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martes, 26 de julio de 2011

Las joyas de El Pardo

En los tres acuartelamientos de la Guardia Real en El Pardo (El Rey, La Reina y El Príncipe) trabajan 1.700 militares: aviadores, marinos e infantes; alabarderos y lanceros; jinetes a caballo y artilleros, incluso perros adiestrados para localizar explosivos y buceadores de combate. La Guardia Real es una unidad de élite que no se parece a ninguna otra unidad del Ejército, forma parte de la Casa de Su Majestad el Rey y está diseñada para velar por la seguridad del monarca, rendirle escolta y honores, custodiar (al menos de forma simbólica) el palacio de la Zarzuela y los Reales Lugares y estar a su disposición para lo que necesite.

El Pardo


La Guardia Real es la depositaria de una de las mejores colecciones de coches del mundo, piezas únicas que cuidan con devoción. Son los vehículos históricos que Juan Carlos I heredó de Francisco Franco. Alguno se salvó de milagro del desguace e, incluso, del expolio por parte de la familia del dictador. Ese particular parque móvil que se ha logrado preservar está depositado en el cuartel El Rey, a espaldas del palacio de El Pardo, en el que Franco vivió y desde el que gobernó 35 años. No es fácil contemplar estos vehículos que durante décadas han permanecido ocultos; menos aún circular en ellos. Sin embargo, algunos todavía se usan en las grandes ceremonias del Estado, por lo que se les chequea y revisa a diario.

Siempre que se habla de Franco y de su época apenas se menciona nada sobre sus vehículos oficiales, un apartado que también ha escrito su propia historia. Todavía persisten en el recuerdo de los españoles aquellas caravanas de Cadillac negros entre los que destacaba el del Generalísimo, una limusina blindada en titanio que llevaba sobre sus aletas un banderín con cuatro estrellas.



Franco en su Rolls descapotable


A través de sus coches se pueden reconstruir décadas de la memoria de España. Suponen un peculiar manual de historia que muestra, por ejemplo, los saltos mortales de Franco en política exterior para eternizarse en el poder, que se materializaban en la nacionalidad del vehículo que usaba en cada momento para complacer a su aliado de turno. Desde su entrañable amistad con Adolfo Hitler (que le regaló en 1940 un Mercedes 540 todoterreno de seis ruedas) y su profunda admiración por el régimen nacionalsocialista (el otro imponente Mercedes, un 770 Pullman blindado y con motor de avión, es idéntico al que usaban Himmler y los jerarcas de las SS), a su súbito acercamiento a los americanos en cuanto los nazis perdieron la contienda (que se concretó en la compra de un Cadillac Fleetwood de 1948 y varios Buick Eight); su aproximación a los británicos en los ‘50 (que se tradujo en la compra de tres Rolls-Royce), hasta los intentos de presumir de poderío industrial (con un despampanante Chrysler Imperial que le fabricó a medida el empresario Eduardo Barreiros en 1964) y su vuelta al redil del complejo militar-industrial estadounidense, a partir de 1970 (con sucesivas generaciones de Cadillac Fleetwood, El Dorado y Brougham, que conservaría hasta el final de sus días).

Cuando Franco llegó a la Jefatura del Estado en 1939, el parque de vehículos era muy reducido. Se compraron vehículos Packard; tuvo el Ford 8 CV, que había sido fabricado en España y con el que tuvo un accidente en Cuenca, un Cadillac y un Hispano-Suiza 12 cilindros, regalo de la familia catalana Mateu, fabricantes de esta marca. Debido a los problemas y posterior cierre de Packard y al igual que la mayoría de la clientela americana de prestigio, Franco se pasó a Cadillac en los años cuarenta, entre otras razones porque eran berlinas muy lujosas, confortables, seguras y con resistentes carrocerías.


El Cadillac Fleetwood, hoy en venta


En las caravanas todos los Cadillac eran del mismo modelo y color y con el paso de los años se fueron renovando por otros más potentes y modernos. La Guardia Civil y la Guardia de Franco realizaban la escolta con estos vehículos. Al principio la mayoría eran descubiertos, pero poco a poco se impusieron los cerrados. Los escoltas que se situaban detrás utilizaban el modelo ElDorado, en el que el techo se plegaba. Dos barras de acero situadas detrás de los cabeceros de los asientos delanteros servían de asidero para los escoltas mientras iban de pie. En viajes largos, como los que se hacían todos los veranos a San Sebastián o Galicia, estos Cadillac servían para transportar material de todo tipo y equipaje personal de la familia. Gracias a su cambio automático, sobre la columna de dirección, su conducción era placentera.

En los años 60 la mayoría de los mandatarios extranjeros cambiaron sus coches oficiales y de representación por Mercedes-Benz. Sin una explicación aparentemente lógica, Franco decidió conservar los Cadillac hasta sus últimos días. Aunque Hitler le regaló los famosos Mercedes G4 y 770, el Generalísimo continuó usando vehículos de la firma estadounidense. También se adquirieron tres Rolls-Royce Phantom IV, pero aún así no hubo forma de “bajarlo” de los Cadillac.

