miércoles, 30 de septiembre de 2009

Abdicaciones

En el siglo XX europeo, en el que han reinado 67 soberanos, sólo once escogieron, por diferentes circunstancias, el derecho real de abdicar, esto es, transmitir, en vida, trono y corona a sus herederos. Monarcas de fuera de Europa que también recurrieron a la abdicación fueron: Prajadhipok, Rey de Siam (1893-1941), en 1935; Faruk de Egipto (1920-1965), en 1952; Talal de Jordania (1909-1972) también en 1952; Saud, Rey de Arabia Saudí (1902-1969) en 1964 y Omar Ali Saifuddin, Sultán de Brunei (1914-1986), quien en 1967 abdicara en su hijo mayor, Muda Hassanal Bolkiah, actualmente reinante.


El primer exilio. A finales de 1918, con el curso de la guerra claramente a favor de los Aliados, el ejército búlgaro fue derrotado en la frontera de Grecia, tras lo cual el zar Fernando I abdicó el 3 de octubre de 1918 en su hijo Boris III. Bulgaria se rindió a los aliados y tuvo que ceder los territorios conquistados durante la guerra. Después de su abdicación, Fernando se retiró a sus posesiones familiares en Coburgo, Alemania. Había conseguido conservar gran parte de su patrimonio personal como para vivir acomodadamente. Consideró que su exilio era uno de los reveses de gobernar. Al contrario que el Kaiser alemán, Fernando I fue capaz de sacrificarse para que la monarquía búlgara sobreviviera. Aceptó transmitir el trono a su hijo. No se mostró dolido por el exilio y pasó la mayor parte del resto de su vida dedicado al arte, la jardinería, los viajes y la historia natural.


Los que más abdicaron. El segundo soberano en abdicar durante el siglo XX fue un soberano de Luxemburgo. La Gran Duquesa María Adelaida (1912-1919) cedió el trono en favor de su hermana Carlota, casada con el príncipe Félix de Borbón Parma. Durante su reinado, el país fue invadido por Hitler, en 1940, y la Gran Duquesa tuvo que exiliarse hasta 1944. El 12 de noviembre de 1964 y después de 45 años de reinado abdica en su hijo, el príncipe Juan, casado, desde el 9 de abril de 1953 con Josefina Carlota, hermana del actual rey Alberto de los belgas e hija del rey Leopoldo III que, también, abdicaría, como veremos más adelante.

Partida y regreso. Constantino I (1868-1923) fue el segundo soberano griego de la dinastía Glücksburg. Tuvo que enfrentarse a la Primera Guerra Mundial en la que quería mantener la neutralidad, mientras que el primer ministro Eleuterios Venizelos deseaba unirse a la Triple Entente. Los aliados afirmaron que a pesar de su neutralidad, Grecia tomó partido por los alemanes, lo que provocó la fragmentación del gobierno: uno provisional en Tesalónica dirigido por el primer ministro, que declaró la guerra a Alemania y Bulgaria; otro en Atenas en el que ejercía el poder el rey Constantino. El 12 de junio de 1917 y cansado de las presiones de las Potencias Aliadas, Constantino I abdicó en favor de su segundo hijo, Alejandro, ya que el primogénito se fue junto a él al exilio, en este periodo Venizelos se hizo cargo del gobierno oficialmente al ganar las elecciones y envió a las tropas a Bulgaria. Alejandro tan sólo vivió tres años, así tras un plebiscito al pueblo griego Constantino volvió. Esta vez no duró mucho y tuvo que abdicar por segunda vez en 1922 tras una desastrosa derrota contra los turcos. En esta ocasión fue sucedido por su hijo mayor Jorge II. Constantino I pasó el resto de su vida exiliado en Italia.

Por amor. El 10 de diciembre de 1936, ante los micrófonos de la BBC y en una dramática alocución, el rey Eduardo VIII de Inglaterra comunicaba al pueblo británico su decisión de abdicar por no poder compartir el trono con la mujer que amaba. El soberano llevaba pocos meses de reinado cuando comenzaron a plantearse graves problemas constitucionales. Hacía ya varios años que mantenía una relación amorosa con Wallis Simpson, una norteamericana de 40 años, dos veces divorciada. La relación fue creciendo en intensidad hasta el punto de anunciar su propósito de casarse con ella. A pesar de las continuas presiones para que renunciase a la mujer que amaba, el rey se mantuvo firme pero abdicó de todos sus derechos sobre la corona en su hermano. Eduardo VIII se convirtió en el primer rey que abdicaba en Gran Bretaña desde que lo hiciese Ricardo II en 1339.

Renuncia por presión. Carlos II (1893 – 1953) hijo de Fernando I y María de Sajonia-Coburgo-Gotha fue el primer monarca rumano nacido en Rumania, ya que los tres anteriores nacieron en el extranjero. En 1921 casó con Helena de Grecia, hija del rey Constantino I y de este matrimonio nació un único hijo, Miguel, pero la unión fracasó, y Carlos II renunció a sus derechos dinásticos. En 1930 logró apoderarse del trono. Su gobierno, en el que su amante Elena Lupescu tuvo un papel decisivo, fue represivo y corrupto. En 1940 los legionarios se sublevan. Triunfante en las provincias, fracasa en la capital, pero desencadena grandes manifestaciones. El rey se ve obligado a acudir al general Antonescu que, aunque crítico con el monarca, es el único que puede asegurarle el control del ejército, necesario para mantenerse en poder. Antonescu le concede su apoyo a la vez que exige su abdicación. El 6 de septiembre de 1940 el rey cede y parte al exilio junto a su amante en un tren cargado de objetos de valor. Su hijo es nombrado sucesor como Miguel I.

La presión del pueblo. Los reveses de la Segunda Guerra condujeron al rey de Italia Víctor Manuel III (1869 - 1947) a la abdicación. Se había mantenido como Jefe del Estado con funciones representativas, sin mostrar reserva alguna con los crímenes del fascismo. Cuando se comprobó que la victoria de los aliados sería segura y los líderes fascistas depusieron al Duce, Víctor Manuel puso a Italia en el bando de los aliados en 1943 y acabó con el régimen de Benito Mussolini. La pérdida de prestigio de la monarquía provocó que, en el referéndum celebrado el 2 de junio de 1946, los italianos optaran mayoritariamente por la república, aunque el resultado de la consulta fuera sospechoso de fraude. Consciente del rechazo que provocaba entre la población italiana, Víctor Manuel III trató de salvaguardar la continuidad de la Casa de Saboya abdicando, el 9 de mayo de 1946, a favor de su hijo y heredero Humberto II, que había asumido las funciones de jefe del Estado desde 1944 como "lugarteniente del Reino de Italia". Tras su abdicación, Víctor Manuel de Saboya partió al exilio.



