La dignidad de Cardenal, eclesiástico de alto rango de la Iglesia Católica, es el más alto título honorífico que puede conceder el Papa. Quienes lo reciben se convierten en miembros del Colegio Cardenalicio y son "creados" en una ceremonia especial llamada "consistorio público".
La principal misión del Colegio de cardenales es elegir el Sumo Pontífice en caso de fallecimiento o renuncia del anterior. En circunstancias habituales el deber fundamental del Colegio es aconsejar al Papa. Muchos de los Cardenales gobiernan diócesis o arquidiócesis importantes, presiden los organismos de la Curia romana y de la administración de la Santa Sede.
Solemnidad: cardenales de púrpura en la Basílica de San Pedro
Dado que en sus orígenes los cardenales eran clérigos al servicio de la diócesis de Roma, es costumbre que a cada cardenal designado por el Papa se le asigne un obispado sufragáneo (llamado “suburbicario”, etimológicamente “inferior en la ciudad”), el título presbiterial o la diaconía de un templo de la arquidiócesis de Roma.
El término “cardenal” deriva del latín cardo o bisagra, lo cual sugiere el papel de fulcro (punto de apoyo, gozne) que juegan: ellos son las “bisagras” alrededor de las cuales gira todo el edificio de la iglesia, en torno a su pastor, el Papa, y con éste, en torno a Jesucristo.
Sesión del colegio cardenalicio con el Sumo Pontífice
Los cardenales no siempre han elegido al papa. Originalmente, eran los miembros de la Iglesia de Roma quienes lo hacían, pero este procedimiento cambió durante la Edad Media, hasta hacer que sólo los cardenales, un grupo especial de clérigos de la diócesis de Roma, tuvieran derecho a elegir al sucesor del apóstol Pedro. La constitución apostólica In nomine Domini, promulgada por el papa Nicolás II en 1059, limitó la potestad de elección a los cardenales romanos que fueran obispos. Fue en 1179 cuando el papa Alejandro III extendió a todos los cardenales este derecho.
El escenario cotidiano de los cardenales romanos: San Pedro, Plaza y Basílica, al alba
En tiempos más modernos, los monarcas ingleses, españoles y franceses tenían a cardenales como primeros ministros: Thomas Wolsey en Inglaterra, Alberoni en España, Richelieu y Mazarino en Francia. Igualmente las más importantes cortes europeas forzaban el nombramiento de determinados cardenales para que gestionaran en Roma sus respectivos intereses. Estos hombres eran cardenales no por sus funciones religiosas sino porque permitían que sus reyes les pagasen con los impuestos eclesiásticos. Roma aceptaba la pérdida de dichos impuestos para proteger el resto de su propiedad y rentas.
El Cardenal Jules Mazarin
El Colegio de cardenales tiene como máximas jerarquías el "Decano", el "Vice-decano" y el "Camarlengo", oficial mayor de la Santa Sede, al cual compete la organización de la sede vacante y del cónclave. Dispone además de un prelado secretario y de un tesorero, cargos estos no necesariamente ocupados por cardenales.
La condición de cardenal es un título honorífico (ajeno al Sacramento del Orden), como los son las de patriarca, monseñor, arcipreste, canónigo, decano, deán, archidiácono y otras. La púrpura cardenalicia es conferida por el romano pontífice en unas ceremonias llamadas "consistorios", con el propósito de participar de la elección del sucesor del Papa, para actuar colegialmente en caso de sede vacante y para actuar como asesores en distintas materias que sean importantes para el Papa en funciones. Es por ello que muchos cardenales presiden secretarías, comités, comisiones, dicasterios y otras oficinas en la Santa Sede, y además muchos de ellos rigen las diócesis más importantes del mundo.
Príncipes de la Iglesia en una ceremonia vaticana
- Si el cardenal no es un obispo, se le conceden los privilegios ceremoniales de un obispo, en lo que hace al uso de la mitra, el anillo y el báculo.
- Los cardenales colocan un galero rojo con quince borlas a cada lado, antiguo símbolo de su cargo, encima de su escudo de armas.
