros lo nombró rey, pero éste no aceptó el título. En 1624 condujo una segunda campaña contra los Habsburgo, la cual no fue tan favorable como la primera y terminó con la paz de Viena el 8 de mayo del mismo año. Sin darse por vencido, Bethlen intentó establecer una gran coalición protestante contra los Habsburgo y tomó por esposa a Catalina de Brandeburgo en 1626, pero la campaña que condujo ese mismo año contra el emperador resultó en un fracaso, viéndose obligado a firmar la paz de Bratislava. Entonces en 1629, igual que su predecesor Esteban Bocskai décadas antes, Bethlen murió sin conseguir cumplir su objetivo de reunificar Hungría y librarla del poder de los Habsburgo. Luego de su muerte, el poder Transilvano fue detentado por su esposa Catalina de Brandeburgo, quien gobernó en nombre de la asamblea por un breve tiempo hasta que el 28 de septiembre de 1630 fue sucedida por Esteban Bethlen, hermano menor del fallecido Príncipe.


Catalina de Brandeburgo, “Príncipe” de Transilvania en 1629


Esteban Bethlen no llegó a gobernar tres meses, pues la asamblea lo obligó a renunciar a su cargo a favor de otro noble de mayor influencia en Transilvania: Jorge Rákóczi I, hijo del fallecido Príncipe Segismundo Rákóczi. Rápidamente Rákóczi continuó con una política similar a la del fallecido Bethlen y se alió a las facciones protestantes de la Guerra de los 30 Años. Sin embargo, luego de varios ataques, no obtuvo victorias importantes contra los Habsburgo y se conformó con gobernar dentro de las fronteras de su Principado. En 1636 derrotó a las fuerzas de Esteban Bethlen, quien se había arrepentido de renunciar a su cargo, y tras asegurar nuevamente su control sobre sus fronteras, condujo una campaña contra el emperador germánico en 1644. Habiendo ocupado los territorios húngaros del emperador se dispuso a avanzar hacia Viena, pero el sultán se lo prohibió y le ordenó regresar a Transilvania.

Rákóczi firmó en 1645 un tratado de paz con el emperador y con esto terminó su participación en la Guerra de los 30 Años, que culminó en 1648 con la victoria de los Habsburgo católicos. Siendo un gran promotor del protestantismo en Transilvania y habiendo fundado numerosas escuelas calvinistas, Jorge Rákóczi I murió en 1648, tras lo cual fue inmediatamente elegido su hijo Jorge Rákóczi II para ocupar su lugar.

La desaparición del Principado

Jorge Rákóczi II fue nombrado Príncipe de Transilvania el 11 de octubre de 1648. Una característica de su gobierno fue la política de expansión de la influencia transilvana por Europa, justo como lo había hecho Esteban Báthory un siglo atrás. Pero al no pedir la autorización del sultán turco para sus movimientos político-militares a gran escala, las altas autoridades otomanas se enfurecieron. El Gran Visir de Buda decidió darle una lección a Rákóczi por su irreverencia ante los otomanos y llamó a los ejércitos mongoles para que saqueasen Transilvania a manera de represalia.


György Rákóczi II (1621 –1660)


El 2 de noviembre de 1657 la asamblea fue obligada a elegir un nuevo Príncipe transilvano que estuviese plegado a los intereses del sultán otomano. Francisco Rhédey fue electo para suceder a Rákóczi quien regresó molesto y sin reconocer esta elección, tras lo cual recuperó el trono el 9 de enero de 1658, cuando Rhédely renunció a su favor. Pero aún más disgustados aún, los turcos continuaron presionando diplomáticamente para que Rákóczi fuese destituido, y ordenaron que Ákos Barcsay fuese electo, lo cual sucedió el 11 de octubre. Nuevamente sin aceptar dicha resolución, Rákóczi volvió a avanzar con sus ejércitos para recuperar el trono, pero fue derrotado en mayo de 1660 en una batalla tras lo cual recibió una mortal herida. Rákóczi murió a los pocos días y Ákos Barcsay continuó entonces en el trono impidiendo que Francisco Rákóczi I, el hijo del fallecido Príncipe destituido, pudiese reclamar sus derechos sucesorios en Transilvania.

