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miércoles, 16 de febrero de 2011

Títulos húngaros

Príncipe de Hungría

El título de Príncipe de Hungría y el uso del tratamiento “Alteza Real” han sido restringidos a las siguientes personas:
· los hijos legítimos de un soberano de Hungría
· los descendientes en línea masculina legítima de un soberano húngaro

El título de Princesa de Hungría no fue usado hasta la creación del Imperio Austríaco. Sin embargo, las hijas de anteriores soberanos de Hungría también han sido referidas como “Princesas de Hungría” en aras de la simplicidad.
Eduviges de Anjou-Hungría, Princesa de Hungría (hija de Luis I el Grande), fue reina reinante de Polonia (Jadwiga) y venerada en la Iglesia Católica como Santa Eduviges la Reina, patrona de las soberanas y de Europa Federal


Gran Príncipe de los Húngaros

Gran Príncipe (húngaro: Nagyfejedelem) fue el título utilizado por las fuentes contemporáneas para nombrar al líder de la federación de tribus húngaras (magiares) tribus en el siglo X.

Fue elegido probablemente por los dirigentes de la federación de las siete tribus magiares y las tres tribus Kabar que se incorporaron a los magiares después de 881. Sin embargo, el primer Gran Príncipe, Álmos, padre de Árpád, fue más probablemente nombrado por el khan de los jázaros. Aún está en discusión si el Gran Príncipe fue el líder espiritual de la federación (Kende), el comandante militar de las tribus magiares (Gyula), o si el título fue una nueva creación.

Los Siete Jefes de los Magyares (el príncipe Árpád cruzando los Cárpatos)


Cuando los magiares fueron expulsados de Etelköz y se trasladaron a la cuenca de los Cárpatos (Honfoglalás), el poder del Gran Príncipe pareció ir disminuyendo. En época de Géza, Transilvania había sido gobernada por un líder semi-independiente (Gyula). Esteban (Vajk) tuvo que vencer no sólo los territorios de los Gyula, sino también las tierras de Ahtum (Ajtony) y los magiares Negros.

El título desapareció con la coronación de Esteban I (Vajk) el 25 de diciembre de 1000 o 1 de enero de 1001.

Palatino de Hungría

El Palatino o Nádor de Hungría (latín: comes palatii, comes palatinus, más tarde palatinus (regni), húngaro: nádorispán/ nádor, eslovaco: nádvorný župan/ nádvorný špán, más tarde: palatín / nádvorník, alemán: Palatin) fue la más alta dignidad del Reino de Hungría después del Rey (una especie de poderoso primer ministro o juez supremo) desde el crecimiento del reino de 1848 a 1918.

Conde Ferenc Wesselényi de Hadad et Murány (1605-1667), Palatino de Hungría


El cargo de nádor surgió cuando San Esteban I de Hungría fundó el Estado húngaro medieval en el año 1000, y quedó reservado para los nobles de más prestigio e influencia en el reino, frecuentemente allegados a la familia real. Era, de hecho, el representante del rey, más tarde virrey. En las primeras centurias del reino, era nombrado por el monarca y más tarde por la Dieta del Reino de Hungría. Luego que los Habsburgo solidificaron su posición sobre Hungría, la dignidad se convirtió en una posición concedida por ellos nuevamente. Finalmente, se volvió hereditaria en una rama menor de la dinastía Habsburgo, desde el momento en que Francisco II se la otorgó a su hermano José.

El nádor era igualmente el presidente de la asamblea real, y fue un cargo creado basándose en el occidental "Pfalzgraf"en alemán (conde palatino) que existía dentro del Sacro Imperio Romano Germánico. Inicialmente el nádor tenía como misión observar y administrar las residencias de los cortesanos, así como la propia corte del rey. Pronto obtuvo competencias legales de juez, las cuales sobresalían por encima de los demás miembros del poder legislativo en formación.

Busto de Samuel Aba (palatino y luego rey), en el parque de Ópusztaszerroi


El primer nádor húngaro del que se tiene registro alguno fue el noble Samuel Aba, quien estuvo en este cargo hasta antes de 1041, y tras el derrocamiento del monarca Pedro Orseolo de Hungría gobernó brevemente como rey húngaro (1041-1044).

