Los Cardenales son los más altos dignatarios de la Iglesia Católica. Constituyen el Senatus Papae y, ya en el siglo XI, san Pedro Damián los llamaba spirituales ecclesiae universalis senatores. Su nombramiento corresponde en exclusiva al Romano Pontífice, de quien son los más altos consejeros y colaboradores. A ellos incumbe también de modo exclusivo la elección del Papa, Obispo de Roma y sucesor de San Pedro.
Órdenes
De acuerdo con el canon 350.1 del Código de Derecho Canónico, los cardenales se organizan en tres órdenes:
- El orden episcopal: Cardenales Obispos
- El orden presbiterial: Cardenales Presbíteros o de Título
- El orden diaconal: Cardenales Diáconos
Cada cardenal, en el momento de ser nombrado, recibe una "sede", un "título" o una "diaconía" sustentados en templos romanos que tradicionalmente disponen de este cargo. Según el canon 350.5, mediante opción hecha en consistorio y aprobada por el papa, los cardenales del orden presbiterial pueden pasar de un título a otro (caso del cardenal Carlo Furno, quien en 2005 recibió el título de S. Cuore di Cristo Re y que al año siguiente lo cambió por el de S. Onofrio), y los del orden diaconal de una diaconía a otra (caso más infrecuente; el último ha sido Pietro Palazzini, creado en 1973 cardenal diácono de S. Pier Damiani in Monte S. Paolo y que al año siguiente optó por la diaconía de S. Girolamo della Carità).
Investidura de un cardenal por el Papa en San Pedro
Para ingresar en el orden episcopal o, dentro de él, para cambiar de sede suburbicaria, se requiere decisión directa del papa (véase más abajo lo que se indica a propósito del Decano y el Vice-Decano). La práctica habitual es que el papa escoja a un cardenal del orden presbiterial para promoverlo al orden episcopal, y no que cree un cardenal obispo ex novo.
Los cardenales obispos son aquellos de mayor rango en el Colegio de Cardenales. Dado que, como queda dicho, es norma general que todos los cardenales sean obispos, el título de "cardenal obispo" sólo significa que el cardenal ostenta el episcopado de una de las siete llamadas "diócesis suburbicarias", las sufragáneas de la diócesis de Roma, o bien es un Patriarca de las Iglesias orientales católicas, en número variable (Canon 350.1).
Escudo de armas de Luigi Cardenal Traglia, Decano del Colegio de Cardenales de 1974 a 1977
Las sedes episcopales suburbicarias son: Ostia, Velletri-Segni, Frascati, Porto-Santa Rufina, Albano, Palestrina y Sabina-Poggio Mirteto. El hecho de que ostenten un cardenal como titular no es óbice para que estas diócesis tengan su propio obispo con potestad ordinaria.
Los patriarcas orientales que actualmente pertenecen al orden de cardenales obispos son los de Antioquía de los Maronitas, Antioquia de los Sirios, Alejandría de los Coptos y Babilonia de los Caldeos.
Su Beatitud y Eminencia Mar Nasrallah Sfeir Boutros, Patriarca de Antioquía de los Maronitas
El decano es el cardenal obispo que está a la cabeza del Colegio de Cardenales (como primus inter pares, primero entre iguales). Es electo por y entre los cardenales obispos. Está ayudado por un vice-decano y la elección de ambos debe de ser confirmada por el Papa (Canon 352.2). Antiguamente, la posición de decano correspondía al cardenal obispo con mayor antigüedad (significado auténtico de la palabra "decano"), sin embargo esto ya no ocurre normalmente, pues se espera que el decano cumpla una serie de funciones clave durante el periodo de sede vacante y para ello debe estar en plenas facultades. En 2002, el cardenal Bernardin Gantin llegó a los ochenta años de edad por lo que perdía su derecho a ser elector, y aunque nada ni nadie se lo exigía, con tal motivo dimitió del decanato del Sacro Colegio Cardenalicio y se retiró a su Benín natal.
Como las sedes suburbicarias son siete y los cardenales obispos son sólo seis, el Decano adopta el título de cardenal obispo de Ostia además del propio que ya tenía asignado con anterioridad (Canon 350.4). El título de Ostia es intrínseco al de decano del Colegio y entre sus antiguos privilegios está el de ordenar obispo al papa recién electo en caso de que no tuviera la ordenación episcopal (Canon 355.1). Esto ocurrió por última vez en 1831 cuando fue elegido papa Gregorio XVI, quien no era obispo al momento de su elección.
Francis Cardenal Arinze, Arzobispo de Onitsha (Nigeria), Cardenal Obispo de Velletri-Segni
El decano y el vice-decano son los únicos cardenales que necesariamente deben tener su residencia en la ciudad de Roma (Canon 352.4).