Sin embargo, el breve gobierno de Barcsay no superó los tres meses, pues fue capturado y asesinado por los hombres del noble húngaro Juan Kemény, quien no deseaba que el cargo de Príncipe de Transilvania fuese ocupado por un monarca totalmente obediente al sultán. El nuevo Príncipe de Transilvania fue electo: Juan Kemény, de severa postura anti-otomana. Tras ocupar el trono, Kemény inició una cacería donde hizo ejecutar a todos los húngaros simpatizantes de los turcos, y rompió relaciones con el gobierno del sultán. De inmediato Kemény comenzó una serie de negociaciones con el emperador germánico y rey húngaro Leopoldo I de Habsburgo, planeando que Transilvania pasase a manos cristianas y el reino de Hungría se reunificase finalmente. Pero el sultán envió sus ejércitos sobre Transilvania y Kemény huyó a Viena buscando la protección del emperador. Los turcos entonces eligieron el 14 de septiembre de 1661 a Miguel Apafi I, un nuevo Príncipe al cual podían manipular como lo deseasen.


El Emperador y Rey Leopoldo I


La Reunificación del Reino de Hungría

Miguel Apafi I continuó enfrentando al emperador Leopoldo I y solo fueron detenidas las ofensivas húngaras cuando en 1664 se firmó la paz de Vasvár, donde Transilvania fue reconocida como Estado vasallo de los otomanos. Apafi no resultó ser un gobernante eficiente, pues obedecía los designios del sultán turco, aún cuando ésto significó unirse a los ejércitos otomanos en el Asedio de Viena de 1683. Sin embargo, los ejércitos otomanos fueron derrotados y se vieron forzados a huir hacia territorios húngaros, tras lo cual la Santa Liga Católica comandada por el emperador decidió enviar una ofensiva a gran escala para expulsar a los turcos del reino de Hungría en 1686. De esta manera, los ejércitos cristianos comenzaron a barrer a las tropas turcas de los territorios húngaros centrales que llevaban más de un siglo ocupados.

Los ejércitos imperiales comandados por Carlos V de Lorena, Maximiliano II Manuel de Baviera, el rey Juan III Sobieski de Polonia y el Príncipe Eugenio de Saboya, entre muchos otros nobles, continuaron ganando batalla tras batalla, produciéndose la Liberación de Buda, la capital húngara que se hallaba en manos turcas desde 1541, hasta que en 1687 las fuerzas cristianas ocuparon exitosamente Transilvania. Apafi se rindió entonces ante Leopoldo I quien después de todo era el legítimo rey de Hungría, y luego de algunos enfrentamientos para someter a la nobleza transilvana, el Estado se debilitó peligrosamente. Esto se agravó cuando en 1690 murió Miguel Apafi I, dejando a su hijo de 14 años de edad como heredero al trono transilvano.


Miguel Apafi I de Apanagyfalva (1632-1690)


La asamblea transilvana pidió al emperador que reconociese la soberanía y gobierno de Transilvania. Pero Leopoldo I emitió en 1690 el Diploma Leopoldinum, donde decidía la situación juridíco-política de Transilvania: a partir de ese momento estaba bajo el poder del Sacro Imperio Romano Germánico, debía pagarle un alto impuesto anual y tres regentes, de las tres nacionalidades de Transilvania (húngaro, székely y sajón), debían administrar el Estado hasta que Miguel Apafi II cumpliese la edad apropiada para gobernar en nombre del emperador. Por otra parte, fue fundada la cancillería transilvana en Viena, y Jorge Bánffy nombrado regente en 1691. Leopoldo I continuó orquestando hábilmente sus jugadas políticas y mudó al joven Príncipe transilvano a Viena, donde le otorgó el título de Príncipe Imperial Germánico, forzándolo a renunciar oficialmente en 1701 al trono del Principado de Transilvania.

En los siguientes años se produjeron enfrentamientos menores entre la nobleza húngara que no deseaba rendirse ante las fuerzas del emperador, hasta que finalmente se firmó en 1699 la Paz de Karlowitz, cuando se reunificó el reino de Hungría y se fijó una frontera para los otomanos más allá de Transilvania.

La última esperanza húngara

Cuando ya parecía perdida la causa húngara independentista para establecer un Estado libre del control de los Habsburgo, surgió una figura, descendiente de tres Príncipes de Transilvania: Francisco Rákóczi II. Era hijo del exiliado Francisco Rákóczi I y nieto del Príncipe Jorge Rákóczi II, por lo tanto, siendo el heredero principal de la familia contaba con enormes extensiones de terreno y grandes cantidades de dinero para financiar cualquier tipo de rebelión.


