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miércoles, 16 de diciembre de 2009

La Nobleza de Brasil

Pese a que en algunas partes del continente americano la nobleza adquirió la condición de clase social definida como en Europa, no ha ejercido como tal un papel tan preponderante como el que tuvo en el Viejo Mundo. Fueron las élites aristocráticas, formadas orgánicamente en el propio suelo americano, las que desempeñaron durante mucho tiempo una función propulsora en la sociedad temporal.

El Brasil colonial y luego el Brasil imperial fue el escenario donde se dio de forma profundamente orgánica la formación de la clase nobiliaria, sobre todo en el período inicial de la nación luso-brasileña. Allí incluso las clases paralelas a la nobleza podían tener acceso a ella de modo natural.
Bandera del Reino Unido de Portugal, Brasil y las Algarves (1816-1821)

La Corona portuguesa, movida por el deseo de consolidar la colonización y población del territorio además de obtener ganancias económicas, concedió algunas de las prerrogativas de la antigua Nobleza a los terratenientes y plantadores que tuvieran en sus tierras los “ingenios” (haciendas) apropiados para la producción del azúcar. Estos plantadores –los “señores de Ingenio”- constituyeron una clase aristocrática, una nobleza de hecho.

La élite rural contaba también entre sus miembros con cierto número de familias oriundas de la aristocracia portuguesa trasladadas a la pujante colonia americana. Con la ampliación del área territorial cultivada fueron surgiendo nuevos propietarios rurales de azúcar no pertenecientes a la élite inicial. De modo también orgánico, estas diferentes vetas de la clase rural se fueron fundiendo en una única élite que fue floreciendo gradualmente en prosperidad, así como en alto nivel de vida y distinción de comportamiento.

Fazenda Secretário, en el Estado de Rio de Janeiro

Asimismo, cuando fueron creciendo los centros urbanos en el territorio brasileño, se constituyó en ellos una élite original, formada sobre todo por quienes ejercían altos cargos públicos, civiles o militares, que entonces conferían nobleza. A éstos se les fueron sumando nobles o hidalgos portugueses afincados en la Colonia. La aparición posterior de personas de nivel económico diferente de los trabajadores manuales, como médicos o comerciantes, dio lugar a una fusión gradual con los elementos originales, constituyendo una aristocracia urbana y, a su modo, también una nobleza. Aristocracia urbana y rural se constituyeron en la clase dirigente de la vida municipal formando un conjunto llamado corrientemente “hombres buenos”.

En los posteriores ciclos económicos del oro y las piedras preciosas y, finalmente, el del café, se dieron procesos semejantes, no por un mero mimetismo, sino por una comprensible analogía de circunstancias.

Los componentes de esa élite inicial formada en la Colonia mantenían entre sí relaciones sociales con cierta igualdad de trato y nivel de vida. Con el transcurso del tiempo y la sucesión de generaciones, fueron formándose estratos en esa categoría y estableciéndose diferencias.

Oficiales de la Armada brasileña. Sentados, a la izquierda, el Príncipe Augusto, hijo de Leopoldina de Braganza y en el centro el Almirante Saldanha da Gama.

El ennoblecimiento en las diferentes capas sociales se daba por hazañas de carácter militar –principalmente-, por actos de valentía en el desbrozamiento del territorio, por la conquista y el poblamiento de tierras –poseer tierras heredadas era señal de nobleza y el dominio debía continuar indivisible en su descendencia-, por el ejercicio del mando en cargos civiles y militares. Por ser la aristocracia una institución de esencia fundamentalmente familiar, el ascenso social alcanzado por un individuo se extendía ipso facto a su esposa e hijos.

La “Nobleza de la tierra”

Poco a poco, aquellos primeros pobladores, rodeados del prestigio de fundadores del Nuevo Mundo, influyentes por la riqueza de sus respectivos patrimonios, fueron teniendo descendientes que se entrelazaban entre sí a través del matrimonio. Ésos iban habitando en residencias más espaciosas, ornadas con objetos procedentes de la Metrópoli, en ciudades cada vez más populosas, en especial en Bahía, Pernambuco y Minas Gerais. Más tarde llegaron al Continente hidalgos y nobles que se aliaron en parentesco con los de la tierra, formando una mezcla de sangre asaz noble.

