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jueves, 28 de julio de 2011

La fabulosa colección de coches del Sultán de Brunei

Muda Haji Hassanal Bolkiah Mu'izzaddin Waddaulah, Sultán de Brunei Darussalam, es el orgulloso propietario de la colección de automóviles más exclusiva y gigantesca del mundo, valuada en más de 5 billones de dólares. Como soberano absoluto del Sultanato vecino de Malasia, sus bolsillos embolsan la mitad de los beneficios del petróleo y las reservas de gas del Estado para él y su familia. Es una recompensa personal, que algunos analistas dicen que equivale a tres cuartos de un billón de libras cada año.

No es de extrañar, por tanto, que los miembros de la familia real de Brunei sean prolíficos gastadores. Pero aún así, nadie podría estar preparado para lo que espera a los visitantes guardado en cuatro cocheras gigantes y un taller. "Los garajes son como grandes almacenes", dice una fuente, "pared a pared con autos exóticos. Mi mandíbula golpeó el suelo cuando los vi. Se puede tomar una hora y media sólo para conseguir un coche determinado si ha sido estacionado a la derecha al fondo."






Alrededor de 3.000 vehículos residen en el masivo complejo tamaño hangar, fuera de una colección de 5.000 automóviles, todos ellos conectados a un sistema informático central con sede en el centro de administración del taller en la Casa Nº 5. El más caro, el más bello, el más raro, el más rápido, el único… sí, él los tiene todos. Su imperio automovilístico incluye 604 Rolls-Royce, ocho F1 de McLaren, seis Dauer 962 LM, un Lamborghini Diablo Jota, 574 Mercedes, 452 Ferraris, 382 Bentleys, 209 BMW, 179 Jaguar (incluyendo dos XJR-15), 134 Koenigseggs, 21 Lamborghinis, 11 Aston Martin y 1 CSS…


Jaguar Daimler


Mercedes Benz 600


Mercedes Benz S600 Pullman


Mercedes Benz S500



Su especial interés son coches únicos, tales como Bentley Java y Bentley Dominator 4x4. Su colección Aston Martin incluye: Aston Martin AM3, Aston Martin DB7, Aston Martin V8 AM2. Es dueño también del único Mercedes CLK-GTR diestro del mundo y de seis Rolls-Royce Phantom a prueba de balas. El Sultán tiene un número de coches únicos, hecho a medida para él. Ejemplo es un Ferrari FX -en realidad, seis de ellos- que tiene el motor Flat 12 del Ferrari Testarossa y una transmisión secuencial de 7 velocidades del equipo Williams BMW Williams Fórmula 1.

Los equipos de especialistas de los distintos fabricantes mantienen las diferentes máquinas, no solo los exóticos automóviles, sino también la flotilla aérea, compuesta por un Boeing 747-400 de un valor estimado de $ 233 millones, seis aviones y dos helicópteros más pequeños.

Mercedes Benz 600 SEL V12 y Mercedes ML55AMG


El Sultán y su ML55AMG



Si los vehículos no son conducidos por los miembros inmediatos de la familia, entonces son utilizados por los ministros de estado, los funcionarios del gobierno y los miembros de la casa real. Pero la última palabra es que gran parte de la colección se encuentra ahora intocada, mientras el Sultán evalúa el impacto de los recientes cambios en el clima económico.


Rolls-Royce suministra 40 o 50 coches al año a Brunei

"Una orden habitual para otra cosa que coches exclusivos sería por lo menos seis ejemplares, todos ellos suministrados en diferentes colores", afirma otra fuente. Dos empresas británicas se han beneficiado ampliamente de la munificencia del Sultán: Aston Martin y Rolls-Royce. Se cree que Aston ha suministrado entre 200 y 300 vehículos durante un período de 15 años, que van desde los modelos prácticamente estándar a versiones personalizadas de los coches actuales, como el freno de tiro Vantage y el salón.

Rolls-Royce Phantom VI Brown


Rolls-Royce Silver Spur Touring Limousine


Rolls-Royce Phantom VI Blue



Aston también ha suministrado chasis Vantage a Pininfarina, que ha diseñado y construido los coches como el AM3 y AM4. Fuentes estiman que el costo final de esas máquinas es 600.000 libras y sólo dos o tres de cada uno han sido construidas. Aston también suministró e hizo el mantenimiento de todos los Jaguars en la flota de Brunei después que la compañía de Coventry se negó a enviar más técnicos, sugiriendo extrañamente que al Sultán le gustaría en su lugar poder confiar en la red de distribuidores locales... Rolls-Royce suministra 40 o 50 coches al año a Brunei, principalmente para su uso como "visitadores" del gobierno. Los autos cuestan un máximo de 450.000 libras y tienen todo lo que en los últimos años se conoce como un motor especial "especificado por el Sultán".


Princesas de la familia real de Brunei ingresan a un Rolls-Royce Majestic de Bertone


La Carroza de Bodas (The Wedding Chariot)

Única en el mundo, es un convertible Rolls-Royce President Limousine fabricada por Jankel con aplicaciones de oro macizo y una canopia o dosel también cubierta de láminas de oro.