Regalos de lujo

El primero de los obsequios de Adolfo Hitler fue el famoso Mercedes de seis ruedas. En el período de 1934 a 1940 hubo varios todo-terreno fabricados por la compañía alemana, de los cuales el más representativo fue el 540 G4: en su primer año de fabricación se montaron tres unidades con un acabado exclusivo, lo que ha inducido a creer que sólo se produjeran éstos. Dos de los tres Mercedes de tres ejes fueron regalados por Hitler a Benito Mussolini y Francisco Franco. Pero en 1935 se construyeron cuatro Mercedes TT más y, entre 1937 y 1939, se ensamblaron un par más cada año.


El célebre Mercedes de 6 ruedas, regalo de Hitler


El otro Mercedes Benz que se conserva en la Casa Real es un 770 Grosse (grande) Pullmann-Limousine de 1942. La línea de la carrocería es similar a la del 540, pero solo utiliza dos ejes y su filosofía de uso fue bastante diferente. El original se presentó en el Salón del Automóvil de París, en 1930: pesaba 2700 kilogramos, medía 5.6 metros y utilizaba un motor de 8 cilindros en línea de casi 8 litros. De esta primera serie se fabricaron solo cien unidades hasta 1938. El sustituto resultó ser muy parecido, un poco más largo y la gran novedad fue un compresor Roots elevaba la potencia de 150 a 230 caballos. De esta última serie se montaron 88 unidades, la mitad fueron descapotables, diez berlinas y solo ocho de los dieciocho que se fabricaron con carrocería limousine se blindó su parte trasera, como la de la Casa Real. Esta protección suponía un incremento de peso total hasta los 4300 kilogramos, que le impedían poder pasar de 80 o 90 kilómetros por hora. Los 770 fueron muy solicitados durante unos años en que los Jefes de Estado tenían la necesidad de imitar a Hitler en su parafernalia diaria de desfiles y paradas militares.

La gran excepción al uso cotidiano de los Cadillac fueron los tres Rolls-Royce que compró la Casa de Franco a la firma inglesa y que fueron entregados el 28 de marzo de 1952. Del modelo Phantom IV sólo se montaron dieciocho unidades que fueron vendidas a reyes, jefes de Estado y príncipes. Pero el dato más importante es que España posee tres unidades, mientras que la Casa real británica solo conserva dos. De eos tres, uno solo es convertible, el que fue utilizado en el enlace de la Infanta Cristina con Iñaki Urangarín en 1997 y luego en 2004, para la boda del Príncipe de Asturias con Doña Letizia Ortiz.


El primer desfile del rey Juan Carlos en el Rolls-Royce convertible (1975)


El silencioso propulsor que utilizan los Phantom es de 8 cilindros y desarrolla la “suficiente” fuerza -160 caballos-, ya que la marca Rolls-Royce nunca revela la potencia de sus coches. Cuando llegaron estos Rolls a España no traían ruedas y hubo que adaptarles unas de camión. En la década del ’90 todo fue sustituido por materiales de origen y en la actualidad las tres limusinas prestan sus servicios a la Casa Real sin plantear problema alguno. Son custodiados y mantenidos meticulosamente por personal especializado del propio ejército.

Siempre que Franco asistía a presentaciones de factorías o inauguraciones era obsequiado con algún modelo de coche, aunque en algunas ocasiones los rechazara. Eduardo Barrientos, que inició su carrera transformando motores en Galicia y que posteriormente se instaló en Villaverde, fabricó una serie de Chrysler Imperial con el propósito de vender una veintena de unidades en España. Al final no hubo un público que respondiera a la fábrica de Barreiros y muchos de los Imperial se quedaron sin vender. La genial idea de su creador fue cederle tres unidades a la Casa de Franco y de este modo crearse un prestigio. El resultado fue muy satisfactorio y, tal como se pensó, todos los Imperial fueron vendidos a gente de alta representación. Franco lo usó menos que el Cadillac, aunque era utilizado por la escolta como coche de respeto en las caravanas. Esto es, cuando un coche se averiaba éste ocupaba su lugar. En la actualidad es uno de los pocos coches que, junto con los Cadillac y los Rolls, continúa dando servicio en la Casa real como vehículo de cortesía.

Los Reyes en otro de los Rolls-Royce Phantom IV


Aunque la mayoría de los coches fueron adquiridos por Franco, muchos otros que se conservan hoy en El Pardo han sido regalos de mandatarios o amigos personales a los Reyes. “Hace unos años”, cuenta una fuente, “surgió una gran polémica sobre la propiedad del Mercedes 540. Según la hija de Franco, este vehículo fue un regalo personal de Hitler a su padre, en 1940. El tiempo ha pasado y el Mercedes continúa en manos de la Guardia Real.

La herencia de un monarca sin corona

La colección de vehículos aporta otras pistas sobre su personalidad. Para empezar, dada su escasa estatura, detestaba los coches altos. Tampoco le gustaba que el conductor fuera más cómodo que él, como era el caso del Chrysler Imperial; disfrutaba con los descapotables y, aunque España estuviera en la ruina, siempre adquirió los mejores modelos de la época.

