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miércoles, 7 de septiembre de 2011

Celebridades de la corte

Las brillantes cortes de Francia e Inglaterra fueron escenario de las acciones de estas figuras controvertidas, brillantes cortesanos.


Mary Boleyn, conocida tradicionalmente en español como María Bolena (1499-1543), pertenecía a la célebre familia Bolena, que disfrutó de una influencia considerable a principios del siglo XVI. María fue una de las amantes de Enrique VIII de Inglaterra y también, según se dice, de su rival, el rey Francisco I de Francia. Contrajo matrimonio en dos ocasiones y muchos historiadores creen que era la hermana mayor de Ana Bolena. Los testimonios de la descendencia tanto de María como de Ana hacen suponer más fiable la tesis de que María era la mayor de las hermanas aunque algunos estudiosos creen lo contrario.


María permaneció en Inglaterra la mayor parte de su infancia. No fue hasta 1514, cuando tenía aproximadamente 15 años, que fue enviada al extranjero. Su padre le aseguró una plaza como dama de honor de la hermana del rey, la princesa María Tudor, quien se trasladó a París para casarse con el rey Luis XII de Francia. Cuando María Tudor abandonó Francia tras la muerte de su marido el 1 de enero de 1515, María Bolena permaneció en la corte francesa, regresando de vuelta a Inglaterra en 1519. Se le dio el trabajo de dama de honor de la reina de Inglaterra, Catalina de Aragón, durante los últimos diez años de su matrimonio con Enrique VIII.


Un año después de su regreso a Inglaterra, María se casó con sir William Carey, el 4 de febrero de 1520, un cortesano adinerado y con buenos contactos, que había conseguido los favores del rey. Enrique VIII fue invitado a la ceremonia y probablemente poco después comenzó un romance con María, a quien su padre y su tío materno (Thomas Howard, el duque de Norfolk) utilizaron como un peón para obtener diversos honores. Esta confusión sobre cuándo comenzó su relación se debe a muchos factores. Primero, no se sabe cuánto duró el romance exactamente. Segundo, nunca fue hecho público y María no disfrutó del tipo de fama, riqueza y poder que tenían las amantes de reyes en países extranjeros (como Francia).Durante su relación o poco después de haber finalizado, la leyenda establece que uno o los dos de los hijos de María habían sido engendrados por el rey. Sin embargo, hay pocas pruebas.


En 1528 el marido de María falleció durante un "brote de sudores". En 1534, se volvió a casar, esta vez en secreto, con William Stafford, un plebeyo sin rango y pobres ganancias. Debido a estas características, los historiadores sospechan que fue un matrimonio por amor, ya que no había otra razón por la que ella se casaría con alguien de una clase social tan lejana a la suya. Cuando esto fue descubierto, la pareja fue desterrada de la corte por la misma reina Ana.


Sus circunstancias financieras llegaron a ser tan desesperantes que María se rebajó a rogarle a Thomas Cromwell que hablara con el rey en su favor. Enrique, sin embargo, fue indiferente a su plegaria. Ana se arrepintió primero y, aunque mandó a María una magnífica copa de oro y algo de dinero, aún seguía rehusando a que volviera a la corte. Esta reconciliación parcial fue la única que tuvieron las dos hermanas, ya que no se encontraron desde 1534 hasta la muerte de Ana en 1536. La vida de María entre 1534 y la ejecución de su hermana, el 19 de mayo de 1536 es difícil de concretar. Como su tío, Thomas Howard, 3r duque de Norfolk, puede que María no quisiera ser relacionada con sus malogrados familiares para evitar más sucesos desgraciados. María y su marido permanecieron en su retiro en Rochford, Essex. Ella murió poco después de cumplir cuarenta años, a una edad relativamente joven incluso para los estándares de la época, el 19 de julio de 1543.



Charles d’Albert, duque de Luynes (1578 - 1621) fue favorito de Luis XIII gracias a su pasión común por la caza. El rey le nombró consejero de Estado, gentilhombre ordinario de la cámara real, gobernador de la villa y castillo de Amboise en Touraine y capitán del Palacio de las Tullerías. El 30 de octubre de 1616 obtuvo el cargo de gran halconero de Francia. En su calidad de consejero del joven rey abogó por los viejos ministros de Enrique IV de Francia, caídos en desgracia. Con ellos hizo honor a las máximas del gran rey.