Los Ferrari del Sultán


La familia real de Brunei también ha gastado millones de dólares con el fabricante italiano Pininfarina, quien, así como ha reelaborado Aston Martins, también ha producido muchos modelos únicos de Ferrari.


Versiones convertibles, cupé y berlina del estándar Ferrari 456 (todos nombrados en código como “Venecia”) han sido producidas en cantidades limitadas, principalmente para Brunei, pero también para clientes ricos del resto del mundo. Pininfarina también ha construido al menos seis modelos Ferrari FX para el Sultán. Basados en un tren de rodaje 512M, los coches cuentan con transmisión manual desplazada por un botón en el volante, un sistema desarrollado por Prodrive para sus coches de rally que precede por un par de años al propio sistema del F355 de Ferrari.





La colección Ferrari incluye: Ferrari Testarossa F90, Ferrari F50 Bolide Tub por Pininfarina, Ferrari 550 Barchetta Speciale, Ferrari 456 GTA Venice Estate, etc. La familia también es propietaria de dos Ferrari Mythos operacionales en la calle -se suponía que éste era un modelo hecho aislado para el espectáculo-.

Es conocido el interés del Sultán de Brunei por las carreras de motor. En realidad tiene un museo privado de coches de Fórmula Uno conducidos por campeones desde 1980, comprados a los equipos de F1. Incluso posee el FW19 de Villeneuve, dañado por la colisión con Michael Schumacher en 1997.


Ferrari Mythos


Lamborghini Murcielago


Porsche Carrera Convertible


Su hermano Jefri, conocido como el “Príncipe Playboy”, acostumbraba "ayudarlo" en la decisión de cuáles y cuántos automóviles deberían comprar. Sin embargo, después de 1998 y la crisis financiera asiática, cuando el príncipe Jefri perdió miles de millones de dólares y terminó en los tribunales contra su hermano mayor, la compra masiva de coches se detuvo, los mecánicos fueron enviados lejos, los garajes fueron cerrados y los vehículos quedaron intocados. Pero pronto el Sultán ha vuelto a sus viejos hábitos. Seguramente vamos a escuchar más de los magníficos automóviles de su colección privada.


martes, 26 de julio de 2011

Las joyas de El Pardo

En los tres acuartelamientos de la Guardia Real en El Pardo (El Rey, La Reina y El Príncipe) trabajan 1.700 militares: aviadores, marinos e infantes; alabarderos y lanceros; jinetes a caballo y artilleros, incluso perros adiestrados para localizar explosivos y buceadores de combate. La Guardia Real es una unidad de élite que no se parece a ninguna otra unidad del Ejército, forma parte de la Casa de Su Majestad el Rey y está diseñada para velar por la seguridad del monarca, rendirle escolta y honores, custodiar (al menos de forma simbólica) el palacio de la Zarzuela y los Reales Lugares y estar a su disposición para lo que necesite.

El Pardo


La Guardia Real es la depositaria de una de las mejores colecciones de coches del mundo, piezas únicas que cuidan con devoción. Son los vehículos históricos que Juan Carlos I heredó de Francisco Franco. Alguno se salvó de milagro del desguace e, incluso, del expolio por parte de la familia del dictador. Ese particular parque móvil que se ha logrado preservar está depositado en el cuartel El Rey, a espaldas del palacio de El Pardo, en el que Franco vivió y desde el que gobernó 35 años. No es fácil contemplar estos vehículos que durante décadas han permanecido ocultos; menos aún circular en ellos. Sin embargo, algunos todavía se usan en las grandes ceremonias del Estado, por lo que se les chequea y revisa a diario.

Siempre que se habla de Franco y de su época apenas se menciona nada sobre sus vehículos oficiales, un apartado que también ha escrito su propia historia. Todavía persisten en el recuerdo de los españoles aquellas caravanas de Cadillac negros entre los que destacaba el del Generalísimo, una limusina blindada en titanio que llevaba sobre sus aletas un banderín con cuatro estrellas.



Franco en su Rolls descapotable


A través de sus coches se pueden reconstruir décadas de la memoria de España. Suponen un peculiar manual de historia que muestra, por ejemplo, los saltos mortales de Franco en política exterior para eternizarse en el poder, que se materializaban en la nacionalidad del vehículo que usaba en cada momento para complacer a su aliado de turno. Desde su entrañable amistad con Adolfo Hitler (que le regaló en 1940 un Mercedes 540 todoterreno de seis ruedas) y su profunda admiración por el régimen nacionalsocialista (el otro imponente Mercedes, un 770 Pullman blindado y con motor de avión, es idéntico al que usaban Himmler y los jerarcas de las SS), a su súbito acercamiento a los americanos en cuanto los nazis perdieron la contienda (que se concretó en la compra de un Cadillac Fleetwood de 1948 y varios Buick Eight); su aproximación a los británicos en los ‘50 (que se tradujo en la compra de tres Rolls-Royce), hasta los intentos de presumir de poderío industrial (con un despampanante Chrysler Imperial que le fabricó a medida el empresario Eduardo Barreiros en 1964) y su vuelta al redil del complejo militar-industrial estadounidense, a partir de 1970 (con sucesivas generaciones de Cadillac Fleetwood, El Dorado y Brougham, que conservaría hasta el final de sus días).