Cuando cogía manía a un coche oficial, se lo transfería a su mujer, Carmen Polo; por ejemplo, el Rolls-Royce Silver Wraith de 1950. La Señora (como se hacía llamar en su particular corte) más espigada que el general, prefería coches de techo más alto para acceder a ellos con sombrero o peineta. Hasta 1974, cuando Franco se hizo con una nueva flotilla de Cadillac Fleetwood, ninguno de sus vehículos incorporó aire acondicionado.



El Buick de caza (1949)


De este conjunto de coches históricos se deduce que Franco era un obseso por la caza, hasta el punto de hacerse instalar en la parte trasera de un Buick Eight de 1949 dos sofisticados sillones tipo barbero que giraban 360 grados para poder disparar en todas las direcciones mientras el vehículo marchaba descapotado a toda velocidad. Esos asientos están delicadamente tapizados en piel roja y el respaldo de los delanteros está diseñado para que Franco colocara tres escopetas. A sus pies se conservan unas mantas escocesas ribeteadas de piel para que no cogiera frío. Este modelo fue modificado en los talleres del Ejército en Torrejón de Ardoz (Madrid), al igual que un Land Rover con una pequeña torreta diseñada también para la caza. El mismo Mercedes de seis ruedas también lo utilizó una vez para ir de Valdepeñas a una montería, aunque el problema de todos estos coches era el peso tan elevado que tenían y la tracción tan mala que llevaban. El Buick se atascaba con gran facilidad en las zonas lodosas y lo mismo sucedía con el Mercedes, aún teniendo fuerza en los dos ejes posteriores. Otro de los vehículos que se conservan en perfecto estado es un camión-vivienda que usó Franco durante la Guerra Civil: tiene un despacho equipado y un dormitorio, entelado y alfombrado. En la misma línea también hubo un camión-cocina y un camión-comedor. Algunos de estos vehículos sirvieron después para las cacerías.

Como todo dictador que se precie, otra de sus manías era su seguridad. Todos los vehículos de Franco están blindados, alguno, como el Cadillac de 1948, con rudimentarios cristales de cuatro dedos de grosor que le fabricaron en la factoría de armas de Trubia (Asturias), y otros, con planchas de acero propias de un carro de combate, como el Chrysler de 1964. La mayoría solo lo están en su parte posterior (donde viajaba Franco), dejando al chófer a la intemperie. Por contra, la gran mayoría son descapotables, lo que parece un sinsentido.


El Rolls-Royce Phantom IV descapotable (1952)



Según el capitán Emilio Galindo, oficial a cargo de los vehículos históricos, "esa absurda idea sobre la seguridad que se limitaba a blindar los laterales y los bajos del coche y dejaba el techo descubierto duró hasta el atentado a Kennedy, en Dallas, en 1963, donde se demostró que un tirador apostado en una posición elevada podía acabar con un jefe de Estado. A partir de ahí se acabaron los descapotables. De hecho, cuando el Príncipe de Asturias contrajo matrimonio con doña Letizia, hubo que diseñar una pérgola de cristal a prueba de balas para cubrir el Rolls-Royce Phantom IV descapotable con el que iban a cruzar Madrid. Los atentados, desgraciadamente, nos dieron más lecciones de seguridad: era importante proteger la zona del conductor, porque si este era alcanzado, el automóvil quedaba inmovilizado y el jefe del Estado a merced de los terroristas. Y también era conveniente blindar el techo, porque alguien podía colocar un artefacto explosivo encima. Y lo mismo pasa con los escoltas en moto, que no es una cuestión estética, sino que son fundamentales para establecer una cápsula de seguridad en torno al jefe de Estado y que nadie pueda acercarse.”

Franco siempre temió por su vida. Cuando cruzó por primera vez el umbral del palacio de El Pardo, en la mañana del 15 de marzo de 1940, situó su dormitorio en el rincón más recóndito del edificio, con vistas a un patio sombrío, en el extremo opuesto de los impresionantes jardines que rodean la residencia. El conjunto palaciego, a siete kilómetros de Madrid, formaba parte del antiguo Patrimonio de la Corona y estaba inmerso en 15.000 hectáreas de bosques cercados y perfectamente conservados; un ecosistema único en Europa habitado por ciervos, gamos, jabalíes y gatos monteses, que suponía el último vestigio de las inmensas propiedades de los antiguos reyes de España y que el General Franco, monarca absoluto sin corona, eligió como hogar tras la contienda. La decisión de Franco (y su esposa) se basaba, según el historiador Paul Preston, en tres atractivos que tenía el enclave para la pareja: "Su pasado real, su seguridad y el hecho de que el monte que rodeaba la finca era ideal para la caza".



