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sábado, 9 de octubre de 2010

Los Teck-Cambridge


El título de Duque de Teck, que tuvo su origen en el siglo XI y refiere al castillo de Teck, en Alemania, dio su nombre a una antigua rama de la dinastía Zähringen. Existió de forma activa intermitentemente de 1139 a 1439 y luego en 1495. En 1863 el rey Wilhelm I de Würtemberg otorgó el título de Príncipe de Teck, con el tratamiento de Su Serena Alteza, a Francis de Würtemberg, Conde von Hohenstein, hijo del matrimonio morganático del duque Alexander de Würtemberg. Como era difícil para Francis encontrar una esposa adecuada a su rango real menor, el rey Charles de Würtemberg, en 1871, le dio el título de Duque de Teck.


Armas del Duque de Teck



Su Alteza el príncipe Francis, duque de Teck (Francis Paul Charles Louis Alexander de Würtemberg) nació el 28 de agosto de 1837 en Viena, Austria. Su título de nacimiento fue Conde von Hohenstein luego que su madre fuera creada Condesa von Hohenstein por el emperador Fernando I de Alemania.


Franz von Teck y sus 2 hijos mayores

Siendo producto de un matrimonio morganático y sin derecho a la sucesión al trono de Württemberg, Francis no era aceptado como esposo de princesas en la mayoría de las Casas Realas Europeas. Por otra parte no poseía un ingreso en comparación con otros príncipes. El 12 de junio de 1866 contrajo matrimonio con la prima tercera de su padre (en descendencia de George II de Gran Bretaña) la Princesa María Adelaida de Cambridge, hija menor del Príncipe Adolfo, Duque de Cambridge y nieta del rey George III. Era conocida como la "Gorda Mary" por su considerable peso; por ello y el hecho que para 1866, ya se encontraba en sus treinta, María Adelaida tenía pocas opciones para matrimonio.


El Duque y la Duquesa de Teck tuvieron cuatro hijos:

  • Victoria Maria (1867-1953), casó con el Príncipe George, Duque de York, futuro George V
  • Adolphus (1868-1927), 2° duque de Teck, casó con lady Margaret Grosvenor
  • Francis (1870-1910), falleció soltero
  • Alexander (1874-1957), 1r Conde de Athlone, casó con la Princesa Alice de Albany

1897: Francis y Marie Adelaide von Teck, sentados. Detrás: Alexander, Viktoria Maria, Adolphus y Francis.


María Adelaida solicitó que su nuevo esposo fuera promovido con el rango de Alteza Real, pero la Reina Victoria se negó a dicha petición. Pero, sin embargo, en 1887, como regalo para celebrar su jubileo de oro, la reina Victoria concedió a Francis el tratamiento de Su Alteza.


El Duque y la Duquesa de Teck decidieron residir en Londres, en vez del extranjero, principalmente porque María Adelaida era el único sostén de la familia para los Teck. Recibía £5,000 al año por el Parlamento realizando compromisos reales. Su suegra, la Duquesa de Cambridge (nacida Augusta de Hesse-Kassel), les proveía un ingreso suplementario. Peticiones a la reina Victoria para obtener ingresos extra generalmente eran rechazadas. Sin embargo, la reina les otorgó un departamento en el Palacio de Kensington y White Lodge en Richmond Park como su casa de campo.

Mary Adelaide de Cambridge


A pesar de su modesto ingreso, su esposa María Adelaida tenía gustos caros y vivía una vida extravagante de fiestas, ropa cara y viajes al extranjero. Las deudas consecuentemente crecieron y los Teck fueron forzados a salir del país en 1883 para evitar a los acreedores. Viajaron a Italia y se hospedaron con sus parientes en Alemania y Austria. Inicialmente viajaron bajo los nombres de Conde y Condesa de Hohenstein. Sin embargo, María Adelaida deseó que el viaje tuviera un mayor estilo por ello, utilizó su status real, el cual imponía una mayor atención y mejores servicios. Los Teck regresaron del exilio en 1885 y siguieron residiendo en White Lodge.



White Lodge, Richmond Park


En 1891 su primogénita, conocida como May en la intimidad familiar, se comprometió con Albert, duque de Clarence, segundo en la línea de sucesión al trono británico. Seis semanas más tarde, la muerte del duque de Clarence parecía un soplo cruel. Sin embargo, como la reina Victoria estaba encariñada con la princesa May, persuadió al hermano del duque de Clarence y siguiente en la línea de sucesión, príncipe George, duque de York, para casarse con ella en lugar del príncipe Albert.


Franz, Duque de Teck

El matrimonio de May con un miembro de la familia real revivió dramáticamente la fortuna de los Teck. En 1897 la Duquesa de Teck murió dejando a Francisco viudo; éste siguió viviendo en White Lodge, pero no llevaba a cabo ningún compromiso real, aunque siguió recibiendo el ingreso parlamentario de la Duquesa hasta su muerte tres años más tarde, el 21 de enero de 1900, en su casa de campo. El título pasó entonces a su hijo mayor, el príncipe Adolphus, a quien el rey George V le concedió en 1911 el tratamiento de Su Alteza.

Títulos

* Conde Francis de Hohenstein (1837-1863)
* Su Alteza Serenísima Príncipe Francisco de Teck (1863-1871)
* Su Alteza Serenísima El Duque de Teck (1871-1887)
* Su Alteza El Duque de Teck (1887-1900)



Su Serena Alteza Adolphus de Teck (Adolphus Charles Alexander Albert Edward George Philip Louis Ladislaus von Teck), más tarde 1r. Marqués de Cambridge (1868-1927) GCB, GCVO, CMG, nació como Príncipe de Teck y luego heredó el título de Duque de Teck.