Durante la Edad Media, el nádor fue escogido por el monarca, e inclusive la reina consorte y su hijo frecuentemente podían tener su propio nádor personal que se ocupase de sus asuntos. Luego de la desaparición de la Casa de Árpad en 1301, se produjo un interregno, donde muchos nobles portaron dicho título al mismo tiempo, lo que hasta la actualidad dificulta fijar cuál era el ámbito de influencia de cada uno. Una vez que el pretendiente al trono Carlos I Roberto de Hungría se hizo con la corona, él fijó su único nádor, y el cargo continuó su función regular.


El descubrimiento del cuerpo de Luis II de Hungría en la batalla de Mohács


A consecuencia de la trágica derrota de los húngaros ante los turcos en la batalla de Mohács en 1526, la corona terminó en manos de Fernando I de Habsburgo. Puesto que la situación era en extremo hostil dentro de las fronteras húngaras por la enorme presencia turca otomana en gran parte del reino, la sede real de Hungría fue trasladada lejos de la ciudad de Buda. Si bien los nobles húngaros continuaron eligiendo al nádor, su autoridad se vio muy disminuida ante la figura de los reyes Habsburgo, que emitían leyes y decretos generalmente sin consultar o notificar a las autoridades húngaras.

Después de 1848, el nádor tenía solo una función simbólica, pero fue solo en 1918 –con el fin de los Habsburgo en el trono (ya que el reino continuó formalmente hasta 1945)- cuando la función cesó oficialmente.

Importantes familias húngaras que proveyeron de nádors fueron: en los siglos XI, XII, XIII y XIV los Aba y los Lackfi, en el siglo XV los Garay, a partir de entonces los Báthory y los Zápolya, Esterházy, Pálffy y Weselényi. Tras la intensificación de la influencia de poder de los austríacos sobre el reino húngaro, el cargo de nádor fue ocupado a menudo incluso por miembros de la propia familia imperial, principalmente los Habsburgo de la rama joven: los Archiduques Alejandro Leopoldo, José y su hijo Esteban, quien renunció en 1848 durante la revolución húngara. Luego de la muerte de éste en 1867 sin descendencia, su medio hermano, el Archiduque José Augusto de Austria heredó el título, aunque el cargo por aquella época era solamente simbólico.

Alejandro Leopoldo de Austria (1772-1795), Palatino de Hungría



jueves, 28 de enero de 2010

Los Estados mediatizados

Los titulares de estos estados serán considerados iguales en nacimiento a los titulares de una casa soberana, por lo que los matrimonios mixtos no serán considerados morganáticos. Sin embargo, a su vez pueden contraer matrimonios iguales con miembros de la nobleza titulada.


Blasón de Sayn-Wittgenstein-Berleburg


Se convierten en los primeros súbditos del soberano en cuyo territorio haya quedado enclavado el estado mediatizado, ocupando los primeros rangos protocolarios tras la familia reinante. Mantendrán su jurisdicción civil y penal en justicia menor. Estarán exentos de servicios como el militar, etc. Es decir gobernarán un estado dentro del estado soberano aunque sometido a sus leyes y supervisión.

A las prerrogativas anteriores algunos estados añadieron la de considerar a los jefes de las Casas Mediatizadas como miembros natos de la cámara alta. El Emperador de Austria reconoció, no sistemáticamente, aunque si de hecho, el estatus de Mediatizado a todos los ducados y principados aunque no estuvieran enclavados en su territorio.