El 20 de noviembre de 1975 moría el dictador. El día 25, un decreto creaba la Casa de Su Majestad el Rey en la que se integrarían todos los miembros de la organización del anterior jefe del Estado. Don Juan Carlos heredaba la espesa maquinaria del franquismo. Sin embargo, nunca viviría en el palacio de Franco, continuaría en La Zarzuela, un palacete del siglo XVII situado en el mismo monte de El Pardo, al que había llegado de recién casado.

jueves, 21 de julio de 2011

Lujo de reyes: el Rolls-Royce Phantom IV

El Phantom IV es el más exclusivo modelo Rolls-Royce que se haya construido jamás. Sólo 18 fueron hechos entre 1950 y 1956, exclusivamente para la realeza y jefes de estado. De ellos, 16 han sobrevivido.



Al crear el Phantom IV el fabricante rompió con su anterior decisión de cesar la producción de la serie de "grandes" Rolls-Royce Phantom después de la Segunda Guerra Mundial. El chasis ha sido desarrollado a partir del modelo Silver Wraith, fortalecido y alargado considerablemente a una distancia entre ejes de 12’ y una longitud total de 19' 1". Es el único automóvil Rolls-Royce provisto de un motor de ocho cilindros en línea, que podría correr largas distancias a una velocidad muy baja, un requerimiento importante para los coches ceremoniales.

Los dieciocho sedanes, construidos a partir de la misma estructura y blindados en origen, fueron confeccionados por carroceros independientes, o sea, cada uno tenía un acabado diferente. El elemento común es “El Espíritu del Éxtasis”, la estatuilla sobre el radiador, colocada en posición genuflexa en lugar de inclinada hacia adelante como en el resto de los coches de serie. Era una señal simbólica de respeto hacia quienes estaban destinados estos vehículos de gran lujo: reyes y jefes de Estado.


Kneeling Lady: "El Espíritu del Éxtasis" de rodillas

Gran Bretaña

El origen de estas “carrozas” reales está en un encargo que el Duque de Edimburgo hiciera a la firma en 1949, después de haber probado un prototipo Bentley de ocho cilindros que le habían prestado en 1948. Su Alteza Real quedó tan impresionado que le pidió a Rolls-Royce que construyera un chasis como tal.

El encargo fue aceptado y la empresa, consciente de que Daimler había disfrutado del patrocinio real desde 1900, estaba muy interesada en que se hiciera el mejor coche posible. Los directores de la compañía habían considerado la fabricación de un sustituto para el más grande Phantom III, pero se resistían, pues el débil clima económico de la posguerra no soportaría un automóvil grande y costoso. La producción del nuevo modelo no estaba en Crewe, sino en el experimental "Clan Foundry" en Belper, que había sido el centro de la rama de motores durante la Segunda Guerra Mundial.



El Rolls de 1950: burdeos y negro


Bajo el nombre código "Nabha", el Rolls-Royce real fue construido a mano sobre un chasis de Silver Wraith estirado y con un motor de 5.675 cm³, 8 cilindros. Cuando se completó en julio de 1950 la entrega fue acompañada por un anuncio público -ostensiblemente para romper el monopolio Daimler- indicando que el Phantom IV había sido "diseñado por orden especial de Sus Altezas Reales, La Princesa Isabel y el Duque de Edimburgo". Como el coche era de propiedad privada cuando se entregó a la joven pareja y no un vehículo oficial del Estado, fue pintado de verde San Valentín; al momento de la ascensión al trono de la Princesa Isabel en 1952 se convirtió en oficial y fue repintado en burdeos y negro. Así permanece en las Royal Mews en la actualidad y se utiliza ocasionalmente para transportar a ayudantes y amigos al Royal Ascot.



El emblema elegido por la Princesa Margarita, Condesa de Snowdon, para su radiador: el caballo alado “Pegasus”.



Este Phantom IV fue el primero de dos que la Princesa Isabel ordenó. En 1954, un modelo similar con un cuerpo landaulette (ya retirado) ingresó en la flota real. Los Rolls-Royce se mantuvieron preferidos por la familia real británica hasta la entrega de dos Bentleys personalizdos donados por esa empresa en 2002. Sin embargo, el Phantom IV se utiliza a veces para las ocasiones especiales de la familia real.

España


La colección de Phantom IV de Patrimonio Nacional de España constituye uno de los mayores tesoros automovilísticos del país. Las tres unidades que la componen, dos berlinas o limusinas para cinco y siete pasajeros respectivamente y una versión descapotable (cabriolet), fueron encargadas por el General Franco en 1948 para la Jefatura del Estado y llegaron a Madrid en 1952.




El General Franco en pleno desfile


En España estos automóviles se encuentran bajo custodia de la Guardia Real en los Acuartelamientos de El Pardo en Madrid, y en ellos acuden los reyes a los actos de Estado más protocolarios y relevantes, como la apertura solemne de cada legislatura en el Congreso tras la celebración de las elecciones generales y la constitución del nuevo gobierno, así como el desfile y los actos de la Fiesta Nacional de España el 12 de octubre. El cabriolet fue utilizado en las bodas de la Infanta Cristina en 1997 y del Príncipe de Asturias en 2004.


