sábado, 31 de marzo de 2012

Funeral de Estado

Un funeral de Estado es una ceremonia fúnebre pública, observando estrictas reglas de protocolo, realizada en honor de Jefes de Estado o de personalidades de importancia nacional. Usualmente incluyen pompa y ceremonial, así como connotaciones religiosas y elementos distintivos de tradición militar. Generalmente, los funerales de Estado se llevan a cabo con el fin de involucrar al público en general en un día de duelo nacional, luego que la familia del fallecido da su consentimiento. Este acontecimiento generará publicidad masiva de los medios de comunicación tanto nacionales como internacionales, como ha sucedido con los grandes funerales llevados a cabo en Gran Bretaña, en Estados Unidos e incluso en la Unión Soviética, donde los funerales de los más altos dirigentes políticos y militares –Lenin, Brezhnev, Andropov, Chernenko- fueron eventos masivos con millones de dolientes en toda la nación.


El más reciente funeral de Estado para un soberano reinante: el del rey George Tupou V de Tonga, cuyo féretro, en un gigantesco catafalco negro y dorado, es trasladado por 150 portadores a las tumbas reales en la capital, Nuku'alofa (27 de marzo de 2012)



En la antigua Rusia zarista, el funeral de Alejandro III fue el último que revistió toda la pompa de las tradiciones. Murió el 1º de noviembre de 1894 en la propiedad imperial de Livadia, en la península de Crimea. El 3 de noviembre su ataúd, revestido de púrpura, fue transferido de la pequeña iglesia bizantina frente al puerto de Sebastopol, en un viaje ferroviario que duró una semana entera, con escalas en todas las principales ciudades del camino, antes que la procesión fúnebre llegase a Moscú. Ocho caballos negros revestidos de púrpura encabezaron el cortejo a través de las calles; debieron detenerse diez veces, al pasar frente a distintas iglesias, con el fin de que fuera posible elevar al cielo las oraciones por el monarca fallecido.



Ya en la capital imperial, durante cuatro horas una fila de carruajes rojos y dorados revestidos de negro se desplazó lentamente por las calles y atravesó los puentes, transportando a los miembros de la familia imperial y la corte. En la Catedral de la Fortaleza de Pedro y Pablo, lugar donde se sepultaba a los zares Romanov, la procesión se detuvo y una guardia de honor transportó el ataúd cubierto de púrpura hacia la lujosa iglesia. El catafalco, rodeado por altos cirios, estaba bajo un dosel de lienzo plateado bordado con el águila bicéfala de los Romanov y cuatro oficiales de la guardia estaban apostados en silencio en las cuatro esquinas de la plataforma, la cabeza inclinada en actitud respetuosa.


Funeral de Alejandro III



Durante diecisiete días, una vez por la mañana y de nuevo por la tarde, la familia del zar, rigurosamente enlutada, asistía a los servicios fúnebres. El zar no había sido embalsamado hasta tres días después de su muerte y había permanecido expuesto al público durante casi tres semanas, primero en Moscú, luego en San Petersburgo, antes de ser sepultado en la bóveda imperial.


En el Reino Unido, un funeral de Estado consiste en una procesión militar, donde el ataúd es trasladado sobre una cureña desde la capilla privada a Westminster Hall. El cuerpo usualmente descansa en Westminster Hall por tres días y luego se lleva a cabo un servicio en Westminster Abbey o en St Paul’s. Ambos tipos de funerales comparten muchas características, como la capilla ardiente y el servicio fúnebre de cuerpo presente en Westminster Abbey.


La distinción verdadera entre un funeral de Estado y un funeral ceremonial es que el primero requiere una moción o votación en el Parlamento. Sin embargo, la distinción visual es que en un funeral de Estado la cureña es arrastrada por miembros de la Armada Real y en un funeral ceremonial real, la cureña es tirada por caballos. Esta tradición se remonta a los funerales de la Reina Victoria: los caballos que arrastraban la cureña se desbocaron y marineros de la Armada Real la remolcaron hasta la Capilla Real en Windsor.


El funeral de la Reina Victoria, 2 de febrero de 1901



El honor de un funeral de Estado está reservado usualmente para soberanos reinantes y el consorte pasado o actual recibe un funeral ceremonial, es decir, con una cureña tirada por caballos. Sin embargo, unos pocos civiles de logros históricos profundos, líderes militares y políticos han sido también honrados con un completo funeral de Estado, como Sir Isaac Newton, Lord Nelson y Sir Winston Churchill. El más reciente para una persona fuera de la familia real fue el antiguo Primer Ministro, en el año 1965. Su cuerpo viajó en una cureña desde la Estación Waterloo a la Catedral de St Paul, donde fue subido por oficiales de la Guardia de Granaderos. Un precedente se había establecido en 1852, con el fastuoso funeral de Estado del Duque de Wellington.



Para el funeral de la Reina Elizabeth, la Reina Madre, en 2002, el Palacio de Buckingham anunció que el ataúd de Su Majestad sería llevado por marineros y no tirado por caballos, lo que es la característica más visible de un funeral de Estado. Aparte de eso, este espectáculo de pompa y la ceremonia no se había visto desde el de George VI en 1952. Ese día, miles de dolientes salieron a las calles mientras el ataúd hizo su último viaje de Londres a Windsor. Durante los días anteriores, 70.000 personas se presentaron solemnemente ante el ataúd del rey en Westminster Hall.


El funeral de Sir Winston Churchill, 30 de enero de 1965


Al igual que las escenas en 1952 y 1965, la procesión funeraria de la Reina Madre contó con la participación de líderes estatales y miembros de las fuerzas armadas, para reflejar la función pública de la antigua consorte. Incluso el funeral de Diana, Princesa de Gales, en 1997, que fue transmitido por altoparlantes a miles de personas del público en el exterior, fue en una escala mucho menor. Hubo una ruptura con la tradición, sin embargo. La Princesa Real se unió a sus hermanos y otros miembros masculinos de la familia real, incluidos los príncipes Guillermo y Enrique, a caminar detrás del ataúd de su abuela en la procesión desde el palacio de St. James a Westminster Hall (tradicionalmente, las mujeres de la familia esperan el ataúd en la iglesia para el servicio). Otro punto destacado de este funeral ceremonial fue la vigilia de los Príncipes.


La Vigilia de los Príncipes es el nombre no oficial dado a las dos ocasiones en que miembros masculinos de la familia real hicieron guardia de pie durante la capilla ardiente de uno de sus parientes. En 1936 fueron Edward VIII, el Duque de York, el Duque de Gloucester y el Duque de Kent quienes permanecieron de pie en las cuatro esquinas del catafalco de su padre, el rey George V. La vigilia tuvo lugar después que Westminster Hall fuera cerrado al público, por lo que no hay registro fotográfico de este evento, solo una pintura oficial a cargo de Frank Beresford.





El Príncipe de Gales y el Duque de York en la vigilia por su abuela, la Reina Madre (8 de abril de 2002)


Sesenta y seis años después, el Príncipe de Gales, el Duque de York, el Conde de Wessex y el Vizconde Linley relevaron a la guardia de la Real Compañía de Arqueros a las 16:40 del 8 de abril de 2002 ante el cuerpo presente de su abuela materna, la Reina Madre. En la vigilia de veinte minutos, el Príncipe Carlos y el Príncipe Andrés usaron uniforme naval y el Príncipe Eduardo y Lord Linley chaqué oscuro.


Funeral de Edward VII (1910)


El funeral de Estado del 7º Rey de la Gran Bretaña ocurrió el viernes 20 de mayo de 1910. Fue uno de los más grandes encuentros de reyes europeos que alguna vez tuvo lugar y el último que se desarrolló antes que la Primera Guerra finalizara con la era de la realeza emparentada entre sí gracias a los oficios de Victoria de Inglaterra, la “Abuela de Europa” y Christian de Dinamarca, el “Suegro de Europa”.



Enormes multitudes se reunieron para observar la procesión desde Buckingham Palace a Westminster Hall, donde tuvo lugar una pequeña ceremonia conducida por el Arzobispo de Canterbury ante un reducido grupo de deudos oficiales. Lo principal del funeral esperaba fuera del Hall. Entonces la procesión completa procedió vía Whitehall y el Mall, desde Hyde Park Corner a Marble Arch y entonces a Paddington Station. Desde allí, un tren trasladó a los dolientes a Windsor y la procesión continuó a Windsor Castle, entonces una completa ceremonia funeraria tuvo lugar en la Capilla de San Jorge.





La procesión funeraria de Edward VII llega al Castillo de Windsor (20 de mayo de 1910)



El funeral fue notable por el enorme número de importantes figuras de la realeza europea y mundial –por lo demás parientes entre sí- que participaron en él. Primero iba una procesión ecuestre, seguida por 11 carruajes que trasladaban a la Reina consorte viuda, el resto de sus parientes femeninas y otros representantes extranjeros de alto rango.


