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sábado, 12 de diciembre de 2009

La Nobleza italiana

Antes del movimiento de unificación política ocurrido durante el siglo XIX en Italia, los títulos de nobleza eran concedidos por cada uno de los soberanos que ejercieron su poder sobre las diversas partes del territorio italiano: emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico, reyes de España, de las Dos Sicilias, de Cerdeña, grandes duques de Toscana, duques de Parma, dogos de Venecia y Génova y, principalmente, los Papas, que continuaron concediéndolos después de la extinción de facto de su soberanía temporal en los antiguos Estados Pontificios.
Escudo del Papa (Alejandro VI), tradicional dispensador de títulos nobiliarios en la Península Itálica, en su calidad de soberano temporal

La nobleza de Italia refleja el hecho de que la Italia medieval era un escenario de estados separados hasta 1870 y tuvo varios linajes reales. Las familias reales italianas estaban usualmente emparentadas entre sí a través del matrimonio, e incluso con otras familias reales europeas.

Casas soberanas de Italia

  • Casa de Saboya: Reyes de Italia, Reyes de Cerdeña, Duques de Saboya, Príncipes de Piamonte
  • Casa de Este: Duques de Ferrara, Módena y Reggio, condes de Polesino y Garfagnana
  • Casa de Farnesio: Duques de Parma, Piacenza y Castro
  • Casa de Borbón: Reyes de las Dos Sicilias, Reyes de Nápoles, Reyes de Sicilia, Duques de Parma y Piacenza
  • Casa de Médici: Grandes Duques de Toscana
  • Casa de Visconti: Duques de Milán
  • Casa de Sforza: Duques de Milán
  • Casa de Gonzaga: Duques de Montferrato, Duques de Mantua
Los rangos nobiliarios iban desde el Príncipe al Patricio, jerarquía que resultó a partir de la superposición de aquellos rangos establecidos por los estados de la pre-unificación. Como eran fuertemente diferentes uno de otro, los títulos no estaban distribuidos homogéneamente a través del país y, respectivamente, en alguna región un título determinado se encontraba completamente ausente.

Los reinos de Nápoles, Sicilia y Cerdeña, así como los estados papales, otorgaban los rangos típicos de monarquías como España, Francia e Inglaterra: príncipe, duque, marqués, conde y barón. El título de Vizconde no es tan frecuente. En el norte de Italia y Toscana la situación era más compleja, porque había varios tipos de autoridades que otorgaban títulos. Típicamente, los municipios italianos (también en el Reino de Nápoles) y las repúblicas concedían el título de Patricio, el cual sólo en Italia es considerado un rango de nobleza. La República de Venecia también concedía títulos feudales.
El Castello di Valentino, en Turín, propiedad del duque Emanuel Filiberto de Saboya (1580)


Hasta 1806, el norte de Italia (excepto Venecia) y Toscana formaban el Reino de Italia, perteneciendo al Sacro Imperio Romano. El emperador retenía el derecho de crear duques y príncipes. Los monarcas del norte de Italia recibían del emperador el derecho de conceder títulos feudales menores (de marqués en adelante), ya que estos monarcas por sí mismos eran usualmente príncipes y duques.

Durante el Renacimiento los soberanos habían conquistado todas las ciudades-república excepto Venecia, Génova, Lucca, San Marino y Ragusa. Por lo tanto, en la mayoría de Italia, los patricios se integraron a los niveles más bajos de la aristocracia. Cuando en 1871 el Rey de Cerdeña conquistó los otros estados italianos, la Consulta Araldica (el colegio de armas de Italia) integró estos diferentes y variados sistemas en una sola jerarquía.
Escudo de armas del Reino de las Dos Sicilias

En la Edad Media, la mayoría de los feudatarios era simplemente signori (del francés seigneur, un título introducido en Italia por los normandos del siglo XI), vassalli (vasallos) o cavalieri (caballeros). Eventualmente, esta clase pasó a ser conocida colectivamente como los baroni (barones), aunque en Italia barone no era siempre un título descriptivo de un particular rango feudal. Durante el siglo XIV, la mayoría de los territorios feudales menores se convirtieron en baronías y sus titulares en barones.

En Roma, la clase noble se subdividía en dos categorías: Patricios romanos, que descendían de aquellos que habían ocupado en la Edad Media cargos de gobierno civil en la ciudad Pontificia, y Patricios romanos conscriptos, los cuales pertenecían a alguna de las sesenta familias que el Soberano Pontífice había reconocido como tales en una bula especial, en la cual se las citaba nominalmente. Constituían la flor y nata del patriciado romano.