Cuando Franco llegó a la Jefatura del Estado en 1939, el parque de vehículos era muy reducido. Se compraron vehículos Packard; tuvo el Ford 8 CV, que había sido fabricado en España y con el que tuvo un accidente en Cuenca, un Cadillac y un Hispano-Suiza 12 cilindros, regalo de la familia catalana Mateu, fabricantes de esta marca. Debido a los problemas y posterior cierre de Packard y al igual que la mayoría de la clientela americana de prestigio, Franco se pasó a Cadillac en los años cuarenta, entre otras razones porque eran berlinas muy lujosas, confortables, seguras y con resistentes carrocerías.


El Cadillac Fleetwood, hoy en venta


En las caravanas todos los Cadillac eran del mismo modelo y color y con el paso de los años se fueron renovando por otros más potentes y modernos. La Guardia Civil y la Guardia de Franco realizaban la escolta con estos vehículos. Al principio la mayoría eran descubiertos, pero poco a poco se impusieron los cerrados. Los escoltas que se situaban detrás utilizaban el modelo ElDorado, en el que el techo se plegaba. Dos barras de acero situadas detrás de los cabeceros de los asientos delanteros servían de asidero para los escoltas mientras iban de pie. En viajes largos, como los que se hacían todos los veranos a San Sebastián o Galicia, estos Cadillac servían para transportar material de todo tipo y equipaje personal de la familia. Gracias a su cambio automático, sobre la columna de dirección, su conducción era placentera.

En los años 60 la mayoría de los mandatarios extranjeros cambiaron sus coches oficiales y de representación por Mercedes-Benz. Sin una explicación aparentemente lógica, Franco decidió conservar los Cadillac hasta sus últimos días. Aunque Hitler le regaló los famosos Mercedes G4 y 770, el Generalísimo continuó usando vehículos de la firma estadounidense. También se adquirieron tres Rolls-Royce Phantom IV, pero aún así no hubo forma de “bajarlo” de los Cadillac.

Regalos de lujo

El primero de los obsequios de Adolfo Hitler fue el famoso Mercedes de seis ruedas. En el período de 1934 a 1940 hubo varios todo-terreno fabricados por la compañía alemana, de los cuales el más representativo fue el 540 G4: en su primer año de fabricación se montaron tres unidades con un acabado exclusivo, lo que ha inducido a creer que sólo se produjeran éstos. Dos de los tres Mercedes de tres ejes fueron regalados por Hitler a Benito Mussolini y Francisco Franco. Pero en 1935 se construyeron cuatro Mercedes TT más y, entre 1937 y 1939, se ensamblaron un par más cada año.


El célebre Mercedes de 6 ruedas, regalo de Hitler


El otro Mercedes Benz que se conserva en la Casa Real es un 770 Grosse (grande) Pullmann-Limousine de 1942. La línea de la carrocería es similar a la del 540, pero solo utiliza dos ejes y su filosofía de uso fue bastante diferente. El original se presentó en el Salón del Automóvil de París, en 1930: pesaba 2700 kilogramos, medía 5.6 metros y utilizaba un motor de 8 cilindros en línea de casi 8 litros. De esta primera serie se fabricaron solo cien unidades hasta 1938. El sustituto resultó ser muy parecido, un poco más largo y la gran novedad fue un compresor Roots elevaba la potencia de 150 a 230 caballos. De esta última serie se montaron 88 unidades, la mitad fueron descapotables, diez berlinas y solo ocho de los dieciocho que se fabricaron con carrocería limousine se blindó su parte trasera, como la de la Casa Real. Esta protección suponía un incremento de peso total hasta los 4300 kilogramos, que le impedían poder pasar de 80 o 90 kilómetros por hora. Los 770 fueron muy solicitados durante unos años en que los Jefes de Estado tenían la necesidad de imitar a Hitler en su parafernalia diaria de desfiles y paradas militares.

La gran excepción al uso cotidiano de los Cadillac fueron los tres Rolls-Royce que compró la Casa de Franco a la firma inglesa y que fueron entregados el 28 de marzo de 1952. Del modelo Phantom IV sólo se montaron dieciocho unidades que fueron vendidas a reyes, jefes de Estado y príncipes. Pero el dato más importante es que España posee tres unidades, mientras que la Casa real británica solo conserva dos. De eos tres, uno solo es convertible, el que fue utilizado en el enlace de la Infanta Cristina con Iñaki Urangarín en 1997 y luego en 2004, para la boda del Príncipe de Asturias con Doña Letizia Ortiz.


El primer desfile del rey Juan Carlos en el Rolls-Royce convertible (1975)


El silencioso propulsor que utilizan los Phantom es de 8 cilindros y desarrolla la “suficiente” fuerza -160 caballos-, ya que la marca Rolls-Royce nunca revela la potencia de sus coches. Cuando llegaron estos Rolls a España no traían ruedas y hubo que adaptarles unas de camión. En la década del ’90 todo fue sustituido por materiales de origen y en la actualidad las tres limusinas prestan sus servicios a la Casa Real sin plantear problema alguno. Son custodiados y mantenidos meticulosamente por personal especializado del propio ejército.

