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sábado, 24 de octubre de 2009

La Nobleza en España

El origen de casi toda la nobleza española se encuentra en la época de la restauración en que los sucesores de Don Pelayo echaron en las montañas de Asturias los fundamentos de la nueva monarquía que había de expulsar a los árabes de España. Los descendientes de los godos mantuvieron inicialmente una cierta precedencia, pero enseguida fueron incorporándose por méritos quienes derramaban su sangre en la Reconquista y se concedieron mercedes a quienes repoblaban las peligrosas tierras fronterizas otorgándoles los privilegios propios de nobleza o hidalguía.


También se les daba honras y franquezas que servían a los demás a seguir el ejemplo y como forma de estimular a ir al combate no solo en defensa del territorio sino como recompensa personal, reconociendo las más ilustres casa de España su origen en personas particulares que por sus gestas merecieron ser recompensados con títulos de nobleza para sí y descendientes, llegando a conseguir con el tiempo las dignidades de caballeros, condes, marqueses, duques y ricos-hombres y hasta la Grandeza de España.

Pedro de Alcántara Téllez-Girón, IX Duque de Osuna, rodeado de su familia (1788)


La prueba de ser noble

Hay pruebas para demostrar la pertenencia a la nobleza en España que son las siguientes (seguro hasta principios siglo XX):


  • El Título de su concesión.

  • Prueba de posesión local acreditando que el pretendiente y su padre han estado en posesión de hijodalgo por espacio de 20 años y en su virtud se le manda guardar la posesión en la localidad en donde vive solamente denominado hidalgo de gotera o de canales adentro que significa que saliendo del lugar ya no lo es.

  • Prueba de posesión general en que se ha demostrar de tres personas, el del pretendiente, su padre y su abuelo por igual tiempo de veinte años cumplidos y continuos y al que lo probare se manda amparar en la posesión de la hidalguía.

  • Prueba de propiedad posesoria que se consigue probando la del pretendiente, padre y abuelo y la prueba de la inmemorial y se pide ejecutoria y se declara hijodalgo al pretendiente imponiendo perpetuo silencio a los contradictores.
“El Caballero con la Mano en el Pecho”, El Greco, 1580

Clases

Existían muchas clases y denominaciones que engendraban categorías en ellas mismas conocidos con los nombres siguientes:
  • Infanzón, hijodalgo que en su heredamiento tenía potestad y señorío limitados.
  • Hijodalgo o Hidalgo, persona que por su sangre es de una clase noble y distinguida. En el antiguo régimen eran mayoritarios en Cantabria, Asturias, Vizcaya y muy numerosos en Castilla la Vieja y Navarra.
  • Simple.
  • De solar conocido y de devengar 500 sueldos, es decir de casa más antigua y noble perteneciente a una familia.
  • Gentilhombre, noble que servía en casa de los reyes.
  • Escudero, persona de la nobleza generalmente emparentada con una casa ilustre por la que es reconocido y tratado como tal, hidalgo al servicio de una gran casa.
  • Caballero, hidalgo de calificada nobleza, miembros de las Órdenes Militares, etc.
  • Rico-hombre, el que en lo antiguo pertenecía a la primera nobleza de España.
  • De pendón y caldera, se trata de ricos-hombres de Castilla con privilegios por parte de los reyes en tener como divisa un pendón para movilizar gente y la caldera que los gastos corrían de su cuenta.

Armas de la Casa de Haro, linaje de la nobleza feudal castellana, titular del señorío de Vizcaya entre los siglos X y XIV

  • Conde, título nobiliario que concedían los reyes y en la Edad Media equivalía a gobernador de una comarca.
  • Marqués, título nobiliario que corresponde al magnate que estaba al frente de una marca o frontera de su nación.
  • Duque, título nobiliario que se deriva de los antiguos gobernadores militares (dux).
  • Infante, los hijos no primogénitos de los reyes de de la Península Ibérica, esto es los hijos de los reyes de Castilla, Aragón, Navarra, Portugal y España.
  • Vizconde, persona que sustituía al conde.
  • Barón, título nobiliario de más o menos dignidad según el país de Europa.
  • Señor, título nobiliario poseedor de estados y señoríos.
  • Príncipe, título que tenía diversas consideraciones según los países. El Príncipe de Asturias era el sucesor a la Corona castellana, y posteriormente a la española.
  • Grande de España, individuo de la primera nobleza con importantes rentas y privilegios como poder cubrirse ante el rey o en el caso de las señoras sentarse delante de la reina y ser llamados «primo» por el Rey.