Las reinas holandesas. Fue el 30 de abril de 1938 cuando Juliana de Holanda, que acababa de cumplir 71 años, abandonaba el trono que había ocupado durante 32, en una sencilla ceremonia celebrada en el Palacio Real de Dam, el mismo lugar en que, en 1948, lo había hecho su madre, la reina Guillermina. Juliana no sólo renunció al trono sino, también, al precioso título de reina madre para ser llamada, únicamente, princesa de los Países Bajos. Ese día, dos horas después, tendría lugar, en la Nueva Iglesia de Amsterdam, la ceremonia de proclamación de la princesa Beatriz como Reina de los Países Bajos.



Sin perdón. El octavo soberano en acogerse a este derecho durante el siglo XX fue Leopoldo III, rey de los Belgas, casado con la princesa sueca Astrid (1905-1935), fallecida en un accidente de coche que conducía su esposo. El país se conmovió profundamente con la muerte de una de las reinas más amadas por el pueblo belga. De aquel matrimonio nacieron tres hijos: Balduino, Josefina Carlota y Alberto. La invasión de las tropas alemanas convirtió a Leopoldo en prisionero. Al terminar la guerra, fue acusado de haber sido demasiado condescendiente con los invasores. No era cierto. Lo que el pueblo belga no le perdonaba es que, durante el cautiverio, contrajera matrimonio con la joven Liliana de Rethy. Un plebiscito decidió, con un 58%, el regreso del rey que, con su familia, se había refugiado en Suiza cuando las tropas de Hitler abandonaron Bélgica ante el avance de los aliados. Pero, las revueltas y manifestaciones en su contra, le obligaron a abdicar, en 1951, en su hijo Balduino, que no había cumplido todavía los 21 años.


El último. En octubre del 2000 el Gran Duque Juan hizo lo que su madre, su tía y su cuñado: abdicar. Entonces el príncipe Enrique y su esposa María Teresa, en la Cámara de los Diputados, participaron de la Ceremonia de Juramento del nuevo Soberano luxemburgués. Enrique era el primero de los 10 príncipes herederos de aquel momento (los demás eran Felipe de España, Carlos de Inglaterra, Federico de Dinamarca, Haakon Magnus de Noruega, Victoria de Suecia, Guillermo de los Países Bajos, Felipe de Bélgica, Alois de Liechtenstein y Alberto de Mónaco) en subir al trono. El nuevo soberano está ligado por su abuela materna, la reina Astrid, a la realeza de Suecia, Dinamarca y Noruega; por su abuelo paterno –un Borbón Parma-, al rey de España; por su ascendencia del último duque de Nassau con la familia real holandesa y por la rama de los Sajonia-Coburgo-Gotha con los Windsor del Reino Unido.

Esta es la lista de los soberanos que abdicaron durante el siglo XX:

  • Fernando I, Zar de los Búlgaros (Octubre 3, 1918)

  • Marie-Adélaïde, Gran Duquesa de Luxemburgo (Enero 14, 1919)

  • Constantino I, Rey de los Helenos (Septiembre 27, 1922)

  • Edward VIII, Rey de Gran Bretaña e Irlanda (Diciembre 11, 1936)

  • Carol II, Rey de Rumania (Septiembre 6, 1940)

  • Víctor Emanuel III, Rey de Italia (Mayo 9, 1946)

  • Guillermina, Reina de los Países Bajos (Septiembre 4, 1948)

  • Leopoldo III, Rey de los Belgas (Julio 16, 1951)

  • Charlotte, Gran Duquesa de Luxemburgo (Noviembre 12, 1964)

  • Juliana, Reina de los Países Bajos (Abril 30, 1980)

  • Jean, Gran Duque de Luxemburgo (Octubre 7, 2000)

lunes, 28 de septiembre de 2009

México: la aventura imperial

El Primer Imperio Mexicano es un período de la historia mexicana que se extendió entre 1822 y 1823, en el que Agustín de Iturbide se erigió como emperador de la nación. La familia Iturbide -originaria del reino de Navarra- había sido ennoblecida por el rey Juan II de Aragón hacia el siglo XV; en el siglo XVIII se estableció en el entonces Virreinato de la Nueva España Don José Joaquín de Iturbide-Arregui quien casó hacia 1772 con Doña María Josefa de Arámburu y Carrillo de Figueroa, también descendiente de una familia noble de Navarra y Vizcaya. El 27 de septiembre, nació su quinto hijo, Agustín.



El Emperador Agustín


Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu (1783 - 1824) fue un militar que, durante la guerra de independencia de México, se hizo notable por sus exitosas campañas a favor de las fuerzas realistas. En ese tránsito amasó una fortuna, aprovechando su posición en el ejército. En 1805 se casó con la noble Doña Ana María Josefa de Huarte y Muñiz, hija del acaudalado prócer y poderoso noble Isidro Huarte, intendente provincial del distrito.


En el marco de la reforma liberal en España, en 1821, se entrevistó con uno de los jefes de la resistencia insurgente, Vicente Guerrero, para negociar juntos la independencia. El encuentro fue exitoso, y la reunión fue sellada con el famoso Abrazo de Acatempan. En 1821, en la Ciudad de México, una Junta de 38 miembros presidida por el propio Iturbide proclama el Acta de Independencia del Imperio Mexicano y constituye una Regencia de cinco miembros, con Iturbide como presidente. La Junta Provisional Gubernativa nombra también a Iturbide Generalísimo con el tratamiento de Alteza Serenísima.


Agustín de Iturbide (1822)


El 25 de febrero de 1822 comienza su actividad el Congreso Constituyente del Imperio, que pronto entrará en roces con la Regencia: el Congreso se proclama único representante de la soberanía de la nación. En mayo el sargento Pío Marcha y los soldados del regimiento de Celaya se lanzaron a la calle y proclamaron a Iturbide como emperador de México tras una revuelta militar de sus simpatizantes. El imperio enfrentaba la oposición republicana y la resistencia de algunas guarniciones españolas. Las presiones que recibe Iturbide por parte de sus opositores políticos en la Ciudad de México lo hacen reunir al mismo Congreso que había disuelto antes y abdicar ante él, el 19 de marzo de 1823.