Sin romper con España, Luynes se separó; reanudó sus relaciones con Inglaterra y se unió a la causa de la independencia italiana; reafirmó su alianza con Venecia y con el Piamonte, concertó el matrimonio de la segunda hermana del rey, Cristina de Francia, con Victor-Amadeo I de Saboya y la unión de la tercera hermana del rey con el Príncipe de Gales. Mantuvo a la reina madre alejada, durante un tiempo, de la corte y de sus problemas y la permitió volver tras haberla vencido dos veces. Se unió a los Grandes participando en el enfrentamiento que mantenían contra ella. Incorporó a la monarquía Béarn y Navarra.


En 1617 empezó a intrigar contra María de Médicis y planeó el asesinato de Concino Concini con Vitry. Fue entonces cuando Luynes se convirtió en el verdadero jefe del reino, atribuyéndose los bienes de su predecesor y de su mujer, adueñándose del castillo de Lésigny, se cubrió de títulos: duque, par, primer gentilhombre de la Cámara y condestable de Francia. El hecho de que un pequeño noble como Luynes, que nunca participó en ninguna guerra, accediera a la condición de condestable asombró, pero Luynes aceptó este cargo porque el duque de Lesdiguières que era protestante, no quiso abjurar de su fe para obtener esta promoción. Una rápida ascensión a las más altas esferas del estado le acarreó numerosos enemigos que veían en él a un segundo Concini.



Henri Coiffier de Ruzé d'Effiat, marqués Cinq-Mars (1620 – 1642) fue un “favorito” del rey Luis XIII que organizó, sin éxito, la última conspiración contra el poderoso primer ministro, el Cardenal Richelieu. Cinq-Mars, era hijo del mariscal Antoine Coiffier-Ruzé, marqués de Effiat, un amigo cercano de Richelieu que, tras la muerte de su padre sucedida en 1632, tomó a éste bajo su tutela.


En 1639, Richelieu introdujo en la Corte al joven Cinq-Mars a fin de que estuviera cerca del rey y consiguiera llegar a ser su “favorito” (un amigo íntimo, habitualmente afecto a la corte que gozaba de una mayor influencia respecto a las decisiones del rey). Cinq-Mars fue nombrado, enseguida Gran maestre del Guardarropa y Primer Escudero, posteriormente fue elegido como Gran escudero de Francia; Luis XIII le ofreció, también, el condado de Dammartin.


Cinq-Mars se unió a François de Thou y a Gastón de Francia para conspirar con los españoles. El plan concebido era el de destituir o asesinar a Richelieu, y firmar la paz con España que incluiría una restitución recíproca de los territorios ocupados. Una carta (que tenía que ser secreta) del marqués fue interceptada por la policía de Richelieu. Traicionada la confianza de Luis XIII y de Richelieu, Cinq-Mars fue juzgado y decapitado en Lyon, junto con François de Thou, el 12 de septiembre de 1642.



Louis de Rouvroy, Duque de Saint-Simon (1675 - 1755), fue un escritor y diplomático francés. Era hijo de Claude de Rouvroy, Duque de Saint-Simon y de su segunda mujer, Charlotte de L'Aubespine. El duque de Saint-Simon fue autor de unas voluminosas Mémoires Memorias) que cubren los años 1695-1723 y son una fuente fundamental para comprender el reinado de Luis XIV y la regencia que le sucedió. En 1721 viajó a España, país que admiraba mucho, como embajador, con el fin de casar a Luis XV con una infanta española. Fue el episodio culminante en su carrera política, que además se vio recompensado con el título de Grande de España, pero fue el último. A su retorno a Francia en 1722, no consiguió ser primer ministro, y al año siguiente, con la muerte del regente, perdió todo acceso al poder y se alejó de la corte.




George Villiers, 1r Duque de Buckingham (1592 – 1628), fue favorito del rey Jacobo I de Inglaterra y de su hijo Carlos I. Jacobo I se enamoró de él y llegó a declarar públicamente: «Si Cristo tuvo a su Juan, yo tengo a George». Villiers se ganó el apoyo de todos aquellos que se oponían al antiguo favorito, Robert Carr, Duque de Somerset.