El Rolls de Franco en la boda de la Infanta Cristina

La lista privilegiada

Los propietarios de las 18 unidades de Rolls Royce reales fueron los siguientes (en primera instancia figura el número de chasis y el año de entrega. Las fotografías son réplicas a escala.):

1. 4AF2 – 1950 SAR La Princesa Isabel, Duquesa de Edimburgo. Limusina 7 plazas pintada, primero verde San Valentín, luego burdeos y negro. En el radiador lleva el emblema de San Jorge y el dragón, diseñado por el artista Edward Seago en plata, que se puede transferir de un coche a otro. Equipada con un asiento de conductor especialmente modificado en caso de que el Duque de Edimburgo deseara conducirla.



2. 4AF4 – 1950 La Casa Rolls Royce. Camioneta pick-up gris. Se trata de un prototipo utilizado para la fábrica. Desmantelado en 1963.



3. 4AF6 – 1951 SM Mohammad Reza Pahlevi, Sha de Irán. Cabriolet azul plata. Desguazado en 1959.



4. 4AF8 – 1951 SA Abdullah Al-Salim III Al-Sabah, Hakim de Kuwait. Limusina 6 con salón iluminado, color beige y azul marino real. Hoy se encuentra en el Museo Nethercutt de California.




5. 4AF10 – 1951 SAR El príncipe Enrique, Duque de Gloucester. Limusina negra. Destacó en 1966 en las películas Arabesque y Fumo di Londra (Humo de Londres).



6. 4AF12 – 1951 Ernest Hives, director de RR; luego SAR La Princesa Marina, Duquesa de Kent. Limusina 7 plazas azul.



7. 4AF14 – 1952 El General Francisco Franco de España. Limusina 5 plazas negra. Trasera blindada.



8. 4AF16 – 1952 El General Francisco Franco de España. Limusina 7 plazas negro. Trasera blindada.



9. 4AF18 – 1952 El General Francisco Franco de España. Cabriolet negro. Se utilizó oficialmente por primera vez en el desfile de la victoria el 18 de julio de 1952. Trasera blindada.



10. 4AF20 – 1652 S.A. Aga Khan III. Limusina sedanca de ville de color verde oscuro. Cuando RR vendió el coche para el Aga Khan se incluyó una cláusula en la que se decía que no podía ser vendido. Sin embargo, después de su muerte, su viuda lo vendió al hotel Mayfair-Lennox (Missouri, EE.UU.), donde era utilizado para recoger a los huéspedes en el aeropuerto. Debido a la capacidad de arranque corto fue revendido en 1962.



11. 4AF22 – 1952 S.A. El príncipe Talal Ibn Abd Al-Aziz de Arabia Saudita. Cabriolet crema y verde. El único Phantom IV con una carrocería de fabricación francesa. Fue descripto como un sedanca de ville pero un cabriolet 4 puertas fue construido sobre el chasis en su lugar.



12. 4BP1 – 1953 SM el Rey Faisal II de Irak. Limusina negra. Hecho para su coronación.



13. 4BP3 – 1953 SAR 'Abd al-Ilah, el Príncipe Regente de Irak. Limusina touring 7 plazas negra. Construido para la coronación de su sobrino, el rey Faisal II. En 1958, todos los miembros de la familia real fueron asesinados en un golpe de Estado. En el momento del levantamiento, el coche estaba en Hooper de Londres para mantenimiento, por lo que fue salvado.



14. 4BP5 – 1954 SM La Reina Isabel II del Reino Unido. Landaulette negro y marrón. Rolls-Royce mantuvo este coche para el uso exclusivo de la soberana británica. Finalmente en 1959 fue comprado por la Reina y utilizado por la familia real hasta finales de 1980. Se encuentra actualmente en exhibición en la Fundación Sir Henry Royce.



15. 4BP7 – 1954 SAR La Princesa Margarita, Condesa de Snowdon. Limusina 7 plazas negra. Adquirido por la Princesa Margarita, eligió como su emblema para el radiador a Pegasus, diseñado por Edward Seago y elaborado por Louis Lejeune Ltd. de Londres. Equipado con un asiento ajustable en caso de que la princesa quisiera conducirlo ella misma.



16. 4CS2 – 1955 SA Abdullah Al-Salim III Al-Sabah, Hakim de Kuwait. Limusina 6 con salón iluminado, pintada en dos tonos de verde.



17. 4CS4 – 1955 SA Abdullah Al-Salim III Al-Sabah, Hakim de Kuwait. Limusina color cobre dorado y plata. En exhibición en el Castillo Concejuelo en Torre Loizaga, Vizcaya, España.