Adolphus fue oficial de caballería, siguiendo los pasos de su padre, de sus abuelos y de su tío materno. Recibió su educación en el Wellington College, Cheshire, antes de entrar en la Real Academia Militar de Sandhurst. A los 19 años ingresó a los 17º Lanceros, el regimiento de su tío, Príncipe George, 2º Duque de Cambridge, quien fue comandante en jefe del Ejército Británico entre 1856 y 1895. En 1894 fue transferido al regimiento 1º Life Guards.


Armas del Marqués de Cambridge

El 12 de diciembre de 1894 casó con lady Margaret Evelyn Grosvenor, hija del 1er. Duque de Westminster y de lady Constante Leveson-Gower. El matrimonio tuvo cuatro hijos:


  • Príncipe George de Teck, más tarde 2º Marqués de Cambridge (1895-1981), casó con Dorothy Hastings

  • Princesa Mary de Teck, más tarde lady Mary Cambridge (1897-1987), casó con Henry Somerset, 10º duque de Beaufort

  • Princesa Helena de Teck, más tarde lady Helena Cambridge (1899-1969), casó con el Coronel John Gibas

  • Príncipe Frederick de Teck, más tarde lord Frederick Cambridge (1907-1940)


En enero de 1900 Adolphus sucedió a su padre como Duque de Teck. El nuevo duque sirvió con su regimiento durante la Guerra de los Boers y al mismo tiempo fue oficial de transporte en la Caballería Real. Luego se desempeñó como agregado militar británico en Viena desde 1904 hasta 1910, retirándose con el rango de teniente coronel. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, Volvió al servicio activo, primero como secretario militar temporal en la Oficina de Guerra y luego como secretario militar del comandante en jefe de las Fuerzas Expedicionarias Británicas (BEF) en Francia, con el rango de brigadier general. Fue creado Caballero Comendador de la Orden Real Victoriana (KCVO) en 1897, ascendido a Caballero Gran Cruz de la Orden Real Victoriana (GCVO) en 1900 y nombrado Caballero Gran Cruz de la Muy Honorable Orden del Baño (GCB), en el año 1911.


Eaton Hall, residencia de los duques de Westminster y del 1r Marqués de Cambridge (1880)



El 9 de junio de 1911 su cuñado, el rey George V le concedió el tratamiento de Su Alteza, como un regalo con motivo de su coronación, y un movimiento que hacía eco de un obsequio de la abuela del rey para el padre del duque.

Durante la Primera Guerra Mundial, los sentimientos antialemanes en el Reino Unido llevaron al rey George V en 1917 a cambiar el nombre de la casa real: el germano Saxe-Coburg-Gotha por el más inglés Windsor. El rey también renunció a todos sus títulos alemanes para él y todos los miembros de la familia real que tenían ciudadanía británica.


Su Alteza El Duque de Teck

De acuerdo a ello, Adolphus renunció a su título de Duque de Teck en el reino de Würtemberg y el tratamiento de Su Alteza. Adolphus, al igual que su hermano, príncipe Alexander de Teck, adoptó el apellido Cambridge, a partir de su abuelo, el Príncipe Adolphus, Duque de Cambridge. Consecuentemente fue creado Marqués de Cambridge, Conde de Eltham y Vizconde Northallerton en la Nobleza del Reino Unido. Su esposa fue La Marquesa de Cambridge. Su hijo mayor tomó el título de Conde de Eltham como título de cortesía. Los hijos más jóvenes se convertirían en Lord (o Lady), su nombre cristiano, más el apellido Cambridge.

Títulos

* Su Serena Alteza Príncipe Adolphus de Teck (1868–1900)
* Su Serena Alteza El Duque de Teck (1900–1911)
* Su Alteza El Duque de Teck (1911–1917)
* Sir Adolphus Cambridge, GCB, GCVO (1917-1917)
* El Muy Honorable Marqués de Cambridge, GCB, GCVO, CMG (1917–1927)



Margaret Evelyn Cambridge, Marquesa de Cambridge (1873 – 1929) era antes de su matrimonio Lady Margaret Grosvenor. Su padre fue Hugh Grosvenor, 3r Marqués de Westminster (más tarde Primer Duque de Westminster). Su madre fue lady Constance Gertrude Leveson-Gower, la hija de George Sutherland-Leveson-Gower, 2º duque de Sutherland.



Lady Margaret Grosvenor

El 12 de Diciembre de 1894 casó con el príncipe Adolphus de Teck en Eaton Hall. Después de su boda tomó el título y el tratamiento de su esposo y fue conocida como Su Serena Alteza Princesa Adolphus de Teck.

En 1900, el príncipe Francis, Duque de Teck, murió y Adolphus lo sucedió como 2º Duque de Teck. Margaret comenzó a ser tratada como Su Serena Alteza la Duquesa de Teck. El Ducado de Teck era un título del reino de Wûrtemberg. Desde 1911 Margaret fue conocida como Su Alteza la Duquesa de Teck. Cuando en 1917 su marido adoptó, por decreto real, el apellido Cambridge, ella pasó a ser conocida desde entonces como La Muy Honorable Marquesa de Cambridge.



La boda de 1894. De pie: Lady Beatrice Butler, Lady Constance Grosvenor y el Príncipe Adolphus; sentados: Lady Mary Grosvenor, Miss Millicent Grosvenor y Lady Margaret Evelyn Grosvenor; Lady Helen Grosvenor y Miss Lilah Cavendish


Adolphus murió en 1927 en Shatton Hall, Shrewsbury, Inglaterra. Su hijo mayor, conde de Eltham, lo sucedió como Marqués de Cambridge. Margaret lo sobrevivió por dos años y murió el 27 de marzo de 1929 en Londres. Fue enterrada junto a su esposo en el Cementerio Real de Frogmore, en Windsor.