La nobleza romana estaba también subdividida en dos categorías; los nobles que descendían de los feudatarios, es decir de las familias que habían recibido un feudo del Soberano Pontífice, y los nobles simples, cuya nobleza les venía de haberles sido atribuido un cargo en la Corte, o directamente de una concesión pontificia.

Recepción por las bodas de plata del Rey Humberto I y la reina Margarita en el Palacio del Quirinal, Roma, 1893.

Cuando se consumó la unificación en 1870, la Casa de Saboya intentó amalgamar las diferentes noblezas en un todo. Política y jurídicamente el intento fracasó. Muchas familias nobles se mantuvieron fieles a las dinastías depuestas de las cuales habían recibido sus títulos. Una considerable parte de la aristocracia romana continuó figurando oficialmente en las solemnidades del Vaticano, se negó a reconocer la anexión de Roma a Italia, rechazó cualquier aproximación al Quirinal y cerró sus salones en señal de protesta. A esta nobleza así enlutada se le dio el nombre de Nobleza Negra.

No obstante, desde el punto de vista social, esta amalgama se dio generalmente en una importante escala mediante matrimonios y relaciones sociales, haciendo que la aristocracia italiana constituya hoy un solo todo.

El Tratado de Letrán de 1929 aseguraba, sin embargo, a la nobleza romana una situación especial, pues reconocía al Papa el derecho a continuar otorgando títulos nobiliarios y aceptaba los que anteriormente habían sido concedidos por la Santa Sede. Incluso “se establecerán los casos en los cuales dicho reconocimiento no estará sujeto en Italia al pago de tasas”, refiriéndose a una cuantía simbólica que el Estado italiano exigía a los nobles de los Estados previos a la unificación para obtener el reconocimiento de sus títulos y su filiación a la nobleza. La dispensa en ciertos casos de estas tasas era el único privilegio tributario otorgado por el Tratado a los nobles pontificios. Desde el punto de vista legal, han continuado coexistiendo dos noblezas: la italiana y la romana.

Camillo Benso, Conde de Cavour, de Isolabella y de Leri (1810-1861), líder del movimiento de unificación italiana

En las sucesivas Constituciones de la Italia unificada, tanto de la monárquica como de la republicana, hay artículos específicos sobre la situación de la nobleza. El Estatuto Albertino, que estuvo en rigor de 1848 a 1947, establecía:

Art. 79 -
Los Títulos de Nobleza les serán mantenidos a quienes tengan derecho a ellos. El Rey podrá conceder nuevos Títulos.
Art. 80 –
Nadie podrá recibir condecoraciones, títulos o pensiones de una potencia extranjera sin autorización del Rey.

A su vez, la Constitución de la Italia republicana de 1947 establece:

XIV –
No se reconocen los títulos nobiliarios. Los predicati de los existentes antes del 28 de octubre de 1922 serán válidos como parte del nombre. La Orden Mauriciana será conservada como institución hospitalaria y funcionará del modo establecido por la ley. La ley regulará la supresión de la Consulta Araldica.

El predicato del título está constituido por el nombre del antiguo territorio añadido al apellido, por ejemplo, príncipe Colonna di Paliano. La Constitución de 1947 autoriza a que aparezca en los documentos este apellido compuesto, con tal que fuera anterior al fascismo.

Recepción del Papa Pablo VI al patriciado romano el 14 de enero de 1964.

La Consulta Araldica de la época monárquica era el tribunal específico para los casos de títulos en disputa, escudos de armas, etc. Pese a no tener valor legal, pero sí mucha fuerza moral e histórica, ha sido sustituida hoy por el Cuerpo de la Nobleza Italiana, dotado de un tribunal de consulta para la admisión de miembros a diferentes entidades (como la Orden de Malta, por ejemplo).

No se le reconoce a la nobleza ningún tipo de privilegio político ni tributario, ni en la vieja ni en la nueva Constitución Italiana.

Nobleza Negra

La “Nobleza Negra” (en italiano: aristocrazìa nera) estaba formada por familias de la aristocracia italiana que se hallaban del lado del Papado bajo Pío IX después que el ejército del Reino de Italia entró a Roma en setiembre de 1870, derrocó los Estados Papales, y se hizo cargo del Palacio Apostólico. Por los siguientes 59 años el Papa se confinó en la ciudad del Vaticano y reclamó ser un prisionero en el Vaticano para evitar el asomo de aceptación a la autoridad del gobierno italiano.

Un destacamento de la Guardia Noble Pontificia, cuerpo de élite integrado exclusivamente por miembros del patriciado y de la nobleza al servicio personal del Papa


Los aristócratas que habían recibido previamente sus títulos de parte de la Santa Sede, incluyendo los Chambelanes de Capa y Espada, mantuvieron sus puertas cerradas para llorar el confinamiento del Papa, lo que llevó a que fueran llamados la “Nobleza Negra”.