Las personalidades a caballo, entre varias figuras militares y palafreneros, eran las siguientes:


• S.M. El Rey (George V)
• S.M.I. El Emperador Alemán
• S.A.R. El Duque de Connaught y Strathearn
• S.M. El Rey de los Helenos
• S.M. El Rey de España
• S.M. El Rey de Noruega
• S.M. El Rey de Dinamarca
• S.M. El Rey de Portugal
• S.M. El Zar de Bulgaria
• S.M. El Rey de los Belgas
• S.A.I.R. Archiduque Francisco Fernando de Austria
• S.A.I. El Príncipe Heredero del Imperio Otomano
• S.A.I. Gran Duque Mikhail Alexandrovitch de Rusia
• S.A.R. El Duque de Aosta
• S.A.I. Príncipe Fushimi Sadanaru
• S.A.R. El Duque de Esparta
• S.A.R. El Príncipe Heredero de Rumania
• S.A.R. Príncipe Rupprecht de Baviera
• S.A.R. Duque Albrecht de Württemberg
• S.A.R. El Príncipe Heredero de Serbia
• S.A.R. Príncipe Hendrik de los Países Bajos
• S.A.R. El Gran Duque de Hesse y del Rhin
• S.A.R. El Gran Duque de Mecklenburg-Strelitz
• S.A.R. Príncipe Heinrich de Prusia
• S.A.R. El Duque de Sajonia-Coburgo-Gotha
• S.A.R. Príncipe Jorge de Sajonia
• S.A.R. Príncipe Carlos de Suecia
• S.A.S. El Príncipe de Waldeck y Pyrmont
• S.A. Príncipe Mohammed Ali de Egipto
• S.A.R. Príncipe Arthur de Connaught
• S.A.R. Príncipe Christian de Schleswig-Holstein
• S.A. Príncipe Albert de Schleswig-Holstein
• S.A. Príncipe Alexander de Battenberg
• S.G. El Duque de Fife
• S.A.S. El Duque de Teck
• S.A.S. Príncipe Francis de Teck
• S.A.S. Príncipe Alexander de Teck
• S.A.R. Príncipe Andrés de Grecia y Dinamarca
• S.A.I. Gran Duque Mikhail Mikhailovitch de Rusia
• S.A.G.D. Príncipe Maximiliano de Baden
• S.A.R. Príncipe Danilo de Montenegro
• S.A.R. Príncipe Christopher de Grecia y Dinamarca
• S.A.R. Príncipe Felipe de Sajonia-Coburgo-Gotha
• S.A.R. El Gran Duque Hereditario de Mecklenburg-Strelitz
• S.A.R. Príncipe Louis d’Orleans
• S.A.R. Príncipe Pierre d’Orleans
• S.A. Príncipe Augusto Leopoldo de Sajonia-Coburgo-Gotha
• S.A.S. Príncipe Wolrad de Waldeck y Pyrmont
• S.A.R. Príncipe Bovaradej de Siam


Monarcas en la procesión fúnebre de Edward VII


Funeral del Conde de Barcelona (1993)



En las monarquías de antiquísima data como la inglesa, la española y la austríaca (ésta no sobreviviente hoy) se mantiene el también antiguo ceremonial funerario.



El solemne funeral por Don Juan de Borbón, padre del Rey de España, puso fin a siete días de luto, congregando en la basílica del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial a casi setecientas altas personalidades. Todos los estamentos de la sociedad española, con las más altas autoridades del Estado al completo encabezando su representación, estuvieron presentes en la última ceremonia religiosa en memoria del conde de Barcelona. Todas las casas reales europeas y once de otros países enviaron sus legaciones.


Catafalco de Don Juan de Borbón (1º de abril de 1993)


La reunión de casas reales que se produjo en El Escorial no se había conseguido desde la entronización de don Juan Carlos. Sus representantes, sin embargo, no eran en esta ocasión los más destacados, salvo en los casos de Bélgica, Mónaco, Liechtenstein y Luxemburgo. Desde el fallecimiento de Alfonso XII, no se había celebrado en España un funeral tan solemne.



Tres compañías de la Guardia Real con sus uniformes de gala formaban en la explanada y rindieron honores al Rey. Fueron disparados 21 cañonazos en honor de don Juan mientras sonaba el himno nacional. Entonces los escolanes y frailes de la comunidad iniciaron la procesión hacía el altar mayor. El órgano interpretó el himno nacional. Los Reyes y sus hijos llegaron así hasta sus sitiales a la derecha del presbiterio. Los bancos de la derecha de la nave principal –el lado del Evangelio- fueron destinados, por este orden, a la familia real, jefes de Estado y soberanos -incluidos los no reinantes, que preceden en el protocolo de las casas reales a los príncipes herederos-, cuerpo diplomático y miembros de la nobleza. Los de la izquierda estaban reservados a los miembros del Gobierno de la nación, presidentes autonómicos y representantes de las altas instituciones del Estado, así como miembros de las órdenes militares, de las Reales Maestranzas, y los invitados en general. El coro de la Orquesta Nacional de España interpretó la misa del Oficio de difuntos de Tomás Luis de Vitoria, compuesta en 1603 para las honras fúnebres de María de Austria, viuda de Maximiliano II, y el Panis Angelicus de César Franck.





Funeral de Don Juan en el Monasterio de El Escorial


Al concluir la ceremonia, que duró algo menos de hora y media, el grueso de los invitados atravesó la explanada del monasterio para embarcar en una decena de autocares que los trasladaron a Madrid. Los miembros de las casas reales y de las delegaciones extranjeras se dirigieron al Palacio Real donde, además de dar el pésame a Don Juan Carlos y Doña Sofía, compartieron un almuerzo con los soberanos antes de abandonar España.



Funeral de Diana de Gales (1997)



Aunque inicialmente, la familia real se negaba a darle a Diana, Princesa de Gales, un funeral de Estado, las muestras de afecto y dolor por parte del pueblo británico obligaron a Buckingham Palace a tomar una decisión al respecto. Su protocolo es muy estricto y la princesa no calificaba para un funeral de Estado o un funeral ceremonial, de modo que como no existía referencia alguna de un servicio funerario para una princesa del Reino Unido divorciada y madre del futuro rey, hubo que acuñar un nuevo término para las honras fúnebres de Diana: "Un entierro único para una persona única". Así lo definió un portavoz de la familia real más de 24 horas después del accidente.


Cabe destacar que el día que se dio la sentencia de divorcio de los príncipes de Gales se estableció que la princesa perdería el tratamiento de Alteza Real pero conservaría el título de princesa de Gales, lo que significa que ella seguía siendo una princesa británica y un miembro de la familia real por ser la madre del segundo y tercero en línea al trono británico.



La cureña con el féretro de Diana, Princesa de Gales (6 de septiembre de 1997)



El cuerpo fue trasladado un martes 2 de septiembre a Londres desde la capital francesa y a su llegada fue llevado a la Capilla Real del Palacio de Saint James, residencia oficial del Príncipe de Gales, donde se habilitaron cuatro libros para todo aquel que quisiera transmitir su mensaje de apoyo a la familia Spencer. El ataúd permaneció cerrado en todo momento pues todos los allegados a Diana quisieron que se la recordara como la princesa glamorosa que fue. Hasta el sábado 6 de septiembre, fecha oficial del funeral, se decretó luto nacional y las banderas de todo el país ondearon a media asta. Ese día, el féretro, siempre cerrado y cubierto de flores, fue trasladado en procesión sobre un carruaje arrastrado por cuatro caballos negros hasta la Abadía de Westminster. Tras él iban sus deudos masculinos: su suegro, su ex esposo, su hermano y sus dos hijos. Dos millones de personas acompañaron además la comitiva por las calles de Londres.


En la abadía había numerosos representantes de la nobleza, la política, el arte y el mundo humanitario. No obstante, hubo notables ausencias al no ser un funeral de Estado propiamente dicho, como la de embajadores, cónsules y jefes de Estado. Si estuvo, por ejemplo, Jacques Chirac junto a su esposa y, por supuesto, el entonces recién estrenado en el cargo de Primer Ministro, Tony Blair. La ceremonia contó con la actuación en directo del cantante británico Elton John, amigo personal de la princesa.


El servicio fúnebre en Westminster Abbey



Finalizado el funeral, el féretro fue trasladado por carretera hasta la capilla de Santa María en Great Brington, a dos kilómetros de Althorp House, la mansión donde creció Diana. El cuerpo fue inhumado como los del resto de miembros fallecidos de la familia Spencer en una ceremonia estrictamente familiar. The Oval es la isla artificial donde descansan sus restos.



Funeral de Hussein de Jordania (1999)



El funeral de Estado del rey Hussein tuvo lugar en Amman el 8 de febrero de 1999. Fue la mayor reunión mundial de líderes de la realeza y la política desde 1995, en que se desarrolló el funeral del primer ministro israelí, Yitzhak Rabin.



El ataúd con el cuerpo del rey Hussein, cubierto por una bandera jordana, fue acompañado por tropas de una guardia de honor usando la kuffiya durante una procesión de 90 minutos por las calles de la ciudad de Amman. Se estima que 800.000 jordanos, llorando muchos de ellos, desafiaron los vientos helados para decir adiós a su líder.





Funeral del rey Hussein en Amman (8 de febrero de 1999)



A su llegada al Palacio de Raghadan, el nuevo rey, hijo mayor de Hussein, Abdullah, y los príncipes reales recibieron formalmente el ataúd. En un patio del Palacio, líderes y dignatarios se reunieron para presentar sus respetos; dentro, donde descansaba el difunto rodeado por cuatro guardias circasianos, los dignatarios entraron a la habitación uno a uno para hacer una pausa ante su ataúd, cada uno según sus tradiciones. Gaiteros tocaban cuando el ataúd fue llevado del palacio a una mezquita en una cureña. Un caballo blanco sin jinete con un par de botas vacías invertidas en sus estribos y que era el favorito del rey trotaba detrás. Las oraciones en la mezquita fueron atendidas solamente por los musulmanes, mientras que muchos de los líderes mundiales esperaban afuera.