Franciscus II. Dei Gratia Sacri Romani Imperii & Transylvaniae princeps Rakoczi. Particum Regni Hungariae Dominus & Siculorum Comes, Regni Hungariae Pro Libertate Confoederatorum Statuum necnon Munkacsiensis & Makoviczensis Dux, Perpetuus Comes de Saros; Dominus in Patak, Tokaj, Regécz, Ecsed, Somlyó, Lednicze, Szerencs, Onod.


Cuando los ejércitos de Leopoldo I avanzaron sobre los territorios húngaros, Francisco Rákóczi II fue llevado ante el emperador en Viena, donde permaneció hasta que en 1700 fue descubierto intentando buscar aliados en Francia para alcanzar la independencia de Hungría. Fue arrestado, pero consiguió escapar a territorios polacos, donde su gente lo esperaba. Aprovechando la serie de conflictos surgidos durante la Guerra de Sucesión Española que estalló en 1701, Rákóczi reanudó sus planes, consiguió un ejército de 6.000 soldados húngaros y de 600.000 mercenarios polacos con los que decidió marchar contra el emperador en 1703.
La asamblea de nobles de Transilvania reunida en Gyulafehérvár lo escogió entonces en 1704 como Príncipe de Toda Hungría, tras lo cual continuó con sus ofensivas contra el imperio germánico. Sin embargo, en 1706 Rákóczi no pudo recibir apoyo francés y pronto se vio forzado a retirar su ofensiva.

El 13 de junio de 1707 se reunió la Dieta húngara y fue declarada por Rákóczi la deposición de la Casa de Habsburgo como reyes húngaros. A partir de 1708 su rebelión fue decayendo cada vez más, viéndose forzado a huir el mismo Rákóczi a Polonia en febrero de 1711. Viendo su causa perdida y sin aliados, Rákóczi huyó a territorios del Imperio Otomano, donde murió en el exilio años más tarde. Por otra parte, Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico, quien había sucedido a su hermano José I ese mismo año, se encargó de sujetar firmemente con su poder a toda Hungría, la cual cedió ante su rey legítimo ante la ausencia de otros líderes que pudiesen enfrentarlo.


Captura del Príncipe Rákóczi en el Castillo Nagysáros


A partir de este momento, Hungría sufrió un proceso de catolicización promovido por los Habsburgo. Paulatinamente las ciudades comenzaron a recobrar vida y se repoblaron zonas enteras con inmigrantes germánicos y eslavos. Por otra parte, las regiones orientales del reino húngaro, especialmente Transilvania, comenzaron a recibir enormes cantidades de inmigrantes rumanos que huían desde Valaquia, buscando refugio de los turcos y mejores oportunidades de vida. Con el paso de los siglos, eventualmente la población rumana en Transilvania aumentó desmedidamente y superó a la húngara, por lo cual después de la Primera Guerra Mundial en 1919, se privó a Hungría de la región transilvana, y ésta fue otorgada a Rumania.


Los Príncipes

1541-1571 Juan Segismundo Szapolyai
1571-1589 Esteban Báthory, Rey de Polonia con el nombre de Esteban I
1588-1602 Segismundo Báthory
1599 Andrés Báthory
1599-1600 Miguel el Valiente, Voivoda de Valaquia
1603 Moisés Székely
1605-1606 Esteban Bocskai
1607-1608 Segismundo Rákóczi
1608-1613 Gabriel Báthory
1613-1629 Gabriel Bethlen
1629-1630 Catalina de Brandeburgo
1629-1630 Esteban Bethlen
1630-1648 Jorge Rákóczi I
1648-1657 Jorge Rákóczi II
1657-1658 Francisco Rhédey
1658-1659 Jorge Rákóczi II
1658-1660 Ákos Barcsay
1661-1662 Juan Kemény
1661-1690 Miguel Apafi I
1690-1701 Miguel Apafi II
1690 Emérico Thököly, Príncipe de la Alta Hungría
1704-1711 Francisco Rákóczi II, Príncipe de Hungría



Castelul Bran, más conocido como el castillo de Drácula

viernes, 18 de febrero de 2011

La Casa de Árpád

La Casa de Árpád (en húngaro: Árpád-ház) es el nombre de una dinastía noble de origen magiar que gobernó la federación de las tribus Húngaras o Magiares (siglos IX y X) y el Reino de Hungría (1000-1038 o 1044 a 1301). La dinastía fue nombrada así en honor del Gran Príncipe Árpád, quien era el jefe de la federación tribal cuando los magiares ocuparon la cuenca de los Cárpatos, hacia el 895. También se le conoce como dinastía Turul.