El Cardenal Flavio Chigi III
- Desde 1630, los cardenales ostentan el tratamiento de Eminencia. La palabra "Cardenal" pasa a formar parte del nombre del prelado antes del apellido como, por ejemplo, Norberto Cardenal Rivera Carrera. De igual modo, los cardenales reciben el tratamiento de Su Eminencia (S.E.) si no son obispos y Su Eminencia Reverendísima (S.E.R.) cuando se trata de un cardenal que es obispo o arzobispo al mismo tiempo, aunque en ocasiones se utiliza también la fórmula "Eminentísimo y Reverendísimo Monseñor” (Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México) o simplemente “Eminencia”.
- Algunos cardenales utilizan en su rúbrica en latín la fórmula S.R.E. Cardinalis, que significa significa "Sanctæ Romanæ Ecclesiæ Cardinalis", de modo que Norberto S.R.E. Cardinalis Rivera Carrera se debe interpretar como Norberto Cardenal de la Santa Iglesia de Roma Rivera Carrera.
Para su nombramiento, según el Código de Derecho Canónico, se eligen varones destacados por su sabiduría (doctrina), costumbres (coherencia de vida), piedad (oración y relación experiencial con Dios), prudencia (buen actuar, discernimiento, decisiones acertadas).
Ordenamiento de cardenales en un templo norteamericano
A veces, el Papa se reserva en el corazón (in pectore), el nombramiento de algún Cardenal. Esto puede obedecer a motivos, por ejemplo, de que su divulgación pueda poner en peligro su vida o la Iglesia que está bajo su cuidado, principalmente en lugares donde ésta es perseguida. Este cardenal, comienza a tener sus deberes y derechos como tal, el día en que es divulgado su nombre, pero su precedencia y antigüedad se remontan al momento en que el Santo Padre creó Cardenales y se guardó su nombre en el corazón ("en el pecho").
Por su sola elección, quedan incorporados al clero de Roma, y por ello son colaboradores inmediatos del Romano Pontífice, ya sea en la Curia, como en las Congregaciones (para los Obispos, para el clero, para la vida consagrada, para los laicos, para las relaciones ecuménicas, etc.), ayudando así al Santo Padre en el gobierno de la Iglesia Universal. Si no tienen diócesis asignadas a su cargo, y trabajan en la Curia o en las Congregaciones romanas, deben residir en el Vaticano. Estando fuera de sus diócesis, no dependen de los Obispos diocesanos para su actuación, ni deben pedirle permisos a éstos.
El colegio cardenalicio en pleno durante el funeral de Juan Pablo II (abril de 2005)
Los Nuncios Apostólicos son cardenales delegados por el Sumo Pontífice como embajadores de la Santa Sede ante el país al que son enviados. Al ser un Estado independiente, el Vaticano queda libre de los poderes temporales, y recibe a los embajadores de las naciones que tienen relaciones diplomáticas con él, y a su vez envía embajadores a las mismas. Los Nuncios velan e informan al Santo Padre sobre la Iglesia en dicho país o nación.
Los cardenales electores, todos aquellos que el día en que inicia la Sede Vacante (sea por muerte o por renuncia del sumo pontífice), tengan menos de ochenta años de edad, asumen, por una parte, el gobierno de la Iglesia, y por la otra, la responsabilidad de elegir al nuevo papa en el cónclave.
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Muy buena nota. Solo una observación. En la actualidad todos los cardenales son obispos. Si no lo fueran al momento de su designación, se los consagra obispo. Sin embargo, por privilegio especial, un neo cardenal puede solicitar al papa no ser consagrado obispo. Esto ha acaecido en los últimos años, con algunos sacerdotes designados obispos por sus méritos, por ejemplo en el campo de la teología, o por su edad venerable: han pedido al papa el privilegio de no ser ordenados obispos.
ResponderEliminarSi bien es cierto que a estos se les concede el uso de las insignias episcopales, esto no incluye el uso del báculo pastoral, que es el símbolo por antonomasia del pastoreo de una grey determinada: al no tenerla, no les corresponde usarlo.