En el cementerio real, debajo de un toldo verde, el cuerpo de Hussein, vestido con un simple sudario blanco, fue retirado del ataúd y colocado en una tumba cerca de las de su padre, el rey Talal y su abuelo, Abdalá I. Se leyeron pasajes del Corán y finalmente tocó un corneta militar. La guardia asistente disparó una salva de 21 cañonazos.


La Reina Noor y sus hijas abandonan el Palacio de Raghadan



La ocasión fue una multitudinaria reunión de líderes mundiales. El presidente Bill Clinton y los ex presidentes George W. Bush, Carter y Ford representaron a los Estados Unidos. Hamas se hizo presente con varios representantes. El presidente checo, Václav Havel y el presidente ruso, Boris Yeltsin, asistieron a pesar de estar enfermos El secretario de la ONU, Kofi Annan y su esposa, estuvieron presentes, así como el de la Unión Europea, Jacques Santer. El primer ministro Benjamin Netanyahu lideró la delegación israelí, integrada por el Gran Rabino Yesrael Lau y un representante de las familias de las siete adolescentes asesinadas por un soldado jordano en 1997. Egipto estuvo representado por las principales figuras políticas, incluido el presidente, Hosni Mubarak, y el primer ministro Kamal Ganzouri.



Figuras de la realeza que estuvieron presentes fueron Alberto II de Bélgica, el Príncipe de Gales, el Príncipe Consorte de Dinamarca, el Aga Khan IV, Constantino II de Grecia, el Príncipe Heredero Naruhito de Japón, el Gran Duque y la Gran Duquesa de Luxemburgo, el Sultán Qaboos de Omán, el Rey Juan Carlos de España y sus tres hijos, el Rey Mohammed VI de Marruecos, el Rey Carlos XVI Gustavo de Suecia, el Jeque Mohammed bin Rashid Al Maktoum, Presidente de los Emiratos Árabes, la Reina Beatriz de los Países Bajos, el Príncipe Heredero Alejandro de Yugoslavia, el Sultán Hassanal Bolkiah de Brunei, el Rey Abdullah de Arabia Saudita, Saud Al-Faisal, sobrino del Rey Abdullah y el Rey Harald V de Noruega.


Líderes mundiales en el funeral del rey Hussein


Funeral de Otto von Habsburg (2011)



El 5 de julio de 2011 inició un período de luto de 13 días por la muerte de Otto de Habsburgo, jefe de la Casa de Habsburgo e hijo y heredero del último Emperador de Austria-Hungría, en los varios países que antiguamente formaron parte del Imperio. Múltiples réquiems fueron celebrados. Monarcas como SM el Rey de Suecia, SAR El Gran Duque de Luxemburgo, SM El Rey (pretendiente) de Rumania, SM El Zar (pretendiente) de Bulgaria, SAR El Príncipe de Liechtenstein y SAE El Príncipe y Gran Maestro de la Orden de Malta asistieron a la misa de réquiem en la Catedral de San Esteban de Viena el día 16, que fue seguida por el entierro en la Cripta Imperial. Esta será la penúltima vez que un miembro de la realeza austríaca sea enterrado aquí, donde descansan otros 145 miembros de la Casa de Habsburgo desde 1633.


La misa de cuerpo presente en el funeral de Otto de Austria (16 de julio de 2001)



El cuerpo de Otto de Austria estuvo en reposo desde el día 5 al 12 de julio en la Iglesia de St Ulrich, cerca de su hogar en Pöcking, Baviera. Luego fue transferido por tren a la basílica católica de Mariazell, en Austria, antes de ser trasladado a Viena, donde tuvo lugar el funeral que fue descrito como el mayor evento en la historia de la antigua capital imperial. Las ceremonias fueron organizadas por sus hijos Karl –actual jefe de la Casa de Habsburgo- y Georg von Habsburg, quienes revelaron que la planificación había comenzado unos 12 años antes y que Otto no se había visto envuelto en ella, excepto para expresar su deseo que una ceremonia tuviera lugar en Hungría, de acuerdo a la tradición familiar. El Partido Los Verdes criticó al gobierno por el excesivo involucramiento del Estado austríaco en el funeral, que en su opinión lo hizo casi parecido a un funeral de Estado.



Cerca de 1000 invitados y 100.000 miembros del público asistieron al funeral en Viena, que fue transmitido en vivo por la Televisión Austríaca. Otto tuvo honores militares. La procesión a través de la Innere Stadt desde la Catedral de San Esteban a la Iglesia de los Capuchinos fue una de las más largas de la historia (más de un kilómetro), lo que hizo que grandes zonas del centro de la ciudad fueran cerrados al tráfico público.


Invitados reales y oficiales en el cortejo fúnebre a través de Viena.




Fueron celebrados seis requiems en cuatro países: en Pöcking y Munich, Baviera; en Mariazell y Viena, Austria; en Zagreb, Croacia y en Budapest, Hungría. Luego tuvo lugar la ancestral ceremonia funeraria de los Habsburgo en la Iglesia de los Capuchinos, bajo la cual descansa la Cripta Imperial. El Padre Gottfried Undesser, custodio desde 1951, fue quien abrió la puerta también para la Emperatriz Zita en 1989.


El 17 de julio, el corazón de Otto fue enterrado en la Archiabadía Benedictina de Pannonhalma, siguiendo una ceremonia con vísperas en latín y una plegaria ecuménica. Con este evento, 12 días de conmemoraciones y ceremonias funerales en varios países fueron concluidas, en lo que fue descrito como el funeral “del último Emperador”.


Los ataúdes de Otto y Regina von Habsburg descansan en la Iglesia de los Capuchinos, en Viena.






jueves, 29 de marzo de 2012

Bautizo real

Un bautizo real es el sacramento bautismal impuesto a un recién nacido perteneciente a una familia real. El bautismo consiste en una ceremonia en que una persona que ha de unirse a la comunidad cristiana entra en contacto con agua bendecida, ya sea a través de la inmersión, la ablución (derramamiento) o la aspersión. En las iglesias cristianas el derramamiento es la forma más generalizada.


Al contrario que una boda real, en que la difusión es a nivel nacional e internacional, un bautizo es una ocasión más bien familiar, sin la categoría de un acontecimiento de Estado pero con la relevancia que le da la ubicación del recién nacido en la línea de sucesión al trono. El nacimiento de un bebé real implica un comunicado de prensa, un anuncio oficial al gobierno y el Parlamento, festejos populares cuando es heredero al trono y una ceremonia con mayor o menor asistencia de invitados, que pueden ir desde poco más de veinte personas, como en el bautismo de Andrea Casiraghi, primogénito de Carolina de Mónaco, el 1º de septiembre de 1984, hasta 1.200, como en la celebración bautismal de la princesa Catarina-Amalia, hija mayor de los Príncipes de Orange, el 7 de diciembre de 2003.


Cada familia real, como es lógico, bautiza a sus vástagos en el rito de su religión. Así lo han hecho los nueve nietos de Constantino II de Grecia, en el seno de la Iglesia Ortodoxa griega, como lo hicieron los príncipes Alexia, Pavlos, Nikolaos, Teodora y Filipos. Los Reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia bautizaron a los Príncipes Victoria, Carlos Felipe y Madeleine por el rito luterano protestante (el bautismo de la Princesa Heredera reunió a 700 personas en la capilla del Palacio Real de Estocolmo el 27 de septiembre de 1977). Los niños de la familia real británica lo han hecho siempre en el seno de la Iglesia Anglicana, de la que Elizabeth II es “gobernador supremo”. Por su parte, el primogénito del Príncipe Aimone de Saboya-Aosta y la Princesa Olga de Grecia, Umberto, recibió el sacramento católico el 18 de julio de 2009 (bautismo oficiado por el príncipe Alejandro de Borbón Dos Sicilias, de la Orden de los Legionarios de Cristo), al igual que todos los hijos de la Casa real de Saboya.


El bautismo de la hija mayor de los Reyes de Grecia, la Princesa Alexia, en Atenas, 1965.



Los escenarios elegidos para este acontecimiento son, mayormente, las capillas de palacios y castillos. Aunque ha habido excepciones. La tradición en Inglaterra, por ejemplo, es que los bautizos reales tengan lugar en Buckingham Palace, pero no en la capilla, sino en el salón de música acondicionado para tal evento (el último de ellos fue el del Duque de Cambridge, Príncipe William, primer nieto de la reina, el 4 de agosto de 1982). En contrapartida, la menor de los nietos de la reina, Princesa Beatriz de York, fue bautizada el 23 de diciembre de 1990 en la iglesia de Santa María Magdalena, en Sandringham, siendo el primer bebé de la familia real británica en tener un bautizo público. En España viene siendo costumbre que las ceremonias bautismales se celebren en el Palacio de la Zarzuela, marco de grandes acontecimientos de la familia real española. En la sala de audiencias de dicho Palacio fue bautizado el primogénito de la Infanta Elena (y primer nieto de los monarcas españoles), Felipe, el 4 de octubre de 1998. La hija menor del Príncipe de Asturias, la Infanta Sofía (el 15 de julio de 2007), recibió el sacramento bautismal en los jardines.