Siempre que Franco asistía a presentaciones de factorías o inauguraciones era obsequiado con algún modelo de coche, aunque en algunas ocasiones los rechazara. Eduardo Barrientos, que inició su carrera transformando motores en Galicia y que posteriormente se instaló en Villaverde, fabricó una serie de Chrysler Imperial con el propósito de vender una veintena de unidades en España. Al final no hubo un público que respondiera a la fábrica de Barreiros y muchos de los Imperial se quedaron sin vender. La genial idea de su creador fue cederle tres unidades a la Casa de Franco y de este modo crearse un prestigio. El resultado fue muy satisfactorio y, tal como se pensó, todos los Imperial fueron vendidos a gente de alta representación. Franco lo usó menos que el Cadillac, aunque era utilizado por la escolta como coche de respeto en las caravanas. Esto es, cuando un coche se averiaba éste ocupaba su lugar. En la actualidad es uno de los pocos coches que, junto con los Cadillac y los Rolls, continúa dando servicio en la Casa real como vehículo de cortesía.

Los Reyes en otro de los Rolls-Royce Phantom IV


Aunque la mayoría de los coches fueron adquiridos por Franco, muchos otros que se conservan hoy en El Pardo han sido regalos de mandatarios o amigos personales a los Reyes. “Hace unos años”, cuenta una fuente, “surgió una gran polémica sobre la propiedad del Mercedes 540. Según la hija de Franco, este vehículo fue un regalo personal de Hitler a su padre, en 1940. El tiempo ha pasado y el Mercedes continúa en manos de la Guardia Real.

La herencia de un monarca sin corona

La colección de vehículos aporta otras pistas sobre su personalidad. Para empezar, dada su escasa estatura, detestaba los coches altos. Tampoco le gustaba que el conductor fuera más cómodo que él, como era el caso del Chrysler Imperial; disfrutaba con los descapotables y, aunque España estuviera en la ruina, siempre adquirió los mejores modelos de la época.

Cuando cogía manía a un coche oficial, se lo transfería a su mujer, Carmen Polo; por ejemplo, el Rolls-Royce Silver Wraith de 1950. La Señora (como se hacía llamar en su particular corte) más espigada que el general, prefería coches de techo más alto para acceder a ellos con sombrero o peineta. Hasta 1974, cuando Franco se hizo con una nueva flotilla de Cadillac Fleetwood, ninguno de sus vehículos incorporó aire acondicionado.



El Buick de caza (1949)


De este conjunto de coches históricos se deduce que Franco era un obseso por la caza, hasta el punto de hacerse instalar en la parte trasera de un Buick Eight de 1949 dos sofisticados sillones tipo barbero que giraban 360 grados para poder disparar en todas las direcciones mientras el vehículo marchaba descapotado a toda velocidad. Esos asientos están delicadamente tapizados en piel roja y el respaldo de los delanteros está diseñado para que Franco colocara tres escopetas. A sus pies se conservan unas mantas escocesas ribeteadas de piel para que no cogiera frío. Este modelo fue modificado en los talleres del Ejército en Torrejón de Ardoz (Madrid), al igual que un Land Rover con una pequeña torreta diseñada también para la caza. El mismo Mercedes de seis ruedas también lo utilizó una vez para ir de Valdepeñas a una montería, aunque el problema de todos estos coches era el peso tan elevado que tenían y la tracción tan mala que llevaban. El Buick se atascaba con gran facilidad en las zonas lodosas y lo mismo sucedía con el Mercedes, aún teniendo fuerza en los dos ejes posteriores. Otro de los vehículos que se conservan en perfecto estado es un camión-vivienda que usó Franco durante la Guerra Civil: tiene un despacho equipado y un dormitorio, entelado y alfombrado. En la misma línea también hubo un camión-cocina y un camión-comedor. Algunos de estos vehículos sirvieron después para las cacerías.

Como todo dictador que se precie, otra de sus manías era su seguridad. Todos los vehículos de Franco están blindados, alguno, como el Cadillac de 1948, con rudimentarios cristales de cuatro dedos de grosor que le fabricaron en la factoría de armas de Trubia (Asturias), y otros, con planchas de acero propias de un carro de combate, como el Chrysler de 1964. La mayoría solo lo están en su parte posterior (donde viajaba Franco), dejando al chófer a la intemperie. Por contra, la gran mayoría son descapotables, lo que parece un sinsentido.


El Rolls-Royce Phantom IV descapotable (1952)



Según el capitán Emilio Galindo, oficial a cargo de los vehículos históricos, "esa absurda idea sobre la seguridad que se limitaba a blindar los laterales y los bajos del coche y dejaba el techo descubierto duró hasta el atentado a Kennedy, en Dallas, en 1963, donde se demostró que un tirador apostado en una posición elevada podía acabar con un jefe de Estado. A partir de ahí se acabaron los descapotables. De hecho, cuando el Príncipe de Asturias contrajo matrimonio con doña Letizia, hubo que diseñar una pérgola de cristal a prueba de balas para cubrir el Rolls-Royce Phantom IV descapotable con el que iban a cruzar Madrid. Los atentados, desgraciadamente, nos dieron más lecciones de seguridad: era importante proteger la zona del conductor, porque si este era alcanzado, el automóvil quedaba inmovilizado y el jefe del Estado a merced de los terroristas. Y también era conveniente blindar el techo, porque alguien podía colocar un artefacto explosivo encima. Y lo mismo pasa con los escoltas en moto, que no es una cuestión estética, sino que son fundamentales para establecer una cápsula de seguridad en torno al jefe de Estado y que nadie pueda acercarse.”