Árpád


Tanto el primer Gran Príncipe de los magiares (Álmos) y el primer rey de Hungría (Esteban I, San Esteban) eran miembros de la dinastía. Otros Árpádes reinaron ocasionalmente en el Principado (más tarde Reino) de Halych (1188-1189, 1208-09, 1214-19, 1227-29, 1231-1234) y en el Ducado de Estiria (1254-1260). Sus descendientes reinaron en Hungría hasta la extinción de la dinastía con la muerte de Andrés III en 1301.

Siete miembros de la Casa fueron canonizados y beatificados por la Iglesia Católica Romana, por lo tanto, la dinastía ha sido a menudo referida como la "Estirpe de los Santos Reyes" (en húngaro: szent királyok családja), del siglo XIII. Dos Árpádes fueron canonizados por la Iglesia Ortodoxa Oriental.

Los reyes santos: San Ladislao, San Emerico, San Esteban.


Siglos IX y X

El primer miembro de la dinastía mencionada por una fuente escrita contemporánea fue Álmos. El emperador bizantino Constantino VII registró en su obra (De Administrando Imperio) que Álmos fue el primer Gran Príncipe de la federación de las siete tribus magiares (megas Turkias Arkhon). Álmos probablemente aceptó la supremacía del khan de los jázaros en el comienzo de su gobierno, pero en 862 la federación tribal magiar se separó del khanato Jázaro. Álmos era o bien el líder espiritual de la federación tribal (Kende) o su comandante militar (Gyula).

Las tribus magiares ocuparon todo el territorio de la Cuenca de los Cárpatos gradualmente entre 895 y 907. Entre 899 y 970, los magiares con frecuencia hacían incursiones en los territorios de la actual Italia, Alemania, Francia y España y en las tierras del Imperio bizantino. Estas actividades continuaron hacia el oeste hasta la Batalla de Lechfeld (955), cuando Otto, Rey de los Germanos, destruyó sus tropas; los ataques contra el Imperio bizantino sólo terminaron en 970.



El Gran Príncipe Álmos


La lista de los Grandes Príncipes de los Magiares en la primera mitad del siglo IX es incompleta, que también puede ser la falta de gobierno central dentro de su federación tribal. Las crónicas medievales mencionan que el Gran Príncipe Árpád fue seguido por su hijo, Zoltán pero fuentes contemporáneas sólo se refieren al Gran Príncipe Fajsz (alrededor de 950).

El Gran Príncipe Géza fue bautizado en 972 y aunque nunca se convirtió en un cristiano convencido, durante su reinado la nueva fe comenzó a propagarse entre los húngaros. Se las arregló para expandir su dominio sobre los territorios al oeste del Danubio y el Garam (hoy Hron en Eslovaquia), pero gran parte de la cuenca de los Cárpatos aún quedaba bajo el dominio de los líderes tribales locales.

Gisela de Baviera, primer reina consorte de Hungría (vitral en la Catedral de San Esteban de Budapest)


Géza fue sucedido por su hijo, Esteban (originalmente llamado Vajk), que había sido un seguidor convencido del cristianismo. Esteban tuvo que enfrentar la rebelión de su pariente, Koppány que reclamaba la herencia de Géza basado en la tradición magiar de antigüedad agnática. Él fue capaz de derrotar Koppány con la ayuda de la comitiva alemana de su esposa, Gisela de Baviera.

Siglo XI

El Gran Príncipe Esteban fue coronado el 25 de diciembre de 1000 o 01 de enero de 1001, convirtiéndose en el primer rey de Hungría (1000-1038) y fundador del Estado. Él unificó la cuenca de los Cárpatos hacia 1030, sometiendo a los territorios de los Magiares Negros y los dominios que habían sido gobernados por (semi) independientes caciques locales. Esteban introdujo el sistema administrativo del reino, basado en los condados (comitatus) y fundó una organización eclesiástica con dos arzobispados y varios obispados varios. Tras la muerte de su hijo, Emerico (2 de septiembre de 1031), el rey designó al hijo de su hermana, el veneciano Pedro Orseolo, como su heredero, lo que se tradujo en una conspiración liderada por su primo, Vazul, que había vivido encerrado en Nyitra (hoy Nitra en Eslovaquia). Vazul fue cegado por orden del rey Esteban y sus tres hijos (Levente, Andrés y Béla) fueron exiliados.


