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miércoles, 7 de septiembre de 2011

Celebridades de la corte

Las brillantes cortes de Francia e Inglaterra fueron escenario de las acciones de estas figuras controvertidas, brillantes cortesanos.


Mary Boleyn, conocida tradicionalmente en español como María Bolena (1499-1543), pertenecía a la célebre familia Bolena, que disfrutó de una influencia considerable a principios del siglo XVI. María fue una de las amantes de Enrique VIII de Inglaterra y también, según se dice, de su rival, el rey Francisco I de Francia. Contrajo matrimonio en dos ocasiones y muchos historiadores creen que era la hermana mayor de Ana Bolena. Los testimonios de la descendencia tanto de María como de Ana hacen suponer más fiable la tesis de que María era la mayor de las hermanas aunque algunos estudiosos creen lo contrario.


María permaneció en Inglaterra la mayor parte de su infancia. No fue hasta 1514, cuando tenía aproximadamente 15 años, que fue enviada al extranjero. Su padre le aseguró una plaza como dama de honor de la hermana del rey, la princesa María Tudor, quien se trasladó a París para casarse con el rey Luis XII de Francia. Cuando María Tudor abandonó Francia tras la muerte de su marido el 1 de enero de 1515, María Bolena permaneció en la corte francesa, regresando de vuelta a Inglaterra en 1519. Se le dio el trabajo de dama de honor de la reina de Inglaterra, Catalina de Aragón, durante los últimos diez años de su matrimonio con Enrique VIII.


Un año después de su regreso a Inglaterra, María se casó con sir William Carey, el 4 de febrero de 1520, un cortesano adinerado y con buenos contactos, que había conseguido los favores del rey. Enrique VIII fue invitado a la ceremonia y probablemente poco después comenzó un romance con María, a quien su padre y su tío materno (Thomas Howard, el duque de Norfolk) utilizaron como un peón para obtener diversos honores. Esta confusión sobre cuándo comenzó su relación se debe a muchos factores. Primero, no se sabe cuánto duró el romance exactamente. Segundo, nunca fue hecho público y María no disfrutó del tipo de fama, riqueza y poder que tenían las amantes de reyes en países extranjeros (como Francia).Durante su relación o poco después de haber finalizado, la leyenda establece que uno o los dos de los hijos de María habían sido engendrados por el rey. Sin embargo, hay pocas pruebas.


En 1528 el marido de María falleció durante un "brote de sudores". En 1534, se volvió a casar, esta vez en secreto, con William Stafford, un plebeyo sin rango y pobres ganancias. Debido a estas características, los historiadores sospechan que fue un matrimonio por amor, ya que no había otra razón por la que ella se casaría con alguien de una clase social tan lejana a la suya. Cuando esto fue descubierto, la pareja fue desterrada de la corte por la misma reina Ana.


Sus circunstancias financieras llegaron a ser tan desesperantes que María se rebajó a rogarle a Thomas Cromwell que hablara con el rey en su favor. Enrique, sin embargo, fue indiferente a su plegaria. Ana se arrepintió primero y, aunque mandó a María una magnífica copa de oro y algo de dinero, aún seguía rehusando a que volviera a la corte. Esta reconciliación parcial fue la única que tuvieron las dos hermanas, ya que no se encontraron desde 1534 hasta la muerte de Ana en 1536. La vida de María entre 1534 y la ejecución de su hermana, el 19 de mayo de 1536 es difícil de concretar. Como su tío, Thomas Howard, 3r duque de Norfolk, puede que María no quisiera ser relacionada con sus malogrados familiares para evitar más sucesos desgraciados. María y su marido permanecieron en su retiro en Rochford, Essex. Ella murió poco después de cumplir cuarenta años, a una edad relativamente joven incluso para los estándares de la época, el 19 de julio de 1543.



Charles d’Albert, duque de Luynes (1578 - 1621) fue favorito de Luis XIII gracias a su pasión común por la caza. El rey le nombró consejero de Estado, gentilhombre ordinario de la cámara real, gobernador de la villa y castillo de Amboise en Touraine y capitán del Palacio de las Tullerías. El 30 de octubre de 1616 obtuvo el cargo de gran halconero de Francia. En su calidad de consejero del joven rey abogó por los viejos ministros de Enrique IV de Francia, caídos en desgracia. Con ellos hizo honor a las máximas del gran rey.


Sin romper con España, Luynes se separó; reanudó sus relaciones con Inglaterra y se unió a la causa de la independencia italiana; reafirmó su alianza con Venecia y con el Piamonte, concertó el matrimonio de la segunda hermana del rey, Cristina de Francia, con Victor-Amadeo I de Saboya y la unión de la tercera hermana del rey con el Príncipe de Gales. Mantuvo a la reina madre alejada, durante un tiempo, de la corte y de sus problemas y la permitió volver tras haberla vencido dos veces. Se unió a los Grandes participando en el enfrentamiento que mantenían contra ella. Incorporó a la monarquía Béarn y Navarra.