Franco siempre temió por su vida. Cuando cruzó por primera vez el umbral del palacio de El Pardo, en la mañana del 15 de marzo de 1940, situó su dormitorio en el rincón más recóndito del edificio, con vistas a un patio sombrío, en el extremo opuesto de los impresionantes jardines que rodean la residencia. El conjunto palaciego, a siete kilómetros de Madrid, formaba parte del antiguo Patrimonio de la Corona y estaba inmerso en 15.000 hectáreas de bosques cercados y perfectamente conservados; un ecosistema único en Europa habitado por ciervos, gamos, jabalíes y gatos monteses, que suponía el último vestigio de las inmensas propiedades de los antiguos reyes de España y que el General Franco, monarca absoluto sin corona, eligió como hogar tras la contienda. La decisión de Franco (y su esposa) se basaba, según el historiador Paul Preston, en tres atractivos que tenía el enclave para la pareja: "Su pasado real, su seguridad y el hecho de que el monte que rodeaba la finca era ideal para la caza".



El 20 de noviembre de 1975 moría el dictador. El día 25, un decreto creaba la Casa de Su Majestad el Rey en la que se integrarían todos los miembros de la organización del anterior jefe del Estado. Don Juan Carlos heredaba la espesa maquinaria del franquismo. Sin embargo, nunca viviría en el palacio de Franco, continuaría en La Zarzuela, un palacete del siglo XVII situado en el mismo monte de El Pardo, al que había llegado de recién casado.

domingo, 24 de julio de 2011

Fruto de un amor secreto: El Espíritu del Éxtasis

El “Espíritu del Éxtasis” (Spirit of Ecstasy) es el nombre del adorno de radiador presente en los automóviles fabricados por Rolls-Royce. Tiene la forma de una mujer inclinada hacia adelante con sus brazos extendidos sobre ella hacia atrás. Un gran trozo de tela ondulada recorre sus brazos y atraviesa su espalda, recordando a unas alas.




El “Espíritu del Éxtasis”, también llamado "Emily", "Silver Lady" ("Dama de Plata") o "Flying Lady" ("Dama Voladora"), fue diseñado por Charles Robinson Sykes y lleva consigo una historia de pasión secreta entre John Walter Edward Scott-Montagu, (2º Lord Montagu de Beaulieu después de 1905, un pionero del movimiento automotriz, y editor de la revista especializada The Car desde 1902) y su amor secreto y modelo del emblema, Eleanor Velasco Thornton, una actriz y modelo británica de madre española. Eleanor era la secretaria de John-Walter y su amor mutuo permanecería escondido, limitado a su círculo de amigos, durante más de una década. El motivo de este secretismo era el bajo estatus social y económico de Eleanor, que suponía un obstáculo para su amor. John-Walter, sucumbiendo a las presiones de su familia, se casó con Lady Cecil Victoria Constance, pero su relación amorosa secreta siguió adelante.


Eleanor murió el 30 de diciembre de 1915, hundiéndose con el SS Persia, cuando la nave fue torpedeada cerca de Creta por un submarino alemán, mientras ella acompañaba a Lord Montagu en su viaje a la India, cuatro años después de haber sido inmortalizada por su amante.


Lord Montagu y Eleanor Thornton


El Susurro (The Whisper)


Cuando Montagu encargó a su amigo Sykes la escultura de una estatuilla personal para el capot de su Rolls-Royce Silver Ghost, Sykes eligió a Eleanor Thornton como su modelo. Sykes originalmente creó a mano una figurita basada en ella con sus ropas al viento, que presionaba un dedo contra sus labios - para simbolizar los secretos de su amor-. Esta figurita fue, consecuentemente, llamada The Whisper (El Susurro) y está en exhibición en el National Motor Museum de Beaulieu junto con otros figurines del Espíritu del Éxtasis.


Los primeros automóviles Rolls-Royce no presentaban mascota alguna sobre su radiador; simplemente llevaban un emblema de la marca. Esto, de todas formas, no era suficiente para sus clientes, quienes opinaban que un vehículo de tan alto prestigio como un Rolls-Royce debía tener su propia mascota, y hacia 1910 las estatuillas personales se convirtieron en la moda del momento. Rolls-Royce era consciente de que algunos de los propietarios estaban fijando ornamentos "inapropiados" a sus vehículos. Claude Johnson, por entonces director de Rolls-Royce Motor Cars, fue preguntado para considerar el encargo de algo más digno y agraciado.

The Whisper


Johnson encargó a Charles Sykes, un joven artista y graduado del London's Royal College of Art, que produjera una mascota que adornaría los futuros Rolls-Royce y que se convertiría en genérico de la marca. Sus especificaciones indicaban que debía transmitir "el espíritu Rolls-Royce, a saber, velocidad con silencio, ausencia de vibraciones, la misteriosa conjunción de una gran energía con un bello organismo viviente de suprema gracia..."