18. 4CS6 – 1956 SM Mohammad Reza Pahlevi, Sha de Irán. Limusina negra, luego pintada de burdeos. En 1977, el coche estaba en Londres para "reparaciones y reformas”. Después de tres años y un valor reportado de U$S 25.000 en reparaciones, el coche estaba todavía en el Reino Unido. Hubo una disputa sobre quién era el dueño del auto, el Sha derrocado o representantes de la embajada iraní, que dijo que pertenecía a su país. Por último, la exiliada familia Pahlavi perdió su reclamo sobre la propiedad en los tribunales británicos. Esta unidad se muestra actualmente en el Museo Nacional del Automóvil de Irán.

viernes, 21 de mayo de 2010

Títulos otorgados por Juan Carlos I

Juan Carlos I ha otorgado 45 títulos nobiliarios, haciendo uso así de la prerrogativa que la Constitución española le otorga como Rey de España.

La concesión de títulos nobiliarios es una potestad regia cuyos orígenes se remontan a la Edad Media, donde la concesión de señoríos territoriales era, tanto una forma de recompensar, por parte del príncipe soberano, los servicios prestados en el campo de batalla, como un modo de cerciorar el control efectivo de determinados territorios por parte de caballeros afectos a su causa. En ciertos casos era una forma de alejar a ciertos individuos de la Corte o de determinados centros de poder empujando a que permanecieran en dichos territorios.

José de la Serna y Martínez de Hinojosa, I conde de los Andes (1770 - 1832), último virrey del Perú


Al final de la edad media ya eran muchos los casos de títulos nobiliarios que no suponían poder real sobre un territorio. También existieron otros de carácter vitalicio, como los Condestables o los Virreyes, que tenían unas funciones de representación del monarca bastante marcadas, sobre todo en monarquías como las hispánicas, en las que el poder del monarca medieval era relativamente mayor al de otros príncipes europeos. De ahí la necesidad de crear instituciones que vigilaran directamente por los intereses de la Corona. Sin embargo algunos de estos títulos pasaron a convertirse igualmente en hereditarios. En España es la Constitución de 1812, aunque con ciertos paréntesis como el de la Década Ominosa, la que promulga la abolición definitiva de los Señoríos territoriales.

Con la llegada al poder de Francisco Franco, se retoma la concesión de títulos nobiliarios, abolidos durante la Segunda República. Para poner a la práctica esta costumbre Franco se apoyó en la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado. Una vez en el trono y resguardado, pues, en esa misma legitimidad, D. Juan Carlos I concedió 8 títulos nobiliarios. Además de los títulos a la viuda y a la hija del General Franco, incluyó a destacados personajes de la transición, entre ellos dos ex-presidentes del Gobierno.


El General Franco y su recién legitimado sucesor, príncipe de España (julio de 1969)

Monarquía Constitucional 1978

Desde 1978 y, tras la sanción de la Constitución, ha seguido concediendo, de forma relativamente pausada (Franco concedió 54 en 36 años), títulos nobiliarios al amparo del artículo 62.f de la misma. La concesión de un título nobiliario se considera como la mayor distinción que puede otorgar el Rey ya que no sólo distingue al agraciado sino a toda su estirpe mientras ésta exista. Aunque en principio está supeditada, como casi cualquier otro Real Decreto, al refrendo del gabinete ministerial, suele ser una concesión personal del monarca.

Desde su subida al trono Juan Carlos I ha concedido títulos nobiliarios distinguiendo principalmente a personajes de las artes, las ciencias o la política, pero también a descendientes y viudas de hombres de la cultura, empresarios aristócratas y a cortesanos o ciertos miembros de la familia real.

Resulta destacable que ha ofrecido un título nobiliario con Grandeza de España a todos los ex-presidentes del Gobierno. Sin embargo Felipe González y José María Aznar no lo han recibido, el primero por haberlo rechazado y el segundo por no encontrarse todavía retirado de la vida política.
Escudo de España usado en el ejemplar de la Constitución de 1978, según el modelo oficial vigente durante la Transición Española, entre 1977 y 1981. Se conservan motivos heráldicos tradicionales españoles (armas de Castilla, León, Aragón, Navarra y Granada y las Columnas de Hércules con la cartela Plus Ultra) y elementos usados por los escudos del régimen desde 1938, como el lema Una Grande Libre, el Águila de San Juan y el yugo y las flechas, inspirados en las armas de los Reyes Católicos y que también fueron adoptados por la Falange.


Privilegios de la Nobleza

Esta distinción, que se entiende como de las mayores que puede otorgar el Rey, no supone actualmente ningún tipo de privilegio real, más que la distinción de Excelentísima persona, en el caso de las Grandezas de España o de Ilustrísima persona en el resto de los títulos.

El último privilegio abolido a la aristocracia española fue, en el caso de los Grandes de España, el derecho a solicitar y poseer pasaporte diplomático, como representantes del reino, aunque al día de hoy siguen en pie ciertas tradiciones, como la "obligación" de solicitar audiencia al Rey para que éste les dé la pertinente autorización para contraer matrimonio.

El Marqués de Lozoya, Grande de España

Desde la abolición de los últimos privilegios, la concesión de títulos nobiliarios no supone sino una gracia real a un súbdito de la Corona por un especial arrojo en la defensa de los ideales de la misma y un especial afecto de la persona del Rey.
Muy al contrario, ejercer el derecho a utilizar oficialmente un título nobiliario en España, se considera un hecho imponible y como tal conlleva el pago, en la modalidad de Actos Jurídicos Documentados del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados.