Con el favor del rey alcanzó en menos de dos años las mayores dignidades: Villiers fue nombrado en 1615 Gentleman of the Bedchamber (Caballero de Cámara), en 1616 Barón Whaddon y Vizconde Villiers, Conde de Buckingham en 1617, Marqués de Buckingham en 1618 y finalmente Duque de Coventry y Duque de Buckingham en 1623, en la segunda formulación de dicho título. Llegó a ser Primer Ministro, y la persona más importante en la corte, fuera de la familia real. Según los historiadores, su atractivo irresistible le llevó a una actitud arrogante e impulsiva, al tener plena confianza en sus encantos. Pero no estaba preparado para sus cometidos políticos.


En 1623 Villiers acompañó a Carlos, príncipe de Gales, a España para negociar el matrimonio entre éste y la Infanta María Ana, hija menor de Felipe III. Las negociaciones venían de largo, pero se cree que Villiers fue el causante del fracaso de las mismas. Se cuenta que el príncipe Carlos se encaprichó sinceramente de la Infanta, pero se extralimitó según la recatada corte madrileña, al trepar por una tapia para verla; la Infanta huyó despavorida. El embajador español pidió que el parlamento ejecutara a Villiers por su comportamiento en Madrid, pero Buckingham ganó renombre pidiendo la guerra contra España a su vuelta.


Fue enviado en 1624 a Francia, junto al conde de Holanda, para solicitar la mano de la princesa Henriette de Francia, hija de Enrique IV, para el rey de Inglaterra. La religión católica de la novia provocaría rechazos entre los ingleses. Durante la misión diplomática en Francia cortejó a la reina Ana de Austria, lo que le valió la expulsión y la animadversión de Luis XIII y Richelieu. Su suerte mejoró cuando el príncipe de Gales fue coronado como Carlos I, quien, al igual que su padre, también sintió una fascinación por él.



El 2 de agosto de 1628, un oficial del ejército asesinó a Villiers apuñalándole en un muelle del Támesis. Fue enterrado en la Abadía de Westminster, siendo la primera persona no perteneciente a la familia real en ser enterrada allí. Fue una figura histórica muy controvertida. El escritor francés Alexandre Dumas lo describe en términos paradójicamente positivos en Los Trés Mosqueteros. En cambio, el romancista e historiador inglés Charles Dickens no disfraza un rechazo total del Duque en su libro A Child’s History of England. Según Dickens, cuando el rey inglés Carlos I encargó el Duque de Buckingham (“ese insolente nouveau-riche”) de escoltar la novia real, la Princesa Enriqueta María de Francia a Inglaterra, Buckingham — “con su habitual audacia” — sedujo a la reina de Francia, la española Ana de Austria, lo que causó un conflicto diplomático extremamente grave que el Cardenal Richelieu, ministro del rey de Francia, aprovechó. Más tarde, “ese pestilente Buckingham, para gratificar su vanidad herida”, arrastró Inglaterra a una guerra con Francia y España. Y Dickens comenta: “Por tan mezquinas causas y tan mezquinas criaturas se hacen a veces las guerras.”




María Teresa Luisa de Saboya-Carignan, princesa de Lamballe (1749 – 1792) pertenecía a la Casa de Saboya por nacimiento, y a la Casa de Borbón por matrimonio. Princesa de Lamballe, Saboya y Carignano, ostentó desde la cuna el tratamiento de Su Alteza Serenísima. María Teresa se casó en 1767 con el príncipe de Lamballe, uno de los príncipes más ricos de Europa, nieto del Conde de Toulouse y descendiente de Luis XIV y de su amante, Madame de Montespan. El matrimonio fue un rotundo fracaso y María Teresa no llegó a conocer la felicidad. En 1768, cuando la princesa contaba 19 años, su marido falleció a causa de una enfermedad venérea. A partir de entonces, vivió con su suegro y, juntos, se dedicaron a diversas obras benéficas y caritativas.


En 1770 conoció a la flamante Delfina, la archiduquesa de Austria María Antonieta. A partir de 1771 la princesa realizó frecuentes visitas a la Corte y se aproximó a la Delfina, que vio en ella una amiga segura y sincera. Cuando María Antonieta accedió al trono en 1774, siguió manteniendo su amistad con la princesa de Lamballe y los rumores de una relación lésbica empezaron a enturbiar su amistad. Mientras, la princesa siguió conservando su carácter piadoso y recogido y la reina fue volviéndose cada vez más frívola. En 1775 la reina ofreció a su "amiga del alma" el cargo de Superintendente de su palacio, lo que significaba que debía planificar las diversiones de la reina, pero ésta enseguida se dio cuenta de que la princesa era excesivamente formal y se aburría. María Antonieta prefirió la insolencia y el descaro de Madame de Polignac.