Sebastião José de Carvalho e Melo, Conde de Oeiras, Marqués de Pombal (1699-1782)

La aristocracia rural –con sus privilegios y sus inmunidades- flotaba sobre la burguesía y sobre labradores y esclavos, dentro de ese tipo de organización feudal que no fue trasplantado de la Metrópoli sino que surgió en la colonia como una institución espontánea, determinada por las condiciones especiales de las tierras descubiertas.

Y esta “Nobleza de la tierra” constituyó, en el período colonial brasileño, la cumbre de la estructura social.

La aristocracia rural estaba constituida, básicamente, por el “Señor de Ingenio”. El prestigio de su organización familiar, económica y religiosa –casa grande, ingenio y capilla- y el poderío que conquistaron en sus latifundios, hicieron de los grandes propietarios de las tierras fértiles del litoral una nobleza agraria: eran o se convertían en Señores de Ingenio los “bien nacidos”, los hidalgos del Brasil de entonces.

Al principio, esta clase noble llevaba una existencia austera y no exenta de riesgos que el señor de Ingenio tenía que enfrentar valientemente. En esto se parecía al señor feudal de la Europa del medioevo. Su casa, una mezcla de residencia y fortaleza, era como un castillo feudal. Con el progreso económico las residencias se hicieron más vastas y confortables, aunque denunciando el recato y la hospitalidad de las antiguas familias de vida patriarcal. Los señores de ingenio formaban una clase grave, unida, de buen trato social, eran excelentes jinetes, llenos de donaire y arrojo, con elegancia en la montura; se acompañaban por pajes con uniformes galoneados; el pueblo los estimaba y saludaba reverentemente.

La Calle del Rosario, en Río de Janeiro (1858)


Señor de ingenio equivalía, por tanto, a señoreage con contenido nobiliario de tenor feudal: importaba magnificencia. Los reyes de Portugal le concedían ese nombre en sus cartas y provisiones. Aquellos eran los hidalgos de Brasil, una hidalguía incorporada al suelo. Aunque no tenían, como en Roma, sus nombres inscritos en las placas marmóreas de los anfiteatros, poseían prerrogativas de la Nobleza.

Desde el punto de vista militar, estas élites dieron sobradas pruebas de valentía, tanto en la defensa del Brasil litoral como en el desbrozamiento y conquista del Brasil interior. Por esos destacados servicios el monarca les concedió señalados privilegios y honores. Uno de ellos era gobernar las cámaras.

El servicio público de la concejalía podía ser ejercido sólo por nobles o gente calificada para ello. La importancia de ésta sólo podía medirse por la descendencia noble, ya fuera de linaje o de cargo, o bien de fortuna, como era el caso de los comerciantes, con la condición de que viviesen “a la ley de la Nobleza”, como se decía entonces, esto es, a manera de los antiguos hidalgos peninsulares.
Armas de la familia portuguesa Andrade do Arco

Toda esta estructura formada en Brasil con el beneplácito de la Corona portuguesa pasó a sufrir, a finales del siglo XVII, una fuerte ofensiva venida de fuera de la Colonia que le pondría en un gradual ocaso. Con la llegada de jueces y corregidores, es decir, de legistas, egresados de Coimbra, se van disolviendo los privilegios residuales de los nobles. Y éstos tienden a refluir de las ciudades hacia sus haciendas, en las cuales quedaba un campo ilimitadamente extenso para intensificar las actividades agrícolas y ganaderas. Las élites rurales aumentaban así sus respectivos patrimonios y quedaban capacitadas para alardear de un lujo aún mayor durante las ocasiones en que se encontraban en la ciudad.

Así, por lo menos durante un cierto tiempo, lo que perdió la clase aristocrática en poder político, lo recuperó en prestigio social.

Escena de la élite social brasileña, cuyas costumbres asimilaban el esplendor de los mejores ambientes europeos

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