§ Abensberg-Traun
§ Anhalt-Bernburg-Schaumburg-Hoym
§ Arenberg
§ Aspremont-Lynden
§ Auersperg
§ Bentheim
§ Bentinck
§ Bömelberg
§ Bretzenheim
§ Castell
§ Colloredo
§ Croÿ
§ Dietrichstein
§ Erbach
§ Esterházy von Galántha


Condesa Isabella Esterházy de Galántha (1911)

§ Fürstenberg
§ Fugger
§ Giech
§ Harrach
§ Hesse
§ Hohenlohe
§ Kaunitz-Rietberg
§ Khevenhüller-Metsch
§ Königsegg-Aulendorf
§ Kuefstein
§ Leiningen
§ Leyen
§ Ligne
§ Limburg-Styrum
§ Lobkowicz
§ Löwenstein-Wertheim
§ Looz und Corswarem
§ Metternich



Príncipe Klemens von Metternich-Winneburg (1830)

§ Neipperg
§ Nesselrode
§ Nostitz
§ Orsini y Rosenberg
§ Ortenburg
§ Ostein
§ Öttingen
§ Pappenheim
§ Platen-Hallermund
§ Plettenberg
§ Pückler-Limpurg
§ Quadt
§ Rechberg
§ Rechteren-Limpurg
§ Salm
§ Sayn-Wittgenstein
§ Schäsberg
§ Schlitz gennant von Görtz
§ Schönborn
§ Schönburg
§ Schwarzenberg
§ Solms
§ Stadion
§ Starhemberg
§ Sternberg-Manderscheid
§ Stolberg
§ Thurn und Taxis



Johannes y Gloria von Thurn und Taxis, con sus hijos (1989)


§ Törring Gutenzell
§ Trauttmansdorff-Weinsberg
§ Waldbott von Bassenheim
§ Waldburg
§ Waldeck
§ Wallmoden-Gimborn
§ Wartenberg
§ Wied
§ Windisch-Grätz
§ Wurmbrand-Stuppach


Hesse-Homburg nunca fue considerada soberana por el Landgraviato de Hesse-Darmstadt, sino como su feudo, por lo que la primera no fue técnicamente mediatizada por la última. Hesse-Kassel fue anexionada por el Reino de Westfalia, pero después recobró su soberanía.

También fueron mediatizados, entre 1806 y 1814, los estados alemanes creados por Napoleón para sus parientes y aliados próximos. El principado de Aschaffenburg en 1806, el Gran Ducado de Fráncfort en 1814, el Reino de Westfalia en 1813 y el Gran Ducado de Wurzburgo en 1814, son ejemplos de ello. Las únicas Ciudades Imperiales Libres no abolidas en 1803 fueron: Augsburgo, Fráncfort del Meno, Ratisbona y Lübeck.



Princesa Alice (del Reino Unido), Gran Duquesa consorte de Hesse y del Rin (1862)


Consecuencias de la Mediatización

Literalmente, se eliminaron más de 200 estados, sobreviviendo al proceso unos cuarenta estados independientes. Un pequeño número de estos lograron significativas ganancias territoriales y tres de ellos (Baden, Hesse-Kassel y Württemberg) elevaron su estatus al de estados electores, para remplazar a los tres principados eclesiásticos electores que fueron secularizados. Aunque nunca participaron en una elección imperial (el Sacro Imperio fue abolido antes, en 1806) el título se mantuvo por cuestión de prestigio y preeminencia nobiliaria.

De las ciudades libres imperiales libres, solo Bremen, Hamburgo y Lübeck sobrevivieron a la Mediatización: las dos primeras son en la actualidad Estados Federados (Länder) de la República Federal Alemana y la última perdió su estatus de ciudad libre en pleno Nazismo, en 1937.


Friedrich I, Príncipe Elector de Württemberg (1803), Rey de Württemberg (1805)


Fueron los estados y no las familias las que obtuvieron la condición de mediatizados. Esto explica por qué linajes ilustres, cuyos feudos no quedaron incluidos en el territorio de la Confederación Germánica, no alcanzaron el estatus de mediatizado (los Ligne por ejemplo), mientras otros, mucho menos antiguos, lo hicieron tras ser mediatizados territorios recientemente adquiridos (los Wallmoden o los Bentinck). También esto justifica que una rama familiar sea considerada mediatizada y otra no (caso de los Törring o los Esterhazy), o que una familia soberana sea titular de estados mediatizados (como los Waldeck Limpurg).

