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sábado, 24 de marzo de 2012

Recepción de embajadores

Un embajador es el más alto rango diplomático que representa a una nación y por lo general es acreditado a un gobierno o soberano extranjero o a una organización internacional. A veces, los países también designan a personas altamente respetadas como Embajador en Misión Especial, a quien se le asignan responsabilidades específicas y trabajan para asesorar y ayudar a sus gobiernos en un área determinada.



Los más altos funcionarios diplomáticos entre los miembros de la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth) son conocidos como Altos Comisionados, que son los jefes de las Altas Comisiones. Los representantes de la Santa Sede son Nuncios papales o Apostólicos, mientras que el jefe de una misión Libia era un "Secretario de la Agencia Popular Libia".



Presentación de cartas credenciales



Las Cartas Credenciales son los documentos otorgados a un embajador por el jefe de Estado de su país y dirigidos hacia el jefe de Estado del país de destino, mediante los cuales el jefe de Estado remitente presenta al Embajador extraordinario y plenipotenciario, quien será su representante. En estas cartas se expresa la confianza del gobierno en la capacidad del embajador, se detalla su misión y la amplitud de sus facultades, al tiempo que se solicita plena fe y crédito a las actividades que emprenderá en nombre de su gobierno.



La ceremonia formal de presentación de cartas credenciales es un acto trascendente en la vida diplomática y generalmente tiene lugar poco tiempo después de su llegada al nuevo destino. Hasta que esta presentación se realice el embajador no está oficialmente reconocido por el país anfitrión y, por lo tanto, no puede actuar en calidad de tal. A partir de este acto, el nuevo embajador acreditado y el jefe de Estado receptor se comprometen a mantener relaciones de respeto y colaboración entre ambas naciones y sus pueblos.



Llegada de los embajadores ingleses a la República de Venecia (1500)



De este documento surge un ordenamiento basado en la jerarquía de los representantes diplomáticos, lo que determinará la precedencia que les corresponderá: a igualdad de jerarquía la precedencia se dará por antigüedad de llegada al país receptor. El apropiado ordenamiento de las precedencias entre ellos, así como su cordial relación con las autoridades del país anfitrión, constituyen significativos aspectos a tener en cuenta en la planificación y ejecución de actos oficiales de carácter solemne.




Los siguientes son ejemplos de presentación de embajadores en las viejas cortes de Europa, protocolo que, en las monarquías sobrevivientes y con algunas diferencias, se sigue cumpliendo.


Imperio Ruso



En la corte de los Zares, las audiencias de los embajadores ante el Emperador y la Emperatriz seguían un estricto ceremonial, cuyo documento, redactado en francés, estaba firmado por el Gran Maestro de Ceremonias de la Corte Imperial.



El Embajador enviaba un Secretario o un Agregado de su embajada al Ministro de Negocios Extranjeros para notificar su llegada, de la que informaba también al Gran Maestro de Ceremonias. El día y la hora prescriptos, el embajador visitaba al Ministro de Negocios Extranjeros y le entregaba la copia de sus Credenciales, solicitando una audiencia para presentarse al Emperador y entregarle dichas Credenciales. Enseguida hacía una visita personal al Gran Maestro de Ceremonias, que se la devolvía al día siguiente, a una hora convenida de antemano.


El Granovitaya Palata (Palacio de las Facetas), en el Kremlin de Moscú, fue durante centurias el lugar de recepción de los embajadores extranjeros.




Fijado el día y señalada la hora en que el Emperador recibiría al nuevo Embajador, un Maestro y dos Secretarios de Ceremonias iban a buscarle para acompañarle al Palacio de Invierno, en los coches de Su Majestad. En el primer coche, con tiro de cuatro caballos, tomaban asiento los dos Secretarios de Ceremonias. En el segundo coche, con tiro de seis caballos, iba el embajador sentado en el testero, y enfrente el Maestro de Ceremonias. Un Oficial de las Caballerizas Imperiales se colocaba a caballo al lado del estribo derecho. En los demás coches, enganchados también con cuatro caballos cada uno, se ubicaba el personal de la Embajada. Si el embajador lo deseaba así, su coche particular podía seguir inmediatamente después a los de la Corte.