La princesa se fue al campo y allí reemprendió sus actividades caritativas e ingresó en la Francmasonería. En 1789 la Revolución gravitaba ya sobre Francia y la reina empezó a tomar conciencia de sus equivocaciones. María Antonieta se volvió más prudente y se acercó de nuevo a la princesa de Lamballe. En octubre de 1789 la familia real retornó a París y la princesa se fue con ellos a la residencia de las Tullerías. La princesa de Lamballe fue una de las últimas personas con las que la reina pudo contar y su amistad se volvió más íntima. La princesa consiguió salir de Francia luego de ser atrapada la familia real en Varennes y se refugió en Inglaterra. Durante ese tiempo ambas intercambiaban abundante correspondencia en la que la reina le demostraba sus sentimientos: "Tengo necesidad de vuestra tierna amistad, la mía os la demostraré cuando os vea", escribió María Antonieta en junio de 1791. A finales de ese mismo año la reina suplicaba a la princesa que no regresase a París, pero ésta, preocupada por la suerte de la reina, dejó Inglaterra y volvió a las Tullerías. En 1792, cuando la familia real fue arrestada y conducida al Temple, la princesa iba con ellos. En las llamadas “matanzas de septiembre”, María Teresa fue decapitada y su cuerpo, vejado.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Una figura: Olympe de Soissons


Olimpia (en francés, Olympe) Mancini, Condesa de Soissons, fue la segunda de las célebres hermanas Mancini.

Su madre, Girolama Mazzarini, era una de las dos queridas hermanas del poderosísimo valido de Ana de Austria: el Cardenal Jules de Mazarin (aunque ha pasado a la historia con esta versión afrancesada de su nombre, en realidad había nacido Giulio Raimondo Mazzarini, en un tranquilo pueblo de los Abruzzos italianos). Girolama se había casado con el barón romano Michele Mancini y ambos habían tenido una numerosa prole: de sus diez hijos sobrevivieron seis, un varón llamado Filippo y cinco niñas. Luego de la muerte del padre en 1650, Geronima Mazzarini llevó a sus hijas de Roma a París con la esperanza de utilizar la influencia de su hermano, el Cardenal Mazarin, para asegurarles ventajosas alianzas matrimoniales.


El Cardenal


Las otras hermanas Mancini eran:

§ Laura Vittoria, que casó con Luis II de Borbón-Vendôme, duque de Vendôme, heredero del hijo natural de Henri IV de Francia.
§ Anna Maria, la menos bella de todas pero quien obtuvo el premio mayor: Luis XIV -más tarde casaría con el príncipe Lorenzo Colonna-.
§ Ortensia, la belleza de la familia, escapó de su abusivo esposo, Armand-Charles de la Porte, duque de La Meilleraye, y se fue a Londres, donde se convirtió en amante del rey Carlos II.
§ Maria Anna, quien casó con Maurice Godefroy de la Tour d'Auvergne, duque de Bouillon, un sobrino del vizconde Henri de Turenne.


Las hermanas Marie, Olympe y Hortense


El Cardenal Mazarin nunca dejó de favorecer a sus hermanas, la ya mencionada Girolama y otra mayor, Laura Margherita. Más adelante, ese trato de favor se dirigió especialmente a la descendencia de ambas. Laura y Olimpia, las dos primeras hijas de Girolama con Michele, pronto fueron llamadas por su tío para que acudiesen a la corte francesa. Ambas recibieron enseguida el apodo de “mazarinettes”, que posteriormente se aplicaría a sus hermanas menores y a sus primas hermanas Martinozzi, las hijas de tía Laura Margherita (Laura Martinozzi, la primogénita, casó con Alfonso IX d’Este, duque de Módena y fue la madre de María de Módena, segunda esposa de James II de Inglaterra. La menor, Anne Marie Martinozzi, casó con Armand, Príncipe de Conti). Jóvenes bonitas e inteligentes, adquirieron la pátina de sofisticación que distinguía al círculo de la reina madre Ana de Austria, amiga y, según los rumores, amante de Mazarin.