La particularidad jurídica que mantuvieron los territorios mediatizados explica la distribución que en ocasiones se hizo de ellos entre varios hermanos, con la consiguiente creación de nuevas líneas siguiendo la tradición germánica, y los repartos entre las sobrevivientes de los de las líneas extinguidas.



Friedrich I, Príncipe de Waldeck y Pyrmont (1907)


De igual forma los estados mediatizados podían ser heredados en caso de extinción de las familias titulares por miembros de otras casas mediatizadas o soberanas, así vemos que el príncipe de Hohenlohe-Waldenburg-Schilligsfürst hereda los estados mediatizados de Ratibor y Corvey al morir sin descendencia el Landgrave de Hesse-Rothenburg. Si la herencia recae en una familia de la nobleza titulada, no se mantiene la condición de mediatizada, caso por ejemplo de los Mensdorff Pouilly, herederos del título de Príncipe de Dietrichstein-Nikolsburg, pero no de su condición de mediatizado.

A lo largo del siglo XIX numerosas soberanas consortes procedían de Casas mediatizadas, como, por ejemplo, la reina de Rumania, princesa Elisabeth zu Wied; la Gran Duquesa de Hesse, princesa Eleonore zu Solms Hohensolms Lich; la Duquesa de Schleswig Holstein, princesa Adelheid zu Hohenlohe- Langenburg (suegra del Emperador Guillermo II) o la Princesa de Liechtenstein, Landgravina Josepha zu Fürstenberg-Weitra. Princesas mediatizadas eran también las esposas de los pretendientes al trono de Portugal Don Miguel I (Adelheid zu Löwenstein-Wetheim-Rosenberg) y Don Miguel II (Elisabeth von Thurn und Taxis y Marie Therese zu Löwenstein-Wetheim-Rosenberg).


Elisabeth de Wied, Reina consorte de Rumania (1869-1914)


Entre 1800 y 1990 princesas consortes de Thurn und Taxis fueron figuras del estatus de la duquesa Augusta de Württemberg, la duquesa Teresa de Mecklenburg (hermana de las reinas de Prusia y Hannover), la baronesa Guillermina von Dörnberg, la archiduquesa Margarita de Austria, la infantas María Isabel y María Ana de Portugal y la condesa María Gloria von Schönburg Glauchau.

Por otra parte, la obtención del estatus de mediatizado por una familia, no implicó una inmediata modificación de su prestigio. Las familias reales, incluso las alemanas, no aceptaban sistemáticamente la igualdad de nacimiento de una condesa mediatizada (condesa Augusta von Harrach, esposa morganática del Rey Federico Guillermo III de Prusia), cuando sí aceptaban el de una princesa húngara (princesa Antonia de Kohary, esposa del príncipe Fernando de Sajonia Coburgo y madre del Rey Consorte Fernando II de Portugal) o polaca (princesa María Ana Czartoryska, esposa del duque Luis de Württemberg).

Desde entonces las familias mediatizadas han sufrido una evolución parecida a la de las familias soberanas, algunas de ellas han conservado un prestigio incuestionable como los Sayn, Thurn und Taxis, Waldburg, Windisch-Grätz, Hohenlohe, Löwenstein, etc. mientras que otras en poco se distinguen del común de los ciudadanos.



Chlodwig Karl Victor, Fürst zu Hohenlohe-Schillingsfürst, Canciller de Alemania y Primer Ministro de Prusia (1896)

jueves, 3 de diciembre de 2009

La nostálgica nobleza húngara

El conde Maximilian Von Welsburg-Rottenfels, cuyos antepasados (chambelanes y ministros de la Corte austrohúngara) se trasladaban a las grandes sesiones primero en carrozas y posteriormente en Bugattis, cumplió sesenta años y precisa, ante un retrato del emperador Francisco José, que "nosotros y nuestros hijos somos miembros de la sección húngara de Paneuropa, restablecida hace cinco años y presidida por Su Alteza Imperial, el archiduque Otto. Sabemos que ha pasado ya la belle epoque, donde se podía coger un tren en Viena, detenerse en Cracovia, Praga, Budapest y pasar el fin de semana en Lvov o en Trieste y todo ello sin abandonar el país.”