Apenas el embajador bajaba del coche, el Maestro de Ceremonias se colocaba a su izquierda y se dirigían a las habitaciones imperiales, precedidos por dos Correos y dos Aposentadores de la Corte (deux fourriers de la Cour), un Aposentador de Cámara (fourrier de la Chambre) y dos Secretarios de Ceremonias.



Un Gentilhombre de Cámara del zar recibía al embajador en lo alto de la escalera principal y le precedía hasta la antesala de las habitaciones del zar, en donde el Gran Maestro de Ceremonias y el Mariscal de la Corte (Maréchal de la Cour) venían a su encuentro y le acompañaban hasta la sala de espera. El Gran Maestro iba a su derecha, el Mariscal de la Corte a su izquierda y delante el Maestro de Ceremonias, precedido de los Secretarios de Ceremonias y de los Aposentadores.




Recepción de la embajada turca el 14 de octubre de 1764 en la Cámara de Audiencias del Palacio de Invierno




Todas las personas que habían ido a recibir al embajador, así como su séquito (excepto los Aposentadores), entraban con él en la sala de espera, en donde se quedaban hasta que terminara la audiencia. En la puerta de la antesala el Gran Mariscal de la Corte venía a recibir al embajador, y en la de la sala de la audiencia esperaba el Gran Chambelán, quien le presentaba al Emperador, volviéndose inmediatamente a esta sala, porque no podía quedarse nadie en la de la audiencia.



Luego de la audiencia, el embajador pedía a Su Majestad la venia para presentarle el personal de la Embajada, y obtenida ésta, el Gran Maestro de Ceremonias introducía a las personas que componían el séquito del embajador, en la sala inmediata a la de la audiencia. Entonces el embajador las presentaba al zar.



Terminada esta ceremonia, se conducía al embajador, con las mismas formalidades, a la audiencia de la Emperatriz.



El Gran Mariscal, o en su defecto el Maestro de Corte, recibía al embajador en la sala de espera, donde también estaban aguardando el Gran Chambelán, la Camarera mayor (Maitresse de la Cour) y dos damas de honor de las que estaban de servicio. El Gran Maestro de Ceremonias tomaba la venia de Su Majestad, acompañaba al embajador a la sala de audiencia y lo presentaba a la Emperatriz. Durante la recepción acompañaba a Su Majestad la Camarera mayor.





La Escalera Jordana, por donde ascendían los embajadores –y los invitados a los banquetes de Estado- para ir al encuentro del zar en el Palacio de Invierno.




Cuando el embajador pasaba por las puertas de las habitaciones imperiales, se abrían las dos hojas. Los centinelas debían presentar las armas; la guardia de Palacio debía ponerse sobre las armas y hacerle los honores militares, pero ni las músicas ni los tambores debían batir marcha.



Cuando la audiencia de entrega de Credenciales tenía lugar en uno de los castillos del Emperador, el Embajador era invitado a comer en la mesa imperial, pero si era sólo Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario, entonces se le servía la comida en las habitaciones que se le habían destinado en el castillo, y comía allí solo.



La precedencia del Cuerpo Diplomático



Con fecha 9 de febrero de 1883, el Zar aprobó un reglamento donde se detallan estrictas reglas de precedencia para los círculos diplomáticos (Este reglamento, redactado en francés, está firmado por el Ministro de la Casa de S.M. el Emperador, Conde Woronzov Daschkow). Por ejemplo, en las recepciones que tuvieran lugar en el Palacio imperial o en los palacios de los Grandes Duques y Grandes Duquesas, los Jefes de las Misiones diplomáticas se colocarían en el orden siguiente:



(A) Embajadores.
(B) Enviados Extraordinarios y Ministros Plenipotenciarios.
(C) Ministros Residentes.
(D) Encargados de Negocios efectivos.
(E) Encargados de Negocios interinos (Chargés d'affaires intérimaires).



Los cuatro primeros rangos tomarían el paso entre sí, con arreglo a la antigüedad de la fecha de la notificación de su llegada, mientras que los Encargados de Negocios interinos, ajustarían su rango a la antigüedad de su entrada en funciones.




Franz Prinz von und zu Liechtenstein, embajador del imperio austro-húngaro ante la corte de Nicolás II de 1894 a 1899.