Títulos

* Lady Margaret Grosvenor (1873-1894)
* Su Serena Alteza Princesa Adolphus de Teck (1894-1900)
* Su Serena Alteza La Duquesa de Teck (1900-1911)
* Su Alteza La Duquesa de Teck (1911-1917)
* Lady Margaret Cambridge (1917)
* La Muy Honorable Marquesa de Cambridge (1917-1927)
* La Muy Honorable Marquesa Viuda de Cambridge (1927-1929)




George Francis Hugh Cambridge, 2º Marqués de Cambridge, GCVO (1895 – 1981), conocido como Príncipe George de Teck hasta 1917 y como Conde de Eltham de 1917 a 1927, era el hijo mayor del 1r Marqués de Cambridge, sobrino de la Reina Mary y del 1r Conde de Athlone.


El 2º Marqués de Cambridge


En 1917, cuando su padre renunció a los títulos, tratamientos y designaciones alemanas y asumió el apellido Cambridge, él pasó a ser George Cambridge, con el título de cortesía de Conde de Eltham. Sucedió a su padre como 2º Marqués de Cambridge en 1927, fue nombrado Caballero Comendador de la Real Orden Victoriana ese mismo año y en 1935 promovido a Caballero Gran Cruz.

En 1923 casó con Dorothy Isabel Westenra Hastings, nieta del 13º Conde de Huntingdon, y tuvo una sola hija: Lady Mary Cambridge. Lord y Lady Cambridge asistieron como invitados a numerosos acontecimientos reales pero nunca portaron deberes reales específicos. El Marqués estuvo presente en las coronaciones de George V, George VI y Elizabeth II. Por muchos años sirvió como Royal Trustee (Fideicomisario) del British Museum.



La última Marquesa de Cambridge con vestimenta de ceremonia para la coronación de Elizabeth II en 1953

Cuando Lord Cambridge murió, el 16 de abril de 1981, en Abington, Cambridgeshire, sus títulos se extinguieron. Su hermano, Lord Frederick Cambridge, había muerto en Bélgica durante la Segunda Guerra Mundial.

Títulos

* Su Serena Alteza Príncipe George de Teck (1895–1917)
* George Cambridge, Caballero (1917-1917)
* George Cambridge, Conde de Eltham (1917–1927)
* El Muy Honorable Marqués de Cambridge (1927–1981)



miércoles, 28 de abril de 2010

Gloria von Thurn und Taxis



Gloria, Princesa von Thurn and Taxis, nació como la Condesa Mariae Gloria Ferdinanda Gerda Charlotte Teutonia Franziska Magarethe Frederike Simone Johanna Joachima Josefine Wilhelmine Huberta von Schönburg zu Glauchau und Waldenburg el 23 de febrero de 1960. Era hija de Joaquín von Schönburg-Glauchau y de Beatriz, Condesa Széchenyi de Sárvár-Felsővidék. Aunque aristócrata, su familia estaba empobrecida y Gloria debió trabajar como camarera antes de su matrimonio con el Príncipe Johannes von Thurn und Taxis, 34 años mayor que ella y heredero del inventor del correo (taxis).

Schlöss Thurn und Taxis, Regensburg


Los Thurn und Taxis provenían del siglo XII e hicieron su fortuna al asegurarse el monopolio postal del Sacro Imperio Romano, una fortuna que, en momentos de su matrimonio, ascendía a los 3 billones netos. El más poderoso terrateniente de Alemania era dueño también de un banco, cervecerías, compañías metalúrgicas, diez palacios y castillos y extensas propiedades en Brasil heredadas de su madre, una infanta de la familia real portuguesa.



La pareja tuvo tres hijos: Maria Theresia Ludovika Klothilde Helene Alexandra (1980), Elisabeth Margarethe Maria Anna Beatriz (1982) y Albert Maria Lamoral Miguel Johannes Gabriel (1983), que sucedería a su padre como Albert II, Príncipe von Thurn und Taxis.




Conocida como la “princesa punk” o la “Princesa TNT (dinamita)”, Gloria fue un ícono en los ’80, sobre todo por su exuberante y derrochadora vida social. Hizo lo que pudo para estar a la altura de la misma: ladrando como un perro en el show de David Letterman, permaneciendo fuera toda la noche con la estrella de rock Prince; siendo atrapada por posesión de hachís -que según ella había sido plantado- en el aeropuerto de Munich. En sus fiestas coincidían Mick Jagger con Adnan Kashoggi y determinados estupefacientes de por medio, así como el millonario Flick, de la Mercedes Benz –que, a la larga, se convertiría en su consuegro-, el león bávaro Franz Josef Strauss, Helmut Kohl e incluso Michael Jackson.





Pero sus travesuras no eran nada en comparación con el comportamiento de su marido, que en su soltería era conocido por su bisexualidad libre y disfrutaba burlándose de la pomposidad. Entre las víctimas de sus insultos y bromas estaban la Princesa Margarita de Gran Bretaña, la anfitriona de Newport Eileen Slocum y el “rey” del estaño boliviano Antenor Patiño.





El príncipe Johannes murió en diciembre de 1990, luego de dos infructuosos transplantes de corazón y dejó deudas por más de $ 500 millones, en su mayoría a raíz de las inversiones imprudentes en bienes raíces en América del Norte. El gasto superfluo debió interrumpirse debido a los impuestos masivos sobre la propiedad que hubo de afrontar su viuda. Sin embargo, Gloria enfrentó el desorden sin dejar de disfrutar de las propiedades familiares así como de sus tres hijos y sus tres sobrinos, hijos de su hermana Maya y Mick Flick, heredero de la Mercedes-Benz. Actuó entonces como regente para su hijo menor de edad, Albert, el nuevo jefe de la Casa, controlando incluso la fortuna familiar.


Con Ivana Trump


Primero anunció que iba a vender una gran parte de la plata y las joyas de la familia. La subasta, celebrada por Sotheby's en Ginebra, recaudó 13.7 millones de dólares. Una segunda subasta organizada por Sotheby's en el castillo de San Emmeram en 1993 obtuvo otros $ 19,3 millones. Gloria pasó el resto de la década encerrada en Regensburg, criando a sus hijos y lidiando en torno a su situación financiera. Vendió las empresas metalúrgicas y el banco, recortó el personal de palacio y renunció a 24 de sus 27 coches. También estudió economía y derecho fiscal con profesores particulares.