El bautismo de Vajk (San Esteban)


Cuando el rey Esteban I murió el 15 de agosto 1038 Pedro Orseolo ascendió al trono, pero tuvo que luchar con el cuñado de Esteban, Samuel Aba (1041 a 1044). El gobierno del rey Pedro terminó en 1046 cuando estalló una extensa revuelta de los húngaros paganos y fue capturado por ellos.

Con la ayuda de los paganos, el hijo del Duque Vazul, Andrés, que había estado viviendo en el exilio y había sido bautizado, tomó el poder y fue coronado; así, un miembro de una rama colateral de la dinastía se apoderó de la corona. El rey Andrés I (1046 a 1060) logró pacificar a los rebeldes paganos y restaurar la posición del cristianismo en el reino. En 1048, el rey Andrés invitó al reino a su hermano menor, Béla, y le concedió una tercera parte de los condados (Tercia pars regni) en infantazgo. Esta división dinástica del reino, mencionada como la primera en el Chronicon Pictum (prima regni huius divisio), fue seguido por varias divisiones similares durante los siglos XI al XIII, cuando partes del reino fueron gobernadas por diferentes miembros de la dinastía de Árpád.

En el siglo XI, los condados encomendados a los Árpádes no formaban una provincia independiente dentro del reino, sino que se organizaron en torno a dos o tres centros. Los duques que regían la Tercia pars regni aceptaron la supremacía de los reyes de Hungría, pero algunos de ellos (Béla, Géza y Álmos) se rebelaron contra el rey a fin de adquirir la corona y se aliaron con los gobernantes de los países vecinos.


Estatua de Andrés I y su esposa, Anastasia de Kiev, en Tihany, Hungría.


Andrés I fue el primer rey que hizo coronar a su hijo, Salomón, durante su vida con el fin de asegurar su sucesión (1057). Sin embargo, el principio de primogenitura patrilineal no fue capaz de superar la tradición de antigüedad y, luego del rey Andrés, su hermano, Béla I (1060-1063) adquirió el trono a pesar de los reclamos del joven Salomón. Desde 1063 hasta 1080 hubo frecuentes conflictos entre el rey Salomón (1057-80) y sus primos Géza, Ladislao y Lampert que regían la Tercia pars regni. El Duque Géza se rebeló contra su primo en 1074 y fue proclamado rey por sus partidarios, de conformidad con el principio de antigüedad. Cuando Géza que murió en 1077, sus partidarios, sin tener en cuenta a sus hijos jóvenes, proclamaron rey a su hermano Ladislao. Éste logró persuadir el rey Salomón, que había estado gobernando en algunos condados del oeste, a abdicar el trono. Durante su reinado, el Reino de Hungría se fortaleció y también ampliaría su dominio sobre la vecina Croacia (1091), que se convirtió en una provincia de Hungría. Ladislao I confió el gobierno de la nueva provincia a su sobrino menor, Álmos.

El 20 de agosto de 1083 dos miembros de la dinastía, el rey Esteban I y su hijo, el duque Emerico, fueron canonizados en Székesfehérvár por iniciativa del rey Ladislao I. Su hija Irene, esposa del emperador bizantino Juan II Comneno, es venerada por la Iglesia Ortodoxa Oriental. Cuando el rey Ladislao I murió, su sobrino mayor Colomán fue proclamado rey (1095-1116), pero tuvo que conceder la Tercia pars regni en infantazgo a su hermano Álmos.



El rey Colomán


Siglo XII

El rey Colomán privó a Álmos de su ducado (Tercia pars regni) en 1107. Encontró a su segunda esposa, Eufemia de Kiev, en adulterio; se divorció y fue enviada de vuelta a Kiev alrededor de 1114. Eufemia tuvo un hijo, Boris, en Kiev, pero el rey Colomán se negó a aceptarlo como su hijo. Alrededor de 1115, el rey dejó ciegos al Duque Álmos y al hijo de éste, con el fin de garantizar la sucesión de su propio hijo, el futuro rey Esteban II (1116 a 1131).