Agustín I de México



El 22 de marzo Iturbide abandonó la capital y el 11 de mayo se embarcó rumbo a Europa. Permaneció un tiempo en Italia, para trasladarse luego a Londres. Poco tiempo después decide volver a México, tras enterarse de las intenciones de la Santa Alianza de enviar fuerzas expedicionarias a México con el fin de reconquistarlo para la Corona Española, pero como había sido declarado enemigo de la Patria por el gobierno de la República fue fusilado de acuerdo con las leyes mexicanas.

El hijo primogénito, Don Agustín Jerónimo de Iturbide y Huarte, Príncipe Imperial de México (1807 - 1866), recibió el título de Su Alteza Imperial (S.A.I.) mientras que sus diez hermanos eran tratados como Su Alteza (S.A.). Todos recibían el tratamiento de Don o Doña, que en España y sus dominios se otorgaba a los pertenecientes a la baja nobleza.


Ana María de Huarte y Muñiz, Emperatriz de México (1822)


Después de la ejecución del Emperador, su familia huyó al extranjero y vivió en Estados Unidos cuatro décadas casi en el anonimato. La ex Emperatriz Doña Ana María Huarte-Muñiz y Carrillo de Figueroa, nieta del Marqués de Altamira, falleció en Estados Unidos, donde varios de sus hijos contrajeron matrimonio. Su nieto Agustín de Iturbide y Green fue adoptado por Maximiliano I como heredero del trono, y fue expulsado de México por Porfirio Díaz. Otro nieto, Salvador de Iturbide y Marzán, recibió también el título de Príncipe durante el reinado de Maximiliano I; contrajo nupcias con una aristócrata austro-húngara y de él queda descendencia, que reside principalmente en Austria.

Los Iturbide se atribuyen la jefatura de la Casa Imperial Mexicana y el derecho de sucesión al trono de México desde 1823 hasta la fecha, salvo el período de 1864-1867, en el que el trono lo ostentaba Maximiliano I de Habsburgo-Lorena. La familia Iturbide no tiene pretensiones sobre el Imperio.


Maximiliano y Carlota


El Segundo Imperio Mexicano fue efímero como el primero. Esta vez fue una pareja importada de Europa llamada a regir los destinos de los mexicanos, aunque todo en la vida de ambos pareció enlazarse para llegar al dramático final. Carlota Amalia, la hija del rey de Bélgica Leopoldo I, de la casa Sajonia-Coburgo-Gotha, tenía 17 años cuando se casó con Maximiliano de Habsburgo, de 25 años, hermano menor del emperador Francisco José de Austria. Después de la boda, el emperador Francisco José los envió como Príncipes de Lombardía a regir esa región de Italia. Lamentablemente para ellos, los habitantes odiaban la dominación austríaca y se sublevaron continuamente. Cuando estalló la guerra y Austria fue derrotada, la pareja real tuvo que dejar Lombardía y refugiarse en el castillo de Miramar, en el golfo de Istria. De príncipes reinantes se convirtieron en monarcas en busca de un trono.


Sin embargo, el destino tejía su trama. Al emperador Napoleón III de Francia y a su esposa, Eugenia de Montijo, se les ocurrió que los jóvenes destronados podían reinar en México, país que ambicionaban los franceses. Carlota y Maximiliano tenían la visión romántica de un México de lindos paisajes y campesinos ansiosos por tener un emperador. Desconocían las ansias de libertad de una nación que luchaba por su independencia desde 1811 y que contaba con un líder del calibre de Benito Juárez. Sin ver lo descabellado de la acción, contando con la ilusoria promesa de la ayuda económica y militar de Francia, partieron hacia México, desdeñando la oferta que les había hecho la reina Victoria de ser reyes de Grecia.


Maximiliano de Habsburgo, Emperador de México (1865)



En 1864 llegaron al puerto de Veracruz, donde los esperaba un frío recibimiento. Al principio, fueron intensamente felices en México. Fijaron su residencia en el castillo de Chapultepec, erigido sobre las ruinas del palacio de Moctezuma II. Aunque Carlota no había logrado tener el hijo que ansiaba, el amor por su marido la llenaba de confianza hacia el futuro. Fascinada con el país, trataba de sentirse mexicana a su manera. Organizaba bailes mientras Maximiliano creaba el protocolo de la corte, como si estuviera en Viena. Sin embargo, pasaba el tiempo y la prometida ayuda francesa no llegaba. El ejército realista iba cediendo ante las huestes de Juárez y, finalmente, las tropas europeas que apoyaban al imperio recibieron la orden de regresar.


Durante esta etapa, Carlota no había cesado de escribir a Eugenia de Montijo, exigiéndole le ayuda prometida, pero en vano. Napoleón III había perdido interés en México. Ante la gravedad de la situación, Carlota decidió entrevistarse con él. Al abordar el barco para ir a Francia, se despidió de Maximiliano con el presentimiento de que no volvería a ver más a su esposo ni a esa tierra que había llegado a querer.


Carlota de Bélgica, Emperatriz de México (1865)


Lo demás ya ha sido escrito. Maximiliano quedó abandonado en México por las cortes europeas que le habían prometido ayuda. Carlota, ignorada por Napoleón III, sólo fue recibida por la emperatriz Eugenia, que no hizo nada por ella. Diariamente le escribía a Maximiliano describiendo sus infructuosas gestiones. Ya a punto de perder la razón, fue a ver al Papa. Le dijo que estaba rodeada de envenenadores y le exigió que la alojaran en el Vaticano.


El emperador Maximiliano fue fusilado el 19 de junio de 1867, cerca de Querétaro. Tenía 35 años. En México, finalmente, se instauró la República. La emperatriz Carlota, enajenada, vivió en el castillo de Bouchout 60 años más, ajena a todos los acontecimientos mundiales. Pasaba sus días escribiéndole cartas a su amado Maximiliano, vagando por el palacio y de vez en cuando entonando el himno imperial de México. Murió a los 86 años, en 1927.

sábado, 26 de septiembre de 2009

El imperio de Brasil

El primer Reino de Brasil (1822-1831) fue un período marcado por conflictos de intereses en formación de la sociedad postcolonial. De un lado, estaban aquellos que pretendían mantener las bases socioeconómicas vigentes, los que presionaban al Emperador para que mantuviera el régimen de esclavitud en abierta oposición a los intereses británicos: el reconocimiento del Imperio de Brasil de parte de Inglaterra estuvo condicionado a un tratado de 1825 que mantuvo privilegios comerciales y prometía la extinción del tráfico de esclavos hasta 1830. Por otro lado, Don Pedro I pretendió extender y reforzar su propio poder con la constitución de 1824: el poder moderador exclusivo del Emperador. Su política autoritaria sufrió fuerte oposición (prensa y algunos diputados).