Durante este tiempo la princesa también se involucró con la Iglesia Católica. En 1991 hizo su primera visita a Lourdes, donde trabajó como voluntaria con los enfermos y moribundos que van allí esperando una cura milagrosa. En un viaje a Florencia seis años más tarde, se sintió cautivada con Monseñor Michael Schmitz, vicario general del Instituto de Cristo Rey Soberano Padre, una organización católica conservadora dedicada a restaurar la misa en latín. También cultivó una amistad con el cardenal bávaro Josef Ratzinger, una de las figuras más poderosas en el Vaticano.



En 2000 se trasladó a Roma, matriculó al príncipe Albert en una escuela privada allí, y con su buena amiga la princesa italiana Alessandra Borghese comenzó a organizar conciertos litúrgicos en las iglesias, a los que asistía el Cardenal Ratzinger. Gloria se las arregló para que el famoso Coro de Niños de Regensburg, que había sido dirigido por el hermano mayor de Ratzinger -que también es sacerdote-, cantara para el Papa Juan Pablo II en Castel Gandolfo, la residencia veraniega del pontífice. En abril de 2005, cuando Ratzinger se erigió en Benedicto XVI, los alemanes empezaron a referir a la antigua princesa TNT como la mejor amiga del nuevo Sumo Pontífice.

Con Alessandra Borghese

Hoy, la dueña de una de las mayores fortunas de Europa admite haber hecho algunas tonterías en su vida y en su libro «Gloria, die Fürstin», pasa revista, entre otros, a sus años más locos como fille terrible de la alta nobleza europea.





A sus 44 años, la alocada muchacha que heredó al anciano Príncipe necesita sincerarse, y lo hace, confesando, entre otras cosas, que «Mi marido era un hombre que disfrutaba enormemente la libertad sexual». «Como en un cuento con final feliz», Gloria narra su infancia en Somalia, cuenta las «maravillosas» hierbas fumadas en su juventud, recuerda la «sorpresa» de la cocaína, de sus fiestas -«las más divertidas, las de los socialistas»-, hasta caer a los 20 años en brazos de un Príncipe de 54 y su boda, ya embarazada de su primera hija.




También rememora las dificultades posteriores con el Príncipe y las de éste con el alcohol, «un depresivo cínico» pero «encantador», así como su propia evolución -«tras ver las puertas del infierno»-, convirtiéndose en una atenta esposa, una persona llena de fe, madre perfecta de tres hijos y no menos apañada administradora del inmenso imperio heredado y recuperado de manos de unos gestores que temían todo de ella.



2004



Pero ganó, dejó las drogas -«porque alelan»-, batalla ahora al frente de organizaciones pro-vida, contra «la jurisprudencia de que el niño es un perjuicio para una madre», y participó como electora delegada por Baviera ante la asamblea general para elegir al nuevo presidente de la República alemana. «Más que una confesión, es mi cuento», aclara.



2007

lunes, 22 de febrero de 2010

La Condesa von Bismarck

Margaret Edmona “Mona” Travis Strader Schlesinger Bush Williams von Bismarck-Schönhausen de Martini (1897-1983) fue una socialite que se erigió en ícono de la moda durante la primera mitad del siglo XX. Nació en Louisville, Kentucky, hija de Robert Sims Strader y de Bird O'Shockeny.

En 1917 se casó con Henry J. Schlesinger, un hombre 18 años mayor con quien tuvo un hijo, Robert Henry. A cambio de medio millón de dólares Mona cedió a Schlesinger la custodia de su hijo cuando se divorciaron en 1920. El segundo marido de Mona fue el banquero James Irving Bush, 14 años mayor que ella, de quien se decía que era “el hombre más apuesto de América”. Se divorciaron en París en 1925.



Mona Williams en Palm Beach (1931)


En 1926, Mona abrió una tienda de vestidos en Nueva York, pero previamente se había comprometido con el millonario Harrison Williams, poseedor de una fortuna estimada en 600 millones de dólares (¡de la época!). Fiel a su estilo, había elegido para casarse a un hombre 24 años mayor que ella, lo que ocurrió el 2 de julio de 1926. Para su luna de miel hicieron un crucero alrededor del mundo en el Warrior, el yate de placer más grande y más caro de aquel tiempo. A su retorno, Williams compró la mansión georgiana de la 94ª y 5ª, diseñada por Delano & Aldrich en 1915 para Willard Straight. El matrimonio también poseía una propiedad en Long Island, Oak Point, una casa en Worth Avenue de Palm Beach y la villa Il Fortino, en la Marina Grande de Capri, en tierras que pertenecieron primero a César Augusto y luego al Emperador Tiberio.



Buenas maneras: relaciones sociales en casa de Elsie de Wolfe (Lady Mendl)


Aunque los ’20 pueden alardear de un número considerable de personalidades sobresalientes entre las mujeres de moda, ese número había disminuido o se había retirado de escena en el período que siguió a la depresión de 1929. Una de las pocas bellezas destacadas de los ’30 fue Mona, que representó el compendio de todo lo que puede hacer florecer el gusto y el lujo.


Sus mansiones, sus muebles, sus joyas, su modo de vivir, ella misma, todo constituía una verdadera obra maestra. En su apariencia se impuso a sí misma la limitación de los colores pálidos que complementaban su extraordinario colorido personal, haciendo resaltar sus ojos de aguamarina, su pelo corto plateado y su cutis que irradiaba la inmaculada perfección de la salud. Más que ninguna otra mujer, Mona Williams poseía también la cualidad norteamericana de la lozanía.