En 1617 empezó a intrigar contra María de Médicis y planeó el asesinato de Concino Concini con Vitry. Fue entonces cuando Luynes se convirtió en el verdadero jefe del reino, atribuyéndose los bienes de su predecesor y de su mujer, adueñándose del castillo de Lésigny, se cubrió de títulos: duque, par, primer gentilhombre de la Cámara y condestable de Francia. El hecho de que un pequeño noble como Luynes, que nunca participó en ninguna guerra, accediera a la condición de condestable asombró, pero Luynes aceptó este cargo porque el duque de Lesdiguières que era protestante, no quiso abjurar de su fe para obtener esta promoción. Una rápida ascensión a las más altas esferas del estado le acarreó numerosos enemigos que veían en él a un segundo Concini.



Henri Coiffier de Ruzé d'Effiat, marqués Cinq-Mars (1620 – 1642) fue un “favorito” del rey Luis XIII que organizó, sin éxito, la última conspiración contra el poderoso primer ministro, el Cardenal Richelieu. Cinq-Mars, era hijo del mariscal Antoine Coiffier-Ruzé, marqués de Effiat, un amigo cercano de Richelieu que, tras la muerte de su padre sucedida en 1632, tomó a éste bajo su tutela.


En 1639, Richelieu introdujo en la Corte al joven Cinq-Mars a fin de que estuviera cerca del rey y consiguiera llegar a ser su “favorito” (un amigo íntimo, habitualmente afecto a la corte que gozaba de una mayor influencia respecto a las decisiones del rey). Cinq-Mars fue nombrado, enseguida Gran maestre del Guardarropa y Primer Escudero, posteriormente fue elegido como Gran escudero de Francia; Luis XIII le ofreció, también, el condado de Dammartin.


Cinq-Mars se unió a François de Thou y a Gastón de Francia para conspirar con los españoles. El plan concebido era el de destituir o asesinar a Richelieu, y firmar la paz con España que incluiría una restitución recíproca de los territorios ocupados. Una carta (que tenía que ser secreta) del marqués fue interceptada por la policía de Richelieu. Traicionada la confianza de Luis XIII y de Richelieu, Cinq-Mars fue juzgado y decapitado en Lyon, junto con François de Thou, el 12 de septiembre de 1642.



Louis de Rouvroy, Duque de Saint-Simon (1675 - 1755), fue un escritor y diplomático francés. Era hijo de Claude de Rouvroy, Duque de Saint-Simon y de su segunda mujer, Charlotte de L'Aubespine. El duque de Saint-Simon fue autor de unas voluminosas Mémoires Memorias) que cubren los años 1695-1723 y son una fuente fundamental para comprender el reinado de Luis XIV y la regencia que le sucedió. En 1721 viajó a España, país que admiraba mucho, como embajador, con el fin de casar a Luis XV con una infanta española. Fue el episodio culminante en su carrera política, que además se vio recompensado con el título de Grande de España, pero fue el último. A su retorno a Francia en 1722, no consiguió ser primer ministro, y al año siguiente, con la muerte del regente, perdió todo acceso al poder y se alejó de la corte.




George Villiers, 1r Duque de Buckingham (1592 – 1628), fue favorito del rey Jacobo I de Inglaterra y de su hijo Carlos I. Jacobo I se enamoró de él y llegó a declarar públicamente: «Si Cristo tuvo a su Juan, yo tengo a George». Villiers se ganó el apoyo de todos aquellos que se oponían al antiguo favorito, Robert Carr, Duque de Somerset.


Con el favor del rey alcanzó en menos de dos años las mayores dignidades: Villiers fue nombrado en 1615 Gentleman of the Bedchamber (Caballero de Cámara), en 1616 Barón Whaddon y Vizconde Villiers, Conde de Buckingham en 1617, Marqués de Buckingham en 1618 y finalmente Duque de Coventry y Duque de Buckingham en 1623, en la segunda formulación de dicho título. Llegó a ser Primer Ministro, y la persona más importante en la corte, fuera de la familia real. Según los historiadores, su atractivo irresistible le llevó a una actitud arrogante e impulsiva, al tener plena confianza en sus encantos. Pero no estaba preparado para sus cometidos políticos.


En 1623 Villiers acompañó a Carlos, príncipe de Gales, a España para negociar el matrimonio entre éste y la Infanta María Ana, hija menor de Felipe III. Las negociaciones venían de largo, pero se cree que Villiers fue el causante del fracaso de las mismas. Se cuenta que el príncipe Carlos se encaprichó sinceramente de la Infanta, pero se extralimitó según la recatada corte madrileña, al trepar por una tapia para verla; la Infanta huyó despavorida. El embajador español pidió que el parlamento ejecutara a Villiers por su comportamiento en Madrid, pero Buckingham ganó renombre pidiendo la guerra contra España a su vuelta.