Olympe


Las Mancini crecieron en el Palais-Royal junto con el joven Luis XIV. Aunque no era exactamente una belleza, Olimpia poseía un enorme charme e indiscutible fascinación: su cabello oscuro, su complexión brillante, sus ojos negros y vivaces, su figura pulposa y redondeada cual modelo de Rubens. Su aspecto era tan resplandeciente y su personalidad tan notable que en la corte se la solía denominar “la perle des précieuses”.

El rey, entonces un buen mozo soltero, estaba extasiado con ella y se dedicó a cortejarla con entusiasmo, organizando fiestas para poder bailar con ella y ofreciéndole valiosos presentes. Se mantuvo unido fuertemente a la joven Mancini, hasta el punto de que muchos creyeron que eran amantes. Mazarin fue muy claro con Olimpia: si ella cedía a los requerimientos de Luis estando aún soltera, arruinaría sus posibilidades de lograr un matrimonio igual de ventajoso que el que se había obtenido para Laure Victoire con el duque de Vendôme. Por tanto, Olimpia no cedió ante el rey y, en febrero de 1657, se casó en el curso de una fastuosa ceremonia con Eugène-Maurice, Príncipe de Savoie-Carignan (1633-1673), más tarde Conde de Soissons. Ya a salvo las apariencias, Olympe (como era conocida en Francia) pudo volver a inflamar la pasión real.

El Rey Sol


Al ser esposa de Monsieur le Comte, ella sería tratada en la corte como Madame la Comtesse. Este tratamiento era usado por el jefe de la rama más joven de la Casa de Borbón, el conde de Soissons, título que había sido adquirido por el primer Príncipe de Condé en 1557 y retenido por sus descendientes durante más de dos generaciones. Cuando el título pasó a la hermana menor del 2º conde de Soissons, Marie de Borbón-Condé, esposa de Thomas François, príncipe de Carignano, comenzó a ser conocida como Madame la Comtesse de Soissons. A su muerte, el título pasó a su segundo hijo, el esposo de Olympe, quien sería tratado como Monsieur le Comte.

Pero entonces habían aparecido en escena (ya que se habían trasladado a Francia en 1654) las tres hermanas pequeñas: Marie, Hortense y Marianne. La primera se había enamorado apasionadamente del rey, el mismo que aún buscaba solaz con Olympe de Soissons. Un hecho fortuito inclinaría la balanza: en el verano de 1658, luego de una repentina enfermedad lo bastante seria como para que se temiese por su vida, Luis XIV empezó a frecuentar a Marie Mancini. Primero fue un romance absolutamente platónico, pero luego ambos se convencieron de que sus sentimientos recíprocos culminarían en matrimonio.

La cámara de Olympe de Soissons en el Château Condé


Ana de Austria echaba chispas. Durante la etapa ominosa de la enfermedad de su hijo, se había decidido a negociar, en cuanto se recuperase el joven rey, un matrimonio dinástico con España, su país natal. Felipe IV, hermano de Ana, tenía una hija que cuadraba en edad con el monarca: la infanta María Teresa. Ana ordenó a Mazarin lograr un compromiso en firme en un mínimo plazo de tiempo, para que la boda no se demorase y su hijo, unido a su sobrina la infanta española, pudiese empezar a engendrar la siguiente generación de la dinastía. El empeño de Luis en casarse con Marie Mancini era un inconveniente y Anne y Mazarin concordaron en que lo más inteligente era apartar a Marie de Louis: sería enviada junto a sus hermanas Hortense y Marianne a la fortaleza de Brouage, en La Rochelle.

En el caso de que María Teresa no lograse insuflar en Luis tal clase de amor que le hiciese borrar de su corazón y su mente a Marie, emplearían en la tarea a Olympe de Soissons. Efectivamente, cuando Luis volvió a París con su María Teresa, demasiado seria y pacata para su gusto, Olympe aprovechó para relanzar su historia erótico-galante con Luis. Madame la Comtesse no dudó en enviarle a su hermana Marie una carta en la que proporcionaba suculentos detalles acerca de su propia implicación con el rey. Marie se quedó devastada. Ahora comprendía que ella, relegada en Brouage, nada podía hacer para competir con la vibrante y sensual Olympe.