Los Príncipes de Asturias con su hija menor, la Infanta Sofía, el día de su bautizo en la Zarzuela, 2007.

Hace varios siglos, los bautizos de la Casa Real danesa se celebraban en las capillas de los propios palacios o incluso en los aposentos de la Reina, donde se disponía una fuente y un jarro con agua. En época más reciente, se ha trasladado la celebración a otros templos: iglesias como la de Holmens Kirke de Copenhague (donde recibieron el sacramento la reina Margarita, sus hermanas y el príncipe heredero Federico), la catedral de Aarhus (que acogió la celebración del príncipe Joaquín), la capilla de Fredensborg (la del príncipe Nicolás) o la iglesia de Møgeltønder (donde se bautizó al príncipe Felix).

Los Príncipes Herederos de Dinamarca, Federico y Mary, en el bautismo de su hija Isabella (2007).


Los cuatro hijos del Príncipe Heredero Federico fueron bautizados en la iglesia de Holmen (un templo que ha albergado otras tres ceremonias de la familia real danesa: el bautizo de la reina Margarita en 1940, su boda con el príncipe Henrik en 1967 y el bautizo del príncipe Federico en 1968). Otras familias reales han utilizado templos de su predilección. La Princesa Élisabeth Thérèse Marie Hélène de Bélgica, hija primogénita del Duque de Brabante, fue bautizada el 9 de diciembre de 2001 en la capilla del Castillo de Ciergnon, en las Ardenas belgas. La Princesa Catarina-Amalia de los Países Bajos, Princesa de Oranje-Nassau, primera hija del Príncipe Guillermo y la Princesa Máxima, recibió el bautismo el 12 de junio de 2004 en la Iglesia de San Jacob, en La Haya.


Uno de los tradicionales elementos históricos propios de estos bautizos es el vestido de cristianar, el “faldón”, al decir de los españoles.


El ajuar de bautismo


La prenda que va a lucir el bebé en su primer gran día constituye uno de los detalles más enternecedores de un bautismo real y usualmente tiene una nutrida historia familiar. La Princesa Ingrid Alejandra de Noruega, hija mayor del Príncipe heredero Haakon Magnus y bautizada en Oslo el 21 de enero de 2004, lució el mismo faldón que su bisabuelo, el rey Olaf, en 1903. La Princesa Catharina-Amalia de Holanda llevó el vestido con el que recibió las aguas bautismales su padre, el Príncipe Heredero Guillermo Alejandro y que fue confeccionado en 1880 para la reina Guillermina.

El bautismo del Príncipe Guillermo Alejandro de Orange-Nassau, Príncipe Heredero de los Países Bajos, el 2 de septiembre de 1967, en la Iglesia de San Jacobo de La Haya.


Cuando fueron bautizados los hijos del Príncipe Heredero danés, los mellizos Vincent y Josephine, el 14 de abril de 2011, el suspenso era saber qué vestidos de cristianar llevarían los niños, porque solo existe uno con tradición e historia en el seno de la familia real danesa. Se impuso el sentido común y el príncipe Vincent lució el faldón de 1870, confeccionado especialmente para el bautizo del futuro Christian X y que luego han llevado en sus bautizos la reina Margarita y sus hermanas, las princesas Ana María y Benedicta; la princesa Elisabeth, los condes Ingolf y Christian, el príncipe heredero Federico, el príncipe Joaquín, el príncipe Christian y la princesa Isabella, mientras que su hermana Josephine vistió un traje que perteneció a su bisabuela, la reina Ingrid.


España


El vestido que los infantes de la familia real española lucen durante la ceremonia de su bautismo es de encaje bordado a mano con guirnaldas y tiene a sus espaldas un largo recorrido histórico. Este faldón de cristianar se usó por primera vez el 26 de enero de 1938 en el bautizo de Don Juan Carlos de Borbón, hoy monarca reinante, que recibió las aguas bautismales en la capilla romana de los Caballeros de la Orden de Malta. Fue aquél un bautizo triste, en el exilio. Se guardó entonces el traje en un paño blanco de terciopelo, como se deben guardar los vestidos de cristianar, y se puso en un baúl junto a otros recuerdos a la espera de volverlo a usar algún día en tierra española.

Don Juan Carlos, 1938

Ese día llegaría treinta y cinco años después, en 1963, cuando la Infanta Elena vistió el mismo faldón que usara su padre para recibir las aguas del Jordán en el Palacio de la Zarzuela. A la ceremonia acudieron sus abuelos, los condes de Barcelona, que pisaban suelo español por primera vez desde 1930. Al bautizo de la infanta Elena le siguió el de la Infanta Cristina en 1965 y el del Príncipe Felipe en 1968.

Don Felipe, 1968

Sesenta años después, el faldón, ya una auténtica reliquia real, volvió a desempaquetarse. Fue usado por los ocho nietos de los reyes (Felipe Juan Froilán, Juan Valentín, Victoria Federica, Pablo Nicolás, Miguel, Irene, Leonor y Sofía). La tradición de bautizar a los bebés reales a los pocos días de nacer dejó paso, también, a la nueva costumbre de que recibieran las aguas habiendo cumplido, al menos, los dos meses.


Felipe Juan Froilán, 1998


Inglaterra


La Reina, el Príncipe de Gales, el Duque de Cambridge y casi setenta miembros de la familia real inglesa han tenido su momento en el centro de atención con este conjunto. Fue encargado originalmente por la reina Victoria cuando estaba embarazada de su primer hijo, la princesa Victoria, Princesa Real, que nació en noviembre de 1840, poco más de nueve meses después de su boda.


Los detalles del diseño son incompletos, pero se cree que proviene de la misma seda Spitafields del vestido de boda de la reina y adornado con encaje Honiton realizado por las mismas encajeras que hicieron el vestido de Victoria. Sin duda, estaría muy de acuerdo con la naturaleza sentimental de Alberto y Victoria querer un faldón de bautismo que se hiciera eco de su traje de boda lo más posible. Victoria dijo en su diario que su hija “se veía muy adorable en un traje y manto de encaje de punto Honiton blanco, todo sobre satén blanco”. El propio vestido es de seda con una superposición de encaje con volantes, tiene cintura alta con falda larga, mangas cortas y ancha faja de seda. Es claramente un diseño imponente para una ocasión muy especial pese a todo el encaje y la seda.

La Princesa Anne, 1950


Se ha escrito que esta ropa lleva tal cantidad de volantes y puntillas como para vestir “a todo el cuerpo de baile de El Lago de los Cisnes”. El vestido llegó a ser usado por cada uno de los nueve hijos de la reina Victoria, luego por muchos de sus nietos y así sucesivamente a lo largo de los años. Con el transcurrir de las generaciones, el vestido cambió de color, pasando del blanco puro elegido por Victoria a un tono suave de crema, del crema al marfil, del marfil al azul ventisquero, del azul ventisquero al magnolia. Para tratar de preservarlo, entre cada uso, era mantenido en un recipiente hermético en Buckingham Palace y lavado a mano en agua saneada, antes de ser guardado con cariño una vez más para el siguiente bautizo real. La reina Elizabeth era la guardiana y quien lo hacía llegar al domicilio del recién nacido en la víspera del gran día.



El Príncipe Harry, 1984


No es realmente una sorpresa que después de 167 años de uso, la reina finalmente decidiera que era tiempo de retirar el original traje victoriano y encargó una réplica, que fue usada por primera vez en abril de 2008 para James, Vizconde Severn, el segundo hijo de los Condes de Wessex.


La ceremonia en España


En los bautizos de los infantes de España ha primado siempre el sentido religioso y familiar de la celebración, si bien también han tenido proyección oficial. En estos casos se reúne la familia real al completo, así como una amplia representación de las altas instituciones del Estado, autoridades de la Casa de su Majestad y el personal médico que atiende a la parturienta. En el escenario elegido se coloca la pila bautismal de Santo Domingo de Guzmán –el famoso fundador de la Orden de los Predicadores-, una reliquia del siglo XII en la que fueron bautizados la mayoría de los herederos a la corona de España. Desde Felipe IV en Valladolid, en 1605, pasando por el actual Príncipe de Asturias, futuro Felipe VI, en el palacio de la Zarzuela en 1968, hasta la primogénita de los Príncipes de Asturias, la Infanta Leonor, segunda en la línea de sucesión al trono después de su padre, han recibido el agua bautismal en esa pila, que se instaló para mayor comodidad en el convento de Santo Domingo el Real de Madrid.

La pila bautismal de Santo Domingo de Guzmán durante el bautizo de la Infanta Elena, primogénita de los Reyes, en 1963.

El ceremonial de bautizos de las dinastías españolas está registrado desde 1571, en tiempos de Felipe II. Las celebraciones duraban varios días y se derrochaba lujo en fiestas, corridas de toros y banquetes. Existía todo un ceremonial establecido para los bautizos regios. En realidad, durante mucho tiempo hubo dos bautizos. El acto sacramental de bautizar al recién nacido se realizaba enseguida del parto, porque la alta mortalidad infantil aconsejaba no arriesgarse a que el infante “muriese moro”. Y la fiesta del bautismo, con todo el boato de las ceremonias cortesanas, se celebraba tiempo después. A veces ese bautismo oficial se retrasaba mucho, como en el caso de la infanta Marianina, hija de Felipe V, que se celebró cuando la niña tenía casi cuatro años e iba a partir para la Corte de Francia, ya que estaba destinada a casarse con el heredero de Luis XIV.

