Al iniciarse la Edad Moderna, los tratamientos que recibían los soberanos, nobles y grandes señores, eran fruto de tradiciones locales y difícilmente traducibles a otros idiomas. Así, en la península Ibérica la utilización del Don, en las islas Británicas el Sir o Lord, en Francia el Monsieur, eran la mayor parte de los casos suficiente como muestra de deferencia y respeto.
Los reyes europeos occidentales recibían comúnmente el tratamiento de Alteza -España, Francia, Inglaterra-, y los orientales el de Excelencia -Hungría, Polonia-, estando reservado el de Majestad al Emperador del Sacro Imperio. Luis XI, Rey de Francia, se hizo dar por sus súbditos el tratamiento de Majestad, pero en las cancillerías europeas no había otra Majestad que la del Emperador.
En los documentos de su época, los Reyes Católicos reciben indistintamente el tratamiento de Alteza, Alteza Serenísima, Serenísimo Señor, Serenísimo Príncipe, etc.
En el Sacro Imperio, los Príncipes Electores recibían desde 1375, por concesión del Emperador Carlos IV el tratamiento de Durchlaucht, traducible por Su Transparencia o Su Serenidad.
Tras la elección del Rey Don Carlos I de España como Emperador del Sacro Imperio en 1519, éste asumió el tratamiento de Majestad. El año siguiente, en el texto del Tratado de Cambray se da al Emperador el tratamiento de Majestad y al Rey de Francia el de Alteza, y en 1544, en el Tratado de Crépy el Emperador es tratado de Majestad Imperial y el Rey de Francia de Majestad Real.
En Inglaterra el rey utiliza aleatoriamente los tratamientos de Majestad, Alteza y Gracia hasta finales del reinado de Jacobo I (1603-1625). El tratamiento de Majestad va generalizándose entre los reyes europeos poco a poco, aunque en los siglos XVI y XVII se utiliza frecuentemente el predicado de Altísimo, Excelentísimo y Potentísimo Príncipe.
El tratamiento de Alteza comienza a ser utilizado en su forma latina de Celsissimo por los pequeños soberanos italianos, las numerosas ramas de los Gonzaga, por ejemplo, reciben el 1 de marzo de 1593 la confirmación imperial del título de príncipes del Sacro Imperio con tratamiento de Celsissimo.
Cuando el Cardenal-Infante Don Fernando, hijo de Don Felipe III, visita Italia en 1633, camino de los Países Bajos, se encuentra rodeado de altezas: los duques de Saboya, Parma, Mantua, Módena, etc. Con la intención de establecer diferencias entre estos pequeños soberanos y él mismo, hijo de un rey, exige y obtiene de los potentados italianos el tratamiento de Alteza Real. Poco después en Bruselas recibe al Duque de Orleáns, hermano del Rey de Francia, y éste le copia el tratamiento, que se va extendiendo a partir de entonces a los hijos de los reyes europeos.
Sin embargo, el tratamiento no se generaliza entre los príncipes reales hasta bien entrado el siglo XVIII, así vemos que en España a los Infantes se les trataba de Serenísimo Señor al igual que a los Archiduques de Austria, en Francia los príncipes eran tratados de Monsieur y Madame o Mademoiselle, etc.
Por contra se genera una auténtica carrera entre los soberanos sin título real para aplicarse el tratamiento de Alteza Real comenzando por el Príncipe de Orange en 1637. El Duque de Saboya, celoso del título de Gran Duque que ostentaba el Soberano de Toscana, se lo atribuye en 1690, poco después le imitan el propio Gran Duque de Toscana en 1692 y el Duque de Lorena en 1700. La cancillería francesa en el siglo XVII atribuía el tratamiento de Alteza a los duques soberanos italianos (Parma, Módena, Mantua, Mirándola, Massa, etc.) y a todos los príncipes y duques alemanes -en contra de los deseos de éstos, que apreciaban más el tratamiento de Durchlaucht-.