En la nueva República húngara, decididamente no “socialista” y no “popular”, los aristócratas salen de la sombra resucitando el modelo de Austria-Hungría, alternativa al difunto universo comunista.


Escudo de armas del reino de Hungría (1867) con la Corona de San Esteban en la cima


En agosto de 1989, el Partido Agrario y el Partido Liberal propusieron al archiduque Otto de Habsburgo, heredero de la Corona real de Hungría y la imperial de Austria, que se presentara a las elecciones presidenciales. En vano: el archiduque Otto, elegido diputado europeo, prefería el palacio de Europa al castillo de Buda. En Estrasburgo continuará una antigua ambición de los Habsburgo: una gran Europa, en la que las fronteras llegarían hasta el Ural, unida en la fe católica y el respeto a las tradiciones. El último monarca absolutista de Europa, Francisco José, había reunido once naciones diferentes y varias etnias en la doble monarquía.


El 7 de abril de 1990, en Budapest, la crema de la aristocracia húngara celebró el aniversario de la muerte de Zita, madre de Otto de Habsburgo, última emperatriz de Austria y reina de Hungría. La condesa Ilona Von Welsburg recuerda que “hace setenta años yo asistí a la coronación de Zita y de su marido, el emperador Carlos I de Austria (Carlos IV de Hungría). Esa fue la última vez que hice reverencias en la Corte.” Todavía se halla de luto por su marido, él mismo desposeído de títulos como el de príncipes de Oldenburg, por matrimonio morganático; una Casa Real que ha dado reyes como Constantino de Grecia y príncipes como Felipe de Edimburgo, esposo de Isabel II de Inglaterra.


Zita de Borbón-Parma, última Emperatriz Consorte de Austria-Hungría, con su hijo primogénito, el archiduque Otto, descienden de la carroza imperial durante la coronación de Karl I (1916)

Desde la instauración de la doble monarquía todas las grandes familias húngaras realizaban funciones en la Corte de Budapest, réplica fiel de la de Viena. Mi abuelo fue chambelán. Mis antepasados Itsvan y Zsigmond Rottenfels, ministros”, explica el conde Max. La nostalgia aristócrata no siempre es gratuita. Desde la creación de la doble monarquía en 1867 y hasta su fragmentación en 1918, los aristócratas húngaros, hombres de Estado y terratenientes, eran dueños de Hungría, Transilvania, Eslovaquia, Servia y Croacia, a las cuales impusieron tranquilamente la lengua magiar.

Las fiestas, los fastos y los bailes no se limitaban a Schönbrunn ni al castillo de Buda: cada familia poseía una corte en miniatura. Los príncipes Esterhazy, por ejemplo. Su maravilloso palacio en Kosztolanyi impresionó tanto a un general soviético en 1945 que hizo tapiar la mitad de sus estancias para impedir el pillaje por parte de sus propias tropas. “En invierno residíamos en los palacios de Viena. En verano, en las residencias húngaras. El castillo-residencia de los príncipes Esterhazy en Fertod acogía permanentemente una compañía de teatro y una ópera. Durante treinta años el mismo Joseph Haydn fue director de música”. El conde Laslo Esterhazy, sacerdote, rememora de esta manera la historia de su familia. Un detalle: el palacio contaba con 400 habitaciones y las propiedades de los príncipes se extendían a lo largo de ¡200.000 hectáreas!


Fertőd, Hungría, el Palacio Eszterházy

Actualmente, los aristócratas húngaros cuidan sus heridas, quitan el polvo de los cuadros y sueñan, un poco incrédulos y desconfiados, con salir del olvido. ¿Pero cómo recuperar las colecciones saqueadas, cómo rehabilitar los palacios convertidos en orfanatos o en granjas agrícolas?


