Cuando el Emperador Carlos V (Carlos I de España) asignó las tierras austríacas a su hermano Fernando I el 21 de abril de 1521, la dinastía se dividió en una rama austríaca y una española. Los Habsburgo austríacos llevaron (después de 1556) el título de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, así como de las tierras hereditarias de los Habsburgo y los Reinos de Bohemia y Hungría, mientras que los Habsburgo españoles gobernaban sobre los reinos españoles, los Países Bajos, las posesiones de los Habsburgo en Italia, y durante un tiempo, Portugal. Hungría, nominalmente bajo el reinado de los Habsburgo desde 1526 pero en su mayor parte bajo ocupación turca otomana durante 150 años, fue reconquistada en 1683–1699.
Maximiliano II, Sacro Emperador Romano Germánico (1527-1576)
Los Habsburgo españoles desaparecieron en 1700 debido a la endogamia y excesiva consanguinidad de sus matrimonios, que acabaron por dar un rey completamente disminuido e incapaz de gobernar, Carlos II de España. Se provocó así la Guerra de Sucesión Española), cosa que se repetiría con los Habsburgo austríacos en 1740 (provocando la Guerra de Sucesión Austriaca).
Sin embargo, la heredera del último Habsburgo austríaco (María Teresa) se casó con Francisco Esteban, Duque de Lorena, (ambos eran bisnietos del Emperador Habsburgo Fernando III, pero desde diferentes emperatrices) y sus descendientes continuaron la tradición de los Habsburgo de Viena bajo el nombre dinástico Habsburgo-Lorena (Se especula a menudo que los comunes matrimonios intrafamiliares entre ambas líneas contribuyeron a su extinción, pero hubo pocos matrimonios de este tipo en la línea austríaca. La muerte de las jóvenes herederas por viruela fue una causa mayor.).
María Teresa, Emperatriz, con su familia (1765)
El Imperio Austríaco
El 6 de agosto de 1806 se disolvió el Sacro Imperio Romano Germánico bajo la reorganización de Alemania del Emperador francés Napoleón Bonaparte. Sin embargo, como anticipación de la pérdida de su título de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Francisco II se declaró a sí mismo Emperador de Austria hereditario (como Francisco I) el 11 de agosto de 1804, tres meses después de que Napoleón se hubiera declarado a sí mismo Emperador de los franceses el 18 de mayo de 1804.
El Emperador Francisco I de Austria usó el gran título oficial: «Francisco I, por la gracia de Dios Emperador de Austria; Rey de Jerusalén, Hungría, Bohemia, Dalmacia, Croacia, Eslavonia, Galicia y Lodomeria; Archiduque de Austria; Duque de Lorena, Salzburgo, Wurzburgo, Franconia, Estiria, Carintia y Carniola; Gran Duque de Cracovia; Gran Príncipe de Transilvania; Margrave de Moravia; Duque de Sandomir, Masovia, Lublin, Alta y Baja Silesia, Auschwitz y Zator, Teschen y Friuli; Príncipe de Berchtesgaden y Mergentheim; Conde de Habsburgo, Gorizia y Gradisca y del Tirol; y Margrave de Alta y Baja Lusacia y Istria».
Armas del Imperio Austro-Húngaro
En 1867 se dio autonomía efectiva a Hungría bajo los términos del Ausgleich o 'compromiso' en que, asociándose con Austria, pasó a convertirse en los inseparables y hereditarios Austria (imperio) - Hungría (reino) hasta la deposición de los Habsburgos en 1918 después de la derrota en la Primera Guerra Mundial.
El título del Imperio de Austria era, en realidad, el del Imperio de la Casa de Austria, es decir, el de las tierras de los Habsburgo, no el de los austríacos.
El largo gobierno del emperador Francisco José I (1848-1916) creó una especial forma de vida mediante una intensa burocratización centralista y germanizada (excepto en Hungría desde 1867). Su vida personal, metódica, protocolaria, serena y muy ancien régime, recibió los golpes del oscuro suicidio de su hijo Rodolfo en 1889, el asesinato de su esposa Sissi en 1898, el atentado fatal contra el heredero del trono, Francisco Fernando, en 1914. Inducido por Guillermo II, emperador de Alemania, asumió la responsabilidad de ser el primero en declarar aquella guerra que sería el Primer gran conflicto mundial.
Archiduque Rodolfo de Habsburgo-Lorena, Príncipe Heredero de Austria, Hungría y Bohemia (1858-1889)
Precisamente la vieja dinastía de los Habsburgo miraba con cierto desdén a los Hohenzollern, que eran hasta hacía dos siglos unos feudatarios de Austria. Burgraves ambiciosos que empezaron su carrera como humildes marqueses de Brandeburgo, consiguieron al fin la modesta corona de Prusia y acabaron como emperadores de Alemania. Y luego de la muerte de Francisco José y el advenimiento y abdicación de su sobrino nieto Carlos (último emperador de Austria y rey de Hungría) en 1918, aquellos condes de Habsburgo que a partir del siglo XI se hicieron poderosísimos, nueve siglos más tarde ya sólo eran lo mismo que otros tantos miles de aristócratas europeos. Aunque ya habían dejado su huella en la Historia.
Zita María delle Grazie Adelgonda Micaela Raffaela Gabriela Giuseppina Antonia Luisa Agnese de Borbón-Parma y Braganza, emperatriz consorte de Austria (1900)
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