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martes, 26 de abril de 2011

Una vecina balcánica: Rumania

La formación de Rumania

Los Cárpatos orientales y los Alpes transilvanos forman una cordillera unida en forma de media luna en cuarto creciente. Es el centro de Rumania. Al este y al sur de las montañas se extienden dos fértiles planicies que toman los nombres de Moldavia y Valaquia, respectivamente. Están unidas sin más interrupciones que los ríos que las riegan. El Danubio es el límite meridional de Valaquia. Al oeste de esos Cárpatos está Transilvania.

Los Cárpatos

Por ese gran desfiladero fértil pasaron toda clase de tribus invasoras hasta que se asentaron los dacios. Éstos contemplaban más hacia el sur, tras el Danubio y antes de los Balcanes, donde había más tierra fecundable y habitada. Pero pertenecía al poderoso Imperio romano. No se amedrentaron e incursionaron allí cada vez más. Hasta que en el 106 d.C. las legiones romanas mejor adiestradas ocuparon toda la Dacia, que fue incorporada al Imperio como una provincia suya.

El avance de los germanos desde finales del siglo III hizo que el emperador Aureliano decidiese abandonar la región a godos y carpos. Los godos vivieron con la población autóctona hasta el siglo IV, hasta que los hunos -otro pueblo nómada- se establecieron temporalmente en esta región. Desde el siglo VI la población autóctona tuvo que enfrentarse a las oleadas de pueblos migratorios eslavos. Los gépidos y ávaros gobernaron Transilvania hasta el siglo VIII y después los búlgaros incluyeron parte de la Rumania actual en su imperio hasta 1018.

Los húngaros conquistaron Transilvania entre los siglos XI y XIII y fue incluida en su Reino hasta el siglo XVI. Después de la derrota húngara frente a los turcos otomanos en la batalla de Mohács (1526), se formó el principado autónomo de Transilvania, vasallo del Imperio otomano hasta el 1711. Los pechenegos y los cumanos son también mencionados en territorio rumano, hasta la fundación de los principados de Valaquia por Basarab I, a principios del siglo XIV, y Moldavia por Dragoş, quien era originario de Maramureş (Transilvania), a mitad del siglo XIV. La Moldavia histórica comprendía el territorio de la actual región de Rumania, junto con Basarabia y el norte de Bucovina. Se crearon varias teorías para explicar el origen de los rumanos. Los análisis lingüísticos y geohistóricos tienden a indicar que se formaron como un grupo étnico grande, tanto al norte, como al sur del Danubio.

Miguel I el Valiente (1558-1601), Voivoda de Valaquia, Príncipe de Transilvania y Príncipe de Moldavia. Fresco en la catedral de Alba Iulia, Transilvania.



Transilvania, Valaquia, Moldavia

Transilvania fue una de las provincias de la Dacia conquistadas por los romanos, además de ser la sede de la capital de los dacios, Sarmizegetusa. En la Edad Media, los rumanos no consiguieron unirse bajo un mismo líder, y la región fue conquistada por los húngaros entre los siglos XI y XIII, comenzando con la victoria de Esteban I de Hungría frente a Gyula, dueño del norte de Transilvania. Su historia presenta varias diferencias frente a Valaquia y Moldavia, quedando bajo la influencia, primero del Imperio otomano, y después de Austria, hasta la unificación rumana de 1918.

El único monarca que consiguió la unión de Transilvania, Valaquia y Moldavia en su historia fue Mihai Viteazul, en el año 1600, mediante victorias militares y pactos diplomáticos. Sin embargo, la unión solo duró un año, al ser Mihai traicionado y asesinado en 1601. De todas maneras, la frontera entre Valaquia y Transilvania o entre Moldavia y Transilvania no fue exacta a través de los siglos: por ejemplo, partes de la región de Braşov (hoy en la región rumana de Transilvania) fueron parte de Valaquia en varios períodos. Uno de los elementos del mantenimiento de la conciencia de unidad de los rumanos en Transilvania fue el cristianismo ortodoxo. Era necesario ser católico o protestante para avanzar socialmente. En general, las numerosas medidas de discriminación en contra de los rumanos en Transilvania, tuvieron como resultado el fortalecimiento de su conciencia étnica. En el siglo XVIII, los intelectuales rumanos de Transilvania resaltaron el origen romano de los rumanos, al igual que algunos intelectuales de Valaquia y Moldavia.
Bandera de Valaquia (1593-1611)

Todavía hacia el final del siglo XIX (1892), la petición de derechos para los rumanos de Transilvania (derechos de los cuales sí gozaban los húngaros y alemanes), bajo la forma de un memorándum compuesto por los intelectuales rumanos de Transilvania (y apoyado por los intelectuales del Reino de Rumania y por el rey Carol I), fue castigado con el encarcelamiento de sus autores.