En los Círculos Diplomáticos y en las recepciones no colectivas, los Embajadores tenían derecho a ser recibidos solos; los Enviados Extraordinarios y Ministros Plenipotenciarios, los Ministros Residentes y los Encargados de Negocios efectivos, tenían derecho a audiencias aparte, solamente en las recepciones no colectivas; los Encargados de Negocios interinos no gozaban de este derecho.



En las recepciones no colectivas, los individuos que componían el personal de las Misiones Diplomáticas, seguían la antigüedad de sus respectivos Jefes, cuando estos asistían a la presentación; en el caso contrario eran presentados en este orden: (A) los Consejeros y los Primeros Secretarios; (B) los Segundos Secretarios; (C) los Terceros Secretarios; y (D) los Agregados. En cada categoría, se da el paso a la antigüedad de la residencia en la Corte en el mismo grado, cualquiera que sea la categoría de los Jefes respectivos.



Los Embajadores acreditados, después de haber entregado solemnemente sus Cartas Credenciales al soberano, debían pedir, por conducto del Gran Maestro de Ceremonias, las correspondientes audiencias para ser presentados a los Grandes Duques, siendo el mismo Gran Maestro el encargado de presentarlos. Los Grandes Duques no devolvían esta visita, pero casi siempre solían enviar después una tarjeta al embajador, atención que se hacía en concepto de gracia.






Alejandro III en un baile de corte en el Palacio de Invierno




En las comidas de Palacio y en las cenas que tenían lugar en los bailes de la Corte, los Embajadores tenían su puesto antes del de los Grandes Duques; pero en la cena de los bailes, la mesa la presidía la Emperatriz, acompañada de Sus Altezas Imperiales las Grandes Duquesas, colocándose a la derecha de Su Majestad el Decano de los Embajadores, y a la izquierda el Sub-Decano, alternando en seguida los demás con las Grandes Duquesas y las Embajadoras, siguiendo inmediatamente los altos dignatarios de Palacio.



Las señoras de los Embajadores, tanto en las comidas como en las cenas, tenían su puesto después de las Grandes Duquesas e inmediatamente después de la Camarera Mayor de Su Majestad Imperial (Grande Maitresse); pero ésta, por cortesía, solía cederles el paso.


Imperio Austro-Húngaro



La primera recepción del embajador por S.M. la Emperatriz de Austria y Reina de Hungría se verificaba dirigiéndose al Mayordomo Mayor de la soberana por conducto del Ministro de Negocios Extranjeros, solicitando una audiencia, o bien después de la solemne presentación al Emperador.



En el primer caso, el embajador se presentaba de gran gala en Hofburg para ser recibido por la Emperatriz y Reina, acompañado de su comitiva; si la audiencia tenía lugar de otro modo, entonces debía ir a palacio en su propio carruaje. Los centinelas del Palacio Real hacían honores militares.





La Emperatriz de Austria y Reina de Hungría, Elisabeth.




Uno de los Gentileshombres de la Emperatriz recibía al embajador al pie de la escalera, precedido de dos Ujieres del Palacio Real y el segundo Gentilhombre de servicio y el Mayordomo Mayor de la Emperatriz le recibían en la parte superior de la escalera. El último le acompañaría a la antecámara del salón de audiencia.


El Mayordomo Mayor anunciaba el embajador a Su Majestad y era presentado por él, previa su real venia: la Emperatriz, estando en pie, y rodeada de las damas de su corte, le recibía, dándole permiso, terminada la audiencia, para que le presentara al personal de su embajada, el cual debía haberse quedado en la antecámara con los dos Gentileshombres de Su Majestad que estuvieren de servicio.



Puesto del Embajador y su señora


Los embajadores tenían su ubicación después de los miembros de la Familia Imperial y de los Príncipes Imperiales y Reales extranjeros a quienes Su Majestad acordara los mismos derechos que a los príncipes de su familia. En las festividades de la Corte, el embajador se colocaba a la cabeza del Cuerpo Diplomático, y si había varios embajadores acreditados en la Corte, la fecha de la notificación oficial de su llegada decidía sobre el puesto que le correspondía. El primer embajador era el Decano del Cuerpo Diplomático.




Una carroza parte de la Hofburg con un visitante oficial.




La señora del embajador tenía su puesto después de la Camarera Mayor de Su Majestad. En las festividades de la Corte se colocaba como el embajador, a la cabeza del Cuerpo Diplomático. La Señora del primer embajador casado era la primera del Cuerpo Diplomático.