El Espíritu de la Velocidad (The Spirit of Speed)


El resumen que Sykes recibió de Claude Johnson decía que su deber era evocar el espíritu de la mítica belleza de Niké, cuya elegante imagen era admirada en el Museo del Louvre, pero Sykes no estaba impresionado. Él creía que sería apta una representación más femenina.


Fue otra vez Miss Thornton quien él tenía en mente. Sykes eligió modificar The Whisper para convertirla en una versión similar a la actual y bautizó a su primer modelo The Spirit of Speed ("El Espíritu de la Velocidad"). Más tarde, la llamó "Una elegante pequeña diosa, el Espíritu del Éxtasis, que ha elegido el viaje por carretera como su delicia suprema y se asentó en la proa de un Rolls-Royce para revelar la frescura del aire y el sonido musical de sus revoloteantes vestiduras". Esta estatuilla fue presentada a la compañía en febrero de 1911.



Algunos críticos y fanáticos de Rolls-Royce han dado a El Espíritu del Éxtasis el dudoso apodo de Ellie in her Nightie ("Ellie [Diminutivo de Eleanor] en camisón"), sugiriendo la influencia de Eleanor como la musa de Sykes.


Claude Johnson ideó la descripción de El Espíritu del Éxtasis: describió cómo Sykes había buscado transmitir la imagen de "el espíritu del éxtasis, que ha elegido el viaje por la carretera como su delicia suprema... Ella está expresando su disfrute entusiasta, con sus brazos extendidos y su vista fijada en la distancia."


Henry Royce se encontraba enfermo durante el encargo de la dama voladora. Él no creía que la figurita mejorara el aspecto de los vehículos, argumentando que empeoraba la visión del conductor, y por ello pocas veces fue visto conduciendo un coche de su propia empresa adornado con el emblema.


La firma de Sykes aparecía en la peana y estaba inscripto "Charles Sykes, February 1911", "Feb 6, 1911" o "6.2.11". Incluso después de que Rolls-Royce se hiciera cargo de la fundición de las figuras en 1948, cada Espíritu el Éxtasis siguió llevando esta inscripción hasta 1951.



Alteraciones



Royce se aseguró de que oficialmente la estatuilla fuera un extra opcional, pero en la práctica se instaló en casi todos los coches fabricados después de ese año, convirtiéndose en equipamiento de serie a principios de los años 1920. Los automóviles cambiaron con los tiempos y El Espíritu del Éxtasis no fue una excepción. Estuvo chapada en plata desde 1911 hasta 1914, cuando se transformó para ser de aleación de cromo o níquel para disuadir a los posibles ladrones. Tan sólo se añadió una excepción cuando en París se presentó para un concurso de mascotas, en 1920, donde una versión enchapada en oro quedó en primer puesto. Las versiones chapadas en este metal al final quedaron disponibles con un costo adicional.


Aunque parezca que no ha cambiado nunca, esta estatua ha sufrido un total de 11 modificaciones de importancia a lo largo de su vida. Debido a la reducción de altura de las carrocerías, la mascota se ha visto reducida en varias ocasiones y fueron hechas varias alteraciones del diseño original.


Flying Lady vuelta hacia un costado para facilitar el acceso al compartimento del motor.


Sykes fue comisionado una vez más por Rolls-Royce en los años ‘30, para hacer una versión más baja de la mascota que encajara mejor con las berlinas deportivas de la época.


El 26 de enero de 1934 se desveló un nuevo diseño: la estatuilla de la dama arrodillada, la que era un innegable reflejo de Eleanor como un símbolo de la Rolls-Royce. También llevaba grabada la inscripción de "C. Sykes, 26.1.34" en la peana, la fecha en que se finalizó la primera pieza. Esta versión fue, de todos modos, dejada de fabricar tras los modelos Silver Wraith, Silver Dawn y Phantom IV, en favor de una versión más pequeña que la original, pero de pie, tal y como ha llegado hasta nuestros días.


En Estados Unidos, la estatuilla se llama The Flying Lady (La Dama Voladora), una versión modificada de El Espíritu del Éxtasis, hecha más arqueada hacia adelante para proteger el capot.


Emily kneeling


La representación actual de El Espíritu del Éxtasis se levanta un total de 3 pulgadas (7,5 cm) y, por seguridad, está montada sobre un mecanismo soportado por un muelle diseñado para retraerse instantáneamente dentro del radiador si se le golpea desde cualquier dirección. También existe un botón en el interior del vehículo que puede activar el mecanismo manualmente cuando se le presiona. La figura puede estar hecha de acero inoxidable muy pulido, de plata de ley o de oro de 24 quilates, siendo estas dos últimas opciones extras opcionales.


Los dos únicos Rolls-Royces en los que no aparece este amuleto actualmente son, por un lado, el primer Phantom IV suministrado en 1950 a la entonces Princesa Isabel, que porta su amuleto personal: San Jorge a caballo matando el dragón, diseñado por el artista Edward Seago -esta estatua es intercambiable, así que puede ser colocada en cualquier otro coche de la flota real- y, por otro lado, el Phantom IV de 1954 que posee la Princesa Margarita y que lleva a Pegaso, obra de Louis Lejeune, como el adorno del capot .