Carlos Gutiérrez de los Ríos, 1º Duque de Fernán Núñez (1779-1822)


jueves, 15 de octubre de 2009

La Nobleza francesa: títulos y rangos

Existían dos tipos de títulos usados por los nobles franceses: algunos tenían rango personal, otros estaban vinculados con los feudos de que eran propietarios (los llamados fiefs de dignité).
Títulos:
  • Duque: poseedor de un ducado (duché)
  • Marqués: poseedor de un marquesado (marquisat)
  • Conde: poseedor de un condado (comte)
  • Vizconde: poseedor de un vizcondado (vicomte)
  • Barón: poseedor de una baronía (baronnie).
  • Príncipe: poseedor de un señorío tratado como principado (principauté), título que era sólo semi-oficial y nunca dio a su titular precedencia en la corte. No debe ser confundido con el Rango de príncipe.
  • Señor: es el poseedor de un señorío, puede ser el título de plebeyos. Generalmente referido como sieur, es decir, sir, seguido por el nombre del feudo, ejemplo: sieur de Crenne.
El Conde Robert de Montesquieu (1897)

Rangos:

  • Fils de France : hijos de un rey de Francia.
  • Petit-fils de France : nietos de un rey de Francia.
  • Prince du Sang (príncipe de la sangre): cualquier descendiente legítimo en línea masculina de un rey de Francia.
  • Prince étranger (príncipe extranjero): miembros de familias reales o principescas extranjeras naturalizadas en la corte francesa, como Clèves, Rohan, La Tour d’Auvergne, y Lorraine.
  • Chevalier (caballero): rango asumido sólo por las familias más nobles y los poseedores de ciertas altas dignidades de la corte. Los miembros de las órdenes de caballería tienen el título de Caballero pero no el rango de caballero, lo que puede ser confuso.
  • Écuyer: rango de la vasta mayoría de los nobles. También llamado valet en determinadas regiones.

Cardenal Louis Renée Edouard de Rohan, Príncipe de Rohan-Guémenée y Arzobispo de Estrasburgo (1779)

El término gentilhomme (gentilhombre) fue usado por cualquier noble, desde el rey al último écuyer sin título alguno. La expresión seigneur era aplicada al poseedor de un feudo, pero el término se usaba a menudo para implicar un grand seigneur, o un noble de mayor rango o estatus.


El Par (en francés, Pairie; en inglés, Peerage) era técnicamente una dignidad de la Corona, como Mariscal, pero fue, de hecho, el título más alto usado por la nobleza francesa. Se les otorgaba únicamente a príncipes de la sangre, algunos príncipes extranjeros, algunos obispos y duques, a menudo integrantes de las más antiguas y poderosas familias. Los pares podían sentarse en el Parlamento de París, la más importante corte de justicia del reino.


En su tratamiento completo, un noble podía usar su rango, su título y su dignidad. Por ejemplo Marie Jean de Caritat, écuyer, marquis de Condorcet o Louis de Rouvroy, chevalier, duc de Saint-Simon, pair de France.


El Duque de Saint-Simon (1675-1755)


Cada rango de nobleza confería sus propios privilegios (los duques, por ejemplo, podían entrar a las residencias reales en su propio carruaje, las duquesas podían sentarse en un taburete con la reina). Los duques en Francia –el grupo más importante después de los príncipes- estaban divididos entre aquellos que también eran Pares (Duc et Pair) y los que no lo eran. Estos últimos se subdividían, asimismo, entre los que no tenían feudos nobles y aquellos a quienes el Parlamento rehusó registrar las lettres patentes confiriéndoles nobleza.


Las Órdenes


El uso de la partícula "de" en los nombres nobles no era oficialmente controlado en Francia (lo contrario al von de los estados alemanes) y no es prueba confiable de la nobleza del portador. Un simple sastre podía ser nombrado Marc de Lyon, como signo del lugar de su nacimiento. En el siglo XIX, el de era erróneamente adoptado por algunos plebeyos (como Honoré de Balzac) en un intento de aparecer noble.