Luego de la firma del Tratado de Letrán en 1929, la Nobleza Negra obtuvo una ciudadanía dual, en Italia y en Ciudad del Vaticano. Esto les permitió entrar a la Guardia Noble, lo que previamente sólo estaba abierto a la nobleza proveniente de los antiguos Estados Papales. En 1931, el Papa Pío XI negó el requerimiento de Alfonso XIII de abrir la Guardia Noble a aristócratas provenientes de todas las naciones católicas.

Famosos miembros de la Nobleza Negra incluyen a Eugenio Pacelli, quien más tarde se convertiría en Pío XII, y a notabilidades de las familias Colonna, Massimo, Pallavicini y Ruspoli.


El Príncipe Marcantonio Colonna y su hijo Don Asprenno en el Hall de los Héroes del palazzo familiar, 1945


sábado, 26 de septiembre de 2009

El imperio de Brasil

El primer Reino de Brasil (1822-1831) fue un período marcado por conflictos de intereses en formación de la sociedad postcolonial. De un lado, estaban aquellos que pretendían mantener las bases socioeconómicas vigentes, los que presionaban al Emperador para que mantuviera el régimen de esclavitud en abierta oposición a los intereses británicos: el reconocimiento del Imperio de Brasil de parte de Inglaterra estuvo condicionado a un tratado de 1825 que mantuvo privilegios comerciales y prometía la extinción del tráfico de esclavos hasta 1830. Por otro lado, Don Pedro I pretendió extender y reforzar su propio poder con la constitución de 1824: el poder moderador exclusivo del Emperador. Su política autoritaria sufrió fuerte oposición (prensa y algunos diputados).


Al regresar a Portugal, por cuenta de la Revolución Liberal de 1820 (el Porto), Don Juan VI nombra a su hijo Príncipe Regente del Reino de Brasil. En 1822 D. Pedro recibe instrucciones de regresar pronto a Portugal, pero se rehúsa a dejar el país ("dia do fico"). El 7 de septiembre de 1822, el Príncipe D. Pedro, heredero de la Corona Portuguesa, proclama la Independencia de Brasil y se convierte en su primer monarca. A partir de esta fecha Brasil vive 67 años de monarquía. En 1823 se realizan comicios para elegir la asamblea constituyente que redactaría la primera constitución del Imperio de Brasil. Pero en 1824 D. Pedro I otorga la constitución definitiva del Imperio. En 1831, después de conflictos internos, Pedro I abdica el trono brasileño a favor de su hijo Pedro de Alcántara.


Brasil pasa por un período de regencia hasta 1840, cuando se inicia el ciclo de Pedro II que dura hasta 1889. El final de este período es marcado por fuertes rebeliones republicanas y por la campaña abolicionista. Se produce la Proclamación de la República el 15 de noviembre de 1889.


Pedro I de Brasil y IV de Portugal (1798-1834) proclamó Brasil independiente de Portugal y se convirtió en el primer emperador de Brasil. Ostentó el trono portugués durante un breve periodo de tiempo con el nombre de Pedro IV, apodado El Rey Soldado. Su padre era el rey Juan VI y su madre la infanta Carlota Joaquina de Borbón, hija del rey Carlos IV de España. Su nombre completo era Pedro de Alcântara Francisco António João Carlos Xavier de Paula Miguel Rafael Joaquim José Gonzaga Pascoal Cipriano Serafim de Bragança y Borbón.



Pedro I, Emperador (1798-1834)


Casó dos veces, primero en 1817 con la archiduquesa Leopoldina de Austria, hija del emperador Francisco I (con quien tuvo a sus hijos Maria da Gloria, Princesa do Grão-Pará y futura Reina de Portugal con el nombre de María II, Januaria, Francisca, Amelia y Pedro de Alcántara, futuro Emperador del Brasil con el nombre de Pedro II) y luego en 1829 con Amelia de Beauharnais, princesa de Leuchtenberg, hija de Eugène de Beauharnais y nieta de la emperatriz Josefina. De este matrimonio tuvo una sola hija (Amelia, Princesa de Brasil), quien murió en plena juventud.


Leopoldina, Archiduquesa de Austria (1797-1826)


Su padre le concedió el antiguo título de Príncipe de Brasil. Proclamada la independencia de este país en 1822, asumió el título de Emperador en lugar de rey, tanto para remarcar la diversidad entre las diferentes provincias brasileñas como para emular a Napoleón que unió la idea del Imperio con la Revolución Francesa y la modernidad.



