Los personajes de sangre real –seres humanos al fin y al cabo- también encuentran momentos para una sonrisa radiante o una limpia carcajada liberadora de tensiones.





La familia real británica tras la boda de Zara Phillips.
Los flamantes Duques de Cambridge durante su viaje por Canadá.
Los Reyes de Noruega y el Rey de los Belgas en la boda del Duque de Brabante, en 1999.
Incomparablemente distinguida: Carolina de Mónaco el día de la boda de su hermano Alberto y el día de la entrega del Premio Princesa Grace al actor Denzel Washington.
El Príncipe de Gales y la Duquesa de Cornwall en los Juegos de Braemar, en Escocia.
La Reina de los Países Bajos con los Príncipes de Orange.
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