Los embajadores y sus señoras ocupaban siempre el primer lugar en las Tribunas que se preparaban al efecto con ocasión de fiestas públicas. En las comidas de la Corte, los embajadores pasaban inmediatamente después de todos los Archiduques.



Después de que la Emperatriz, la Reina viuda y las Princesas de la familia imperial habían recibido a la señora del embajador, esperaba ella la primera visita de las señoras del país que se presentaran en la corte, a excepción de la de la Camarera Mayor.



Recepción en la Embajada



Una vez presentadas sus credenciales, el embajador fijaba el día de recepción. El Gobierno le enviaba un pelotón de caballería, que formaba en la calle, y un piquete de infantería que ocupaba la entrada y la escalera de la casa de la embajada; un empleado de la casa Imperial encargado de anotar en una lista a los asistentes; un Gentilhombre y una Dama de la Corte, que tenían por misión presentar a los nuevos embajadores a cuantos acudieran a la recepción. Las embajadoras recibían al mismo tiempo a las señoras del país.



El Emperador Francisco José recibiendo al alto mando alemán.





Los embajadores visitaban los primeros a los Archiduques, Archiduquesas y al Ministro de Negocios extranjeros. Las embajadoras no hacían la primera visita más que a las Archiduquesas.

Para obtener la primera audiencia se dirigían a los Jefes de las casas de los Archiduques, y éstos los recibían sin necesidad de haber sido presentados previamente. Los Archiduques no devolvían esta visita, pero los Jefes de sus respectivas casas asistían a la recepción oficial del Embajador.





Gran Bretaña




Los embajadores y las embajadoras extranjeros tenían el privilegio de pedir audiencia directamente a la soberana, concediéndose también el mismo privilegio a los Enviados extraordinarios y Ministros Plenipotenciarios. El Maestro de Ceremonias (Master of the Ceremonies), cargo establecido por James I de Inglaterra en 1620, era quien recibía al dignatario extranjero para presentarlo en la Corte.




Las señoras de los Enviados y de los Ministros eran presentadas a la reina en el Círculo Diplomático de los besamanos (Drawing Rooms). Los Encargados de Negocios, como no estaban acreditados cerca de la soberana, no tenían tampoco este derecho, siendo presentados a Su Majestad en el Círculo Diplomático de las recepciones y besamanos (Levées and Drawing Rooms). Las señoras de los Encargados de Negocios eran presentadas a la reina de la misma manera.



Victoria recibiendo un enviado africano en la Cámara de Audiencias de Windsor Castle



Los Encargados de Negocios eran presentados a Su Majestad por el Ministro de Estado (Secretary of State for Foreign Affairs) y las señoras de los Ministros Plenipotenciarios y de los Encargados de Negocios por la señora del Ministro de Estado, si la hubiere; y en caso de no haberla, por la señora que Su Majestad designara a tal efecto.


Después de haber sido recibidos los Embajadores o Ministros por Su Majestad, solicitaban por conducto de los Gentileshombres de los diferentes miembros de la familia real una audiencia para presentarse a Sus Altezas.




A las embajadoras las recibía con la debida etiqueta la real servidumbre, siendo presentadas a Su Majestad por la señora del Ministro de Negocios Extranjeros, por la Camarera Mayor, o, en su defecto, por la Dama de servicio de la Reina. Al ser presentadas a las Princesas de la familia real, quien desempeñaba las funciones indicadas era la Dama de servicio de Sus Altezas Reales.




El Alto Comisionado de India se dirige a la audiencia con la reina en un State Landau




En 1886 había sólo seis embajadores en Londres, con otros 37 países representados por los Ministros. Hoy en día existen 172 misiones extranjeras, las cuales están acreditadas ante la Corte de St. James en Londres, debido a que el Palacio de St. James sigue siendo el principal palacio y la residencia oficial del soberano.


Poco después de llegar de Londres, un embajador extranjero tiene una audiencia con la reina, para presentar formalmente sus cartas credenciales o cartas de Alto Comisionado a Su Majestad. El dignatario es recogido de la embajada o su residencia por un landó oficial de las Caballerizas Reales. Es escoltado por el Mariscal del Cuerpo Diplomático (Marshal of the Diplomatic Corps), el vínculo de la reina con la comunidad diplomática en Londres, que tiene su sede en el Palacio de St. James. El séquito del embajador sigue en otro landó del Estado.