Amélie de Beauharnais, Princesa de Leuchtenberg (1812-1873)


Pedro II de Brasil, "El Magnánimo" (1825- 1891), se llamaba realmente Pedro de Alcántara Juan Carlos Leopoldo Salvador Bibiano Francisco Javier de Paula Leocadio Miguel Gabriel Rafael Gonzaga de Borbón Bragança y Habsburgo, y fue el segundo y último emperador de Brasil, de 1831 a 1889.


Pedro II, Emperador (1825-1891)



Primogénito de Pedro I y de su primera esposa, Doña Leopoldina, sucedió a su padre, que abdica en su favor en 1831 para asumir la corona de Portugal. Pedro II tenía entonces cinco años, por lo que se estableció en Brasil un gobierno provisional llamado Periodo de la Regencia, hasta que alcanzara la mayoría de edad. Este período fue bastante inestable para la sociedad brasileña y terminó en 1841, cuando con apenas 15 años de edad es coronado emperador de Brasil (se le declaró mayor de edad en julio de 1840). Pedro II se casó en 1842 con la princesa Teresa Cristina de Borbón-Dos Sicilias, con quien tuvo cuatro hijos, príncipes imperiales de Brasil: Alfonso, Isabel I (casada con Gastón de Orléans, Conde d’Eu), Leopoldina (casada con Augusto de Sajonia-Coburgo-Gotha) y Pedro, Príncipe de Grão-Pará.


Teresa, Princesa de Borbón Dos-Sicilias (1822-1889)


Pedro II fue depuesto de forma pacífica en 1889, mediante un golpe militar encabezado por el Mariscal Deodoro Da Fonseca, que sería más tarde el primer presidente republicano brasileño El ex-emperador y su familia se exilió inicialmente en Portugal y luego en Francia. Falleció en París en 1891 y su hija Isabel asumió la jefatura de la Casa Imperial de Brasil.



Isabel Cristina Leopoldina Augusta Micaela Gabriela Rafaela Gonzaga de Braganza y Borbón (1846-1921), Princesa Imperial del Brasil, era hija de Pedro II de Brasil y de Doña María Cristina. Como su hija mayor y heredera al trono, asumió tres veces (1871, 1875 y 1887) la regencia del imperio durante los viajes de su padre. Es conocida como “La Redentora” porque en uno de ellos abolió la esclavitud en el Brasil, lo que enfrentó a la familia imperial con los poderosos terratenientes esclavistas. Por este motivo fue condecorada con la Rosa de Oro por el Papa León XIII.


Isabel, Princesa Imperial de Brasil (1846-1921)


Se casó con Gastón de Orleáns, Conde d’Eu, nieto del rey de los Franceses Luis Felipe y tuvo cuatro hijos (Luisa Victoria, Pedro de Alcántara, Luis Felipe y Antonio Gastón de Orleáns-Braganza). Con la proclamación de la República en Brasil, se exilió en Francia. A su muerte los derechos sucesorios del trono de Brasil pasaron a su nieto Pedro Enrique de Orleáns-Braganza.


Gaston d'Orléans, Conde d'Eu (1842-1922)


Don Pedro de Alcántara Luis Felipe María Gastón Miguel Gabriel Rafael Gonzaga de Orleáns y Braganza (1875-1940) era el hijo primogénito de Doña Isabel de Braganza y del Conde d’Eu. Entre 1891 y 1904 ostentó el título de Príncipe de Grão-Pará (heredero del Imperio del Brasil). Cuando se proclamó la República en Brasil tenía sólo 14 años de edad. En su exilio se estableció con su familia en el Castillo de Eu, en Normandía, Francia. En 1908 contrae matrimonio en la ciudad de Versalles con la condesa checoslovaca Elisabeth Dobrzensky de Dobrzenicz, proveniente de una antigua familia noble de Bohemia.



Pedro d'Orléans-Bragança, Príncipe de Grão-Pará (1875-1940)

Doña Isabel exigió la renuncia de su hijo a los derechos hereditarios, pues este matrimonio no cumplía con las expectativas que correspondía a un príncipe imperial, y consideraba a la familia de Isabel de bajo rango. El 30 de octubre hace lo solicitado por su madre, renunciando a sus derechos y los de su descendencia.

Elisabeth Dobrzensky de Dobrzenicz (1875-1951)

De su matrimonio nacieron 5 hijos (Isabel, Pedro Gastón, María Francisca, Juan María y Teresa María) que emparentaron con los Borbones franceses y españoles y los Braganza de Portugal. Volvió a Brasil en la década de 1930, estableciéndose en el Palacio de Grão-Pará, en Petrópolis.