Valaquia y Moldavia tuvieron que enfrentarse al Imperio otomano (y a otros enemigos) a través de los siglos, en repetidas ocasiones teniendo que pagar tributos para mantener su independencia. A pesar de las continuas guerras, también se alcanzaron logros culturales, como durante el reinado de Mircea cel Bătrân, Matei Basarab, Constantin Brâncoveanu o Dimitrie Cantemir. Destacados luchadores antiotomanos fueron Mircea I de Valaquia, Vlad Ţepeş (Draculea), Esteban III de Moldavia, Mihai Viteazul el Valiente y Iancu de Hunedoara (Juan Hunyadi), gobernador de Transilvania y padre del rey de Hungría Matías Corvino, que es evocado en el himno de Rumanía por ser hijo de un boyardo de Valaquia. Cuando los dos principados llegaron a ser gradualmente vasallos del Imperio otomano, mantuvieron su autonomía interna y el derecho a una política exterior propia, al estar el Imperio solo interesado en los importantes tributos financieros y en los reclutas que podía obtener de ahí.


Alexandru Ioan Cuza, Principatele Dunărene Domnitor (Príncipe de los Principados Danubianos o Principados Unidos de Valaquia y Moldavia)


El renacimiento nacional

En el siglo XVIII los dos principados perdieron su derecho a una política exterior propia, hasta la definitiva independencia del país en 1878. Los rumanos (incluidos los de Transilvania) también participaron en la Revolución de 1848, animados por los ideales del nacionalismo romántico. Alexandru Ioan Cuza (1859-1866) fue el primer gobernante de los "Principados Unidos de Valaquia y Moldavia", iniciador de reformas con modelo francés. Cuza recibió el mandato en Bucarest y se título Alejandro Juan I, príncipe de Rumania. Por primera vez se oficializaba la nación con ese nombre.

Sin embargo, la política progresista de Alejandro Juan I no gustó a los sectores más reaccionarios, los boyardos. Fue obligado a abdicar y se optó por traer a un príncipe extranjero para regir los Principados Unidos. Hicieron la oferta a Felipe de Bélgica, conde de Flandes (hermano de Leopoldo II), pero éste rehusó, aduciendo que, siendo Bélgica una nación tan joven aún, él no podía renunciar a su nacionalidad, pues podría ser necesario en su patria (en efecto, habiendo muerto Leopoldo II sin descendencia masculina, será un hijo del conde de Flandes quien ocupe el trono de Bélgica: Alberto I).


Acta de Proclamación del Reino de Rumania (1881), firmado por el rey Carol y la reina Elisaveta

Finalmente aceptó la corona rumana el príncipe Carlos de Hohenzollern-Sigmaringen, Carol I (1866-1914), quien llegó a ser el primer rey de Rumania en 1881, cuando los poderes europeos reconocieron la independencia de Rumania, a través del Tratado de Berlín (después de la participación de los rumanos en la guerra ruso-turca). Carol hizo fabricar su corona con un acero extraído de un cañón turco capturado al enemigo. Este gesto tan literario era evidentemente influencia de su esposa, la princesa Isabel de Wied, conocida mundialmente en el terreno de las letras bajo el seudónimo de Carmen Sylva.

Fue el período de los comienzos de la industrialización del país, bajo los principios del capitalismo.

Primera mitad del siglo XX

Muerto Carol I en 1914, a los 75 años, le sucedió (como ya estaba previsto, al no tener hijos) su sobrino Fernando, casado en 1893 con la princesa María de Gran Bretaña, nieta de la reina Victoria.



Escudo de Armas del Reino de Rumania (1881-1922)


Rumania se declaró neutral al principio de la Primera Guerra Mundial, bajo el nuevo rey, pero aceptó entrar en la guerra formando parte de la Triple Entente en 1916, con la esperanza de reagrupar a todas las provincias con mayoría de población rumana. En 1775 la monarquía de Habsburgo había anexado la parte norte de Moldavia (Bucovina), y el Imperio otomano la parte sur (Bugeac). En 1812 el Imperio ruso anexó la parte este, Basarabia, parcialmente devuelta después de la Guerra de Crimea, con el Tratado de París. Hacia el final del siglo XIX, los Habsburgo incorporaron Transilvania a lo que más tarde se llamó el Imperio austríaco. Con el Tratado de Berlín de 1878, la independencia de Rumania fue reconocida por las potencias europeas. En cambio, por ceder a Rusia los tres distritos del sur de Basarabia que habían sido recuperados después de la Guerra de Crimea en 1852, el nuevo Reino de Rumania recibió Dobrogea. Hacia el fin de la primera guerra, el Imperio austrohúngaro y el Imperio ruso habían colapsado, dejando a Basarabia, Bucovina y Transilvania unirse libremente con Rumanía en 1918. ¡Por fin el reino de la Gran Rumania!

