Princeps
es una palabra latina que significa “primero en el tiempo o el orden; el
primero, el jefe, el más eminente, distinguido o noble; el primer hombre,
primera persona”. El
significado literal es "el que toma primero", de primus (primero) y ceps, que deriva de la raíz capere (tomar, apoderarse).
Princeps es la raíz y la representación latina de palabras modernas tales como el título inglés
y término genérico prince, así como la
versión bizantina del derecho romano fue la base de la terminología jurídica
desarrollada en la Europa feudal (y más tarde absolutista).
Antigua
Roma
La
palabra traducida como “Primer Ciudadano” era un título oficial para el
Emperador Romano como determinante del liderazgo de Roma a comienzos del
Imperio. Derivaba del Princeps Senatus (esto es, primus inter pares del Senado), quien era el primer miembro en precedencia
del Senado Romano.
Le fue dado como título especial a
Octavio Augusto (Caesar Augustus) en el 28 a.C. en reconocimiento de su
poder y prestigio político.
Augusto veía con circunspección que el uso de los
títulos Rex o Dictator crearía resentimiento entre los senadores y otros hombres
influyentes, los cuales habían demostrado antes su desaprobación mediante su
apoyo al asesinato de Julio César. Mientras Augusto tenía supremacía política y
militar, necesitaba la asistencia de sus compañeros romanos para dirigir el
Imperio. En su Res Gestae, el
emperador reclama auctoritas (poder
de mando) para el princeps (sí
mismo).
Este
título no pasó a institucionalizarse para transmitirse a los sucesores, a
diferencia de otros títulos, tales como Imperator,
Caesar, Augustus, Pater Patriae, o Tribunicio Potestate y más tarde Dominus (Señor) y Basileus (la palabra griega para Soberano).
Caesar Augustus, princeps imperator
El
Emperador Diocleciano (285-305), padre de la Tetrarquía, fue el primero en
dejar de referirse a sí mismo como princeps en conjunto, auto-denominándose
dominus ("señor, maestro"), aparentando que el emperador no era verdaderamente
un oficio monárquico. El período en que gobernaban los emperadores que se
llamaban Princeps –desde Augusto a
Diocleciano- es llamado el “Principado”, mientras que bajo Diocleciano comenzó
el “Dominado”, en el que la titulación imperial comenzaba con las palabras Dominus noster, “Nuestro señor”.
Cambiando el concepto de emperador de las formalidades
republicanas de los primeros tres siglos del Imperio, Diocleciano introdujo un
nuevo sistema de reinado, manifestando abiertamente la cruda realidad del poder
imperial y adoptando un estilo de gobierno helenístico.
La antigua Roma conoció otro tipo de título principesco: el
de princeps juventutis (“el primero
entre los jóvenes”), que en el imperio temprano era frecuentemente otorgado a
sucesores elegibles del emperador, especialmente entre su familia. Los primeros
en ostentarlo fueron los hijos adoptivos de Augusto, Cayo y Lucio.
Gaius Caesar, princeps juventutis
En
la administración romana se conoce como Princeps officii a los jefes de los officium (el personal oficial de un
dignatario de Roma). Princeps también fue utilizado como título para cargos militares,
como los Decurio princeps (oficial de caballería de las unidades
montadas auxiliares del ejército romano), Princeps
peregrinorum ("comandante de los extranjeros"): centurión a
cargo de las tropas "castra peregrina" (no-itálicas), Princeps
praetorii (centurión comandante de la base militar o fuerte), Princeps
ordinarius vexillationis (centurión al comando de un vexillatio), Princeps prior (centurión
comandante de un manipulus o unidad de dos centurias) y Princeps posterior (diputado del
Princeps prior).
Princeps senatus
Como quedó dicho, el princeps senatus era el primer miembro en precedencia del Senado.
Aunque oficialmente fuera del cursus
honorum (las magistraturas romanas) y sin poseer imperium (esto es, sin autoridad para ejercer poder militar), este
cargo traía enorme prestigio al senador que lo portara.
SPQR, siglas de la expresión latina Senatus Populusque Romanus, “”El Senado
y el pueblo de Roma”, lema oficial durante la República y el Imperio. Estas
letras figuraban en el estandarte de las legiones romanas hasta la
adopción del Labarum (Chi – Rho) por Constantino en el 313 de la era
cristiana. Hoy es la divisa de la ciudad de Roma.