Al regresar a Portugal, por cuenta de la Revolución Liberal de 1820 (el Porto), Don Juan VI nombra a su hijo Príncipe Regente del Reino de Brasil. En 1822 D. Pedro recibe instrucciones de regresar pronto a Portugal, pero se rehúsa a dejar el país ("dia do fico"). El 7 de septiembre de 1822, el Príncipe D. Pedro, heredero de la Corona Portuguesa, proclama la Independencia de Brasil y se convierte en su primer monarca. A partir de esta fecha Brasil vive 67 años de monarquía. En 1823 se realizan comicios para elegir la asamblea constituyente que redactaría la primera constitución del Imperio de Brasil. Pero en 1824 D. Pedro I otorga la constitución definitiva del Imperio. En 1831, después de conflictos internos, Pedro I abdica el trono brasileño a favor de su hijo Pedro de Alcántara.


Brasil pasa por un período de regencia hasta 1840, cuando se inicia el ciclo de Pedro II que dura hasta 1889. El final de este período es marcado por fuertes rebeliones republicanas y por la campaña abolicionista. Se produce la Proclamación de la República el 15 de noviembre de 1889.


Pedro I de Brasil y IV de Portugal (1798-1834) proclamó Brasil independiente de Portugal y se convirtió en el primer emperador de Brasil. Ostentó el trono portugués durante un breve periodo de tiempo con el nombre de Pedro IV, apodado El Rey Soldado. Su padre era el rey Juan VI y su madre la infanta Carlota Joaquina de Borbón, hija del rey Carlos IV de España. Su nombre completo era Pedro de Alcântara Francisco António João Carlos Xavier de Paula Miguel Rafael Joaquim José Gonzaga Pascoal Cipriano Serafim de Bragança y Borbón.



Pedro I, Emperador (1798-1834)


Casó dos veces, primero en 1817 con la archiduquesa Leopoldina de Austria, hija del emperador Francisco I (con quien tuvo a sus hijos Maria da Gloria, Princesa do Grão-Pará y futura Reina de Portugal con el nombre de María II, Januaria, Francisca, Amelia y Pedro de Alcántara, futuro Emperador del Brasil con el nombre de Pedro II) y luego en 1829 con Amelia de Beauharnais, princesa de Leuchtenberg, hija de Eugène de Beauharnais y nieta de la emperatriz Josefina. De este matrimonio tuvo una sola hija (Amelia, Princesa de Brasil), quien murió en plena juventud.


Leopoldina, Archiduquesa de Austria (1797-1826)


Su padre le concedió el antiguo título de Príncipe de Brasil. Proclamada la independencia de este país en 1822, asumió el título de Emperador en lugar de rey, tanto para remarcar la diversidad entre las diferentes provincias brasileñas como para emular a Napoleón que unió la idea del Imperio con la Revolución Francesa y la modernidad.



Amélie de Beauharnais, Princesa de Leuchtenberg (1812-1873)


Pedro II de Brasil, "El Magnánimo" (1825- 1891), se llamaba realmente Pedro de Alcántara Juan Carlos Leopoldo Salvador Bibiano Francisco Javier de Paula Leocadio Miguel Gabriel Rafael Gonzaga de Borbón Bragança y Habsburgo, y fue el segundo y último emperador de Brasil, de 1831 a 1889.


Pedro II, Emperador (1825-1891)



Primogénito de Pedro I y de su primera esposa, Doña Leopoldina, sucedió a su padre, que abdica en su favor en 1831 para asumir la corona de Portugal. Pedro II tenía entonces cinco años, por lo que se estableció en Brasil un gobierno provisional llamado Periodo de la Regencia, hasta que alcanzara la mayoría de edad. Este período fue bastante inestable para la sociedad brasileña y terminó en 1841, cuando con apenas 15 años de edad es coronado emperador de Brasil (se le declaró mayor de edad en julio de 1840). Pedro II se casó en 1842 con la princesa Teresa Cristina de Borbón-Dos Sicilias, con quien tuvo cuatro hijos, príncipes imperiales de Brasil: Alfonso, Isabel I (casada con Gastón de Orléans, Conde d’Eu), Leopoldina (casada con Augusto de Sajonia-Coburgo-Gotha) y Pedro, Príncipe de Grão-Pará.


Teresa, Princesa de Borbón Dos-Sicilias (1822-1889)


Pedro II fue depuesto de forma pacífica en 1889, mediante un golpe militar encabezado por el Mariscal Deodoro Da Fonseca, que sería más tarde el primer presidente republicano brasileño El ex-emperador y su familia se exilió inicialmente en Portugal y luego en Francia. Falleció en París en 1891 y su hija Isabel asumió la jefatura de la Casa Imperial de Brasil.



Isabel Cristina Leopoldina Augusta Micaela Gabriela Rafaela Gonzaga de Braganza y Borbón (1846-1921), Princesa Imperial del Brasil, era hija de Pedro II de Brasil y de Doña María Cristina. Como su hija mayor y heredera al trono, asumió tres veces (1871, 1875 y 1887) la regencia del imperio durante los viajes de su padre. Es conocida como “La Redentora” porque en uno de ellos abolió la esclavitud en el Brasil, lo que enfrentó a la familia imperial con los poderosos terratenientes esclavistas. Por este motivo fue condecorada con la Rosa de Oro por el Papa León XIII.


Isabel, Princesa Imperial de Brasil (1846-1921)


Se casó con Gastón de Orleáns, Conde d’Eu, nieto del rey de los Franceses Luis Felipe y tuvo cuatro hijos (Luisa Victoria, Pedro de Alcántara, Luis Felipe y Antonio Gastón de Orleáns-Braganza). Con la proclamación de la República en Brasil, se exilió en Francia. A su muerte los derechos sucesorios del trono de Brasil pasaron a su nieto Pedro Enrique de Orleáns-Braganza.