Eugène-Maurice de Savoie-Carignan


Con el príncipe de Saboya-Carignano, Olympe tuvo cinco hijos y tres hijas, entre ellos el que sería célebre soldado Eugenio de Saboya. Pero ninguno de los padres pasó mucho tiempo con los niños: su padre, un valiente pero poco atractivo soldado del ejército francés, pasaba mucho de su tiempo en campaña, mientras que la pasión de Olympe por las intrigas de la corte significaba que los niños recibían escasa atención de su madre.

Casi enseguida que su hermana Marie se uniera con el Príncipe Lorenzo Colonna en un matrimonio arreglado, Olympe fue nombrada Superintendente de la Casa de la Reina, lo que le daba autoridad sobre todas las otras damas de la corte con la excepción de las Princesas de la sangre. Como era, por naturaleza, una intrigante, pronto se vio envuelta en varias intrigas cortesanas.

El Hôtel de Soissons


Decidió aliarse con la cuñada de Luis XIV, Henriette-Anne Stuart, duquesa de Orléans, quien era conocida en la corte como Minette. Cuando la duquesa y el rey trataron de ocultar su relación de los demás, Olympe, queriendo tomarse la revancha, presentó a Luis una de las damas de Henriette, Louise de La Vallière, para que él pudiera reclamar que su atención sobre Minette y sus damas estaba basada en su afecto por Louise y no Minette.

El asunto todavía se enredó bastante más. Olympe, ya sin nada que hacer respecto al rey, se había reconfortado en brazos del gallardo y malicioso marqués de Vardes, quien se dedicaba a propagar rumores sobre el duque de Orleans y el caballero de Lorena, para gran bochorno de Minette. Temiendo la lengua suelta y venenosa de Vardes, Minette persuadió a su hermano mayor, el rey inglés Carlos II, que la ayudase a convencer a Luis XIV que el marqués era un intrigante. Vardes acabó en La Bastilla y luego se le condenó a exilio perpetuo. Muy ofendida, Olympe decidió actuar a la vez contra Minette y contra Louise de LaVallière: contó a Luis que Minette se había escrito durante años con el duque de Guiche gracias a la silenciosa complicidad de Louise. El rey se enojó tanto, que Louise buscó refugio temporal en un convento tras recibir las imprecaciones de su amante.


Olympe a caballo


Después de caer en desgracia en la corte, Olympe se dirigió a Catherine Monvoisin (conocida como La Voisin) y las artes de la magia negra y la astrología. Su cometido era envenenar a Louise de La Vallière. Envuelta en el hecho conocido en la historia como el Affaire des poisons, ahora abundaban las sospechas sobre su participación en la muerte prematura de su marido en 1673 e incluso se dijo que había amenazado al rey con las palabras “vuelve a mí o lo lamentarás”. Para peor, en 1689 fue sospechosa de envenenar a María Luisa de Orléans, reina de España, hija de Minette y sobrina de Luis XIV, cuya confianza había obtenido luego de residir en España al ser expulsada de Francia como resultado del asunto de los venenos.

En enero de 1690 se le ordenó abandonar la corte española y se mudó a Bruselas, reclamando su inocencia. Ocasionalmente viajaba a Inglaterra con sus dos hermanas Marie y Hortense. En Bruselas se convirtió en patron de músicos como Pietro Antonio Fiocco y Henry Demarest. Murió en 1708, exactamente tres meses después de la victoria de su hijo Eugène en la batalla de Oudenarde, el día de su 70º cumpleaños.


Olympe como Athena


sábado, 12 de septiembre de 2009

Rama menor

Este término es usado en genealogía para describir la línea de descendientes del hijo menor de un monarca o patriarca. En las dinastías gobernantes y familias nobles de la mayoría de Europa y Asia, los activos mayores de la familia –títulos, reinos, feudos, propiedades e ingresos- han ido pasando históricamente de padre a hijo primogénito en lo que se conoce como “primogenitura”. Los hijos más jóvenes heredan menos riqueza y autoridad para legar a sus futuros descendientes.



Carlos I de Anjou (1226-1285), hijo de Luis VIII y 7º hermano de San Luis, del que se originó la Casa de Anjou-Sicilia


En las familias y las culturas en las que ésta no era la costumbre o ley, como en la Alemania feudal (Sacro Imperio Romano), la igualdad de la distribución de los ingresos familiares entre la descendencia era capaz de fragmentar la herencia como para hacerla rendir y mantener a los descendientes en el nivel socio-económico de sus antepasados.