En el siglo XVII, los príncipes romanos y napolitanos utilizaban el tratamiento de Celsissimo. En la Francia de Luis XIV, fueron reconocidos como Altezas Serenísimas, en tanto que soberanos extranjeros, el Príncipe Luis I de Mónaco (1642-1701) y el Duque de Bouillon (reconocido Príncipe Extranjero el 2-4-1649), y como miembros de familias soberanas los Lorena, Duques de Guisa, los Saboya, Príncipes de Carignano y Condes de Soissons, y los Rohan como presuntos descendientes de los antiguos Reyes de Bretaña.
En el Imperio, Alteza (Hoheit) era considerado superior en rango a Alteza Serenísima (Durchlauchtigst Hochgeboren), mientras en Francia era al contrario, los Hijos y Nietos de Francia recibían el tratamiento de Alteza Real desde 1633, los Príncipes de la Sangre, de Alteza Serenísima desde 1650 y los Legitimados de Francia (descendencia bastarda de Luis XIV) el de Alteza.
Los tratamientos germánicos en el XVII se traducían de forma bastante libre, así Durchlaucht (sereno, transparente) y Durchlauchtig (superlativo de Durchlaucht ) era comúnmente traducido por Alteza; Hochgeboren (alto-nacido) por Ilustrísimo; Hoch- und Wohlgeboren (alto y bien-nacido) por Magnífico; Wohlgeboren (bien-nacido) por Ilustre, etc. El tratamiento de Durchlaucht, en principio privativo de los Electores, le es reconocido en 1648 al Duque Ernesto el Pío de Sajonia, en 1652 al Príncipe Guillermo Federico de Nassau-Dietz, en 1660 al Palgrave de Sulzbach, en 1664 al Duque de Württemberg y a los Margraves de Baden, etc.
Durante el siglo XVIII se generaliza el tratamiento de Alteza Real entre los infantes de España, los archiduques de Austria, los príncipes británicos, nórdicos y polacos, etc. En 1774, Cristián VII de Dinamarca, decide que sólo los hijos del Rey y del Príncipe Heredero recibirán el tratamiento de Alteza Real, los restantes príncipes de Dinamarca recibirán el de Alteza.
La Zarina Isabel de Rusia, que en 1742 nombra a su sobrino el Duque de Holstein-Gottorp Gran Duque Heredero de Rusia, le asigna el tratamiento de Alteza Imperial, inaugurando un nuevo estilo.
En el Sacro Imperio los príncipes y duques reciben comúnmente el tratamiento de Hochgeboren, por ejemplo en 1711 el Príncipe de Löwenstein-Wertheim- Rochefort, los condes inmediatos el de Hoch- und Wohlgeboren, confirmado por el Emperador Carlos VI en 1715, y los barones inmediatos el de Wohlgeboren. En los textos latinos los príncipes germánicos reciben el tratamiento de Celsissimi y los condes el de Ilustrissimi et excelentissimi. Algunos de ellos utilizan el Alteza Serenísima, como el Príncipe Guillermo IV de Orange, que lo asume en 1733 o el Duque de Curlandia en 1737.
En 1742, el Emperador Carlos VII otorga el tratamiento de Durchlauchtigste, superlativo de Durchlaucht, a los Electores del Imperio, el de Durchlaucht a los duques y príncipes, (incluyendo a los landgraves principescos, margraves principescos y condes principescos), y el de Erlaucht, a los condes inmediatos.
Los nuevos príncipes del Imperio, sin embargo, reciben en unos casos el tratamiento de Durchlaucht, como el Príncipe zu Solms-Braunfels en 1742 y el Príncipe von und zu Liechtenstein en 1760, y en otros el de Hochgeboren, como el Príncipe von Isenburg und Büdingen y el Príncipe zu Hohenlohe-Bartenstein en 1744 o los príncipes Esterhazy en 1784, aún más, ese mismo año, el Príncipe de Nassau-Weilburg recibe del Emperador el tratamiento de Durchlauchtigst Hochgeboren. Los pequeños soberanos italianos mantienen el de Alteza Serenísima, así Gaetano Boncompagni-Ludovisi, III Príncipe de Piombino recibe este tratamiento incluso en 1797 cuando pierde la soberanía.
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