Clases y particularidades de los títulos concedidos

En cuanto al rango del título, tampoco existe ningún tipo de pauta, y suelen ser concedidos a merced de Su Majestad, aunque se ha reservado los Ducados y las Grandezas de España (que los primeros portan implícita) para aquellos casos más allegados al Rey o como un especial reconocimiento. En ciertos casos en los que la persona a distinguir ya contaba con título nobiliario, el Rey ha concedido la Grandeza de España a unir con dicho título.

Yo, el Rey

Así, desde su entronización en 1975 Juan Carlos I ha concedido prácticamente todo tipo de títulos nobiliarios, a saber:


  • 1 Infantado
  • 6 Ducados
  • 26 Marquesados (4 con G.E.)
  • 5 Condados (1 con G.E.)
  • 1 Baronía
  • 1 Señorío (con G.E.)
  • 5 Grandezas de España
En el listado anterior sólo se incluyen aquellos títulos de designación expresa, mediante Real Decreto. Dentro de los títulos concedidos encontramos dos tipos según la posibilidad o no de ejercer algún tipo de derecho sucesorio sobre el mismo. La generalidad de los títulos concedidos (con ciertas excepciones) tienen carácter hereditario, de modo que el titular será sucedido en el título por su primogénito (desde 2008 sin ningún tipo de discriminación por sexo) o por los descendientes del causante con mejor derecho. Sin embargo, algunos títulos concedidos a miembros de la Familia Real, por entenderse que son títulos reales, son de carácter vitalicio y al fallecimiento de sus titulares revertirán en la Corona.



S.A.R. La Infanta Doña Pilar, Duquesa de Badajoz


Se pueden encontrar casos como el del marqués de Dalí de Púbol, cuyo título, por deseo del mismo, fue transformado en título vitalicio dada la carencia de descendencia y la mala relación con su familia. Lo contrario sucedió con el Señorío de Meirás, creado como título vitalicio para Doña Carmen Polo de Franco y que, a la muerte de ésta y tras la solicitud hecha por Francisco Franco Martínez-Bordiú, le fue, sin embargo, concedido, pudiéndose entender por tanto, convertido en título hereditario.



Por otro lado, la intitulación es un favor real y como tal se puede declinar, como así hicieran Severo Ochoa y Pedro Laín Entralgo con el General Franco. Durante el reinado de Juan Carlos I, Felipe González, siendo ya ex presidente, rechazó el ofrecimiento del rey de concederle un título nobiliario.


Asimismo hay ciertos títulos que podríamos llamar natos, es decir, que aunque generalmente han sido creados ex-novo para el tenedor, no habiéndose heredado de un titular anterior, no son de creación expresa, como los hijos del rey o del príncipe de Asturias que son, desde su nacimiento, infantes de España. Del mismo modo los hijos de los Infantes de España desde el momento de su nacimiento tienen el título y tratamiento de Grandes de España. Tanto en el caso de los Infantes como de sus hijos poseen dicho título con carácter vitalicio.

Las distintas generaciones de la Familia Real en el verano de 2007


Análogamente los títulos de príncipe de Asturias, príncipe consorte de Asturias, reina consorte de España o príncipe consorte, no precisan de una creación expresa sino que se adquieren, en el primer ejemplo, por ocupar el primer puesto en la línea de sucesión al trono (se trate o no del hijo del Rey) o por matrimonio en el caso de los últimos, con lo cual no estaríamos hablando de títulos hereditarios in sensu estricto, sino de una posición que les otorga un título y tratamiento.


Títulos Concedidos

A continuación se enumera el año de creación, título, primer titular y méritos, ocupación o circunstancias que les valieron tal merced.

· 1975: Señorío de Meirás con Grandeza de España a Carmen Polo de Franco, viuda de Francisco Franco
· 1975: Ducado de Franco a Carmen Franco Polo, hija de Francisco Franco

La Duquesa de Franco y su esposo en la boda de su hija Carmen con el Duque de Cádiz


· 1976 Grandeza de España a unir al marquesado de Lozoya a Juan de Contreras y López de Ayala, importante figura de la cultura española
· 1976 Marquesado de Arias-Navarro con Grandeza de España a Carlos Arias Navarro, Presidente del Gobierno de España
· 1977 Principado de Asturias, Gerona y Viana, Ducado de Montblanc, Condado de Cervera y Señorío de Balaguer a S.A.R. Felipe de Borbón y Grecia, hijo del Rey
· 1977 Condado de Rodríguez de Varcárcel a título póstumo a Alejandro Rodríguez de Varcárcel y Nebreda, Presidente del Consejo de Regencia
· 1977 Condado de Iturmendi a Rita Gómez Nales, viuda de Antonio Iturmendi Bañales, político
· 1977 Ducado de Fernández-Miranda a Torcuato Fernández-Miranda Hevia, Presidente de las Cortes Generales y presidente provisional del Gobierno
· 1980 Condado de Villacieros a Antonio Villacieros Benito, diplomático, Jefe de Protocolo de la Casa del Rey.
· 1981 Ducado de Suárez a Adolfo Suárez González, Presidente del Gobierno de España
· 1981 Ducado de Soria a S.A.R. Infanta Margarita de Borbón, hija de D. Juan de Borbón
· 1981 Marquesado de Bradomín a Carlos Luis del Valle-Inclán y Blanco, Hijo de Ramón María del Valle-Inclán, dramaturgo, poeta y novelista
· 1981 Marquesado de Salobreña a Andrés Segovia Torres, guitarrista
· 1982 Marquesado de Dalí de Pubol a Salvador Dalí i Domènech, pintor