Mientras la primogenitura masculina era una forma común de mantener intacta la riqueza de la familia y reducir las disputas familiares, se hacía a expensas de los hijos jóvenes y sus descendientes. Antes y después de adoptar la herencia por primogenitura, los hermanos jóvenes muchas veces competían con los hermanos mayores para ser elegidos como herederos de su padre o, luego que la elección había sido hecha, era buscado para usurpar los derechos de nacimiento del mayor.

Juan “Sin Tierra”, Rey de Inglaterra (1199-1216), hermano de Ricardo “Corazón de León”



Infantazgo (o Infantado)

En las partes de Europa donde prevalecía la primogenitura, los hijos menores eran generalmente titulados para recibir un infantado, patrimonio sustancialmente menor que la herencia del hijo mayor. A menudo, especialmente fuera de Alemania, las ramas jóvenes permanecían subordinadas a la línea mayor como vasallos.

De todas maneras, uno o más de los hijos jóvenes eran animados a tomar órdenes religiosas, perdiendo así todos los derechos de herencia. O podía ser animado a perseguir una carrera militar como oficial, un puesto de cortesano o funcionario civil en el servicio del monarca.




Gastón de Francia, Duque de Orléans y de Chartres, hermano de Luis XIII (1608-1660)


Estatus

En algunos casos, la responsabilidad primaria de promover el prestigio familiar, el crecimiento del estatus y la fortuna para futuras generaciones caía en la rama menor. No se esperaba que esta rama, teniendo menos medios, reprodujese a la familia. Si elegía hacerlo, sus miembros debían mantener el estatus social familiar evitando la derogación, pero podía perseguir los esfuerzos considerados rebajados para la rama mayor, como la inmigración al reino de otro soberano, o un contrato comercial, o una profesión (como el derecho), o el servicio civil.

A veces, las ramas menores eventualmente heredaban el trono de la línea mayor, por ejemplo, la Casa de Saboya-Carignano en el Ducado de Saboya y el Reino de Cerdeña o los Condes Palatinos de Zweibrück en los Electorados del Palatinado y Baviera. En otros casos, una rama joven podía eclipsar líneas mayores en rango y poder, como los Reyes de Prusia y Emperadores de Alemania -quienes eran más jóvenes por primogenitura que los Condes y Príncipes de Hohenzollern- o los Electores y Reyes de Sajonia -quienes eran la rama más joven de la Casa de Wettin que los Duques de Saxe-Weimar-.


El Príncipe Eugène de Saboya-Carignano (1633-1673)


En contrapartida, también era posible para las ramas menores que descendieran en estatus, ya fuere debido a una menor fortuna o una distancia genealógica. Este era el caso de la rama capetina de los Príncipes de Courtenay, el último de los cuales murió en 1730 sin haber sido reconocido por la corona francesa como Prince du sang. Asimismo, la línea de los príncipes de Ottajano, una rama de la Casa de Médici (elegibles para heredar el Gran Ducado de Toscana cuando el último titular de la rama mayor murió en 1737) que por la intervención de las Grandes Potencias se asignó la soberanía de Florencia en otros lugares por razones de conveniencia política.


Ramas menores destacadas de la realeza


  • Casa de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg; descendientes del hijo más joven del rey Christian III de Dinamarca (perteneciente a la Casa de Oldenburg), quienes eventualmente se convirtieron en monarcas de Dinamarca, Noruega y Grecia y de los cuales desciende patrilinealmente el actual Príncipe de Gales.



El Duque Federico Fernando de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg (1855-1934)

  • Casa de Borbón; descendientes del hijo más joven de Luis IX de Francia, quien, en la persona de Henri IV (Henri le Grand) heredó el trono francés a partir de la línea mayor capetina de los Valois en 1589. De ella surgieron los Reyes Borbones de España (incluyendo las líneas carlistas y legitimistas francesas), los Reyes de las Dos-Sicilias y los soberanos Duques de Parma, quien actualmente reinan en el Gran Ducado de Luxemburgo por una línea menor. También a partir de Luis XIII de Borbón desciende la rama menor conocida como Casa de Orléans, a la que pertenecen el rey-ciudadano Luis Felipe, los reclamantes orleanistas al torno de Francia (Condes de París) y la Casa de Orléans-Braganza (que reinaron como Emperadores de Brasil hasta 1889).





Louis-Philippe Albert d’Orléans, Conde de París (1838-1894)