Esteban II no tuvo hijos y el hijo de su hermana, Saúl, fue proclamado heredero al trono en lugar del ciego Béla. Cuando el rey murió el 1 de marzo de 1131 su primo ciego logró sin embargo asumir el trono. El rey Béla II (1131-1141) fortaleció su gobierno al derrotar al supuesto hijo del rey Colomán, Boris, quien se esforzó para privarle del trono con la ayuda militar extranjera. Béla II ocupó algunos territorios de Bosnia y concedió el nuevo territorio en infantazgo a su hijo menor, Ladislao. En adelante, los miembros de la dinastía Árpád gobernaron provincias del sur o del este (es decir, Eslavonia, Croacia y Transilvania) del reino en lugar del Tercia pars regni.



Iglesia fortificada de Biertan, Transilvania


Durante el reinado del rey Géza II (1141-1162), el obispo Otto de Freising registró que todos los húngaros "son tan obedientes al monarca que no sólo le irrita la oposición abierta, sino que incluso lo ofenden los susurros ocultos que serían considerados delitos graves por ellos". Su hijo, el rey Esteban III (1162 a 1172) tuvo que luchar por su trono en contra de sus tíos, los reyes Ladislao II (1162 a 1163) y Esteban IV (1163 a 1165), quienes se rebelaron contra él con la ayuda del Imperio Bizantino. Durante su reinado, el emperador Manuel I Comneno ocupó las provincias del sur del reino con el pretexto que el hermano del rey, Béla (el Déspota Alejo) vivía en su corte. Como prometido de la única hija del emperador, el Déspota Alejo fue su presunto heredero durante un corto período (1165 a 1169).

Tras la muerte de Esteban III, el rey Bela III (1173-1196) subió al trono pero había encarcelado a su hermano Géza con el fin de asegurar su gobierno. Béla III, que había sido educado en el Imperio bizantino, fue el primer rey que usó la "doble cruz" como símbolo del Reino de Hungría. En 1188, Béla ocupó Halych, cuyo príncipe había sido destronado por sus boyardos, y concedió el principado a su segundo hijo Andrés, pero su gobierno se hizo impopular y las tropas húngaras fueron expulsadas de Halych en 1189.

El 27 de junio de 1192, el tercer miembro de la dinastía, Ladislao I, fue canonizado en Várad (hoy Oradea en Rumanía).


Armas de la antigua Hungría: la doble cruz


El rey Béla III legó su reino intacto a su hijo mayor Emerico (1196-1204), pero el nuevo rey tuvo que conceder Croacia y Dalmacia en infantazgo a su hermano Andrés, que se habían rebelado contra él.

Siglo XIII

El rey Emerico casó con Constanza de Aragón, de la Casa de Barcelona, y pudo haber seguido los patrones catalanes cuando eligió su escudo de armas que se convertiría en el emblema familiar Árpád (fajado de gules y de plata en ocho piezas). Su hijo y sucesor, el rey Ladislao III (1204 a 1205), murió en la infancia y fue sucedido por su tío, Andrés II (1205-1235).

Su reinado se caracterizó por permanentes conflictos internos: un grupo de conspiradores asesinó a su reina, Gertrudis de Merania, en 1213; nobles descontentos le obligaron a emitir la Bula de Oro de 1222 estableciendo sus derechos (incluido el derecho a desobedecer al rey) y peleó con su hijo mayor, Béla, que se esforzó en recuperar los dominios reales que su padre había concedido a sus seguidores. Andrés II, que había sido Príncipe de Halych (1188-1189), intervino con regularidad en las luchas internas del Principado e hizo varios esfuerzos para garantizar el gobierno de sus hijos más jóvenes (Colomán o Andrés) en el país vecino. Una de sus hijas, Elisabeth, fue canonizada en vida (1 de julio de 1235) y por lo tanto se convirtió en el cuarto santo de los Árpádes. Los hijos mayores del rey Andrés renegaron de su hijo póstumo, Esteban, que había sido educado Ferrara.

La caridad de Santa Isabel de Hungría


El rey Béla IV (1235-1270) restauró el poder real, pero su reino fue devastado durante la invasión de los mongoles (1241- 1242). Tras la retirada de las tropas mongoles, ordenó que se construyeran más fortalezas y se fortalecieran otras. También concedió privilegios de ciudad a varios asentamientos en su reino, por ejemplo, Buda, Nagyszombat (hoy Trnava en Eslovaquia), Selmecbánya (ahora Banská Štiavnica en Eslovaquia) y Pest recibieron sus privilegios de él. Béla IV logró ocupar el Ducado de Estiria durante un breve período (1254-1260), pero después tuvo que abandonarlo en favor del rey Ottokar II de Bohemia. Durante sus últimos años, estuvo luchando con su hijo, Esteban, que fue coronado durante su vida y obligó a su padre a ceder la parte oriental del reino para él. Dos de sus hijas, Margarita y Kinga, fueron canonizadas (en 1943 y 1999, respectivamente) y una tercera hija, Jolenta, fue beatificada (en 1827). Su cuarta hija, Constanza, también fue venerada en Lviv.