Gaston d'Orléans, Conde d'Eu (1842-1922)


Don Pedro de Alcántara Luis Felipe María Gastón Miguel Gabriel Rafael Gonzaga de Orleáns y Braganza (1875-1940) era el hijo primogénito de Doña Isabel de Braganza y del Conde d’Eu. Entre 1891 y 1904 ostentó el título de Príncipe de Grão-Pará (heredero del Imperio del Brasil). Cuando se proclamó la República en Brasil tenía sólo 14 años de edad. En su exilio se estableció con su familia en el Castillo de Eu, en Normandía, Francia. En 1908 contrae matrimonio en la ciudad de Versalles con la condesa checoslovaca Elisabeth Dobrzensky de Dobrzenicz, proveniente de una antigua familia noble de Bohemia.



Pedro d'Orléans-Bragança, Príncipe de Grão-Pará (1875-1940)

Doña Isabel exigió la renuncia de su hijo a los derechos hereditarios, pues este matrimonio no cumplía con las expectativas que correspondía a un príncipe imperial, y consideraba a la familia de Isabel de bajo rango. El 30 de octubre hace lo solicitado por su madre, renunciando a sus derechos y los de su descendencia.

Elisabeth Dobrzensky de Dobrzenicz (1875-1951)

De su matrimonio nacieron 5 hijos (Isabel, Pedro Gastón, María Francisca, Juan María y Teresa María) que emparentaron con los Borbones franceses y españoles y los Braganza de Portugal. Volvió a Brasil en la década de 1930, estableciéndose en el Palacio de Grão-Pará, en Petrópolis.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Los Reyes de Jerusalén

El Reino de Jerusalén (o Reino Latino de Oriente) tuvo sus orígenes en la Primera Cruzada, cuando Godofredo de Bouillon tomó el título Advocatus Sancti Sepulchri (Protector del Santo Sepulcro) en 1099 y fue coronado como gobernador de Jerusalén en la Iglesia de la Natividad en Belén. Al año siguiente, su hermano Balduino fue el primero en usar el título “Rey” y el primero en ser coronado como tal en la Iglesia del Santo Sepulcro del mismo Jerusalén. El actual título de los primeros reyes de Jerusalén fue Rex Latinitas Ierosolimitanus (“Rey de los Latinos de Jerusalén”). Este monarca no pretendía gobernar sobre las poblaciones nativas de cristianos, musulmanes o judíos.


Los caudillos de la Primera Cruzada: Godofredo de Bouillon, Roberto de Flandes, Raimundo de Tolosa y Bohemundo de Tarento. Grabado del siglo XIX.


El Reino de Jerusalén, el único estado cruzado igual en rango a varios reinos de Europa como Francia (el origen de la mayoría de los caballeros de Jerusalén) e Inglaterra, tuvo un sistema de Pares inspirado en el francés y usó el mismo lenguaje que éste. Básicamente introdujo las estructuras feudales francesas en el Levante.

Godofredo de Bouillon (1060-1100)


El reino de Jerusalén era parcialmente electo y parcialmente hereditario. Durante la eminencia del reino a mediados del siglo XII hubo una familia real y una relativamente clara línea de sucesión. Sin embargo, el rey era electo, o al menos reconocido, por la Haute Cour (la Alta Corte), el consejo feudal de Jerusalén. Aquí el rey era considerado un primus inter pares (primero entre iguales) y en su ausencia sus deberes eran realizados por su senescal. El palacio real se localizaba en la Ciudadela de la Torre de David.



Boda de Fulco V de Anjou con Melisenda de Jerusalén (2 de junio de 1129)



El Rey personalmente mantenía varios feudos incorporados a los dominios reales, que variaban de monarca en monarca. También era responsable de liderar al reino durante la guerra, aunque este deber podía ser delegado a un alguacil.


Mientras la mayoría de los estados europeos contemporáneos se movían entre monarquías centralizadas, el rey de Jerusalén iba continuamente perdiendo poder frente al más poderoso de sus barones. Esto era en parte debido a la juventud de muchos soberanos y la frecuencia en que los nobles debían ejercer la regencia.




Guy de Lussignan co-reinó con Sibila I (1186-1190)


Luego de la caída de Jerusalén en 1187, la capital del reino fue trasladada a Acre, donde permaneció hasta 1294, aunque las coronaciones tenían lugar en Tiro, actual Líbano. En este período el reino fue a menudo una simple posición nominal ocupada por un gobernante europeo que nunca había residido en Acre.


Cuando el joven Conrado III fue nombrado rey mientras vivía en el sur de Alemania, el primo segundo de su padre, Hugo de Brienne, reclamó la regencia del reino de Jerusalén e, indirectamente, su lugar en la sucesión. El reclamo fue hecho en 1264 como el mayor descendiente y legítimo heredero de Alicia de Champaña, segunda hija de la reina Isabel I, y Hugo I de Chipre. Pero la Haute Cour se expidió a favor de su primo, Hugo de Antioquía, el futuro Hugo III de Chipre y Hugo I de Jerusalén.


Conrad I de Jerusalén (1140-1192)


Luego de la ejecución de Conrado III por Carlos I de Sicilia en 1268, el reino permaneció en manos de los Lusignan, quienes eran simultáneamente reyes de Chipre. De todas maneras, Carlos I de Sicilia adquirió los derechos de uno de los herederos del reino en 1277. En aquel año, envió a Roger de Sanseverino al Este como su agente. Roger capturó Acre y obtuvo a la fuerza el homenaje de los barones, pero fue a retirarse en 1282 debido a las Vísperas Sicilianas y dejó a Odo Poilechien en su lugar para gobernar. Sin embargo, tanto sus recursos como su autoridad fueron mínimos y fue ejecutado por Henry II de Chipre cuando arribó a la isla para su coronación como rey de Jerusalén.

Acre fue capturado por los Mamelucos turcos en 1291, eliminando la presencia de los cruzados en el Este. Es el fin del reino de Jerusalén.



Cronología

1095- Comienzo Primera Cruzada

1099- Conquista cristiana de Jerusalén


1099–1100 Godofredo de Bouillon (Protector del Santo Sepulcro)
1100–1118 Balduino I
1118–1131 Balduino II


1131–1153- Melisenda y Fulco (Fulco perdió influencia después de 1136 y murió en 1143. Melisenda continuó reinando por derecho de ley)
1143–1162- Balduino III (Coronado como co-gobernante y heredero de Melisenda en 1143; reclamó plenos poderes en 1153. Melisenda fue regente y consejera entre 1154 y 1161).