El barón Janos Szechen tenía un árbol genealógico de dos metros de altura. Su familia, perteneciente a la aristocracia española, se instaló en Austria a fines del siglo XVI, donde obtuvo el título del Santo Imperio en 1630 y dos siglos más tarde la carta de naturaleza húngara. El barón fue uno de los mayores cazadores húngaros de la historia. Sus piezas cobradas: 66.315 trofeos. Y nada pequeños: cabezas de leones, pieles de leopardo y colmillos de elefante. Janos Szechen fue deportado dos veces por el régimen comunista. Y se le impidió cazar. Pero el Gobierno dio marcha atrás en su decisión, deseoso de organizar dos grandes cacerías en África: no encontraban otra persona más idónea que el barón. Su viuda muestra los 5.000 libros de caza, que ella exhibe, junto a otros trofeos, en una pequeña sala del Museo Nacional.


La baronesa Szechen es Elvira Pallavicini, descendiente de una de las más antiguas familias italianas, de la cual han surgido tres Dux de Génova, seis primados y ocho condes de Transilvania. La baronesa fue primera bailarina en el gran teatro de la Opera de Budapest, copia de la Opera de Viena, donde la llamaban la “aristócrata rebelde”.


Escudo de la familia Pallavicini en el techo del Palais Pallavicini en Viena



Uno de los antepasados del barón Janos, su abuelo, fue elegido Rey de Madagascar. El conde Maurice Auguste Benyovsky Szechen, oficial del Ejército austríaco, detenido y despachado por los rusos a Kamchatka, se fugó raptando a la hija del gobernador. Innumerables peripecias les condujeron a las Comores y después a Madagascar, a la que colonizó por cuenta de los franceses. Nombrado gobernador, enseguida sintió que no podía soportar la opresión de los malgaches, uniéndose a su revuelta y siendo elegido Rey.


El conde Istvan Rottenfels, conocido como “El Constructor”, firmó con su nombre el primer puente sobre el Danubio, el magnífico Aux Chaines. Y consagró un año de sus ingresos a la fundación de una Academia de Ciencias. Posteriormente creó un hipódromo y un club de jockeys a la húngara, el Casino Nacional, que, junto con el café restaurante Hungaria-Nueva York, eran los dorados lugares de encuentro para los Bugattis y los Rolls de la élite austrohúngara.



Hoy, los aristócratas húngaros más jóvenes, herederos de sus dinastías, no olvidan fácilmente que la “belle epoque” ha pasado. Budapest y los fastos de su arquitectura imperial, sus techos de mayólica multicolor, sus torretas neobarrocas, su Parlamento neogótico, sus cafés art-dèco... Budapest es una pequeña hermana de Viena, construida a su semejanza. Y los palacios de los aristócratas, más que nunca, adornan sus grandes bulevares.



Baile de la corte austro-húngara en la Hofburg, Viena

viernes, 30 de octubre de 2009

La Nobleza austríaca

Históricamente, la Nobleza austríaca (en alemán: österreichischer Adel) fue una privilegiada clase social en Austria, aunque oficialmente abolida en 1919 luego de la caída del Imperio Austro-húngaro. Las antiguas familias nobles y sus descendientes todavía son parte de la sociedad austríaca al día de hoy, pero no retienen ningún privilegio específico. El sistema austríaco de nobleza es muy similar al alemán, pues ambos países formaron parte del Sacro Imperio Romano. Cualquier noble viviendo en tierras gobernadas por los Habsburgo y que debía su lealtad a la dinastía y al emperador de Austria era también considerado parte de la aristocracia austríaca. Esto se aplicaba a cualquier miembro de la nobleza de Bohemia, Hungría, Polonia, Croacia y otras noblezas de los dominios Habsburgo.


El Conde Apponyi, de Hungría (1930)


Intentar diferenciar entre los grupos étnicos podía ser bastante confuso, especialmente para los nobles del Imperio Austro-Húngaro. Un noble de Galicia -territorio hoy dividido entre Polonia y Ucrania-, por ejemplo, podría llamarse a sí mismo noble polaco, pero también por derecho pertenecía a la nobleza austriaca. La religión, como la etnia, tampoco era usada para una categorización. La nobleza austríaca podía pertenecer a cualquiera de las religiones del imperio Habsburgo, los nobles eran católicos en Austria, Hungría, Croacia, Eslovenia y Polonia, protestantes en Bohemia y Transilvania, católicos griegos en el este de Galicia, serbios ortodoxos en Vojvodina, incluso había nobles de fe judía.