Bautizo de Felipe II “el Grande”, Valladolid, 1554


Felipe V, primer rey español de la Casa de Borbón, quiso seguir las liturgias bautismales de la de Austria para mostrar la continuidad entre ambas dinastías, y cuando iba a nacer su primogénito Luis, en 1707, pidió al grefier (secretario de la Casa del Rey) todas las referencias sobre bautismos que hubiera en su oficina. El ceremonial desde tiempos de los Austrias fijaba hasta una procesión en la que participaban los Gentileshombres, cargos honoríficos de la Casa del Rey que desempeñaba la Grandeza de España. Cada gentilhombre llevaba una de las llamadas insignias del bautismo, los utensilios que empleaban los cardenales que administraban el sacramento: el mazapán, la vela, el capillo, el salero, la taza, el aguamanil y las toallas. El último bautismo que registró toda esta solemnidad fue el del rey Alfonso XIII, verificado en la capilla del Palacio Real de Madrid el 22 de mayo de 1886.


La ceremonia en Inglaterra


Pese a los cañonazos en Hyde Park, los miles de campanadas en Westminster Abbey y las iluminaciones de festejo en Trafalgar Square, los bautismos reales en Inglaterra son ceremonias muy privadas y tienen lugar en el salón de música de Buckingham Palace (excepcionalmente, el Príncipe Eduardo, Conde de Wessex, fue bautizado en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor, al igual que Príncipe Henry “Harry” de Gales el 21 de diciembre de 1984 y el bisnieto de la reina, James, Vizconde Severn, hijo del Conde de Wessex, el 19 de abril de 1990). La recepción no es sino una reunión de familia, que se desarrolla en un recinto de dimensiones razonables. Ocurría lo mismo en la Edad Media, con la sola diferencia de que a los niños se les bautizaba en los tres días siguientes al nacimiento.

El bautismo de Victoria, Princesa Real, 1840

El ceremonial de la corte señala que los bautismos de los príncipes son acontecimientos puramente familiares. Algunos se preguntan entonces por qué se desarrollan en Buckingham y no en la parroquia de la cual depende el palacio, St. Martin-in-the-Fields. El 29 de mayo de 1926, el bautismo de la hija mayor del duque y la duquesa de York, la futura Elizabeth II, que tuvo lugar en la capilla privada de Buckingham, curiosamente pasó totalmente inadvertido.


Bajo Victoria, la capilla de palacio acogía a los invitados hacia la 1 de la tarde. Dos filas de sillas y cuatro banquetas los aguardaban. A los lados se encontraban representantes extranjeros y algunos miembros del gobierno. El altar, recubierto con terciopelo color carmesí donde estaban depositados utensilios de oro, se encontraba preparado para la ceremonia. Victoria Adelaida, hija mayor de Victoria, estrenó el 10 de febrero de 1841 la nueva pila bautismal, de plata dorada, que tenía la forma de un nenúfar sosteniendo una gran concha cuya parte interior, sobre el borde, estaba ornamentada con pequeños nenúfares flotantes. El agua para el bautismo provenía del río Jordán.


Cuatro generaciones Windsor en el bautismo del Príncipe Charles, 1948

La emoción alcanzaba su punto más alto cuando el arzobispo de Canterbury preguntaba a los padrinos y a las madrinas el nombre o los nombres del recién nacido. La reina misma vigilaba la elección. Terminada la ceremonia, el bebé era transportado a su habitación y los invitados seguían a la reina a una de las más bellas estancias del palacio, el Salón Blanco, para una recepción que, a través de Galería de las Pinturas, continuaba con un almuerzo en el gran comedor. Un magnífico pastel de bautismo coronaba una de las mesas.


Hasta la década del ’80 se desarrolló el mismo ritual en el salón de música ¡pero sin música! Solo los disparos del fotógrafo reemplazaban los sonidos del órgano; únicamente la Marcha Nupcial de Mendelssohn sobrevivía en el programa. Pero la costumbre se interrumpió en esa época. Y los bautizos se realizaron en diferentes templos de Inglaterra: el último fue el de Savannah Phillips, hija de Peter Phillips y la integrante más joven de la familia real, quien recibió el bautismo en la Holy Cross Church de Avening, Gloucestershire, el 23 de abril de 2010.

Lady Louise Alice Elizabeth Mary Mountbatten-Windsor, hija mayor de los Condes de Wessex, el día de su bautizo el 24 de abril de 2004 en la Capilla privada del Castillo de Windsor. Ella fue la última bebé real en lucir el vestido victoriano original de 1840.

lunes, 26 de marzo de 2012

Servicios religiosos

La Separación Iglesia-Estado es el concepto legal y político por el cual las instituciones del Estado y de la Iglesia se mantienen separadas y esta última no interviene en los asuntos públicos, teniendo cada parte una autonomía para tratar los temas relacionados con sus esferas de influencia. Esta separación se relaciona con la extensión de la libertad de culto a todos los ciudadanos y se condiciona a partir de este derecho la relación entre ambas instituciones. Ocurre sobre todo en aquellos estados con religión oficial que favorecen de alguna forma una religión en detrimento de las demás por medio del patronato regio u otras acciones similares.




El Patronato regio era el conjunto de privilegios y facultades especiales que los Papas concedían a los reyes de distintas monarquías del Antiguo Régimen y que les permitían, al principio, ser oídos antes de una decisión Papal o elegir directamente, en sustitución de las autoridades eclesiásticas, a determinadas personas que fueran a ocupar cargos vinculados a la Iglesia.


Más tarde, los monarcas lograron el ejercicio de todas o la mayoría de las facultades atribuidas a la Iglesia en el gobierno de los fieles, convirtiéndose, de hecho y de derecho, en la máxima autoridad eclesiástica en los territorios bajo su dominio (Patronato regio strictu sensu). El más importante históricamente es el que se concedió entre 1508 y 1523 a los reyes de España, pero ya en 1516 se habían concedido privilegios semejantes al rey de Francia (por el Papa León X) y antes aún al rey de Portugal (por el papa Julio II, en 1506); aunque estas prerrogativas «se extendían solo a obispados y beneficios consistoriales».

En la bula Pacificus et aeternum de 1 de abril de 1517, el Papa León X concedió el mismo título de sus abuelos maternos, el de Rey Católico, a Carlos I, con lo que se le legitimaba el título real asumido por el rey de forma ilegal.


Iglesias nacionales

En Europa hay en la actualidad algunas iglesias o confesiones religiosas dependientes del Estado, como la Iglesia de Noruega, la Iglesia de Inglaterra, la Iglesia de Groenlandia, la Iglesia de Suecia, la Iglesia del Pueblo Danés, la Iglesia ortodoxa turca o la Iglesia Ortodoxa de Grecia.

En Gran Bretaña existen algunas leyes relativas a la religión del monarca: la Ley de Instauración (Act of Settlement) y la Ley de Matrimonios Reales, que entre otras cosas prohíben que el soberano se case con una persona católica; o el Juramento de Coronación, que obliga a preservar la religión protestante.

Escandinavia

La Iglesia de Suecia (en sueco Svenska kyrkan) es una iglesia evangélica luterana de episcopado histórico, cuyo fundador fue el rey Gustavo I Vasa. Abandonó su obediencia al episcopado romano tras adherirse a los postulados de la Reforma Protestante, decidida en Suecia por un Riksdag o Consejo de Gobierno que tuvo lugar en Västerås en 1527. Hasta el siglo XIX estaba prohibido para un sueco dejar la Iglesia de Suecia. En el 2000, la Iglesia de Suecia definitivamente se separó del Estado sueco.

La familia real sueca asiste a un Te Deum en la capilla del Palacio Real de Estocolmo, con ocasión de la presentación formal de la hija primogénita de los Príncipes Herederos, la Princesa Estelle, Duquesa de Öestergöetland.


En Noruega, el segundo artículo de la Constitución garantiza la libertad de religión, aunque también establece que el Luteranismo Evangélico es la iglesia oficial del Estado. La autoridad suprema de la Iglesia de Noruega es el Rey, quien delega su responsabilidad en el Departamento de Iglesia y Cultura (en ocasiones ha existido un Departamento de Iglesia independiente) del gobierno de Noruega. Las cuestiones concernientes a la Iglesia son tratadas por el Consejo de Estado Eclesiástico (Kirkelig statsråd), constituido exclusivamente por miembros del gobierno pertenecientes a la Iglesia de Noruega. El Consejo de Estado Eclesiástico está previsto en el artículo 27 de la Constitución Noruega, y es el fundamento para que al menos la mitad de los miembros del gobierno tengan que estar afiliados a la Iglesia de Noruega (artículo 12). El rey, reunido con dicho consejo de estado, se encarga del nombramiento de los obispos y prepósitos.


La Iglesia del Pueblo Danés o Iglesia Evangélica Luterana de Dinamarca es la mayor de las iglesias cristianas en aquel país. Se adhirió a la Reforma Protestante y posee una doctrina de tipo evangélico luterano. Desde el establecimiento de la Constitución danesa de 1849 la Iglesia Evangélica Luterana en Dinamarca ha sido establecida como “la iglesia del pueblo” así como la iglesia oficial nacional. El parlamento danés es la autoridad legislativa de la iglesia, aunque su membresía es voluntaria. El monarca reinante es la autoridad suprema de la Iglesia, pero no el jefe, con el Ministro de Asuntos Eclesiásticos como la máxima autoridad administrativa.