1147-1148- Segunda Cruzada

1162–1174- Amalrico I
1174–1185- Balduino IV “el Leproso”
1185–1186- BalduinoV
1186–1190- Sibylla y Guy (Jerusalén perdida en 1187; Sybilla murió en 1190, pero Guy se rehusó a ceder la corona; reino disputado hasta 1192, después de lo cual los reyes gobernaron a través de una estrecha franja costera)


1187- Caída de Jerusalén en poder de los musulmanes
1189-1192- Tercera Cruzada


1192–1205- Isabel I
1192- Con Conrado I de Montferrat
1192–1197- Con Henry I de Champagne
1197–1205- Con Amalrico II de Jerusalén


1199-1204- Cuarta Cruzada

1205–1212- María de Montferrat
1210–1212- Con Juan I de Brienne
1212–1228- Yolande (Isabela II)



1218-1221-Quinta Cruzada

1225–1228- Con Federico II, Sacro Emperador Romano
1228–1254- Conrado II de Alemania (Conrado de Hohenstaufen)
1248-1254- Cruzada de San Luis 1254–1268- Conrado III
1268–1284- Hugo III de Chipre (Hugo de Antioquía)
1277–1285- Carlos I de Sicilia (Carlos de Anjou)
1284–1285- Juan II de Chipre
1285–1291- Henry II de Chipre
1291- Caída de San Juan de Acre, fin del reino

martes, 22 de septiembre de 2009

Los Reyes bíblicos


Las monarquías en el reino de Israel se extienden aproximadamente desde el -1050 hasta el -920 a. C.

Después de 200 años de un éxito relativo en cuanto al asentamiento en la tierra de Israel, los hebreos se unieron para formar un único estado bajo una sola monarquía. Durante los primeros siglos, en esa zona, los hebreos eran regidos en forma esparcida por “jueces” quienes parecían ejercer un limitado control judicial, legislativo y aún militar sobre las tribus hebreas que debían ser independientes.

Por momentos, numerosos “enviados” liderarían a algunas tribus en contra de los agresores u opresores no hebreos, y luego se desvanecerían en la historia. Aún así, las tribus enfrentaban constantemente las amenazas de invasión y opresión, y todavía no estaban certeras en cuanto a su fe en un solo Dios (Adonai).


Saúl

Los hebreos, de todas maneras, comenzaron a requerir soluciones más permanentes para sus problemas políticos y militares. Observando los modelos monárquicos de Egipto y la Mesopotamia, particularmente entre sus vecinos, los cananeos, filisteos, moabitas y amonitas, las tribus hebreas comenzaron a demandar un rey.


Tal como se halla relatado en los libros I Samuel y II Samuel, los hebreos solicitaron a Samuel, el juez y profeta de Israel, un rey. El relato deja en claro que tanto Samuel como Yahvé consideraron esta actitud como desobediencia; según Samuel el pueblo hebreo sufriría graves consecuencias por esta desobediencia. Sin embargo, Yahvé, así como sucedió con Moisés y otros “enviados” en la historia hebrea, seleccionó un rey para los hebreos. Samuel formalmente lo ungió como tal, con aceite, para simbolizar su elección como monarca. Se trataba de Saúl, que según la historia hebrea fue elegido por aclamación popular del pueblo.



Aparentemente fue elegido por su altura y bella apariencia, pero pronto probó ser ineficaz. Saúl constituía alguien fuera de lo común para Cercano Oriente ya que parece haber sido un líder militar. No hay registros de su ejercicio de poder monárquico fuera del ámbito militar. Los hebreos, después de todo y para esa época todavía eran un pueblo tribal, de tal forma que la transición hacia la monarquía fue lenta.

Saúl no era un monarca rico, los registros de su reinado demuestran que no era más rico que otros líderes tribales. La historia hebrea de Saúl enfatiza su desobediencia porque repetidamente falla en cumplir las instrucciones de Yahvé, inspiradas en Samuel. Entonces surge otro líder, David.

Saúl y David


Aparentemente, Saúl reinó solamente dos años. A partir de él la monarquía es tomada como un desarrollo negativo en la historia hebrea, y esto resulta asombroso considerando que los recuentos históricos fueron escritos después de siglos de las monarquías hebreas y judías. Desde el punto de vista religioso, representa la negativa hebrea a ser regidos por Dios en favor de un regidor humano.


David

Aún antes de que Saúl hubiera sido designado como Rey, Yahvé elige otro candidato en función de la desobediencia de Saúl: David. Muy desconfiado, Saúl intenta matar varias veces al joven David, pero éste huye hacia las colinas. Cuando Saúl se mata, David retorna y se erige en Rey. Los relatos de su reinado son muy ambivalentes. David es claramente un héroe durante el reinado de Saúl, pero su carácter cambia con el ejercicio del poder hasta que comete el crimen mayor, mucho peor que cualquier otro delito que hubiera cometido Saúl: manda a matar a un hombre para casarse con su mujer.




El juicio a David parece ser ambivalente, otra vez, pero sus éxitos en 40 años de reinado son innegables. Después de siglos de perder en batallas, los hebreos finalmente derrotan a los filisteos bajo un brillante liderazgo militar de David. Sus campañas militares transformaron al nuevo reino hebreo en un Imperio hebreo. Un imperio es un estado que rige varios estados semi-independientes. Estos estados independientes nunca se integraron completamente en el estado mayor, pero bajo la amenaza de retaliación militar, enviaban su tributo y labor al rey del Imperio.


Mucho más importante es el hecho de que David unifica las tribus de Israel bajo una monarquía absoluta. Un gobierno monárquico requiere mucho más que campañas militares, también requiere obras públicas, legislación, judiciales, etc.



David tañendo su arpa


También reconstruyó Jerusalén como una capital rica, grande y opulenta. Un gobierno central, un ejército en armas y mucho dinero no vienen solos; los hebreos pronto se hallaron pagando pesados impuestos –por primera vez desde su salida de Egipto.


Salomón


Fue el tercer y último rey de un estado hebreo unido. Transformó a la monarquía hebrea en algo comparable a las monarquías opulentas del Medio Oriente y Egipto. El relato hebreo muestra un sabio rey, aunque este retrato no es del todo positivo y algunos aspectos perturbadores emergen claramente.