Cuando el rey Esteban V (1270-1272) subió al trono, muchos de los seguidores de su padre lo dejaron por Bohemia. Regresarían durante el reinado de su hijo, el rey Ladislao IV el Cumano (1272-1290), período que se caracterizó por conflictos internos entre los miembros de diferentes grupos aristocráticos. Ladislao IV, cuya madre era de origen cumano, prefería la compañía de los cumanos nómadas y semi-paganos, por lo que fue excomulgado varias veces, pero fue asesinado por sicarios de aquel pueblo. La desintegración del reino comenzó durante su reinado, cuando los aristócratas trataron de adquirir posesiones por cuenta de los dominios reales.



La Santa Corona de Hungría


Cuando el rey Ladislao IV murió, la mayoría de sus contemporáneos pensaban que la dinastía de los Árpádes llegaba a su fin, porque el único descendiente por línea paterna de la familia, Andrés, era el hijo del duque Esteban, hijo póstumo del rey Andrés II, que había sido repudiado por sus hermanos. Sin embargo, el Duque Andrés "el Veneciano", fue coronado como Andrés III con la Corona Santa de Hungría y la mayoría de los barones aceptaron su gobierno. La línea masculina de la Árpádes terminó con su muerte (14 de enero de 1301); uno de sus contemporáneos le menciona como "la última rama dorada". Su hija Elisabeth, el último miembro de la familia, murió el 6 de mayo de 1338, siendo venerada por la Iglesia Católica Romana como Beata Isabel de Töss.

En adelante, todos los reyes de Hungría (con la excepción del rey Matías Corvino) eran descendientes cognaticios (por combinación de vinculaciones femeninas y masculinas) de los Árpádes, aunque no Árpádes directos. Aunque los Árpádes agnáticos (patrilineales) se han extinguido, sus descendientes matrilineales y parentales por segundas líneas viven en toda aristocrática familia de Europa.



Estandarte de la dinastía Árpád: siglos IX a XIII




miércoles, 16 de febrero de 2011

Títulos húngaros

Príncipe de Hungría

El título de Príncipe de Hungría y el uso del tratamiento “Alteza Real” han sido restringidos a las siguientes personas:
· los hijos legítimos de un soberano de Hungría
· los descendientes en línea masculina legítima de un soberano húngaro

El título de Princesa de Hungría no fue usado hasta la creación del Imperio Austríaco. Sin embargo, las hijas de anteriores soberanos de Hungría también han sido referidas como “Princesas de Hungría” en aras de la simplicidad.
Eduviges de Anjou-Hungría, Princesa de Hungría (hija de Luis I el Grande), fue reina reinante de Polonia (Jadwiga) y venerada en la Iglesia Católica como Santa Eduviges la Reina, patrona de las soberanas y de Europa Federal


Gran Príncipe de los Húngaros

Gran Príncipe (húngaro: Nagyfejedelem) fue el título utilizado por las fuentes contemporáneas para nombrar al líder de la federación de tribus húngaras (magiares) tribus en el siglo X.

Fue elegido probablemente por los dirigentes de la federación de las siete tribus magiares y las tres tribus Kabar que se incorporaron a los magiares después de 881. Sin embargo, el primer Gran Príncipe, Álmos, padre de Árpád, fue más probablemente nombrado por el khan de los jázaros. Aún está en discusión si el Gran Príncipe fue el líder espiritual de la federación (Kende), el comandante militar de las tribus magiares (Gyula), o si el título fue una nueva creación.

Los Siete Jefes de los Magyares (el príncipe Árpád cruzando los Cárpatos)


Cuando los magiares fueron expulsados de Etelköz y se trasladaron a la cuenca de los Cárpatos (Honfoglalás), el poder del Gran Príncipe pareció ir disminuyendo. En época de Géza, Transilvania había sido gobernada por un líder semi-independiente (Gyula). Esteban (Vajk) tuvo que vencer no sólo los territorios de los Gyula, sino también las tierras de Ahtum (Ajtony) y los magiares Negros.

El título desapareció con la coronación de Esteban I (Vajk) el 25 de diciembre de 1000 o 1 de enero de 1001.