La Reina Margarita II ingresa en procesión a la Iglesia de Nuestra Señora, en Copenhague, con motivo de la Celebración Ecuménica por la Creación, en el marco de la Conferencia de la ONU sobre el Clima (diciembre de 2009).


España

La Constitución de Cádiz de 1812 proclamaba que la religión no sólo del Estado, sino de la Nación misma, es y será siempre la católica, apostólica y romana, única verdadera. La tolerancia religiosa que acompañó al Régimen Liberal permitió el comienzo de la actividad de propagandistas protestantes. Simultáneamente se hizo cada vez más evidente un proceso de descristianización, fortalecido por el apoyo del clero al bando absolutista durante la Guerra Carlista. El poder económico del clero se acaba con la desamortización. Las relaciones oficiales con la Iglesia se recuperan con el concordato, por el que el Estado se obliga al mantenimiento de los eclesiásticos con fondos públicos.


La alternancia de progresistas y moderados iba dando el pulso de una mayor o menor aproximación a la iglesia, siendo el momento más alejado el Sexenio Revolucionario (1868-1874) y el más próximo la Restauración borbónica, en que se expulsó de la universidad a los que no se ajustaran a la ortodoxia religiosa. En la Segunda República se instauró un Estado laico (prohibiendo por ejemplo a los religiosos ejercer la enseñanza y expulsando a los jesuítas). Después de la Guerra Civil, bajo la dictadura de Franco el Estado volvió a ser confesional, identificándose con el término nacionalcatolicismo. Tras la proclamación de la Constitución Española en 1978, España es formalmente un Estado aconfesional, manteniendo relaciones con los distintos credos.

La Misa del Espíritu Santo en Los Jerónimos de Madrid iniciando el reinado de Juan Carlos I (27 de noviembre de 1975).


No obstante, la Iglesia Católica tiene en España una posición especial, apoyada en el Concordato de 1978, un acuerdo con la Santa Sede que fue aprobado por las Cortes antes de que la Constitución entrara en vigor, basada en la subvención por parte del Estado y en una posición privilegiada en la enseñanza.

Escenarios

El Monasterio de San Jerónimo el Real, conocido popularmente como Los Jerónimos, fue uno de los conventos más importantes de Madrid, del que subsisten actualmente la iglesia, convertida en parroquia de San Jerónimo, y un claustro, a espaldas del Museo del Prado. Iglesia y convento estuvieron estrechamente ligados a la vida de la Corte y la monarquía española, dada su proximidad con el palacio real. Además, los reyes disponían en el convento de un aposento que, mandado construir por Felipe II en la parte oriental de la iglesia, servía a los monarcas de lugar de retiro, meditación, y duelo en los días de luto familiar.

El templo fue escenario durante siglos de la investidura del Príncipe de Asturias. Aquí se celebró la boda del rey Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battenberg en 1906. Y una misa tuvo lugar el 27 de noviembre de 1975 para celebrar la proclamación del rey Juan Carlos I. Funerales, juras, bodas y proclamaciones, este vínculo se consolidó en parte también porque Madrid sólo completó la Catedral de la Almudena en 1993. El 22 de mayo de 2004 aquí se celebró de la boda del Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, con Letizia Ortiz, siendo ésta la primera boda en celebrarse en la historia de la catedral.

El jueves 31 de mayo de 1906 contrajeron matrimonio en Los Jerónimos el rey Alfonso XIII y la Princesa Victoria Eugenia de Battenberg.

Inglaterra

La Iglesia de Inglaterra (Anglicana) es nominalmente la iglesia oficial del Estado. El monarca británico (actualmente Elizabeth II) ostenta el título constitucional de “Gobernador Supremo de la Iglesia de Inglaterra”. A pesar de que la autoridad del monarca sobre la iglesia no es fuerte, el título sigue siendo muy relevante y más que todo tiene un sentido simbólico. El gobernador supremo nombra oficialmente a los miembros de alto rango de la Iglesia con el asesoramiento del primer ministro del Reino Unido, que a su vez es asesorado por líderes religiosos.

En Inglaterra, los nombramientos eclesiásticos son nombramientos de la Corona, la Iglesia se encarga de importantes funciones oficiales, tales como coronaciones, y un número de altos funcionarios de la Iglesia tienen escaños en la Cámara de los Lores (26 de un total de 789 miembros), los que son conocidos como Lores Espirituales (Lords Spirituals) en oposición a los Lores Temporales (Lords Temporals).

La Reina Elizabeth II y el Arzobispo de Canterbury, Dr. Rowan Williams, abandonan Lambeth Palace, la residencia oficial del Arzobispo en Londres, luego de un encuentro interreligioso en el marco de los festejos por el Jubileo de Diamante de la soberana (febrero de 2012).

Los vínculos entre la Iglesia y el Estado en el Reino Unido son, hoy en día, mayormente una formalidad y el gobierno del reino británico es relativamente secular, aunque los Lords Spiritual tienen significativa influencia cuando votan como un bloque en ciertos temas, en particular el aborto y la muerte asistida.

Servicios reales

Los servicios de Acción de Gracias se suelen llevar a cabo en las iglesias notables, catedrales y abadías en Londres y en todo el Reino Unido, con el fin de celebrar acontecimientos de importancia nacional o para marcar hitos personales de la familia real o que se relacionan con organizaciones vinculadas a ella. Por ejemplo, la Reina y el Duque de Edimburgo asistieron a un Servicio Nacional de Acción de Gracias en la Catedral de St. Paul para celebrar el Jubileo de Oro en 2002. En el año 2008 tuvo lugar otro en la Capilla de San Jorge en el Castillo de Windsor para celebrar el 660º aniversario de la fundación de la Orden de la Jarretera y el Colegio de San Jorge y el 60º aniversario de la reintroducción del servicio anual de la Jarretera por el rey Jorge VI. Servicios de Acción de Gracias tuvieron lugar también en la Abadía de Westminster para celebrar las bodas de Plata, Oro y Diamante de la Reina y el Duque de Edimburgo. De vez en cuando, la Reina y otros miembros de la familia real asisten a los servicios de Acción de Gracias en memoria de una determinada persona prominente.

La Reina y el Duque de Edimburgo avanzan por el pasillo central de Westminster Abbey para asistir a un servicio de celebración por sus Bodas de Diamante (noviembre de 2007).

Cada año en la Pascua, la Reina entrega un especial Maundy Money a los pensionistas en una abadía o catedral del Reino Unido. La presentación tiene lugar el Jueves Santo, en reconocimiento del servicio de las personas mayores de su comunidad y su iglesia. Desde el siglo XV, el número de monedas entregadas y el número de personas que reciben las monedas ha estado relacionado con la edad del Soberano. Por ejemplo, en 2011 había 85 hombres y 85 mujeres beneficiarias en la Abadía de Westminster para el servicio de Royal Maundy con presencia de la Reina. El servicio usualmente se llevaba a cabo en Londres, pero al principio de su reinado Elizabeth II decidió que debería tener lugar en un lugar diferente cada año.

sábado, 24 de marzo de 2012

Recepción de embajadores

Un embajador es el más alto rango diplomático que representa a una nación y por lo general es acreditado a un gobierno o soberano extranjero o a una organización internacional. A veces, los países también designan a personas altamente respetadas como Embajador en Misión Especial, a quien se le asignan responsabilidades específicas y trabajan para asesorar y ayudar a sus gobiernos en un área determinada.



Los más altos funcionarios diplomáticos entre los miembros de la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth) son conocidos como Altos Comisionados, que son los jefes de las Altas Comisiones. Los representantes de la Santa Sede son Nuncios papales o Apostólicos, mientras que el jefe de una misión Libia era un "Secretario de la Agencia Popular Libia".



Presentación de cartas credenciales



Las Cartas Credenciales son los documentos otorgados a un embajador por el jefe de Estado de su país y dirigidos hacia el jefe de Estado del país de destino, mediante los cuales el jefe de Estado remitente presenta al Embajador extraordinario y plenipotenciario, quien será su representante. En estas cartas se expresa la confianza del gobierno en la capacidad del embajador, se detalla su misión y la amplitud de sus facultades, al tiempo que se solicita plena fe y crédito a las actividades que emprenderá en nombre de su gobierno.



La ceremonia formal de presentación de cartas credenciales es un acto trascendente en la vida diplomática y generalmente tiene lugar poco tiempo después de su llegada al nuevo destino. Hasta que esta presentación se realice el embajador no está oficialmente reconocido por el país anfitrión y, por lo tanto, no puede actuar en calidad de tal. A partir de este acto, el nuevo embajador acreditado y el jefe de Estado receptor se comprometen a mantener relaciones de respeto y colaboración entre ambas naciones y sus pueblos.



Llegada de los embajadores ingleses a la República de Venecia (1500)



De este documento surge un ordenamiento basado en la jerarquía de los representantes diplomáticos, lo que determinará la precedencia que les corresponderá: a igualdad de jerarquía la precedencia se dará por antigüedad de llegada al país receptor. El apropiado ordenamiento de las precedencias entre ellos, así como su cordial relación con las autoridades del país anfitrión, constituyen significativos aspectos a tener en cuenta en la planificación y ejecución de actos oficiales de carácter solemne.




Los siguientes son ejemplos de presentación de embajadores en las viejas cortes de Europa, protocolo que, en las monarquías sobrevivientes y con algunas diferencias, se sigue cumpliendo.


