Charles de Beistegui en la balconada del palazzo
Le Bal Beistegui, que permanece en la historia social como uno de los más grandes acontecimientos mundanos del siglo XX, reunió en Venecia a príncipes, millonarios y socialites del mundo entero. Fue la primera gran fiesta después de la Segunda Guerra Mundial. Las invitaciones fueron enviadas seis meses antes para que los privilegiados tuvieran tiempo para prepararse. Tener listos los disfraces y llegar a Venecia en 1951 podía ser toda una aventura, pues por barco o tren el viaje insumía cinco días.
A través de toda Europa los expectantes invitados se preocupaban por obtener sus disfraces a tiempo y días antes ensayaban entradas majestuosas para la gran noche. Se dijo que una extraordinaria procesión de Rolls-Royces atravesó el Paso de Simplón en dirección a Venecia, llevando enormes cajas de Dior sobre sus techos, “una cadena humana de cajas de sombreros Reboux”, como dijo uno de los invitados.
Paul-Louis Weiller, Madame Mallard, Lady Diana Cooper, Barón de Cabrol, Madame Hersent
Arturo López-Willshaw, el gran coleccionista y anfitrión que siempre amó China y el arte oriental, acompañado de su esposa Patricia, hicieron una apoteósica entrada vestidos como el Emperador y la Emperatriz de China. El Barón Alexis de Redé, quien era parte del grupo, recuerda “… yo era un invitado en su suite, con una fantástica corona china, atuendo y espada, viéndome, lo confieso, mejor que el último emperador ‘niño’. Nuestros disfraces eran copia exacta de aquellos de las famosas tapicerías ‘el Viaje del Emperador de China’.” Su llegada en un enorme junco chino fue la más espectacular de la velada.
Entrada de Jacques y Geneviéve Fath
Lady Diana Cooper como Cleopatra
Lady Diana Cooper, vestida como Cleopatra por Cecil Beaton y Oliver Messel, hizo una entrada que constituía “… una hermosa vista con la luz de las ventanas del palazzo cayendo sobre su cara, sus perlas y su peluca rubia” inspirada en el magnífico fresco de Tiepolo “El Banquete de Cleopatra”, que era el tema central del baile. El Palazzo Labia es verdaderamente famoso por su salón central, con su altura descomunal y sus frescos representando a Antonio y Cleopatra. Duff Cooper, antiguo embajador británico en Francia, tenía un saco cosido bajo su disfraz de dominó para sostener un matraz. Había estado en suficientes fiestas de Beistegui para conocer la probable escasez de alcohol y ser consciente del potencial aburrimiento en el momento de espera de todas las entradas.
Gene Tierney
Orson Welles y Mademoiselle de Heeren
Daisy Fellowes como la Reina de África
Aparte de estas atracciones y el espectáculo de los disfraces, se dijo que “la cena estuvo buena y la bebida abundante”, lo que no siempre era el caso en un entretenimiento de Beistegui. Algunos de los invitados no llegaron a casa hasta las 6 de la mañana. El acontecimiento fue espléndido y los periódicos le dieron amplia cobertura, incluso fue fotografiado por Cecil Beaton para Vogue.
Invitados frente al fresco de Tiepolo
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