Fotografiada por Cecil Beaton en sus habitaciones del Hôtel Lambert


Ninguna anfitriona francesa o sudamericana hubiese podido seguramente rivalizar la casi irreal perfección de pulcritud y fragancia a nuevo que ella supo crear en el ambiente de su casa de la Quinta Avenida. Todo se mantenía allí en un estado de tersura pulida y deslumbrante. No hubo nada que estuviese nunca ajado y ninguna de sus alfombras persas presentó jamás señal alguna de desgaste. Sus cuadros de Goya, de Boucher, de Reynolds, habían sido tiernamente preservados de la oxidación de los años. No podía encontrarse ni una mota de polvo en los volúmenes conservados en su biblioteca de aire acondicionado. Los muebles ingleses y las lámparas de cristal estaban pulidos hasta el máximo y el parquet estaba encerado y reluciente.



Pintada por Salvador Dalí (1943)


Las flores de Mona Williams producían especialmente una asombrosa impresión de frescura y vigor: lirios, claveles y orquídeas parecían que no fueran a marchitarse nunca; de igual modo sus porcelanas y sus cortinas de seda, sus búcaros de Fabergé y sus zapatos de raso con hebillas de diamantes… todo parecía contribuir a aquel ambiente prístino, como si acabase de salir de su estuche. En Inglaterra habría habido un almohadón ajado sobre un sofá de estilo, una pátina en el mobiliario de pesado roble, pero el hecho de que en la casa de Mona Williams no hubiese absolutamente nada de ello producía una impresión de lujo estudiado que resultaba ya por sí mismo sobrecogedor.


En 1933, Mona fue nombrada “La Mujer Mejor Vestida del Mundo” por Chanel, Molyneux, Vionnet, Lelong y Lanvin, convirtiéndose en la primera americana en recibir tal honor. La duquesa de Windsor en 1934 y Elsie de Wolfe en 1935 también recibirían ese título. Williams murió en 1953 y Mona casó el año siguiente con el conde Albrecht von Bismarck-Schönhausen, decorador de interiores y nieto del canciller alemán Otto von Bismarck. Vivieron mayormente en París -en un apartamento del afamado Hôtel Lambert- y en Capri.



La Condesa von Bismarck (1959)


Mona enviudó en 1970 y en 1971 contrajo un nuevo matrimonio, esta vez con el siquiatra de Bismarck, Umberto de Martini, un falso noble catorce años más joven que ella. Recién luego de la muerte de él en un accidente de automóvil en 1979 Mona se dio cuenta que Martini, al igual que Bismarck, se había casado con ella por su dinero y posición (el mismo camino que ella había seguido con Schlesinger, Bush y Williams tantos años antes). Snob hasta en los menores detalles, cuando Cristóbal Balenciaga cerró su atelier en 1968 Mona no abandonó su dormitorio de la villa de Capri por tres días enteros.

Al final de su vida creó la Fundación Mona Bismarck para promover actividades artísticas, literarias, científicas y educativas, particularmente aquellas que fomentan la amistad franco-americana. Se distanció de la mayoría de sus amigos y vivió tranquila en su villa Il Fortino hasta que, cuando su salud falló, se trasladó a su apartamento parisiense del nº 34 de Avenue New York. Allí, reclinada en su vasta cama de dosel, bajo un techo alto simulando un cielo azul del Mediterráneo, miraría por su ventana al Sena hasta que la encontró la muerte el 10 de julio de 1983.


El logo de la Fundación Mona Bismarck

sábado, 13 de febrero de 2010

La Princesa von Hohenlohe-Langenburg

María de la Piedad Iturbe y Scholtz (1892-1990), “doña Piedita”, era descendiente de una aristocrática familia española establecida en México a mediados del siglo XIX. Su padre, Manuel de Iturbe y del Villar, era un inmigrante bilbaíno que hizo fortuna en aquel país e introdujo a su familia a un tren de vida fastuoso.

Una joven Piedad Iturbe disfrazada de trovador medieval en un baile de disfraces en Madrid

Doña Piedita heredó por derecho propio el título de Marquesa de Belvis de las Navas, otorgado originalmente a su abuelo materno Enrique Guillermo Scholz-Hermensdorff y Caravaca en enero de 1912 por Alfonso XIII de España. Inmensa fortuna y nobleza propia permitieron que contrajera matrimonio, a los 29 años, con el príncipe austríaco Maximilian von Hohenlohe zu Langenburg, cuya familia de gran prosapia en Baviera y Bohemia estaba incluida en el Gotha formando parte de 100 familias de raigambre milenaria.


La Princesa von Hohenlohe zu Langenburg con su hijo Alfonso y su nuera Ira


Al año siguiente de su boda, el rey de España le otorgó la orden de la Reina María Luisa. En la Gaceta de Madrid de fecha 6 de julio de 1922 aparece publicado el decreto de Alfonso XIII: “Queriendo dar una prueba de Mi Real aprecio a doña María de la Piedad Iturbe y von S. Hermensdorf, Marquesa de Belvis de las Navas, Princesa de Hohenlohe-Langenburg. Vengo en nombrarla Dama Noble de la Real Orden de la Reina María Luisa. Dado en Palacio a tres de julio de mil novecientos veintidós.”


El príncipe Max von Hohenlohe-Langenburg (1930)


El matrimonio tuvo seis hijos, príncipes Zu Hohenlohe-Langenburg. Alfonso, el que resultaría más conocido en los medios de prensa, nació en Madrid en 1924. Era el segundo, después de su hermana María Francisca “Pimpinela”, quien heredaría el marquesado materno. Debían de seguirle Christian, José Manuel, Elizabeth y Beatriz la menor. Surgido de esta muy linajuda cuna, no era extraño que fuera ahijado de los reyes de España, don Alfonso XIII y doña Victoria Eugenia.