Imperio Ruso



En la corte de los Zares, las audiencias de los embajadores ante el Emperador y la Emperatriz seguían un estricto ceremonial, cuyo documento, redactado en francés, estaba firmado por el Gran Maestro de Ceremonias de la Corte Imperial.



El Embajador enviaba un Secretario o un Agregado de su embajada al Ministro de Negocios Extranjeros para notificar su llegada, de la que informaba también al Gran Maestro de Ceremonias. El día y la hora prescriptos, el embajador visitaba al Ministro de Negocios Extranjeros y le entregaba la copia de sus Credenciales, solicitando una audiencia para presentarse al Emperador y entregarle dichas Credenciales. Enseguida hacía una visita personal al Gran Maestro de Ceremonias, que se la devolvía al día siguiente, a una hora convenida de antemano.


El Granovitaya Palata (Palacio de las Facetas), en el Kremlin de Moscú, fue durante centurias el lugar de recepción de los embajadores extranjeros.




Fijado el día y señalada la hora en que el Emperador recibiría al nuevo Embajador, un Maestro y dos Secretarios de Ceremonias iban a buscarle para acompañarle al Palacio de Invierno, en los coches de Su Majestad. En el primer coche, con tiro de cuatro caballos, tomaban asiento los dos Secretarios de Ceremonias. En el segundo coche, con tiro de seis caballos, iba el embajador sentado en el testero, y enfrente el Maestro de Ceremonias. Un Oficial de las Caballerizas Imperiales se colocaba a caballo al lado del estribo derecho. En los demás coches, enganchados también con cuatro caballos cada uno, se ubicaba el personal de la Embajada. Si el embajador lo deseaba así, su coche particular podía seguir inmediatamente después a los de la Corte.



Apenas el embajador bajaba del coche, el Maestro de Ceremonias se colocaba a su izquierda y se dirigían a las habitaciones imperiales, precedidos por dos Correos y dos Aposentadores de la Corte (deux fourriers de la Cour), un Aposentador de Cámara (fourrier de la Chambre) y dos Secretarios de Ceremonias.



Un Gentilhombre de Cámara del zar recibía al embajador en lo alto de la escalera principal y le precedía hasta la antesala de las habitaciones del zar, en donde el Gran Maestro de Ceremonias y el Mariscal de la Corte (Maréchal de la Cour) venían a su encuentro y le acompañaban hasta la sala de espera. El Gran Maestro iba a su derecha, el Mariscal de la Corte a su izquierda y delante el Maestro de Ceremonias, precedido de los Secretarios de Ceremonias y de los Aposentadores.




Recepción de la embajada turca el 14 de octubre de 1764 en la Cámara de Audiencias del Palacio de Invierno




Todas las personas que habían ido a recibir al embajador, así como su séquito (excepto los Aposentadores), entraban con él en la sala de espera, en donde se quedaban hasta que terminara la audiencia. En la puerta de la antesala el Gran Mariscal de la Corte venía a recibir al embajador, y en la de la sala de la audiencia esperaba el Gran Chambelán, quien le presentaba al Emperador, volviéndose inmediatamente a esta sala, porque no podía quedarse nadie en la de la audiencia.



Luego de la audiencia, el embajador pedía a Su Majestad la venia para presentarle el personal de la Embajada, y obtenida ésta, el Gran Maestro de Ceremonias introducía a las personas que componían el séquito del embajador, en la sala inmediata a la de la audiencia. Entonces el embajador las presentaba al zar.



Terminada esta ceremonia, se conducía al embajador, con las mismas formalidades, a la audiencia de la Emperatriz.



El Gran Mariscal, o en su defecto el Maestro de Corte, recibía al embajador en la sala de espera, donde también estaban aguardando el Gran Chambelán, la Camarera mayor (Maitresse de la Cour) y dos damas de honor de las que estaban de servicio. El Gran Maestro de Ceremonias tomaba la venia de Su Majestad, acompañaba al embajador a la sala de audiencia y lo presentaba a la Emperatriz. Durante la recepción acompañaba a Su Majestad la Camarera mayor.





La Escalera Jordana, por donde ascendían los embajadores –y los invitados a los banquetes de Estado- para ir al encuentro del zar en el Palacio de Invierno.




Cuando el embajador pasaba por las puertas de las habitaciones imperiales, se abrían las dos hojas. Los centinelas debían presentar las armas; la guardia de Palacio debía ponerse sobre las armas y hacerle los honores militares, pero ni las músicas ni los tambores debían batir marcha.



Cuando la audiencia de entrega de Credenciales tenía lugar en uno de los castillos del Emperador, el Embajador era invitado a comer en la mesa imperial, pero si era sólo Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario, entonces se le servía la comida en las habitaciones que se le habían destinado en el castillo, y comía allí solo.



La precedencia del Cuerpo Diplomático



Con fecha 9 de febrero de 1883, el Zar aprobó un reglamento donde se detallan estrictas reglas de precedencia para los círculos diplomáticos (Este reglamento, redactado en francés, está firmado por el Ministro de la Casa de S.M. el Emperador, Conde Woronzov Daschkow). Por ejemplo, en las recepciones que tuvieran lugar en el Palacio imperial o en los palacios de los Grandes Duques y Grandes Duquesas, los Jefes de las Misiones diplomáticas se colocarían en el orden siguiente:



(A) Embajadores.
(B) Enviados Extraordinarios y Ministros Plenipotenciarios.
(C) Ministros Residentes.
(D) Encargados de Negocios efectivos.
(E) Encargados de Negocios interinos (Chargés d'affaires intérimaires).



Los cuatro primeros rangos tomarían el paso entre sí, con arreglo a la antigüedad de la fecha de la notificación de su llegada, mientras que los Encargados de Negocios interinos, ajustarían su rango a la antigüedad de su entrada en funciones.




Franz Prinz von und zu Liechtenstein, embajador del imperio austro-húngaro ante la corte de Nicolás II de 1894 a 1899.




En los Círculos Diplomáticos y en las recepciones no colectivas, los Embajadores tenían derecho a ser recibidos solos; los Enviados Extraordinarios y Ministros Plenipotenciarios, los Ministros Residentes y los Encargados de Negocios efectivos, tenían derecho a audiencias aparte, solamente en las recepciones no colectivas; los Encargados de Negocios interinos no gozaban de este derecho.



En las recepciones no colectivas, los individuos que componían el personal de las Misiones Diplomáticas, seguían la antigüedad de sus respectivos Jefes, cuando estos asistían a la presentación; en el caso contrario eran presentados en este orden: (A) los Consejeros y los Primeros Secretarios; (B) los Segundos Secretarios; (C) los Terceros Secretarios; y (D) los Agregados. En cada categoría, se da el paso a la antigüedad de la residencia en la Corte en el mismo grado, cualquiera que sea la categoría de los Jefes respectivos.



Los Embajadores acreditados, después de haber entregado solemnemente sus Cartas Credenciales al soberano, debían pedir, por conducto del Gran Maestro de Ceremonias, las correspondientes audiencias para ser presentados a los Grandes Duques, siendo el mismo Gran Maestro el encargado de presentarlos. Los Grandes Duques no devolvían esta visita, pero casi siempre solían enviar después una tarjeta al embajador, atención que se hacía en concepto de gracia.






Alejandro III en un baile de corte en el Palacio de Invierno




En las comidas de Palacio y en las cenas que tenían lugar en los bailes de la Corte, los Embajadores tenían su puesto antes del de los Grandes Duques; pero en la cena de los bailes, la mesa la presidía la Emperatriz, acompañada de Sus Altezas Imperiales las Grandes Duquesas, colocándose a la derecha de Su Majestad el Decano de los Embajadores, y a la izquierda el Sub-Decano, alternando en seguida los demás con las Grandes Duquesas y las Embajadoras, siguiendo inmediatamente los altos dignatarios de Palacio.



Las señoras de los Embajadores, tanto en las comidas como en las cenas, tenían su puesto después de las Grandes Duquesas e inmediatamente después de la Camarera Mayor de Su Majestad Imperial (Grande Maitresse); pero ésta, por cortesía, solía cederles el paso.


Imperio Austro-Húngaro



La primera recepción del embajador por S.M. la Emperatriz de Austria y Reina de Hungría se verificaba dirigiéndose al Mayordomo Mayor de la soberana por conducto del Ministro de Negocios Extranjeros, solicitando una audiencia, o bien después de la solemne presentación al Emperador.



En el primer caso, el embajador se presentaba de gran gala en Hofburg para ser recibido por la Emperatriz y Reina, acompañado de su comitiva; si la audiencia tenía lugar de otro modo, entonces debía ir a palacio en su propio carruaje. Los centinelas del Palacio Real hacían honores militares.





La Emperatriz de Austria y Reina de Hungría, Elisabeth.




Uno de los Gentileshombres de la Emperatriz recibía al embajador al pie de la escalera, precedido de dos Ujieres del Palacio Real y el segundo Gentilhombre de servicio y el Mayordomo Mayor de la Emperatriz le recibían en la parte superior de la escalera. El último le acompañaría a la antecámara del salón de audiencia.


El Mayordomo Mayor anunciaba el embajador a Su Majestad y era presentado por él, previa su real venia: la Emperatriz, estando en pie, y rodeada de las damas de su corte, le recibía, dándole permiso, terminada la audiencia, para que le presentara al personal de su embajada, el cual debía haberse quedado en la antecámara con los dos Gentileshombres de Su Majestad que estuvieren de servicio.