El Marqués de Dalí de Pubol


· 1986 Marquesado de Tarradellas a Josep Tarradellas i Joan, Presidente de la Generalitat de Cataluña
· 1983 Grandeza de España a unir al marquesado de Valenzuela de Tahuarda a Joaquín María de Valenzuela y Alcíbar-Jáuregui, militar, jefe del Cuarto Militar de la Casa de Su Majestad el Rey
· 1987 Marquesado de Marañón con Grandeza de España a Gregorio Marañón y Moya, hijo de Gregorio Marañón, médico y académico
· 1991 Marquesado de Águilas a Alfonso Escámez López, senador de las Cortes Constituyentes
· 1991 Marquesado de los Jardines de Aranjuez a Joaquín Rodrigo Vidré, compositor
· 1991 Marquesado de Samaranch a Juan Antonio Samaranch Torelló, Presidente del Comité Olímpico Internacional
· 1992 Condado de Latores con Grandeza de España a Sabino Fernández Campo, militar, Jefe de la Casa de Su Majestad el Rey


El Conde de Latores, Grande de España


· 1993 Grandeza de España a unir al Condado de los Gaytanes a Luis de Ussía y Gavaldá, Presidente del Consejo Privado del Conde de Barcelona
· 1994 Condado de los Alixares a Emilio García Gómez, personaje de la cultura
· 1994 Marquesado de Puebla de Cazalla a Javier Benjumea Puigcerver, fundador de Abengoa
· 1994 Marquesado del Pedroso de Lara a José Manuel Lara Hernández, editor del Grupo Planeta
· 1994 Marquesado de Gutiérrez-Mellado a Manuel Gutiérrez Mellado, Capitán general y político · 1994 Infantado de España a S.A.R. Carlos de Borbón-Dos Sicilias y Borbón-Parma, Heredero de los derechos de la corona del Reino de las Dos Sicilias
· 1995 Ducado de Lugo a S.A.R. Infanta Elena de Borbón y Grecia, hija del Rey
· 1996 Marquesado de Iria Flavia a Camilo José Cela Trulock, escritor, Premio Nobel de Literatura



El Marqués de Iria Flavia

· 1997 Ducado de Palma de Mallorca a S.A.R. Infanta Cristina de Borbón y Grecia, hija del Rey
· 2002 Marquesado de la Ría de Ribadeo con Grandeza de España a Leopoldo Calvo-Sotelo y Bustelo, Presidente del Gobierno de España
· 2002 Grandeza de España a unir al vizcondado del Castillo de Almansa de José Fernando de Almansa y Moreno-Barreda, Jefe de la Casa de Su Majestad el Rey
· 2003 Marquesado del Valle de Tena con Grandeza de España a Guillermo Luca de Tena y Brunet, editor del diario ABC
· 2003 Marquesado de la Ribera del Sella a Antonio Durán Tovar
· 2003 Marquesado de Oró a Juan Oró Florensa, científico
· 2004 Marquesado de Garrigues a Antonio Garrigues Díaz-Cañabate, Jurista, Diplomático
· 2008 Grandeza de España a unir al Condado de Godó de Javier de Godó y Muntañola, editor de La Vanguardia
· 2008 Marquesado de Guadalcanal a Antonio Fontán, catedrático, periodista y presidente del Senado de España
· 2008 Marquesado de Canero a Margarita Salas Falgueras, científica
· 2008 Marquesado de O'Shea a Paloma O'Shea, esposa de Emilio Botín, filántropo y pianista


La Marquesa de O’Shea

En abril de 2010 el Boletín Oficial del Estado ha publicado el decreto de nombramiento de los siguientes títulos nobiliarios:

· El Marquesado de Tàpies a Antoni Tàpies, artista, por su contribución a las artes plásticas en España y el mundo.
· La Baronía de Perpinyà a Roser Rahola D´Espona, viuda del historiador Jaume Vicens Vives, por su labor como empresaria y continuadora de la obra de su esposo.
· El Marquesado de Oreja a Marcelino Oreja Aguirre, ex ministro.
· El Marquesado de Castrillón a Gonzalo Anés, historiador y economista.
· El Marquesado de Asiaín a José Angel Sánchez Asiaín, banquero.
· El Marquesado de Laserna a Iñigo Moreno de Arteaga, actual Marqués de Laula.