Doña Piedita en su madurez


Alfonso de Hohenlohe emparenºtaría con otra de las grandes familias principescas alemanas al casarse con Ira de Fürstenberg en 1955. Fue una boda deslumbrante en Venecia. La fiesta se prolongó durante 16 días y luego la pareja se radicó en la ciudad de México. Acostumbrado a celebrar los acontecimientos de su vida de una manera fastuosa, empezando por su bautizo celebrado en el Palacio Real de Madrid, no era de extrañar el lujo del enlace. El matrimonio, sin embargo, duraría poco tiempo.

Alfonso de Hohenlohe e Ira de Fürstenberg (1955)


El resto de los príncipes Hohenlohe, viviendo a caballo entre México y Europa, casaron con personalidades de la nobleza española, aportando el brillo de la dote materna de los Iturbe.



jueves, 28 de enero de 2010

Los Estados mediatizados

Los titulares de estos estados serán considerados iguales en nacimiento a los titulares de una casa soberana, por lo que los matrimonios mixtos no serán considerados morganáticos. Sin embargo, a su vez pueden contraer matrimonios iguales con miembros de la nobleza titulada.


Blasón de Sayn-Wittgenstein-Berleburg


Se convierten en los primeros súbditos del soberano en cuyo territorio haya quedado enclavado el estado mediatizado, ocupando los primeros rangos protocolarios tras la familia reinante. Mantendrán su jurisdicción civil y penal en justicia menor. Estarán exentos de servicios como el militar, etc. Es decir gobernarán un estado dentro del estado soberano aunque sometido a sus leyes y supervisión.

A las prerrogativas anteriores algunos estados añadieron la de considerar a los jefes de las Casas Mediatizadas como miembros natos de la cámara alta. El Emperador de Austria reconoció, no sistemáticamente, aunque si de hecho, el estatus de Mediatizado a todos los ducados y principados aunque no estuvieran enclavados en su territorio.

§ Abensberg-Traun
§ Anhalt-Bernburg-Schaumburg-Hoym
§ Arenberg
§ Aspremont-Lynden
§ Auersperg
§ Bentheim
§ Bentinck
§ Bömelberg
§ Bretzenheim
§ Castell
§ Colloredo
§ Croÿ
§ Dietrichstein
§ Erbach
§ Esterházy von Galántha


Condesa Isabella Esterházy de Galántha (1911)

§ Fürstenberg
§ Fugger
§ Giech
§ Harrach
§ Hesse
§ Hohenlohe
§ Kaunitz-Rietberg
§ Khevenhüller-Metsch
§ Königsegg-Aulendorf
§ Kuefstein
§ Leiningen
§ Leyen
§ Ligne
§ Limburg-Styrum
§ Lobkowicz
§ Löwenstein-Wertheim
§ Looz und Corswarem
§ Metternich



Príncipe Klemens von Metternich-Winneburg (1830)

§ Neipperg
§ Nesselrode
§ Nostitz
§ Orsini y Rosenberg
§ Ortenburg
§ Ostein
§ Öttingen
§ Pappenheim
§ Platen-Hallermund
§ Plettenberg
§ Pückler-Limpurg
§ Quadt
§ Rechberg
§ Rechteren-Limpurg
§ Salm
§ Sayn-Wittgenstein
§ Schäsberg
§ Schlitz gennant von Görtz
§ Schönborn
§ Schönburg
§ Schwarzenberg
§ Solms
§ Stadion
§ Starhemberg
§ Sternberg-Manderscheid
§ Stolberg
§ Thurn und Taxis



Johannes y Gloria von Thurn und Taxis, con sus hijos (1989)


§ Törring Gutenzell
§ Trauttmansdorff-Weinsberg
§ Waldbott von Bassenheim
§ Waldburg
§ Waldeck
§ Wallmoden-Gimborn
§ Wartenberg
§ Wied
§ Windisch-Grätz
§ Wurmbrand-Stuppach


Hesse-Homburg nunca fue considerada soberana por el Landgraviato de Hesse-Darmstadt, sino como su feudo, por lo que la primera no fue técnicamente mediatizada por la última. Hesse-Kassel fue anexionada por el Reino de Westfalia, pero después recobró su soberanía.

También fueron mediatizados, entre 1806 y 1814, los estados alemanes creados por Napoleón para sus parientes y aliados próximos. El principado de Aschaffenburg en 1806, el Gran Ducado de Fráncfort en 1814, el Reino de Westfalia en 1813 y el Gran Ducado de Wurzburgo en 1814, son ejemplos de ello. Las únicas Ciudades Imperiales Libres no abolidas en 1803 fueron: Augsburgo, Fráncfort del Meno, Ratisbona y Lübeck.



Princesa Alice (del Reino Unido), Gran Duquesa consorte de Hesse y del Rin (1862)


Consecuencias de la Mediatización

Literalmente, se eliminaron más de 200 estados, sobreviviendo al proceso unos cuarenta estados independientes. Un pequeño número de estos lograron significativas ganancias territoriales y tres de ellos (Baden, Hesse-Kassel y Württemberg) elevaron su estatus al de estados electores, para remplazar a los tres principados eclesiásticos electores que fueron secularizados. Aunque nunca participaron en una elección imperial (el Sacro Imperio fue abolido antes, en 1806) el título se mantuvo por cuestión de prestigio y preeminencia nobiliaria.

De las ciudades libres imperiales libres, solo Bremen, Hamburgo y Lübeck sobrevivieron a la Mediatización: las dos primeras son en la actualidad Estados Federados (Länder) de la República Federal Alemana y la última perdió su estatus de ciudad libre en pleno Nazismo, en 1937.


Friedrich I, Príncipe Elector de Württemberg (1803), Rey de Württemberg (1805)


Fueron los estados y no las familias las que obtuvieron la condición de mediatizados. Esto explica por qué linajes ilustres, cuyos feudos no quedaron incluidos en el territorio de la Confederación Germánica, no alcanzaron el estatus de mediatizado (los Ligne por ejemplo), mientras otros, mucho menos antiguos, lo hicieron tras ser mediatizados territorios recientemente adquiridos (los Wallmoden o los Bentinck). También esto justifica que una rama familiar sea considerada mediatizada y otra no (caso de los Törring o los Esterhazy), o que una familia soberana sea titular de estados mediatizados (como los Waldeck Limpurg).

