Urbi et orbi, palabras que en latín significan "a la ciudad [de Roma] y al mundo", era la fórmula habitual con la que empezaban las proclamas del Imperio romano. En la actualidad es el término usado para denotar la bendición más solemne que imparte el Papa, y sólo él, dirigida a la ciudad de Roma y al mundo entero.
La bendición Urbi et orbi se imparte durante el año en dos fechas, el Domingo de Pascua y el día de Navidad, ocasiones en que es transmitida a todo el mundo a través de European Broadcasting Union. También es impartida el día de la elección papal; es decir, al final del cónclave, en el momento en que el Santo Padre se presenta ante Roma y el mundo como nuevo sucesor de Pedro. Muy raras veces, la Urbi et orbi es usada como bendición de los peregrinos durante el Año Santo o Jubileo.
La característica fundamental de esta bendición para los fieles católicos es que otorga la remisión por las penas debidas por pecados ya perdonados, es decir, confiere una indulgencia plenaria bajo las condiciones determinadas por el Derecho Canónico (haberse confesado y comulgado, y no haber caído en pecado mortal). De acuerdo a las creencias de los fieles, los efectos de esta bendición se cumplen para toda aquella persona que la reciba con fe y devoción, incluso si la recibe, en directo, a través de los medios de comunicación de masas (televisión, radio, internet, etc.).
El Papa preside la ocasión desde el balcón central de la Basílica de San Pedro (llamado por eso Balcón de las bendiciones) adornado con el estandarte pontificio. Para las bendiciones de Coronación y de Navidad, el Pontífice solía revestirse con ornamentos solemnes (mitra, báculo, estola y capa pluvial). Hoy se recurre a esta vestimenta solo en la bendición navideña. En todas las ocasiones, el Sumo Pontífice va precedido de cruz procesional y acompañado de cardenales-diáconos y ceremonieros.
La Coronación de Pío XII (1939)
Antes de la bendición propiamente dicha, el Santo Padre da una alocución a la multitud, transmitida al mundo entero a través de la televisión en directo, con saludos especiales en varios idiomas.
Juan XXIII el día de su Coronación (1958)
Antigua práctica
Antes de la ocupación de Roma por el ejército del Reino de Italia (20 de setiembre de 1870), esta bendición era impartida más frecuentemente y en determinadas basílicas de Roma:
· Basílica de San Pedro: Jueves Santo, Pascua, las Fiestas de San Pedro y San Pablo y la Coronación Papal. · San Juan de Letrán: Ascensión de Jesús (muchas veces pospuesta hasta Pentecostés) y la entronización de un nuevo Papa como Obispo de Roma. · Santa María la Mayor: Asunción
El Balcón de las Bendiciones, en la fachada principal de San Pedro
Después de la ocupación, el papa Pío IX se consideró a sí mismo “Prisionero en el Vaticano” y en protesta cesó de dar la bendición. La práctica fue más tarde reasumida, aunque de una manera más limitada, siguiendo a la resolución de la llamada “Cuestión romana” (las relaciones entre el Vaticano y el gobierno de Italia).
El Papa Inocencio X en el Jubileo de 1650, en la Epifanía, Pentecostés y Todos los Santos, así como los veinte papas subsiguientes, incluyendo Pío IX (1846-1878), por especiales razones, dieron esta solemne bendición desde la balconada del Palacio del Quirinal.
El balcón principal del Palazzo Quirinale
Fórmula (latín)
– Sancti Apostoli Petrus et Paulus, de quorum potestate et auctoritate confidimus, ipsi intercedant pro nobis ad Dominum.
– Amen.
– Precibus et meritis beatæ Mariæ semper Virginis, beati Michælis Archangeli, beati Ioannis Baptistæ et sanctorum Apostolorum Petri et Pauli et omnium Sanctorum misereatur vestri omnipotens Deus et dimissis omnibus peccatis vestris, perducat vos Iesus Christus ad vitam æternam.
– Amen.
– Indulgentiam, absolutionem et remissionem omnium peccatorum vestrorum, spatium veræ et fructuosæ penitentiæ, cor semper penitens et emendationem vitæ, gratiam et consolationem Sancti Spiritus et finalem perseverantiam in bonis operibus, tribuat vobis omnipotens et misericors Dominus.
– Amen.
– Et benedictio Dei omnipotentis (Patris et Filii et Spiritus Sancti) descendat super vos et maneat semper.
– Amen.
Pío XII (1939)
Pío XII (1952)
Bendición (español)
- "Que los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, en cuyo poder y autoridad confiamos, intercedan por nosotros ante el Señor".
- Todos: "Amén".
- "Que por a las oraciones y los méritos de santa María, siempre Virgen, de san Miguel Arcángel, de san Juan el Bautista, de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos, Dios todopoderoso tenga misericordia de vosotros y, perdonados todos vuestros pecados, os conduzca por Jesucristo hasta la vida eterna".
- Todos: "Amén".
- "Que el Señor omnipotente y misericordioso os conceda la indulgencia, la absolución y la remisión de todos vuestros pecados, tiempo para una verdadera y provechosa penitencia, el corazón siempre contrito y la enmienda de vida, la gracia y el consuelo del Espíritu Santo y la perseverancia final en las buenas obras".
- Todos: "Amén".
- "Y la bendición de Dios omnipotente (Padre, Hijo y Espíritu Santo) descienda sobre vosotros y permanezca para siempre".
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