Puesto del Embajador y su señora


Los embajadores tenían su ubicación después de los miembros de la Familia Imperial y de los Príncipes Imperiales y Reales extranjeros a quienes Su Majestad acordara los mismos derechos que a los príncipes de su familia. En las festividades de la Corte, el embajador se colocaba a la cabeza del Cuerpo Diplomático, y si había varios embajadores acreditados en la Corte, la fecha de la notificación oficial de su llegada decidía sobre el puesto que le correspondía. El primer embajador era el Decano del Cuerpo Diplomático.




Una carroza parte de la Hofburg con un visitante oficial.




La señora del embajador tenía su puesto después de la Camarera Mayor de Su Majestad. En las festividades de la Corte se colocaba como el embajador, a la cabeza del Cuerpo Diplomático. La Señora del primer embajador casado era la primera del Cuerpo Diplomático.



Los embajadores y sus señoras ocupaban siempre el primer lugar en las Tribunas que se preparaban al efecto con ocasión de fiestas públicas. En las comidas de la Corte, los embajadores pasaban inmediatamente después de todos los Archiduques.



Después de que la Emperatriz, la Reina viuda y las Princesas de la familia imperial habían recibido a la señora del embajador, esperaba ella la primera visita de las señoras del país que se presentaran en la corte, a excepción de la de la Camarera Mayor.



Recepción en la Embajada



Una vez presentadas sus credenciales, el embajador fijaba el día de recepción. El Gobierno le enviaba un pelotón de caballería, que formaba en la calle, y un piquete de infantería que ocupaba la entrada y la escalera de la casa de la embajada; un empleado de la casa Imperial encargado de anotar en una lista a los asistentes; un Gentilhombre y una Dama de la Corte, que tenían por misión presentar a los nuevos embajadores a cuantos acudieran a la recepción. Las embajadoras recibían al mismo tiempo a las señoras del país.



El Emperador Francisco José recibiendo al alto mando alemán.





Los embajadores visitaban los primeros a los Archiduques, Archiduquesas y al Ministro de Negocios extranjeros. Las embajadoras no hacían la primera visita más que a las Archiduquesas.

Para obtener la primera audiencia se dirigían a los Jefes de las casas de los Archiduques, y éstos los recibían sin necesidad de haber sido presentados previamente. Los Archiduques no devolvían esta visita, pero los Jefes de sus respectivas casas asistían a la recepción oficial del Embajador.





Gran Bretaña




Los embajadores y las embajadoras extranjeros tenían el privilegio de pedir audiencia directamente a la soberana, concediéndose también el mismo privilegio a los Enviados extraordinarios y Ministros Plenipotenciarios. El Maestro de Ceremonias (Master of the Ceremonies), cargo establecido por James I de Inglaterra en 1620, era quien recibía al dignatario extranjero para presentarlo en la Corte.




Las señoras de los Enviados y de los Ministros eran presentadas a la reina en el Círculo Diplomático de los besamanos (Drawing Rooms). Los Encargados de Negocios, como no estaban acreditados cerca de la soberana, no tenían tampoco este derecho, siendo presentados a Su Majestad en el Círculo Diplomático de las recepciones y besamanos (Levées and Drawing Rooms). Las señoras de los Encargados de Negocios eran presentadas a la reina de la misma manera.



Victoria recibiendo un enviado africano en la Cámara de Audiencias de Windsor Castle



Los Encargados de Negocios eran presentados a Su Majestad por el Ministro de Estado (Secretary of State for Foreign Affairs) y las señoras de los Ministros Plenipotenciarios y de los Encargados de Negocios por la señora del Ministro de Estado, si la hubiere; y en caso de no haberla, por la señora que Su Majestad designara a tal efecto.


Después de haber sido recibidos los Embajadores o Ministros por Su Majestad, solicitaban por conducto de los Gentileshombres de los diferentes miembros de la familia real una audiencia para presentarse a Sus Altezas.




A las embajadoras las recibía con la debida etiqueta la real servidumbre, siendo presentadas a Su Majestad por la señora del Ministro de Negocios Extranjeros, por la Camarera Mayor, o, en su defecto, por la Dama de servicio de la Reina. Al ser presentadas a las Princesas de la familia real, quien desempeñaba las funciones indicadas era la Dama de servicio de Sus Altezas Reales.




El Alto Comisionado de India se dirige a la audiencia con la reina en un State Landau




En 1886 había sólo seis embajadores en Londres, con otros 37 países representados por los Ministros. Hoy en día existen 172 misiones extranjeras, las cuales están acreditadas ante la Corte de St. James en Londres, debido a que el Palacio de St. James sigue siendo el principal palacio y la residencia oficial del soberano.


Poco después de llegar de Londres, un embajador extranjero tiene una audiencia con la reina, para presentar formalmente sus cartas credenciales o cartas de Alto Comisionado a Su Majestad. El dignatario es recogido de la embajada o su residencia por un landó oficial de las Caballerizas Reales. Es escoltado por el Mariscal del Cuerpo Diplomático (Marshal of the Diplomatic Corps), el vínculo de la reina con la comunidad diplomática en Londres, que tiene su sede en el Palacio de St. James. El séquito del embajador sigue en otro landó del Estado.



Elizabeth II recibiendo al Alto Comisionado de Sri Lanka en la 1844 Room




Durante la audiencia de 20 minutos, el embajador presenta sus cartas credenciales o cartas de Alta Comisión y su séquito es presentado a la reina. El encuentro tiene lugar en la 1844 Room de Buckingham Palace, salón que debe su nombre al zar Nicolás I de Rusia, quien la ocupó durante su visita a Inglaterra en 1844 en la cual se selló el acuerdo anglo-ruso. Es un apartamento decorado en blanco y oro, con columnas de color ámbar y un tapiz Axminster del siglo XIX.



El séquito del embajador regresa a la embajada o la residencia en un carruaje.

El Reino de España



En época de Alfonso XII, el Ministro extranjero, apenas llegaba a Madrid, notificaba de su llegada al Ministro de Estado, entregándole la copia de estilo sus Cartas Credenciales y pidiendo día y hora para ponerlas en manos del rey. El Ministro de Estado pedía audiencia al Jefe superior de Palacio y cuando le comunicaba las órdenes de Su Majestad al efecto, lo participaba por nota al Ministro extranjero y al Introductor de Embajadores.


El día señalado, el Introductor de Embajadores iba a la morada del Ministro extranjero a buscarle en un coche de la casa real. En la Berlina de gala, con tronco, se conduciría al Ministro y con este coche iría un Caballerizo de Campo, Correo y Palafreneros montados, que se colocaban en los mismos puestos que cuando servían al soberano.






La Berlina de gala, con escolta militar, se dirige al Palacio de Oriente.




El orden de la marcha era el siguiente: 1. El Coche con los integrantes de la Legación. 2. El Correo. 3. Coche del Ministro (Embajador). El Caballerizo de Campo a la izquierda. Al llegar al palacio real, el Ministro extranjero se apeaba delante de la puerta principal. Los demás lo harán en las puertas laterales. Llegados a la saleta, el Introductor de Embajadores daba aviso a Su Majestad de la llegada del Ministro y el rey le recibía en la antecámara, acompañado del Ministro de Estado, de los altos funcionarios de la casa real y demás servidumbre que se halle de servicio en aquel día.



El Ministro, previamente anunciado por el Introductor de Embajadores, hacía tres reverencias a diferentes distancias y dirigía a Su Majestad el oportuno discurso, que era contestado por el monarca y luego recibía las Cartas Credenciales, entregándolas seguidamente al Ministro de Estado. Concluida la ceremonia, Su Majestad dirigía al Ministro extranjero algunas frases de cortesía, terminando el acto con la presentación al rey de los integrantes de la Legación.


Cuando el Ministro Plenipotenciario o el Ministro Residente pedían audiencia a Su Majestad (siempre por conducto del Ministro de Estado) con objeto de despedidas temporales, regresos, presentaciones o entrega de cartas de su soberano relativas a notificaciones de nacimientos, etcétera, se observaba el mismo ceremonial que para el nuncio o embajadores, recibiéndolos el rey en audiencia privada.






El Embajador y su escolta llegan al Palacio real



A continuación vemos una circular del embajador, redactada en francés (el idioma diplomático), enviada al Cuerpo Diplomático extranjero, notificando haber entregado las Cartas Credenciales a Su Majestad.



EMBAJADA DE ESPAÑA
Le soussigné a l'honneur de porter á la connaissanee de Son Excellence, Monsieur l'Ambassadeur de Sa Majesté Impériale et Royale Apostolique, que dans la matinée (l'aprés midi, la soirée) d'aujourd'hui il a été admis à présenter á Sa Majesté ...... , en audience (publique, privée) les lettres qui l'accréditent en qualité d'Ambassadeur Extraordinaire et Plénipotentiaire de S.M. Catholique prés ......
En se félicitant des rapports, que cette circonstance, lui permettra d'établir avez Monsieur ...... le soussigné saisit avec empres sement cette occasion de lui offrir l'assurance de sa plus haute considération.
...... le... 188…
(Firma y rúbrica)
A Son Excellence,
Monsieur......
Ambassadeur de Sa Majesté Impériale et Royale Apostolique
etc. etc. etc.