La particularidad jurídica que mantuvieron los territorios mediatizados explica la distribución que en ocasiones se hizo de ellos entre varios hermanos, con la consiguiente creación de nuevas líneas siguiendo la tradición germánica, y los repartos entre las sobrevivientes de los de las líneas extinguidas.



Friedrich I, Príncipe de Waldeck y Pyrmont (1907)


De igual forma los estados mediatizados podían ser heredados en caso de extinción de las familias titulares por miembros de otras casas mediatizadas o soberanas, así vemos que el príncipe de Hohenlohe-Waldenburg-Schilligsfürst hereda los estados mediatizados de Ratibor y Corvey al morir sin descendencia el Landgrave de Hesse-Rothenburg. Si la herencia recae en una familia de la nobleza titulada, no se mantiene la condición de mediatizada, caso por ejemplo de los Mensdorff Pouilly, herederos del título de Príncipe de Dietrichstein-Nikolsburg, pero no de su condición de mediatizado.

A lo largo del siglo XIX numerosas soberanas consortes procedían de Casas mediatizadas, como, por ejemplo, la reina de Rumania, princesa Elisabeth zu Wied; la Gran Duquesa de Hesse, princesa Eleonore zu Solms Hohensolms Lich; la Duquesa de Schleswig Holstein, princesa Adelheid zu Hohenlohe- Langenburg (suegra del Emperador Guillermo II) o la Princesa de Liechtenstein, Landgravina Josepha zu Fürstenberg-Weitra. Princesas mediatizadas eran también las esposas de los pretendientes al trono de Portugal Don Miguel I (Adelheid zu Löwenstein-Wetheim-Rosenberg) y Don Miguel II (Elisabeth von Thurn und Taxis y Marie Therese zu Löwenstein-Wetheim-Rosenberg).


Elisabeth de Wied, Reina consorte de Rumania (1869-1914)


Entre 1800 y 1990 princesas consortes de Thurn und Taxis fueron figuras del estatus de la duquesa Augusta de Württemberg, la duquesa Teresa de Mecklenburg (hermana de las reinas de Prusia y Hannover), la baronesa Guillermina von Dörnberg, la archiduquesa Margarita de Austria, la infantas María Isabel y María Ana de Portugal y la condesa María Gloria von Schönburg Glauchau.

Por otra parte, la obtención del estatus de mediatizado por una familia, no implicó una inmediata modificación de su prestigio. Las familias reales, incluso las alemanas, no aceptaban sistemáticamente la igualdad de nacimiento de una condesa mediatizada (condesa Augusta von Harrach, esposa morganática del Rey Federico Guillermo III de Prusia), cuando sí aceptaban el de una princesa húngara (princesa Antonia de Kohary, esposa del príncipe Fernando de Sajonia Coburgo y madre del Rey Consorte Fernando II de Portugal) o polaca (princesa María Ana Czartoryska, esposa del duque Luis de Württemberg).

Desde entonces las familias mediatizadas han sufrido una evolución parecida a la de las familias soberanas, algunas de ellas han conservado un prestigio incuestionable como los Sayn, Thurn und Taxis, Waldburg, Windisch-Grätz, Hohenlohe, Löwenstein, etc. mientras que otras en poco se distinguen del común de los ciudadanos.



Chlodwig Karl Victor, Fürst zu Hohenlohe-Schillingsfürst, Canciller de Alemania y Primer Ministro de Prusia (1896)

miércoles, 6 de enero de 2010

Casa de Brünswick-Hannover


Los Duques de Brünswick eran oriundos de Este, en Italia, donde una rama menor debía dar lugar a los duques de Módena. A principios del siglo XII, los matrimonios llevaron a Enrique "el Soberbio", y luego a su hijo Enrique "el León", al primer rango de los príncipes alemanes. Enrique "el Soberbio" desposó a Gertrudis, hija del emperador Lotario II y nieta de los señores de Brünswick (que se llamaban Bruno, de ahí el nombre de la ciudad de Brünswick).

Convertido en duque de Baviera y de Sajonia, Enrique "el León" se enfrentó con los Hohenstaufen, duques de Suabia. Es a partir de ese encontronazo que aparecen los apelativos de "Güelfos" y "Gibelinos". La frecuencia con que se encontraba el nombre de pila de Welf (lobezno) en la familia de Enrique, acabó por designarles como "Güelfos" y, con ellos, sus partidarios y los del Papa, unidos en una lucha común contra el emperador, jefe de los "Gibelinos", nombre sacado por los italianos del castillo imperial de Waiblingen, cerca de Stuttgart.

En 1180, el emperador Hohenstaufen, Federico "Barbarroja", despojó a Enrique de sus ducados, dejándole tan solo sus tierras patrimoniales de Brünswick y de Lüneburg. Enrique se había casado con Matilde, primogénita del rey Enrique II de Inglaterra. Es quizás por esta razón que se establece una relación entre el blasón de Brünswick (en campo de gules, dos leopardos de oro) y el de Inglaterra, entonces en plena formación.


Coronación de Enrique el León y Matilda de Inglaterra (1188)

Otto IV, hijo de Enrique y Matilde, fue educado en Inglaterra y dotado con el condado de York. De vuelta a Alemania, se convirtió en emperador en el año 1208. Seis años más tarde, aliado con Juan "Sin Tierra" de Inglaterra, fue derrotado por el rey Felipe II Augusto de Francia en la batalla de Bouvines.

En 1235, el nuevo emperador Federico II, deseoso de atraerse la alianza y apoyo de los Güelfos, creó a Otto "el hijo", duque de Brünswick y de Lüneburg. Poco después, Otto se hizo con Hannover, lo que le convierte en el antepasado de la dinastía de Brünswick-Lüneburg-Hannover.