Salomón deseaba ser Rey según el modelo de los reyes de la Mesopotamia. Construyó una extremadamente rica y opulenta capital en Jerusalén con un palacio magnífico y un enorme templo junto al palacio (el Templo). Tomó 700 esposas y más de 300 concubinas, la mayoría de las cuales no eran hebreas (en el Libro de Jueces, Dios le prohíbe a todo hombre hebreo casarse con no-hebreas).



Toda esta infraestructura y riqueza requería de bienes importados: oro, cobre y cedros que no podían hallarse en Israel. Salomón impuso altísimos impuestos a su pueblo, y aquello que no podía pagar a través de los impuestos, lo pagaba con tierras (y la gente en ellas). Entregó 20 ciudades a poderes extranjeros, y a los fenicios les pagó con trabajo de esclavos: cada tres meses, 30 mil hebreos debían efectuar trabajos esclavizantes para el rey de Tiro. Esto, parecería ser lo que el profeta Samuel expresó cuando dijo que el pueblo sufriría mucho por tener un rey.



Salomón y la Reina de Saba


Sufriendo bajo la opresión de Salomón, los hebreos estaban muy descontentos y enardecidos, de tal forma que a la muerte de Salomón (circa -926) las diez tribus del norte hicieron una revolución. Negándose a ser regidos por el hijo de Salomón, Rejoboam, estas tribus establecieron su propio reinado.

El gran imperio de David y Salomón nunca más volvería a ser visto; en su lugar quedaron dos pequeños reinos que perdieron todos los territorios conquistados por David, hasta 100 años después de la muerte de Salomón.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Oriente Medio: las Monarquías


ARABIA SAUDITA
Monarquía absoluta

Arabia Saudita cuenta con un Consejo de Ministros designado por el rey. Las decisiones ahí tomadas resultan del voto mayoritario, pero previa aceptación real. El Consejo Consultivo está integrado por 61 miembros electos por el rey.


JEFE DEL ESTADO
El Rey Abdullah bin Abdul Aziz Al Saud (desde 2005).



BAHREIN
Monarquía Constitucional

La Asamblea Nacional tiene dos cámaras, la primera elegida por sufragio universal y la segunda nombrada por el rey. Entraron en vigor en octubre de 2002.


JEFE DEL ESTADO
El Rey Hamad bin Isa Al Khalifa (desde 1999).


EMIRATOS ÁRABES UNIDOS
Federación de monarquías absolutas

Los Emiratos Árabes Unidos (EAU) son una federación de siete emiratos: Abu Dhabi, Dubai, Sharjah, Ajman, Umm al Qaiwain, Ras al Jaimah y Fujairah. Tienen un gobierno federal que otorga a cada emirato poder para dirigir sus propios asuntos, cada uno es monarca absoluto en su propio estado. La más alta autoridad política es el Consejo Federal Supremo, constituido por los gobernantes de los siete emiratos. El Consejo elige cada cinco años al presidente de los siete. El Presidente designa al Primer Ministro y al Consejo Federal de Ministros. El Consejo Federal Nacional está formado por 40 miembros y conserva la política tradicional de “consultas”.


JEFE DEL ESTADO
El Jeque Khalifa bin Zayed Al Nahyan (desde 2004)



JORDANIA
Monarquía Constitucional

Jordania cuenta con un Primer Ministro, el Gabinete (que es responsable ante la Asamblea Nacional) y la Asamblea Nacional que está compuesta por el Senado o Cámara de Notables integrada por 40 miembros designados por el Rey, para un periodo de ocho años. La Cámara de Representantes o de Diputados esta integrada por 80 miembros elegidos por sufragio universal para un periodo de cuatro años.

JEFE DEL ESTADO
El Rey Abdullah (II) ibn al-Hussein al-Hashimi (desde 1999).



KUWAIT
Monarquía Constitucional

El Emir es el Jefe de Estado y Rey de Kuwait y es elegido entre y por la familia real. El Primer Ministro es nombrado por el Emir. Kuwait tiene un Consejo de Ministros, la Asamblea Nacional o Majlis al Ummma esta compuesta de 50 miembros electos por sufragio universal por un periodo de cuatro años y 25 miembros electos por el Emir.


JEFE DEL ESTADO
El Emir Sabah IV Al-Ahmad Al-Jaber Al-Sabah (desde 2006)


OMÁN
Monarquía Absoluta

Omán no tiene ningún órgano de control. El Jefe del Estado y del Gobierno es el sultán. Tiene dos cámaras: la Asamblea Consultiva o Majlis al-Shura que está integrada por 82 miembros electos que cumplen funciones de asesoría y el Consejo de Estado o Majlis al-Dawla compuesta por 40 miembros que son designados por el sultán.


JEFE DEL ESTADO
El Sultán Qaboos bin Said Al Said (desde 1970)


QATAR
Monarquía hereditaria (Sultanato)

El Primer Ministro es nombrado por el Emir. Qatar cuenta con un Consejo de Ministros integrado por 35 miembros nombrados por el Emir, un Consejo Consultivo con 45 miembros (30 de ellos electos por sufragio universal para un mandato de cuatro años y el resto nombrados por el Emir).

JEFE DEL ESTADO
El Emir Hamad ibn Kahlifah Al Thani (desde 1995)

sábado, 19 de septiembre de 2009

Los Príncipes de la Iglesia: Cardenales

La dignidad de Cardenal, eclesiástico de alto rango de la Iglesia Católica, es el más alto título honorífico que puede conceder el Papa. Quienes lo reciben se convierten en miembros del Colegio Cardenalicio y son "creados" en una ceremonia especial llamada "consistorio público".

La principal misión del Colegio de cardenales es elegir el Sumo Pontífice en caso de fallecimiento o renuncia del anterior. En circunstancias habituales el deber fundamental del Colegio es aconsejar al Papa. Muchos de los Cardenales gobiernan diócesis o arquidiócesis importantes, presiden los organismos de la Curia romana y de la administración de la Santa Sede.



Solemnidad: cardenales de púrpura en la Basílica de San Pedro


Dado que en sus orígenes los cardenales eran clérigos al servicio de la diócesis de Roma, es costumbre que a cada cardenal designado por el Papa se le asigne un obispado sufragáneo (llamado “suburbicario”, etimológicamente “inferior en la ciudad”), el título presbiterial o la diaconía de un templo de la arquidiócesis de Roma.