San Jorge y el Dragón, emblema personal de la Reina de Inglaterra


El Espíritu del Éxtasis al frente de la rejilla del Rolls se ha convertido en uno de los emblemas automovilísticos más identificables universalmente. Y quizá en una de las marcas más reconocidas del mundo.

jueves, 21 de julio de 2011

Lujo de reyes: el Rolls-Royce Phantom IV

El Phantom IV es el más exclusivo modelo Rolls-Royce que se haya construido jamás. Sólo 18 fueron hechos entre 1950 y 1956, exclusivamente para la realeza y jefes de estado. De ellos, 16 han sobrevivido.



Al crear el Phantom IV el fabricante rompió con su anterior decisión de cesar la producción de la serie de "grandes" Rolls-Royce Phantom después de la Segunda Guerra Mundial. El chasis ha sido desarrollado a partir del modelo Silver Wraith, fortalecido y alargado considerablemente a una distancia entre ejes de 12’ y una longitud total de 19' 1". Es el único automóvil Rolls-Royce provisto de un motor de ocho cilindros en línea, que podría correr largas distancias a una velocidad muy baja, un requerimiento importante para los coches ceremoniales.

Los dieciocho sedanes, construidos a partir de la misma estructura y blindados en origen, fueron confeccionados por carroceros independientes, o sea, cada uno tenía un acabado diferente. El elemento común es “El Espíritu del Éxtasis”, la estatuilla sobre el radiador, colocada en posición genuflexa en lugar de inclinada hacia adelante como en el resto de los coches de serie. Era una señal simbólica de respeto hacia quienes estaban destinados estos vehículos de gran lujo: reyes y jefes de Estado.


Kneeling Lady: "El Espíritu del Éxtasis" de rodillas

Gran Bretaña

El origen de estas “carrozas” reales está en un encargo que el Duque de Edimburgo hiciera a la firma en 1949, después de haber probado un prototipo Bentley de ocho cilindros que le habían prestado en 1948. Su Alteza Real quedó tan impresionado que le pidió a Rolls-Royce que construyera un chasis como tal.

El encargo fue aceptado y la empresa, consciente de que Daimler había disfrutado del patrocinio real desde 1900, estaba muy interesada en que se hiciera el mejor coche posible. Los directores de la compañía habían considerado la fabricación de un sustituto para el más grande Phantom III, pero se resistían, pues el débil clima económico de la posguerra no soportaría un automóvil grande y costoso. La producción del nuevo modelo no estaba en Crewe, sino en el experimental "Clan Foundry" en Belper, que había sido el centro de la rama de motores durante la Segunda Guerra Mundial.



El Rolls de 1950: burdeos y negro


Bajo el nombre código "Nabha", el Rolls-Royce real fue construido a mano sobre un chasis de Silver Wraith estirado y con un motor de 5.675 cm³, 8 cilindros. Cuando se completó en julio de 1950 la entrega fue acompañada por un anuncio público -ostensiblemente para romper el monopolio Daimler- indicando que el Phantom IV había sido "diseñado por orden especial de Sus Altezas Reales, La Princesa Isabel y el Duque de Edimburgo". Como el coche era de propiedad privada cuando se entregó a la joven pareja y no un vehículo oficial del Estado, fue pintado de verde San Valentín; al momento de la ascensión al trono de la Princesa Isabel en 1952 se convirtió en oficial y fue repintado en burdeos y negro. Así permanece en las Royal Mews en la actualidad y se utiliza ocasionalmente para transportar a ayudantes y amigos al Royal Ascot.



El emblema elegido por la Princesa Margarita, Condesa de Snowdon, para su radiador: el caballo alado “Pegasus”.



Este Phantom IV fue el primero de dos que la Princesa Isabel ordenó. En 1954, un modelo similar con un cuerpo landaulette (ya retirado) ingresó en la flota real. Los Rolls-Royce se mantuvieron preferidos por la familia real británica hasta la entrega de dos Bentleys personalizdos donados por esa empresa en 2002. Sin embargo, el Phantom IV se utiliza a veces para las ocasiones especiales de la familia real.

España


La colección de Phantom IV de Patrimonio Nacional de España constituye uno de los mayores tesoros automovilísticos del país. Las tres unidades que la componen, dos berlinas o limusinas para cinco y siete pasajeros respectivamente y una versión descapotable (cabriolet), fueron encargadas por el General Franco en 1948 para la Jefatura del Estado y llegaron a Madrid en 1952.




El General Franco en pleno desfile


En España estos automóviles se encuentran bajo custodia de la Guardia Real en los Acuartelamientos de El Pardo en Madrid, y en ellos acuden los reyes a los actos de Estado más protocolarios y relevantes, como la apertura solemne de cada legislatura en el Congreso tras la celebración de las elecciones generales y la constitución del nuevo gobierno, así como el desfile y los actos de la Fiesta Nacional de España el 12 de octubre. El cabriolet fue utilizado en las bodas de la Infanta Cristina en 1997 y del Príncipe de Asturias en 2004.