Anne de Noailles, princesa Brancovan, condesa Mathieu de Noailles (1876-1933)

Las jerarquías nobles se vieron alteradas con la creación de las órdenes de caballería, los puestos oficiales y las funciones en la Casa real. Los Chevaliers du Saint-Esprit creados por Henry III en 1578; la Ordre de Saint-Michel creada por Luis XI en 1469; la Ordre de Saint-Louis creada por Luis XIV in 1696 al igual que los Grandes Oficiales de la Corona de Francia, como el grand maître de la garde robe (encargado del guardarropa real) o el grand panetier (servidor del pan), los cuales hacía mucho tiempo habían cesado de tener las actuales funciones, habían formalizado posiciones con sus propios privilegios.



Los siglos XVII y XVIII fueron testigos de la batalla entre la noblesse de robe por esas posiciones o cualquier otro signo de favor real. Durante la ceremonia del despertar del rey en Versailles (el pequeño e íntimo petit lever o el más formal grand lever), ser invitado a cruzar la barrera que separa la cama real del resto de la habitación, ser invitado a hablar con el rey u obtener un comentario dicho por el monarca sobre otro noble… todos eran signos de favor y activamente buscados después.


La Orden de San Luis

Códigos aristocráticos

El significado de ser noble sufrió una transformación radical entre los siglos XVI y XVII. A través del contacto con el Renacimiento italiano y su concepto del perfecto cortesano, la ruda clase guerrera fue remodelada en lo que el siglo XVII llamaría l'honnête homme (“el hombre honesto”), entre cuyas virtudes estaba el discurso elocuente, habilidad en la danza y en la poesía, refinamiento de maneras, apreciación de las artes, curiosidad intelectual, ingenio y una espiritual actitud en el amor. La más notable de los valores nobles era la aristocrática obsesión con la gloire y la grandeur (gloria y majestad) y el espectáculo del poder, el prestigio y el lujo.



Habitaciones reales de Versailles


El castillo de Versailles, los ballets de la corte, los nobles retratos, los arcos triunfales, todas eran representaciones de gloria y prestigio. Esta noción era vista en el contexto del modelo de la Roma Imperial; no se veía como vano o presumido, sino como un imperativo moral de las clases aristocráticas. Un noble debía ser “generoso” y “magnánimo” para realizar grandes acciones desinteresadamente (es decir, porque su estatus lo demandaba –de allí la expresión noblesse oblige— y sin esperar ganancia política o financiera) y dominar sus propias emociones, especialmente los celos y el deseo de venganza. Ese estatus demandaba apropiada exteriorización: los nobles se endeudaban para construir prestigiosas mansiones urbanas (hôtels particuliers) y adquirir vestimenta refinada, pinturas, platería, vajilla y mobiliario adecuado a su rango. También se requería mostrar liberalidad y dar suntuosas fiestas o patrocinar las artes. A la inversa, los advenedizos sociales que copiaban toda la parafernalia externa de las clases nobles (como el uso de una espada) eran severamente criticados, a veces por acciones legales (leyes sobre la suntuosidad de la ropa usada por la burguesía existieron desde la Edad Media).


La Duquesa-Marquesa de Pompadour (1758)


Cuando Luis XIV instaló la corte en Versailles, a fines del siglo XVII, modificó de manera importante el rol de la nobleza. El château se convirtió en una jaula dorada: abandonarlo se convertiría en un desastre para los nobles, sobre todo por la cantidad de cargos oficiales y citas que obtuvieron allí. Los nobles provinciales que rehusaron unirse al sistema de Versailles no tuvieron acceso a las importantes posiciones de las oficinas militares o estatales y, carentes de subsidios reales (incapaz de mantener un estilo de vida adecuado sobre impuestos señoriales), estos nobles rurales empezaron a contraer deudas.


Una estricta etiqueta fue impuesta: una palabra o una mirada de parte del rey podía construir o destruir una carrera. Al mismo tiempo, la reubicación de la corte en Versailles fue un brillante movimiento político. Distrayendo a los nobles con la vida cortesana y la intriga diaria que ésta conllevaba, el rey neutralizó una poderosa amenaza a su autoridad y removió el más importante obstáculo a su ambición de centralizar el poder en Francia.


El Lever del rey en Versailles