La nobleza austríaca se puede dividir en dos categorías: la nobleza histórica que vivió en los territorios del imperio Habsburgo y juró lealtad a la dinastía (hasta 1918) y la nobleza post-1918, específicamente aquella que hoy retiene la ciudadanía austríaca, cuya familia venía originalmente de Austria propiamente dicha y Bolzano-Bozen (Italia), o que fue ennoblecida bajo el gobierno austríaco y se identifica a sí misma como perteneciente a esa clase.


Escudo que representa el águila imperial de los Habsburgo y que combina las tierras de Austria y los reinos de Hungría y de Bohemia
Historia


Desde 1453 en adelante, el Archiduque de Austria tenía el derecho de otorgar títulos de nobleza a los plebeyos, al igual que el Arzobispo de Salzburgo (mientras Salzburgo permaneció como territorio independiente). Además del Sacro Emperador Romano (rango que casi ininterrumpidamente fue ocupado por el Archiduque de Austria desde 1438 a 1806), sólo unos pocos gobernantes territoriales del Imperio tuvieron ese derecho.


En una era de absolutismo, la nobleza residente en las ciudades lentamente comenzó a introducirse en la Corte (Hofadel). Prestando servicio allí, los nobles se iniciaron en la educación y los intereses de los círculos cortesanos. Asimismo, se formó un círculo interior cerrado, llamado las 100 Familien, que poseían enormes riquezas y propiedades en tierras y obtuvieron gran influencia, jugando un importante rol en la política y la diplomacia. Los miembros de la alta aristocracia tendían a casarse entre ellos, haciendo de las bodas un espectacular evento social. Además, durante la época barroca, comenzaban a moverse entre las ciudades del imperio y se hacían construir brillantes residencias.


El Palacio Eszterházy, Fertőd, Hungría


Luego del final del Sacro Imperio Romano en 1806, los gobernantes Habsburgo, devenidos en Emperadores de Austria desde 1804, continuaron elevando individuos a la nobleza hasta el fin de la monarquía en 1918. Algunas de estas nobles familias incluso obtuvieron para sí mismas el derecho a ser Pares hereditarios en la Herrenhaus (equivalente a la Cámara de los Lores inglesa) del Consejo Imperial (Reichsrat). Nobles provenientes de estados soberanos como los del norte de Italia (Venecia, Mantua, Milán) también tuvieron confirmados sus derechos de nobleza y les fue permitido mantener sus títulos.


Nobleza judía


Debido al Edicto de Tolerancia (Toleranzpatent) creado en 1782 por el emperador José II, los banqueros judíos, más tarde empresarios e industriales, podían ser ennoblecidos por sus servicios y lealtad. A los judíos elevados a la aristocracia les estaba permitido mantener su religión. Aunque su ennoblecimiento significaba reconocimiento a su trabajo y un crecimiento de estatus social, no se podía ocultar el hecho que los judíos eran en su mayor parte sólo “tolerados”. No podían elegir libremente el lugar y la duración de su residencia y tenían que pedir regularmente permisos a las autoridades. Esto era una pesada carga para las familias judías.



La Baronesa Robert de Rothschild (1922)


Pese a las dificultades, para 1821 había por lo menos nueve familias judías ennoblecidas viviendo en Viena. Su elevación se debía a las contribuciones económicas a la industria del país. Algunas de las más ricas eran Rothschild, Arnstein, Eskeles, Kuffner, Lieben, Auspitz, Schey von Koromla, Todesco, Wertheimstein, Wetzlar o Wetzler von Plankenstern y von Wiernes. En el caso de los Rothschild y Todesco, el secreto de su éxito económico se hallaba en su rápida habilidad para ajustarse a la cambiante situación económica global. Ellos fundaron bancos que financiaron compañías y proyectos de infraestructura en un tiempo de gran crecimiento económico e industrial a fines del siglo XIX. Sus contribuciones hicieron posible que Austria-Hungría se mantuviera a tono en el desarrollo económico internacional.