Fue enviado en 1624 a Francia, junto al conde de Holanda, para solicitar la mano de la princesa Henriette de Francia, hija de Enrique IV, para el rey de Inglaterra. La religión católica de la novia provocaría rechazos entre los ingleses. Durante la misión diplomática en Francia cortejó a la reina Ana de Austria, lo que le valió la expulsión y la animadversión de Luis XIII y Richelieu. Su suerte mejoró cuando el príncipe de Gales fue coronado como Carlos I, quien, al igual que su padre, también sintió una fascinación por él.



El 2 de agosto de 1628, un oficial del ejército asesinó a Villiers apuñalándole en un muelle del Támesis. Fue enterrado en la Abadía de Westminster, siendo la primera persona no perteneciente a la familia real en ser enterrada allí. Fue una figura histórica muy controvertida. El escritor francés Alexandre Dumas lo describe en términos paradójicamente positivos en Los Trés Mosqueteros. En cambio, el romancista e historiador inglés Charles Dickens no disfraza un rechazo total del Duque en su libro A Child’s History of England. Según Dickens, cuando el rey inglés Carlos I encargó el Duque de Buckingham (“ese insolente nouveau-riche”) de escoltar la novia real, la Princesa Enriqueta María de Francia a Inglaterra, Buckingham — “con su habitual audacia” — sedujo a la reina de Francia, la española Ana de Austria, lo que causó un conflicto diplomático extremamente grave que el Cardenal Richelieu, ministro del rey de Francia, aprovechó. Más tarde, “ese pestilente Buckingham, para gratificar su vanidad herida”, arrastró Inglaterra a una guerra con Francia y España. Y Dickens comenta: “Por tan mezquinas causas y tan mezquinas criaturas se hacen a veces las guerras.”




María Teresa Luisa de Saboya-Carignan, princesa de Lamballe (1749 – 1792) pertenecía a la Casa de Saboya por nacimiento, y a la Casa de Borbón por matrimonio. Princesa de Lamballe, Saboya y Carignano, ostentó desde la cuna el tratamiento de Su Alteza Serenísima. María Teresa se casó en 1767 con el príncipe de Lamballe, uno de los príncipes más ricos de Europa, nieto del Conde de Toulouse y descendiente de Luis XIV y de su amante, Madame de Montespan. El matrimonio fue un rotundo fracaso y María Teresa no llegó a conocer la felicidad. En 1768, cuando la princesa contaba 19 años, su marido falleció a causa de una enfermedad venérea. A partir de entonces, vivió con su suegro y, juntos, se dedicaron a diversas obras benéficas y caritativas.


En 1770 conoció a la flamante Delfina, la archiduquesa de Austria María Antonieta. A partir de 1771 la princesa realizó frecuentes visitas a la Corte y se aproximó a la Delfina, que vio en ella una amiga segura y sincera. Cuando María Antonieta accedió al trono en 1774, siguió manteniendo su amistad con la princesa de Lamballe y los rumores de una relación lésbica empezaron a enturbiar su amistad. Mientras, la princesa siguió conservando su carácter piadoso y recogido y la reina fue volviéndose cada vez más frívola. En 1775 la reina ofreció a su "amiga del alma" el cargo de Superintendente de su palacio, lo que significaba que debía planificar las diversiones de la reina, pero ésta enseguida se dio cuenta de que la princesa era excesivamente formal y se aburría. María Antonieta prefirió la insolencia y el descaro de Madame de Polignac.


La princesa se fue al campo y allí reemprendió sus actividades caritativas e ingresó en la Francmasonería. En 1789 la Revolución gravitaba ya sobre Francia y la reina empezó a tomar conciencia de sus equivocaciones. María Antonieta se volvió más prudente y se acercó de nuevo a la princesa de Lamballe. En octubre de 1789 la familia real retornó a París y la princesa se fue con ellos a la residencia de las Tullerías. La princesa de Lamballe fue una de las últimas personas con las que la reina pudo contar y su amistad se volvió más íntima. La princesa consiguió salir de Francia luego de ser atrapada la familia real en Varennes y se refugió en Inglaterra. Durante ese tiempo ambas intercambiaban abundante correspondencia en la que la reina le demostraba sus sentimientos: "Tengo necesidad de vuestra tierna amistad, la mía os la demostraré cuando os vea", escribió María Antonieta en junio de 1791. A finales de ese mismo año la reina suplicaba a la princesa que no regresase a París, pero ésta, preocupada por la suerte de la reina, dejó Inglaterra y volvió a las Tullerías. En 1792, cuando la familia real fue arrestada y conducida al Temple, la princesa iba con ellos. En las llamadas “matanzas de septiembre”, María Teresa fue decapitada y su cuerpo, vejado.

4 comentarios:

  1. He pasado algun tiempo si visitar su blog, por trabajo con los mios. Pero siempre vuelvo al suyo, como desanso del guerrero.

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  2. Mire qué curioso, amiga María Águila, para mí elaborar estas notas, seleccionar las fotografías o la música, es el descanso del guerrero. O sea, llegamos al mismo puerto, pero en distintos navíos. Qué mundo maravilloso.

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  3. Este blog es genial y muy instructivo. Gracias :)

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  4. Estimado bitdrain, agradezco a usted sus cordiales palabras. Es muy alentador.

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