El término “cardenal” deriva del latín cardo o bisagra, lo cual sugiere el papel de fulcro (punto de apoyo, gozne) que juegan: ellos son las “bisagras” alrededor de las cuales gira todo el edificio de la iglesia, en torno a su pastor, el Papa, y con éste, en torno a Jesucristo.



Sesión del colegio cardenalicio con el Sumo Pontífice

Historia

Los cardenales no siempre han elegido al papa. Originalmente, eran los miembros de la Iglesia de Roma quienes lo hacían, pero este procedimiento cambió durante la Edad Media, hasta hacer que sólo los cardenales, un grupo especial de clérigos de la diócesis de Roma, tuvieran derecho a elegir al sucesor del apóstol Pedro. La constitución apostólica In nomine Domini, promulgada por el papa Nicolás II en 1059, limitó la potestad de elección a los cardenales romanos que fueran obispos. Fue en 1179 cuando el papa Alejandro III extendió a todos los cardenales este derecho.




El escenario cotidiano de los cardenales romanos: San Pedro, Plaza y Basílica, al alba

En tiempos más modernos, los monarcas ingleses, españoles y franceses tenían a cardenales como primeros ministros: Thomas Wolsey en Inglaterra, Alberoni en España, Richelieu y Mazarino en Francia. Igualmente las más importantes cortes europeas forzaban el nombramiento de determinados cardenales para que gestionaran en Roma sus respectivos intereses. Estos hombres eran cardenales no por sus funciones religiosas sino porque permitían que sus reyes les pagasen con los impuestos eclesiásticos. Roma aceptaba la pérdida de dichos impuestos para proteger el resto de su propiedad y rentas.



El Cardenal Jules Mazarin


El Colegio de cardenales tiene como máximas jerarquías el "Decano", el "Vice-decano" y el "Camarlengo", oficial mayor de la Santa Sede, al cual compete la organización de la sede vacante y del cónclave. Dispone además de un prelado secretario y de un tesorero, cargos estos no necesariamente ocupados por cardenales.

La condición de cardenal es un título honorífico (ajeno al Sacramento del Orden), como los son las de patriarca, monseñor, arcipreste, canónigo, decano, deán, archidiácono y otras. La púrpura cardenalicia es conferida por el romano pontífice en unas ceremonias llamadas "consistorios", con el propósito de participar de la elección del sucesor del Papa, para actuar colegialmente en caso de sede vacante y para actuar como asesores en distintas materias que sean importantes para el Papa en funciones. Es por ello que muchos cardenales presiden secretarías, comités, comisiones, dicasterios y otras oficinas en la Santa Sede, y además muchos de ellos rigen las diócesis más importantes del mundo.


Príncipes de la Iglesia en una ceremonia vaticana


Tratamiento protocolario
  • Si el cardenal no es un obispo, se le conceden los privilegios ceremoniales de un obispo, en lo que hace al uso de la mitra, el anillo y el báculo.

  • Los cardenales colocan un galero rojo con quince borlas a cada lado, antiguo símbolo de su cargo, encima de su escudo de armas.


El Cardenal Flavio Chigi III
  • Desde 1630, los cardenales ostentan el tratamiento de Eminencia. La palabra "Cardenal" pasa a formar parte del nombre del prelado antes del apellido como, por ejemplo, Norberto Cardenal Rivera Carrera. De igual modo, los cardenales reciben el tratamiento de Su Eminencia (S.E.) si no son obispos y Su Eminencia Reverendísima (S.E.R.) cuando se trata de un cardenal que es obispo o arzobispo al mismo tiempo, aunque en ocasiones se utiliza también la fórmula "Eminentísimo y Reverendísimo Monseñor” (Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México) o simplemente “Eminencia”.

  • Algunos cardenales utilizan en su rúbrica en latín la fórmula S.R.E. Cardinalis, que significa significa "Sanctæ Romanæ Ecclesiæ Cardinalis", de modo que Norberto S.R.E. Cardinalis Rivera Carrera se debe interpretar como Norberto Cardenal de la Santa Iglesia de Roma Rivera Carrera.

Nombramiento

Para su nombramiento, según el Código de Derecho Canónico, se eligen varones destacados por su sabiduría (doctrina), costumbres (coherencia de vida), piedad (oración y relación experiencial con Dios), prudencia (buen actuar, discernimiento, decisiones acertadas).


Ordenamiento de cardenales en un templo norteamericano


A veces, el Papa se reserva en el corazón (in pectore), el nombramiento de algún Cardenal. Esto puede obedecer a motivos, por ejemplo, de que su divulgación pueda poner en peligro su vida o la Iglesia que está bajo su cuidado, principalmente en lugares donde ésta es perseguida. Este cardenal, comienza a tener sus deberes y derechos como tal, el día en que es divulgado su nombre, pero su precedencia y antigüedad se remontan al momento en que el Santo Padre creó Cardenales y se guardó su nombre en el corazón ("en el pecho").

Por su sola elección, quedan incorporados al clero de Roma, y por ello son colaboradores inmediatos del Romano Pontífice, ya sea en la Curia, como en las Congregaciones (para los Obispos, para el clero, para la vida consagrada, para los laicos, para las relaciones ecuménicas, etc.), ayudando así al Santo Padre en el gobierno de la Iglesia Universal. Si no tienen diócesis asignadas a su cargo, y trabajan en la Curia o en las Congregaciones romanas, deben residir en el Vaticano. Estando fuera de sus diócesis, no dependen de los Obispos diocesanos para su actuación, ni deben pedirle permisos a éstos.


El colegio cardenalicio en pleno durante el funeral de Juan Pablo II (abril de 2005)


Los Nuncios Apostólicos son cardenales delegados por el Sumo Pontífice como embajadores de la Santa Sede ante el país al que son enviados. Al ser un Estado independiente, el Vaticano queda libre de los poderes temporales, y recibe a los embajadores de las naciones que tienen relaciones diplomáticas con él, y a su vez envía embajadores a las mismas. Los Nuncios velan e informan al Santo Padre sobre la Iglesia en dicho país o nación.

Los cardenales electores, todos aquellos que el día en que inicia la Sede Vacante (sea por muerte o por renuncia del sumo pontífice), tengan menos de ochenta años de edad, asumen, por una parte, el gobierno de la Iglesia, y por la otra, la responsabilidad de elegir al nuevo papa en el cónclave.