El princeps
senatus no era un nombramiento de por vida. Era elegido por cada nuevo
par de censores (es decir,
cada 5 años). Los censores podrían, sin embargo, confirmar un princeps senatus durante un
período de otros 5 años. Era
seleccionado entre senadores patricios
con rango consular, por lo general antiguos censores. El candidato tenía
que ser un patricio con impecable
historial político, respetado por sus colegas senadores.
El oficio fue establecido en torno al año 275 a. C. Originalmente,
la posición del princeps era de honor: tenía el privilegio de hablar
primero sobre el tema presentado por el magistrado presidente.
Esto daba a la posición gran dignitas, ya que permitía a los princeps establecer
el tono del debate en el Senado.
En la República tardía y en el Principado, el oficio obtuvo las prerrogativas de los magistrados presidentes y poderes adicionales,
a saber:
§ Convocar y
levantar la sesión del Senado
§ Decidir
su orden del día
§ Decidir
dónde la sesión debía tener lugar
§ Imponer el
orden y demás normas de la sesión
§ Reunirse,
en nombre del Senado, con las embajadas de países extranjeros
§ Escribir,
en nombre del Senado, cartas y despachos
Quosque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?
(“Hasta cuándo abusarás de nuestra paciencia, Catilina?") El cónsul Cicerón
interpela a Lucio Sergio Catilina en pleno Senado.
En
el año 80 a. C., se cree que el estatus y la función del cargo fueron cambiados
por las reformas constitucionales de
Lucio Cornelio Sila. Aunque el término
se mantuvo, reflejando el senador que
fue nombrado primero en la lista del Senado
promulgado por los censores, las prerrogativas del oficio fueron restringidas. En particular, el honor de hablar por primera vez en cualquier tema debatido en el Senado, una medida de su influencia política, fue retirado de
ellos y trasladado al cónsul designado.
Después de la caída de la república
romana, el princeps senatus era
el emperador de Roma. Sin embargo,
durante la Crisis del Siglo III, algunos
otros ocuparon el cargo, el futuro emperador Valeriano lo tuvo en el 238, durante los reinados de Maximino el Tracio y Gordiano I.
Un destacado princeps senatus
Publius Cornelius Scipio Africanus, también conocido como
Escipión Africano, el Mayor y el Grande, fue un importante político de la República
romana que sirvió como general durante la Segunda Guerra Púnica.
Su
fama se debe a que fue el único general romano que pudo derrotar a Aníbal, en
la batalla de Zama (202 a. C.), victoria que le valió añadir su agnomen, Africano. El hecho de que el pueblo
romano le apodara Aníbal Romano demuestra que fue uno de los mejores generales
de la Edad Antigua, y el más destacado de la historia de la Antigua Roma antes
de Cayo Mario, Cneo Pompeyo Magno y Julio César.
Escipión Africano
Es
descrito por las fuentes antiguas como un hombre de carácter benévolo, de
ideología liberal, afable y magnánimo. Su genio militar se debió a la
perspicacia y al ingenio, esparciendo además entre sus legiones, en varias
ocasiones, la idea de que actuaba bajo la protección de los dioses del panteón
romano.
Tras
celebrar sus triunfos sobre Cartago, con 35 años, Escipión ocupó un puesto en
el Senado de Roma. En 199 a. C., Escipión fue elegido censor con Publio
Elio Peto y fue electo cónsul por segunda vez en 194 a. C. con Tiberio
Sempronio Longo. Al mismo tiempo, los censores le confieren el título de princeps
senatus en el año 190 a. C.
Escipión
fue testigo en el senado del recrudecimiento de los conflictos externos que
amenazaban a la república. Sus últimos años fueron amargados por los continuos
ataques de sus enemigos. Él y su hermano Lucio fueron acusados de haber
recibido sobornos de Antíoco, rey de Siria, para tratar al monarca con poco
rigor y de haberse apropiado de una parte del dinero que había pagado Antíoco
al estado romano.
La Clemencia de Escipión. Muestra su devolución de una joven prisionera a su
prometido, habiendo rehusado aceptarla como trofeo de guerra de parte de sus
tropas.
Escipión
se retiró a su casa de campo en Liternum y no regresó a Roma. Nunca se
sometería a las leyes del Estado, y por lo tanto decidió expatriarse para
siempre. Al morir se dice que había pedido que su cuerpo fuera enterrado allí,
y no en su país ingrato. Su requerimiento fue atendido: su tumba aún existía en
Liternum en el tiempo de Tito Livio.
Es fascinante y hermosa la historia de Roma. El texto es claro y contiene un amplio acervo histórico y jurídico.
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