El éxito de la Triple Entente tuvo como consecuencia la creación de la "România Mare" ("Rumanía Grande"), si bien la frontera con Hungría quedó establecida más al este de lo convenido entre Rumania y la Triple Entente en 1916. Sin embargo, la "Rumanía Grande" sólo duró veinte años (1920-1940). Fernando I fue llamado "Întregitorul" ("El Integrador") y el período de entre guerras fue una época de florecimiento económico y cultural para Rumania, interrumpida por la Segunda Guerra Mundial y por la entrada en la órbita soviética.

Fernando de Rumania con los atributos de coronación (1914)


El 20 de julio de 1927 murió el rey Fernando y, como su hijo Carol había renunciado al trono instalándose en Francia, se nombró una regencia, pues el nuevo rey Miguel (hijo de Carol, nieto de Fernando) sólo tenía cinco años. El príncipe Nicolás, hijo menor del rey fallecido, presidió esa regencia que resultó inoperante y se aprovecharon de la situación todas aquellas pequeñas facciones que Fernando I quería minimizar o erradicar. Y aún surgieron otros nuevos movimientos de inspiración totalitaria, de la misma forma que empezaban a notarse en Alemania y que habían logrado el poder en Italia.

En 1930 el primer ministro Julius Maniu, jefe de los nacional-campesinos, en connivencia con el regente Nicolás, hicieron volver a Carol y el 8 de junio el Parlamento revocó la ley que le excluía del trono, votando por su proclamación como rey como si hubiese sucedido directamente a su padre. El joven rey Miguel quedó degradado, volviendo a ser “príncipe heredero” y recibiendo el título de Duque de Alba-Julia.

El Príncipe Heredero Carol (futuro Carol II) con su segunda esposa, la Princesa Helena de Grecia y Dinamarca (hija del rey Constantino I)


Durante el reinado de Carol II surgieron fuertes movimientos fascistas, como la "Guardia de Hierro", de Corneliu Codreanu, y la Liga Cristiana de A.C. Cuza. El 18 de enero de 1938 disolvió el Parlamento y el 10 de febrero suspendió la Constitución y todos los partidos políticos. El 24 del mismo mes organizó un plebiscito para aprobar legalmente esos actos y solo obtuvo 5.300 votos en contra, lo que demostró que se habían cambiado los métodos de contar los votos. En pocos años, el insensato de Carol II había destruido toda la obra positiva que su padre y su abuelo hicieron de Rumania.

En 1940 la Unión Soviética obligó a Rumania a cederle Besarabia y el norte de Bucovina, mientras que la Alemania nazi concedió el norte de Transilvania a Hungría y el sur de Dobrogea a Bulgaria. Los eventos de 1940 fueron contestados entonces por la entera sociedad rumana, con la excepción del pequeño grupo comunista establecido en el país, quien apoyaba la política exterior de la Unión Soviética. El 5 de septiembre de 1940 el mariscal Ion Antonescu dio un golpe de Estado y con ello se adjudicó la jefatura de gobierno. Al día siguiente Carol II -acompañado de su segunda esposa, Magda Lupescu- partió al exilio, no sin antes abdicar en su hijo Miguel, ya de 19 años.

Mihai I (Maiestatea Sa Mihai I Regele Românilor, literalmente, Su Majestad Miguel I, Rey de los Rumanos) en 1947


Durante la Segunda Guerra Mundial el país se alió con el Eje (Alemania fue el único país de entonces que garantizó a Rumania la recuperación de sus territorios perdidos), tomando medidas antisemitas. Al principio se obtuvieron triunfos militares, en el Frente Oriental, en colaboración con los alemanes. Pero a partir del 1943, la situación empeoró, haciendo que las tropas soviéticas entraran en Rumania en 1944. Antonescu le presentó un plan de defensa al rey Miguel I, pero la respuesta de este fue encarcelarle y dejarle ser juzgado por un tribunal soviético (que en 1946 condenó a Antonescu a la muerte). Tras su golpe de estado, Miguel I siguió ocupando el trono rumano por un espacio breve. Sería el único rey de Europa con un gobierno comunista (con excepción de Simeón II de Bulgaria, que sólo tenía seis años).

Sin embargo, Rumania entraría después dentro del espacio de influencia de la Unión Soviética, y por tanto Miguel I fue obligado a abdicar el trono en 1947 y a abandonar el país. El 30 de diciembre, la Asamblea Nacional proclamó la República Popular. Después de la guerra, Rumania recuperó solamente el norte de Transilvania.








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