El Rolls de Franco en la boda de la Infanta Cristina

La lista privilegiada

Los propietarios de las 18 unidades de Rolls Royce reales fueron los siguientes (en primera instancia figura el número de chasis y el año de entrega. Las fotografías son réplicas a escala.):

1. 4AF2 – 1950 SAR La Princesa Isabel, Duquesa de Edimburgo. Limusina 7 plazas pintada, primero verde San Valentín, luego burdeos y negro. En el radiador lleva el emblema de San Jorge y el dragón, diseñado por el artista Edward Seago en plata, que se puede transferir de un coche a otro. Equipada con un asiento de conductor especialmente modificado en caso de que el Duque de Edimburgo deseara conducirla.



2. 4AF4 – 1950 La Casa Rolls Royce. Camioneta pick-up gris. Se trata de un prototipo utilizado para la fábrica. Desmantelado en 1963.



3. 4AF6 – 1951 SM Mohammad Reza Pahlevi, Sha de Irán. Cabriolet azul plata. Desguazado en 1959.



4. 4AF8 – 1951 SA Abdullah Al-Salim III Al-Sabah, Hakim de Kuwait. Limusina 6 con salón iluminado, color beige y azul marino real. Hoy se encuentra en el Museo Nethercutt de California.




5. 4AF10 – 1951 SAR El príncipe Enrique, Duque de Gloucester. Limusina negra. Destacó en 1966 en las películas Arabesque y Fumo di Londra (Humo de Londres).



6. 4AF12 – 1951 Ernest Hives, director de RR; luego SAR La Princesa Marina, Duquesa de Kent. Limusina 7 plazas azul.



7. 4AF14 – 1952 El General Francisco Franco de España. Limusina 5 plazas negra. Trasera blindada.



8. 4AF16 – 1952 El General Francisco Franco de España. Limusina 7 plazas negro. Trasera blindada.



9. 4AF18 – 1952 El General Francisco Franco de España. Cabriolet negro. Se utilizó oficialmente por primera vez en el desfile de la victoria el 18 de julio de 1952. Trasera blindada.



10. 4AF20 – 1652 S.A. Aga Khan III. Limusina sedanca de ville de color verde oscuro. Cuando RR vendió el coche para el Aga Khan se incluyó una cláusula en la que se decía que no podía ser vendido. Sin embargo, después de su muerte, su viuda lo vendió al hotel Mayfair-Lennox (Missouri, EE.UU.), donde era utilizado para recoger a los huéspedes en el aeropuerto. Debido a la capacidad de arranque corto fue revendido en 1962.



11. 4AF22 – 1952 S.A. El príncipe Talal Ibn Abd Al-Aziz de Arabia Saudita. Cabriolet crema y verde. El único Phantom IV con una carrocería de fabricación francesa. Fue descripto como un sedanca de ville pero un cabriolet 4 puertas fue construido sobre el chasis en su lugar.



12. 4BP1 – 1953 SM el Rey Faisal II de Irak. Limusina negra. Hecho para su coronación.



13. 4BP3 – 1953 SAR 'Abd al-Ilah, el Príncipe Regente de Irak. Limusina touring 7 plazas negra. Construido para la coronación de su sobrino, el rey Faisal II. En 1958, todos los miembros de la familia real fueron asesinados en un golpe de Estado. En el momento del levantamiento, el coche estaba en Hooper de Londres para mantenimiento, por lo que fue salvado.



14. 4BP5 – 1954 SM La Reina Isabel II del Reino Unido. Landaulette negro y marrón. Rolls-Royce mantuvo este coche para el uso exclusivo de la soberana británica. Finalmente en 1959 fue comprado por la Reina y utilizado por la familia real hasta finales de 1980. Se encuentra actualmente en exhibición en la Fundación Sir Henry Royce.



15. 4BP7 – 1954 SAR La Princesa Margarita, Condesa de Snowdon. Limusina 7 plazas negra. Adquirido por la Princesa Margarita, eligió como su emblema para el radiador a Pegasus, diseñado por Edward Seago y elaborado por Louis Lejeune Ltd. de Londres. Equipado con un asiento ajustable en caso de que la princesa quisiera conducirlo ella misma.



16. 4CS2 – 1955 SA Abdullah Al-Salim III Al-Sabah, Hakim de Kuwait. Limusina 6 con salón iluminado, pintada en dos tonos de verde.



17. 4CS4 – 1955 SA Abdullah Al-Salim III Al-Sabah, Hakim de Kuwait. Limusina color cobre dorado y plata. En exhibición en el Castillo Concejuelo en Torre Loizaga, Vizcaya, España.



18. 4CS6 – 1956 SM Mohammad Reza Pahlevi, Sha de Irán. Limusina negra, luego pintada de burdeos. En 1977, el coche estaba en Londres para "reparaciones y reformas”. Después de tres años y un valor reportado de U$S 25.000 en reparaciones, el coche estaba todavía en el Reino Unido. Hubo una disputa sobre quién era el dueño del auto, el Sha derrocado o representantes de la embajada iraní, que dijo que pertenecía a su país. Por último, la exiliada familia Pahlavi perdió su reclamo sobre la propiedad en los tribunales británicos. Esta unidad se muestra actualmente en el Museo Nacional del Automóvil de Irán.