Son los cardenales a los que les ha sido asignada la titularidad de una iglesia determinada en la arquidiócesis de Roma que dispone de este privilegio. Este orden es el tradicionalmente más numeroso, pues a él suelen pertenecer los cardenales que rigen con régimen ordinario una diócesis importante en cualquier parte del mundo. Como ejemplos actuales, Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires (Argentina), es cardenal presbítero de S. Roberto Bellarmino; o Gaudencio Borbón Rosales, arzobispo de Manila (Filipinas), que es cardenal presbítero o del título de SS. Nome di Maria in Via Latina. Tanto S. Roberto Bellarmino como SS. Nome di Maria in Via Latina son templos parroquiales existentes en la ciudad de Roma. Naturalmente estos títulos son sólo honoríficos, pues más allá del protocolo y de un cierto patrocinio, los cardenales presbíteros no tienen potestad de régimen alguna sobre las iglesias de las que son titulares; es más, tienen expresamente prohibido inmiscuirse en los asuntos ordinarios de las mismas (Canon 357.1)
Theodor Cardenal Innitzer, Arzobispo de Viena y Cardenal Presbítero de San Crisógono, Roma
Aunque desde luego debe prevalecer la calidad personal del candidato, a la hora de nombrar cardenales presbíteros o de título se recurre preferentemente a criterios de representación geográfica, es decir, que existen en el mundo determinadas sedes episcopales cuyo titular debe ser "forzosamente" cardenal, ya sea por la importancia intrínseca de la diócesis o bien por traer consigo la representación de todo un país. A su vez y mediante esta norma no escrita, son llamados al Colegio Cardenalicio personas de las nacionalidades más diversas a fin de dar muestra y contenido de la universalidad de la Iglesia Católica.
Son los que han recibido la diaconía (orden eclesiástico inmediatamente inferior al sacerdocio) de alguna iglesia de la ciudad de Roma que dispone de este privilegio. Acostumbran a ser adscriptos al orden diaconal los cardenales que no ostentan una jurisdicción episcopal ordinaria, sino que ocupan altos cargos en la Curia Romana, en el Estado de la Ciudad del Vaticano o bien han merecido la púrpura por haberse distinguido en otros campos. Un ejemplo reciente, además del ya citado caso del P. Avery Dulles S.J., es el del padre Andrea Cordero Lanza di Montezemolo, cuya importante actividad se ha desarrollado no en diócesis concretas, sino por todo el mundo al servicio de la diplomacia vaticana, y que en 2006 fue nombrado cardenal diácono de S. Maria in Portico.
16 de octubre de 1978: el Cardenal Protodiácono Pericle Felici anuncia al mundo desde el balcón central de la Basílica de San Pedro que el nuevo Papa es Karol Wojtyla.
De entre los cardenales diáconos destaca el "cardenal protodiácono" (etimológicamente, el primero de los diáconos, es decir, el de más antigüedad en el orden). El protodiácono, tras la finalización del Cónclave y la elección del nuevo papa, anuncia a la multitud congregada en la Plaza de San Pedro el nombre del cardenal que ha sido elegido papa y el nombre con que será conocido como tal (p. ej., Joseph Ratzinger, Benedicto XVI). Inicia su anuncio con las palabras en latín Annuntio vobis gaudium magnum: habemus papam, que significan "Os anuncio una gran alegría: tenemos [nuevo] papa". También compete al cardenal protodiácono la coronación (imposición del "palio") de los nuevos arzobispos metropolitanos (Canon 355.2), lo cual incluye al nuevo papa. En el caso reciente de Benedicto XVI, la proclamación y la coronación fueron realizadas por el chileno Jorge Arturo Medina Estévez, cardenal diácono de S. Saba, que en aquel momento era el "protodiácono", es decir, el más antiguo de los cardenales de este orden.
Además de los cardenales proclamados, un Papa puede nombrar cardenales in pectore, expresión latina que significa en el pecho. A un cardenal in pectore sólo lo conoce el Papa; puede ser que ni siquiera el propio cardenal tenga noticia de su elevación. Los cardenales reservados in pectore lo son para protegerlos a ellos o a sus congregaciones de represalias en caso de conocerse su identidad, o bien para que su nombramiento no cree tensiones internacionales a la Santa Sede.
Si las condiciones cambian, de forma que un cardenal secreto no comporte ya mayores riesgos, el papa puede hacer público el nombramiento del cardenal in pectore en cualquier momento, ocupando el lugar de precedencia de su consistorio original.
Si un papa muere antes de revelar la identidad de un cardenal in pectore, el cardenalato expira. Éste fue el caso ocurrido con el papa Juan Pablo II, quien nombró a un cardenal in pectore al final de su pontificado y que permaneció secreto incluso hasta la muerte del pontífice el 2 de abril de 2005. Se especuló mucho con la posibilidad de que el testamento del Santo padre contuviese en nombre del cardenal in pectore, pero no fue así, y lo más probable es que nunca llegue a saberse a quién cupo el honor de la designación.
Por el contrario, el último caso de un cardenal in pectore cuyo nombre fue dado a conocer más tarde es el de Marian Jaworski, arzobispo de Lviv y primado de la Iglesia Ucraniana de rito latino. Fue creado cardenal en 1998, pero su nombre permaneció reservado in pectore hasta que se procedió a su proclamación en el consistorio del 21 de febrero de 2001, cuando se le asignó el título de S. Sisto.
Marian Cardenal Jaworski, cardinal in pectore
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