martes, 22 de diciembre de 2009

El Marqués de Peralta

Esta denominación corresponde a dos dignidades nobiliarias diferentes, una del Sacro Imperio Romano, otorgada en 1738 por el Emperador Carlos VI, y otra española, según unos, creada, según otros, restablecida en 1968 por el gobierno del dictador Francisco Franco a petición del sacerdote español Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei.


El Marquesado imperial de 1738

El Marquesado de Peralta, título nobiliario del Sacro Imperio Romano, fue concedido en 1738 por el Emperador Carlos VI a Juan Tomás de Peralta y Franco de Medina, primer Marqués de Peralta (Markgraf von Peralta). Contrariamente a lo que aducen algunas fuentes modernas, no era un título español, concedido por Carlos VI como Archiduque pretendiente a la Corona española, sino un título imperial romano-germánico, aunque el agraciado fuese de origen español, y en consecuencia solo podía ser transmitido a varones de la familia Peralta por línea masculina, con exclusión de las mujeres y de su descendencia.


Carlos VI, como archiduque Carlos de Habsburgo, concedió el título de Markgraf von Peralta


El primer Marqués murió sin hijos en 1743, por lo que los derechos al título correspondían a la descendencia de sus hermanos radicados en España, pero ninguno de ellos gestionó la transmisión de la dignidad en su favor. La línea genealógica de potenciales aspirantes al título, radicados en España, fue la siguiente: Esteban de Peralta y Franco de Medina (1703-1763), hermano del primer marqués; su hijo Sebastián José de Peralta y Barrios (1735-1800) y su nieto José María de Peralta y La Vega (1763-1836), quien se estableció en 1782 en Costa Rica y ocupó allí altos cargos políticos. Hijo suyo fue Bernardino Peralta y Alvarado, sobrino bisnieto del primer Marqués y padre a su vez de Manuel María de Peralta y Alfaro (1847-1930), Ministro Plenipotenciario de Costa Rica en España durante los reinados de Alfonso XII y Alfonso XIII.


En 1881 el Marqués de Falces, pariente lejano de Manuel María de Peralta y Alfaro, planteó en su nombre una gestión de sucesión del Marquesado de Peralta. El asunto se complicó debido a la naturaleza del título, que no era español ni había sido concedido por un monarca español. Como el Sacro Imperio Romano ya se había extinguido, el Marquesado de Peralta fue rehabilitado como título de la Santa Sede, sucesora jurídica de aquél para estos efectos, aunque la Corona española participó en los trámites de rehabilitación. Mediante Breve de 29 de noviembre de 1883 el Papa León XIII admitió la rehabilitación del Marquesado y además concedió al Ministro costarricense la Gran Cruz del Santo Sepulcro como distinción personal. De este modo, con el beneplácito del Vaticano, Manuel María de Peralta y Alfaro se convirtió en 1883 en el segundo Marqués de Peralta, título pontificio y no español, aunque Alfonso XII autorizó su uso en España.



Escudo de armas de la familia Peralta


Manuel María de Peralta y Alfaro murió en París en 1930, sin haber tenido descendencia de su esposa, la condesa belga Jehanne de Clérembault, y ninguno de sus numerosos parientes por línea masculina gestionó la sucesión del Marquesado. Por consiguiente, el diplomático costarricense fue el último titular legítimo del Marquesado de 1738. En la actualidad, el más próximo pariente por línea masculina es su sobrino nieto Arnaldo Peralta Ulloa.


El Marquesado español de 1968


En 1968, durante el régimen de Francisco Franco, el presbítero Josemaría Escrivá de Balaguer (1902-1975, fundador del Opus Dei) planteó una solicitud de rehabilitación del Marquesado ante el Ministerio de Justicia español. Según Ricardo de la Cierva, no tenía parentesco por línea masculina con la familia Peralta de Costa Rica, realmente descendiente de la auténtica casa de Peralta, y ni siquiera llevaba ese apellido. En la solicitud el título fue presentado como una dignidad concedida en 1718 por Carlos de Austria como pretendiente a la Corona de España, lo cual no respondía a la verdad histórica, pero servía para transformar el Marquesado imperial de 1738 en un título español transmisible por línea femenina, sin vinculación ninguna con el Sacro Imperio ni con la Santa Sede.


Monseñor Escrivá de Balaguer, Marqués de Peralta


Según de la Cierva, a pesar de que era habitualmente rigurosa en ese tipo de asuntos, la administración española aceptó con presteza la petición de rehabilitación, y el solicitante se convirtió en el "tercer" Marqués de Peralta, aunque en realidad era el primer Marqués de una nueva dignidad nobiliaria española, creada por el régimen franquista. La concesión del título se publicó en el Boletín Oficial del Estado, el 25 de enero de 1968. En 1972, el favorecido transmitió el título a un hermano suyo. A la muerte de éste, sus descendientes se abstuvieron de solicitar la transmisión de la dignidad, y una vez expirado el término fijado por la ley española, el Marquesado de 1968 se extinguió.

4 comentarios:

  1. El apellido no es suficiente para relacionarlo a la nobleza. Hay que probar el parentesco y luego verificar en la carta de concesión del título si éste es personal o extensible a sus descendientes o parientes en alguna medida. De esa manera es posible gozar de los privilegios que conlleve. Esto último es automático en el caso de las monarquías constitucionales de hoy. Hay un trámite de reconocimiento también si el uso se realizará bajo gobierno republicano.

    Mis saludos

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  2. Hola, gracias por tu respuesta. Sabes como podria borrar mis dos posts anteriores? Es mas que nada por privacidad, solamente queria hacerte este par de consultas. Recibe mis saludos asimismo.

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  3. Ya está listo, kidA. Estoy a tus órdenes para cualquier consulta privada a través del mail. Es el pequeño sobre que aparece al final del texto publicado. Gracias.

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  4. Gracias a ti, que tengas un estupendo fin de semana.

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