Abolición de la nobleza


La Adelsaufhebungsgesetz (Ley de Abolición de la Nobleza) de 1919 abolió con todos los privilegios de la nobleza y, como en Alemania, con los títulos nobiliarios y los nombres. Así, ningún ciudadano austríaco puede tener títulos nobiliarios o incluso partículas como von y zu en su nombre. Por ejemplo, el nombre del nieto del último emperador de Austria es simplemente Karl Habsburg. De manera similar, Friedrich von Hayek pasó a ser Friedrich Kayek y Kurt von Schuschnigg, Kurt Schuschnigg.

Este puede llevar a confusiones actualmente, pues descendientes de nobles son referidos muchas veces con nombres de nobles en el exterior, incluso aunque no es legalmente exacto con respecto a los ciudadanos austríacos. También hay miembros de familias nobles que tienen diferentes ciudadanías, como en el caso de Otto von Habsburg (hijo del último emperador de Austria), quien también es ciudadano alemán y en Alemania las leyes austríacas no se aplican a él. Otro caso en que la ley no se aplica es a los nombres artísticos, donde el von es usado muchas veces, como el director Herbert von Karajan o el músico Hubert von Goisern. De todas maneras, los nombres artísticos nunca fueron reconocidos con propósitos oficiales.



El emperador Carlos VI y la emperatriz Zita (de Borbón-Parma), con su hijo Otto, el 31 de diciembre de 1916


Aunque la prohibición se mantuvo oficialmente, algunas personas se referían por sus títulos en un ámbito privado. Por ejemplo, Karl Schwarzemberg se referirá ocasionalmente como Fürst (Príncipe) Schwarzemberg en los medios; él era ciudadano checo y suizo pero no austríaco. En oposición a la nobleza de Bohemia, Polonia, Rusia o los antiguos territorios prusianos, a los nobles austríacos nunca se les confiscaron sus tierras y riquezas.


Medidas sociales fueron presentadas por el gobierno republicano con el fin de crear mayor igualdad entre los ciudadanos y financiar proyectos públicos, los cuales ejercían una presión en la explotación tradicional de la tierra por parte de la baja nobleza y la aristocracia. Esto resultó en la venta forzosa de muchos palacios y tierras, debido a la expensas de su mantenimiento. Sin embargo, no hubo ninguna medida por parte del gobierno específicamente para orientar la nobleza y quitarle sus posesiones.


Boda de Karl von Habsburg-Lothringen y Francesca von Thyssen-Bornemisza, Mariazell, Austria (1993)

A pesar de ello, la nobleza es tratada todavía hoy ligeramente diferente a los ciudadanos ordinarios. Los eventos sociales de la nobleza se propagan a lo largo y a lo ancho de los medios. Además, la ley se rompe en buena gana en muchas ocasiones cuando los miembros de la nobleza se abordan en los acontecimientos públicos. En la celebración anual por el cumpleaños del emperador Francisco José en Bad Ischl, los actuales miembros de la familia Habsburgo son tratados como “Altezas Imperiales y Reales”.


Además de la pérdida de sus títulos, la mayoría de ellos les ha ido remarcadamente bien en Austria moderna y todavía constituyen algunas de las más ricas familias, como los Estherházy, Mayr-Melnhof y Mautner-Markhof. Muchos hoy trabajan en los tradicionales campos de la diplomacia y la política, tienen negocios propios y diferentes intereses financieros o se dedican a la filantropía y la vida social.


Isabel, condesa de París, descendiente por línea materna de los condes Dobrzensky (von Dobrzenicz)


Se ha estimado que en 2005 existían alrededor de 20.000 nobles en Austria. Ese año se fundó la Asociacion de Nobles Austríacos o V.E.Ö (Vereinigung der Edelleute in Österreich), que se consideraba sucesora de la Vereinigung katholischer Edelleute in Österreich, fundada en 1922 y prohibida bajo los nazis en 1938. Hasta hace poco, todos los intentos para revivirla fueron bloqueados por las autoridades austríacas.