Elizabeth II recibiendo al Alto Comisionado de Sri Lanka en la 1844 Room




Durante la audiencia de 20 minutos, el embajador presenta sus cartas credenciales o cartas de Alta Comisión y su séquito es presentado a la reina. El encuentro tiene lugar en la 1844 Room de Buckingham Palace, salón que debe su nombre al zar Nicolás I de Rusia, quien la ocupó durante su visita a Inglaterra en 1844 en la cual se selló el acuerdo anglo-ruso. Es un apartamento decorado en blanco y oro, con columnas de color ámbar y un tapiz Axminster del siglo XIX.



El séquito del embajador regresa a la embajada o la residencia en un carruaje.

El Reino de España



En época de Alfonso XII, el Ministro extranjero, apenas llegaba a Madrid, notificaba de su llegada al Ministro de Estado, entregándole la copia de estilo sus Cartas Credenciales y pidiendo día y hora para ponerlas en manos del rey. El Ministro de Estado pedía audiencia al Jefe superior de Palacio y cuando le comunicaba las órdenes de Su Majestad al efecto, lo participaba por nota al Ministro extranjero y al Introductor de Embajadores.


El día señalado, el Introductor de Embajadores iba a la morada del Ministro extranjero a buscarle en un coche de la casa real. En la Berlina de gala, con tronco, se conduciría al Ministro y con este coche iría un Caballerizo de Campo, Correo y Palafreneros montados, que se colocaban en los mismos puestos que cuando servían al soberano.






La Berlina de gala, con escolta militar, se dirige al Palacio de Oriente.




El orden de la marcha era el siguiente: 1. El Coche con los integrantes de la Legación. 2. El Correo. 3. Coche del Ministro (Embajador). El Caballerizo de Campo a la izquierda. Al llegar al palacio real, el Ministro extranjero se apeaba delante de la puerta principal. Los demás lo harán en las puertas laterales. Llegados a la saleta, el Introductor de Embajadores daba aviso a Su Majestad de la llegada del Ministro y el rey le recibía en la antecámara, acompañado del Ministro de Estado, de los altos funcionarios de la casa real y demás servidumbre que se halle de servicio en aquel día.



El Ministro, previamente anunciado por el Introductor de Embajadores, hacía tres reverencias a diferentes distancias y dirigía a Su Majestad el oportuno discurso, que era contestado por el monarca y luego recibía las Cartas Credenciales, entregándolas seguidamente al Ministro de Estado. Concluida la ceremonia, Su Majestad dirigía al Ministro extranjero algunas frases de cortesía, terminando el acto con la presentación al rey de los integrantes de la Legación.


Cuando el Ministro Plenipotenciario o el Ministro Residente pedían audiencia a Su Majestad (siempre por conducto del Ministro de Estado) con objeto de despedidas temporales, regresos, presentaciones o entrega de cartas de su soberano relativas a notificaciones de nacimientos, etcétera, se observaba el mismo ceremonial que para el nuncio o embajadores, recibiéndolos el rey en audiencia privada.






El Embajador y su escolta llegan al Palacio real



A continuación vemos una circular del embajador, redactada en francés (el idioma diplomático), enviada al Cuerpo Diplomático extranjero, notificando haber entregado las Cartas Credenciales a Su Majestad.



EMBAJADA DE ESPAÑA
Le soussigné a l'honneur de porter á la connaissanee de Son Excellence, Monsieur l'Ambassadeur de Sa Majesté Impériale et Royale Apostolique, que dans la matinée (l'aprés midi, la soirée) d'aujourd'hui il a été admis à présenter á Sa Majesté ...... , en audience (publique, privée) les lettres qui l'accréditent en qualité d'Ambassadeur Extraordinaire et Plénipotentiaire de S.M. Catholique prés ......
En se félicitant des rapports, que cette circonstance, lui permettra d'établir avez Monsieur ...... le soussigné saisit avec empres sement cette occasion de lui offrir l'assurance de sa plus haute considération.
...... le... 188…
(Firma y rúbrica)
A Son Excellence,
Monsieur......
Ambassadeur de Sa Majesté Impériale et Royale Apostolique
etc. etc. etc.









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