Brünswick-Lüneburg-Hannover

El principio germánico de reparto territorial a cada generación no fue una excepción en el ducado de Brünswick. En 1267, Alberto I "el Grande" repartió sus posesiones con su hermano menor, y sus 3 hijos se repartieron luego la herencia paterna de Brünswick. La primera rama de los duques de Lüneburg habiéndose extinguido en 1369, los hijos de Magnus II, duque de Brünswick, consiguieron hacer valer sus derechos sucesorios después de una dura y encarnizada lucha. Sin embargo, ese reagrupamiento territorial duró poco. Bernardo I volvió a repartirlos en 1428. Sus propios descendientes se convirtieron en duques de Lüneburg; los de su hermano, fueron duques de Wolfenbüttel, y más tarde añadieron el ducado de Göttingen en 1463, tras la muerte de Otto "el Tuerto".


Albrecht I de Brünswick (1268-1318)


Otro reparto lleno de consecuencias tuvo lugar en 1569, entre los hijos de Ernesto I, poniendo fin a una discordia entre los herederos. Enrique, duque de Dannenburg, y Guillermo, duque de Lüneburg, fundaron dos linajes que permanecieron separados e independientes el uno del otro hasta 1884. En 1635, estas dos familias dividieron los dominios de la rama de Wolfenbüttel. En consecuencia, la rama primogénita acabó siendo denominada con el nombre de Brünswick-Wolfenbüttel, mientras que la otra era conocida como Brünswick-Lüneburg.

El primer duque de Brünswick-Wolfenbüttel, Augusto I, fallecido en 1666, fue un reputado bibliófilo aunque la mayoría de sus parientes se ilustraron preferentemente en los campos de batalla. El duque Carlos I de Brünswick-Wolfenbüttel, alquiló sus tropas al rey Jorge III de Gran-Bretaña para combatir a los insurrectos de América. Su hermano Fernando, sirvió sucesivamente a Federico II de Prusia y a Jorge II de Gran-Bretaña para luego dejar de lado la espada y dedicarse al estudio de la masonería.


Anton-Ulrich I, Duque de Brünswick-Wolfenbüttel (1700)


El duque Carlos II sirvió igualmente en el ejército de Prusia, y luchó contra los franceses en Valmy. Caería en el campo de batalla de Auerstädt en 1806. Un final similar le aconteció a su hijo Federico-Guillermo en la batalla de Quatre-Bras en 1815. En cuanto al duque Carlos III, se hizo este tan antipático e impopular que fue depuesto en 1830. Ni él ni su hermano Guillermo habían casado y carecían por tanto de herederos directos. La muerte de este último en 1884 supuso entonces el fin de la rama primogénita.

En principio el ducado habría revertido naturalmente a los reyes de Hannover, pero Jorge V, al ser anti-prusiano hasta la médula, maniobró de manera que se impuso una regencia permanente hasta 1913.

En cuanto a la rama menor de Brünswick-Lüneburg, no conoció tantas vicisitudes. Los 7 hijos del duque Guillermo "el Joven" se pusieron de acuerdo en 1610 en que solo uno de ellos obtendría el derecho de perpetuar el linaje. El ganador del sorteo favoreció al duque Jorge I y éste, cuando en 1634 se extinguió la primera rama de Wolfenbüttel, se hizo con el principado de Kalenberg, ampliando sus territorios.


Jorge I, Duque de Brünswick-Lüneburg y Príncipe de Kalenberg (1640)


El hijo más joven de Jorge, Ernesto-Augusto, fue en un principio elegido obispo de Osnabrück, pero sus ambiciones personales sobrepasaban las funciones eclesiásticas. Casó con la princesa Sofía del Palatinado, hija del Elector Federico V del Palatinado y rey de Bohemia (un Wittelsbach), y de la princesa Elizabeth de Inglaterra y Escocia (una Estuardo), y reunió gradualmente las herencias de sus hermanos, posesionándose del ducado de Celle y casando a su hijo Jorge-Luis con su sobrina Sofía-Dorotea de Brünswick-Celle.

El emperador Leopoldo I erigió su ducado de Hannover en electorado imperial en 1692, y en 1714, Jorge I Luis, Elector de Hannover, se convirtió en el nuevo rey de Gran-Bretaña e Irlanda (al heredar de su madre los derechos dinásticos de su abuela Isabel Estuardo, reina de Bohemia y Electriz Palatina), al fallecer la reina Ana I sin descendencia y como última Estuardo anglicana. Durante más de un siglo, la suerte de ambos países estuvo íntimamente ligada.


Schloss Herrenhausen, en las afueras de Hannover (1706), residencia de Juan Federico de Brünswick-Kalenberg


En 1814, su bisnieto Jorge III se convirtió en el primer rey de Hannover. La muerte de Guillermo IV en 1837 separó los tronos de Gran-Bretaña y de Hannover ya que, como mujer que era Victoria I, no era apta para sentarse en el trono hannoveriano y la corona fue adjudicada a su tío Ernesto-Augusto I, entonces duque de Cumberland. Autócrata y reaccionario, estuvo a punto de ser destronado en 1848, pero salvó su trono in extremis acordando una constitución a su país.

Jorge V, por haber apoyado a Austria en 1866, tuvo que abdicar su reino a favor de Prusia. Su familia encontró una pobre compensación en 1913, cuando su nieto recuperó la soberanía sobre el ducado de Brünswick gracias a su boda con una princesa de Prusia. De hecho, cuando estalló la Iª Guerra Mundial, Ernesto-Augusto II, heredero del reino perdido de Hannover, fue privado de su ducado inglés de Cumberland. En cuanto a su hijo Ernesto-Augusto III, tuvo que abdicar su ducado de Brünswick en 1918 al caer el Segundo Reich Alemán.


Armas del Reino de Hannover (1837)