Palatino de Hungría

El Palatino o Nádor de Hungría (latín: comes palatii, comes palatinus, más tarde palatinus (regni), húngaro: nádorispán/ nádor, eslovaco: nádvorný župan/ nádvorný špán, más tarde: palatín / nádvorník, alemán: Palatin) fue la más alta dignidad del Reino de Hungría después del Rey (una especie de poderoso primer ministro o juez supremo) desde el crecimiento del reino de 1848 a 1918.

Conde Ferenc Wesselényi de Hadad et Murány (1605-1667), Palatino de Hungría


El cargo de nádor surgió cuando San Esteban I de Hungría fundó el Estado húngaro medieval en el año 1000, y quedó reservado para los nobles de más prestigio e influencia en el reino, frecuentemente allegados a la familia real. Era, de hecho, el representante del rey, más tarde virrey. En las primeras centurias del reino, era nombrado por el monarca y más tarde por la Dieta del Reino de Hungría. Luego que los Habsburgo solidificaron su posición sobre Hungría, la dignidad se convirtió en una posición concedida por ellos nuevamente. Finalmente, se volvió hereditaria en una rama menor de la dinastía Habsburgo, desde el momento en que Francisco II se la otorgó a su hermano José.

El nádor era igualmente el presidente de la asamblea real, y fue un cargo creado basándose en el occidental "Pfalzgraf"en alemán (conde palatino) que existía dentro del Sacro Imperio Romano Germánico. Inicialmente el nádor tenía como misión observar y administrar las residencias de los cortesanos, así como la propia corte del rey. Pronto obtuvo competencias legales de juez, las cuales sobresalían por encima de los demás miembros del poder legislativo en formación.

Busto de Samuel Aba (palatino y luego rey), en el parque de Ópusztaszerroi


El primer nádor húngaro del que se tiene registro alguno fue el noble Samuel Aba, quien estuvo en este cargo hasta antes de 1041, y tras el derrocamiento del monarca Pedro Orseolo de Hungría gobernó brevemente como rey húngaro (1041-1044).

Durante la Edad Media, el nádor fue escogido por el monarca, e inclusive la reina consorte y su hijo frecuentemente podían tener su propio nádor personal que se ocupase de sus asuntos. Luego de la desaparición de la Casa de Árpad en 1301, se produjo un interregno, donde muchos nobles portaron dicho título al mismo tiempo, lo que hasta la actualidad dificulta fijar cuál era el ámbito de influencia de cada uno. Una vez que el pretendiente al trono Carlos I Roberto de Hungría se hizo con la corona, él fijó su único nádor, y el cargo continuó su función regular.


El descubrimiento del cuerpo de Luis II de Hungría en la batalla de Mohács


A consecuencia de la trágica derrota de los húngaros ante los turcos en la batalla de Mohács en 1526, la corona terminó en manos de Fernando I de Habsburgo. Puesto que la situación era en extremo hostil dentro de las fronteras húngaras por la enorme presencia turca otomana en gran parte del reino, la sede real de Hungría fue trasladada lejos de la ciudad de Buda. Si bien los nobles húngaros continuaron eligiendo al nádor, su autoridad se vio muy disminuida ante la figura de los reyes Habsburgo, que emitían leyes y decretos generalmente sin consultar o notificar a las autoridades húngaras.

Después de 1848, el nádor tenía solo una función simbólica, pero fue solo en 1918 –con el fin de los Habsburgo en el trono (ya que el reino continuó formalmente hasta 1945)- cuando la función cesó oficialmente.

Importantes familias húngaras que proveyeron de nádors fueron: en los siglos XI, XII, XIII y XIV los Aba y los Lackfi, en el siglo XV los Garay, a partir de entonces los Báthory y los Zápolya, Esterházy, Pálffy y Weselényi. Tras la intensificación de la influencia de poder de los austríacos sobre el reino húngaro, el cargo de nádor fue ocupado a menudo incluso por miembros de la propia familia imperial, principalmente los Habsburgo de la rama joven: los Archiduques Alejandro Leopoldo, José y su hijo Esteban, quien renunció en 1848 durante la revolución húngara. Luego de la muerte de éste en 1867 sin descendencia, su medio hermano, el Archiduque José Augusto de Austria heredó el título, aunque el cargo por aquella época era solamente simbólico.

Alejandro Leopoldo de Austria (1772-1795), Palatino de Hungría